2008/09/09 08:55:24.276000 GMT+2
El 1 de mayo de 1962, un centenar de militares franceses se reunían en el Hoggar argelino, concretamente en In Ekker, frente al macizo montañoso de Tan Afela, a 150 km al norte de Tamanrasset. Entre los presentes se encontraban dos ministros del gobierno de De Gaulle: Pierre Messmer y Gaston Palewski. Hacía tan solo mes y medio que se habían firmado los Acuerdos de Evian que habían puesto fin a una atroz guerra de descolonización y faltaban apenas dos meses para la declaración de independencia y el golpe de Ben Bella-Bumedián.
Son las 10:00 de la mañana. De pronto, en una violenta sacudida, la montaña cambia de color, se abre en dos, y una enorme nube negra se escapa de una ladera, oscureciendo el cielo sobre los asustados espectadores. Se desata el pánico y los generales y ministros son los primeros en salir corriendo, dejando atrás a los aterrados soldados. La nube llega a alcanzar los dos mil seiscientos metros de altitud y después se dirige hacia el este recorriendo algunos centenares de kilómetros.
Los soldados habían sido testigos no de un fenómeno sobrenatural o de una erupción volcánica, sino de una fallida prueba nuclear subterránea, la segunda que llevaban a cabo los franceses en suelo argelino después de haber realizado cuatro pruebas aéreas sobre el oasis de Reggane entre 1960 y 1962, en plena guerra de independencia argelina, operaciones que llevan el sobrenombre de "jerbo" (gerboise), el roedor del desierto. La fractura de la montaña se debió a un mal cierre de la galería de tiro que provocó que una parte de la radioactividad saliera en forma de lavas y escorias, aerosoles y productos gaseosos que formaron la nube radioactiva. La potencia de la explosión equivalió a cuatro veces la de la bomba atómica de Hiroshima.
Existen imágenes del acontecimiento, aunque el montaje y el relato propagandístico dé una versión de los hechos completamente diferente.

Área del desierto argelino donde el ejército francés realizó pruebas nucleares subterráneas. Foto: Google Earth.
Pierre Messmer llegó vivo a los 91 años, pero el ministro Gastón Palewski murió en 1984 como consecuencia de una leucemia, supuestamente provocada por el incidente. Se desconoce el número exacto de afectados por este y otros incidentes, y por los ensayos de Reggane, entre soldados y habitantes de la región, incluyendo tuaregs que no pasaron por un proceso de descontaminación (unas duchas no muy fiables). Los primeros se organizaron hace unos años para reclamar una investigación de las consecuencias de los accidentes, así como indemnizaciones. Las asociaciones de los afectados por los ensayos nucleares, Aven y Moruroa e Tatou (esta última reúne a las víctimas de los 193 ensayos que se realizaron en Polinesia tras la finalización de los experimentos argelinos en 1967) llevan tiempo reclamando, además de indemnizaciones, cosas tan elementales como un censo de potenciales afectados, la creación de un comité de seguimiento de las consecuencias sanitarias y medioambientales de los ensayos nucleares. El pasado mes de julio se anunció la creación de un comité "verdad y justicia" de apoyo a dichas asociaciones.
Pero ni el Estado francés ni el argelino, cómplice de la antigua potencia colonial, no están dispuestos a dar pasos que impliquen asumir algún tipo de responsabilidad jurídica. Francia se remite a los acuerdos de Evian, que contenían una cláusula no muy diferente de la que se está negociando en Iraq, garantizando la presencia militar francesa en el país, aunque de alcance más limitado y temporal. La posición argelina es si cabe aún más vergonzosa y contrasta con la retórica orgullosa de la liberación nacional.
En In Ekker se ensayaron más detonaciones, trece en total. Una de las más potentes (150 kilotones) tuvo lugar el 27 de febrero de 1965, coincidiendo con el Seminario económico de solidaridad afroasiática celebrado en Argel en el que el Che Guevara pronunció su famoso discurso. Mientras el gobierno promovía un solemne acto antiimperialista en Argel, al sur la antigua metrópoli probaba la force de frappe que garantizaba su estatus de potencia nuclear.
Los ensayos de entonces proyectan su sombra hasta hoy. El ministro de exteriores de la época, el incombustible Abdelaziz Buteflika, acordó en diciembre de 2007, esta vez como presidente de la república argelina, un acuerdo de cooperación nuclear con Francia. Este acuerdo, finalmente firmado el pasado junio, permite a la compañía pública francesa Areva, entre otras cosas, la prospección y explotación de uranio en suelo argelino. Los tuaregs tienen motivos para inquietarse. Hartos de no obtener más beneficios que residuos radioactivos, sus hermanos del sur, en Níger, acabaron levantándose en armas en febrero de 2007.

Dos mil ensayos nucleares se han llevado a cabo en todo el mundo desde 1945. Franceses en Argelia y Polinesia, ingleses en Australia, chinos en Xinjiang, rusos en Asia Central. Cada uno en sus respectivas periferias. Para ver el mapa correctamente, pulsar en la imagen. Fuente: Wikipedia.
Escrito por: Samuel.2008/09/09 08:55:24.276000 GMT+2
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2008/09/07 22:35:57.215000 GMT+2
Bernat Soria, Ministro de Sanidad, refiriéndose al debate sobre el suicidio asistido y los cuidados paliativos:
¨
Hay un principio básico que separa dos formas de pensar: quien piensa que el propietario del cuerpo es uno mismo, y quien piensa que es alguien, una iglesia, una institución o un partido político. El Partido Socialista dice: el propietario de tu cuerpo eres tú. Tú eres quien toma decisiones.¨(
El País, 7/09/2008)
Pues ya podrían aplicarse el cuento en un asunto tan relevante como el de las drogas. Aquí su forma de pensar es exactamente
la opuesta. Extraño propietario, que sólo puede decidir cómo morir y no cómo vivir.
Escrito por: Samuel.2008/09/07 22:35:57.215000 GMT+2
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2008/09/06 14:35:18.724000 GMT+2
Un activista iraquí residente en Estados Unidos, Raed Jarrar, se ha tomado la molestia de traducir al inglés el borrador de acuerdo sobre la "presencia temporal y las actividades de las tropas estadounidenses y su retirada" que se está negociando entre Estados Unidos y el gobierno iraqui de Nuri Al Maliki. Este documento fue filtrado por la prensa árabe, y publicado en inglés por Jarrar en agosto, sin mucho eco por estos lares, a pesar de su importancia. Meses antes el diario The Guardian ya había publicado otro borrador,el del acuerdo marco de cooperación entre ambos paises.
El acuerdo se refiere exclusivamente a la presencia de las tropas estadounidenses en el país, sin referencias a otras tropas extranjeras como las británicas. Pese a que el artículo 26 prevé una fecha de retirada de tropas (ante la insistencia de Nuri Al Maliki, que ya ha mencionado el año 2011), en realidad dicha fecha se aplicaría a lo que denomina como "tropas de combate", pero no a otras fuerzas que no entren en dicha categoría, siempre según la interpretación estadounidense, claro. También se prevé el mantenimiento de bases militares estadounidenses (instalaciones, según el texto), cuyo número se determinará probablemente en otras normas de aplicación o en algún anexo.
Es decir, que nada garantiza que la fecha de retirada de tropas que se pueda anunciar en el futuro suponga el fin de la presencia estadounidense en el país. De los textos filtrados (¿por funcionarios iraquíes?) se deduce que Estados Unidos quiere seguir controlando el espacio aéreo iraquí (y bombardeando cuando estimen conveniente, como en la era Clinton o en 1999-2003), manteniendo un gobierno en la sombra (la embajada estadounidense con su millar de funcionarios), bases militares, y tropas militares y mercenarias que, aunque no patrullen las calles iraquíes como ahora, continúen interviniendo cuando y donde les venga en gana.
No sólo se hacen remakes en Hollywood. También en Washington faltan guionistas con imaginación. El hedor colonial del "acuerdo" es tan fuerte que recuerda convenios similares de un pasado imperialista no tan lejano, en especial al tratado anglo-iraquí que fue impuesto por el imperio británico en 1930. La similitud se extiende incluso al aspecto formal: en ambos casos se trata de un mero intercambio de notas entre dos gobiernos.
En lo que se refiere a Estados Unidos, el precedente más célebre es la Enmienda Platt que se incluyó en la Constitución de Cuba de 1902, y que en la práctica convertía a Cuba en una dependencia norteamericana. También en este caso se preveía que "los Estados Unidos [pudieran] ejercitar el derecho de intervenir para la conservación de la independencia cubana" (sic). Esta Enmienda fue la base legal del mantenimiento de la posesión estadounidense de la bahía de Guantánamo tras la invasión de 1898, del mismo modo que el acuerdo americano-iraquí facilitará el mantenimiento de no sé cuántas instalaciones y Guantánamos.
Existen, sin embargo, diferencias interesantes. En esta ocasión el acuerdo no se da tras una clara victoria militar, sino en medio de un contexto bélico regional que lastra la economía y el poder de los Estados Unidos. El gobierno de Estados Unidos ha estado presionando desde 2007 para que este año se firmara sí o sí este acuerdo sobre la presencia de sus tropas. Pero Maliki, fortalecido a nivel interno y en parte por la debilidad estadounidense (política como militarmente), pretende, como he señalado, que se incluya una fecha de retirada de tropas, algo que el tándem Bush-Cheney (pero también MacCain) habían rechazado hasta ahora. De modo que el nivel de presencia militar estadounidense que finalmente se acuerde puede que sólo sirva para que continúe la sangría, pero no para asentar el dominio con el que sueñan los buitres, que no halcones, de Washington.
Escrito por: Samuel.2008/09/06 14:35:18.724000 GMT+2
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2008/09/04 14:45:47.064000 GMT+2
El Ministro de Trabajo e Inmigración anunció ayer que pretende restringir los contratos en origen de los inmigrantes a partir de 2009, lo que contradice la política iniciada durante la pasada legislatura. La justificación: el cambio de la situación económica. Según el Ministro, "no parece razonable que con 2,5 millones de parados sigamos recurriendo a la contratación en origen". Excepcionalmente, se permitirá la contratación en origen para puestos especializados o cuando está prevista en convenios internacionales. Por lo que se refiere a África, la contratación en origen era un pilar esencial de los acuerdos marco firmados con los países africanos y en general de la política de cooperación prevista en el Plan África.
Frente al argumento culturalista esgrimido por el Partido Popular durante las pasadas elecciones generales, el gobierno se aferra a la vieja tesis, formulada durante la crisis económica de los años setenta, de la vinculación de la política migratoria a los vaivenes del mercado laboral interno. El argumento de Corbacho retoma la falacia xenófoba del extranjero que "roba" puestos de trabajo a los españoles, pero en realidad no existe "un" mercado laboral homogéneo, en los que todos compiten contra todos por los puestos de trabajo formales existentes. El mercado laboral está bien segmentado, social y jurídicamente, y ello precisamente gracias, entre otros factores, a la política migratoria llevada a cabo desde la aprobación de la ley de extranjería. De ahí que el gobierno se vea obligado a aclarar que "la prioridad [de contratación], si se produce desempleo entre las propias comunidades de inmigrantes [ya asentados en España], tendrá que ser para dichas comunidades." Los inmigrantes ya regularizados, residentes en España, pasan a engrosar las filas de los "españoles" amenazados por las nuevas llegadas de migrantes.
Lo que implica el fin momentáneo de la contratación en origen es el cierre de una puerta de acceso, para determinados grupos de migrantes, a una situación de legalidad -limitada y precaria, como hemos visto, dependiente del beneplácito del Estado-. La "contratación cero" que anuncia el Ministro estaría bien si trajera consigo el fin de la distinción entre inmigración legal e ilegal basada en la política laboral del Estado. Pero no es así, por lo que sólo puede conducir a incremento en el número de casos de personas migrantes en situación ilegal por haber llegado a territorio español por vías diferentes las previstas por el gobierno.
La medida pone en entredicho el compromiso del gobierno de no restringir aún más los derechos de los migrantes. También se suponía que España no aplicaría los períodos máximos de internamiento previstos en la directiva de retorno, pero el gobierno ya ha decidido aumentar el período de internamiento de 40 a 60 días. Luego subvencionará campañas contra el racismo y todos tan contentos.
Pero como dice Sandro Mezzadra, "los movimientos migratorios no pueden reducirse a las leyes de la oferta y la demanda que gobiernan la división internacional del trabajo" y "las prácticas y demandas subjetivas que reflejan van mucho más allá de las "causas objetivas" que los determinan". Dicho de otra manera, en lugar de seguir insistiendo en una lógica de control combinada con una apertura selectiva en función de consideraciones mercantilistas o de intereses geoestratégicos, Europa debería evolucionar hacia un modelo migratorio de instalación que reconozca la movilidad y la autonomía de los migrantes sobre la base de un "ius soli" integral y no limitado por hipotéticas "necesidades del mercado laboral".
Escrito por: Samuel.2008/09/04 14:45:47.064000 GMT+2
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2008/08/31 17:45:47.070000 GMT+2
Este año ha sido pródigo en acontecimientos que parecen reeditar antiguas y tranquilizadoras certidumbres. Lo que ha confortado a muchos de los que se encontraban perdidos en el caos geopolítico de los últimos años. Por fin la Política Internacional vuelve a explicarse en términos de la lucha por el poder entre grandes potencias, ya sea en un lenguaje
"realista" al estilo de un Hobbes o de un Morgenthau, o en la variante neoleninista de remozados imperialismos. Se vuelve a hablar de China, de Estados Unidos, de Rusia, de misiles, de guerras entre Estados. A un lado quedan -momentáneamente- palabras como globalización, redes, interdependencia, conocimiento, movimientos sociales,
soft power, conceptos extraños que complicaban el análisis y la planificación (del gobierno o de la protesta). Algunos, como el argentino Atilio Borón, aprovechan para saldar cuentas pendientes con sus
obsesiones personales. Según este autor, la reciente reactivación de la Cuarta Flota estadounidense en America latina -una amenaza real y concreta- es el mejor ejemplo del vigor del imperialismo estadounidense, lo que le permite ahorrarse una reflexión crítica sobre los modelos de desarrollo de tipo nacional.
Cada vez que hay un roce entre Rusia y Estados Unidos se habla de una reedición de la Guerra Fría. Quienes así piensan se precipitan. Para empezar, suelen partir de una concepción mistificada -herencia de la propaganda estadounidense- de lo que realmente supuso la Guerra Fría, una batalla retórica que permitió a Estados Unidos y la URSS mantener durante décadas la división del mundo (y sobre todo de Europa) en áreas de influencia, tal y como se acordó en Yalta en 1945. Olvidan además que ni Estados Unidos ni Rusia son las mismas potencias de hace cincuenta años, como parece haber descubierto
Timothy Garton Ash en lo que se refiere a los EE UU.
En fin, el renovado énfasis en la dimensión militar como atributo fundamental de la potencia estatal soberana obvia su trascendental transformación en las últimas décadas, vinculada a los cambios acaecidos en el modo de producción. La denominada revolución en los asuntos militares (
RMA, en inglés) reflejó las características de la producción posfordista: movilidad, flexibilidad, trabajo inmaterial, producción biopolítica (el ejército implicado en tareas normativas y de gobierno). Lo cual está íntimamente vinculado a los conflictos de clases, a las multitudes que se pretende controlar. La guerra se asemeja hoy a acciones policiales de alta intensidad. Al mismo tiempo, la policía se militariza (desde México a Italia, pasando por Brasil) y la frontera entre ambas dimensiones de la violencia estatal (la interior y la exterior) se difumina
*, como muestra la guerra contra el terrorismo. La guerra -o los
shocks de los que habla Naomi Klein- sirve tanto para destruir como para transformar o producir al enemigo, o para remodelar mapas, desplazar poblaciones de zonas ricas en recursos.
Los tanques rusos no han alterado esta tendencia, sino que se insertan en ella. La intervención rusa en Georgia, al igual que la de la OTAN en Kosovo, corresponde a esta modalidad policial de la guerra. Guerra como policía que en última instancia se basa, no hay que olvidarlo, en la amenaza permanente de la destrucción total (el arma nuclear). Lo que la Federación rusa ha hecho es acabar con la ilusión estadounidense de la superpotencia única, respondiendo al cerco de Washington sin seguir sus reglas del juego.
Todavía es pronto para confirmar si la multipolarización en ciernes y la reorientación asiática, elementos que forman parte de la transición actual del capitalismo global (junto con los cambios en el modo de producción), conducirán a un orden más justo y democrático. Cada vez hay más gente que mueve ficha, también de forma violenta, y más de uno quiere asiento VIP en el nuevo orden internacional. Sin embargo, multipolar podría rimar con todo lo contrario, en una suerte de oligarquía o aristocracia imperial. Que Hugo Chávez se olvide de Chechenia, aplauda a Rusia e
invite este país a instalar una base militar en territorio venezolano es perfectamente comprensible a la luz de su enfrentamiento con Estados Unidos y de la reciente amenaza aeronaval. Pero difícilmente se supera la dominación cambiando de patronos o recurriendo a certezas de otros tiempos.
* Como señala Antonio Negri, el propósito de la soberanía moderna era desterrar la guerra del territorio interior, civil, y limitarla a conflictos entre entidades soberanas, como un estado de excepción limitado. Hoy el estado de excepción se ha convertido en permanente y generalizado.
Escrito por: Samuel.2008/08/31 17:45:47.070000 GMT+2
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2008/08/18 10:00:44.675000 GMT+2
La metedura de pata del soberbio presidente de Georgia Mijail Saakashvili ha puesto de manifiesto hasta dónde llega el apoyo de sus padrinos: no muy lejos. Significa también todo un regalo para el actual gobierno ruso, lo que ha asustado a más de uno. Como consecuencia de la invasión rusa, la prensa internacional (europea y estadounidense)
ha desempolvado los viejos tópicos de la Guerra Fría sobre el autoritario oso ruso y la palabra Occidente vuelve a repetirse hasta la saciedad.
Las críticas a Rusia arrecian cada vez que este país se afirma de alguna manera en el sistema interestatal, pero sólo en estos casos. Por mucho que diarios y revistas como
The Economist insista en negar lo obvio, Rusia no ha hecho otra cosa que aplicar la tesis del intervencionismo humanitario esgrimida por la OTAN durante los bombardeos de Serbia en 1999, aunque la prensa "occidental" pase de puntillas por el reguero de muertos y destrucción que dejó la agresión del ejército georgiano en Osetia del Sur. ¿Que la invasión rusa viola el derecho internacional y es desproporcionada con respecto a los fines que dice perseguir? Sin duda, como también lo fue la oportunista intervención de la OTAN (un tipo tan bien informado como el historiador de la Universidad de Michigan
Juan Cole denuncia la política exterior de George W. Bush como un nefasto precedente para la intervención rusa, pero la cosa viene de más lejos). Lo que irrita es que Rusia tenga la osadía de arrogarse el papel de gendarme, y encima en un territorio por donde fluye la savia vital de nuestras economías.
La preocupación por los derechos humanos en Rusia o por la calidad democrática de su régimen político -lamentable en ambos casos- termina o pasa a un tercer o cuarto plano en cuanto sus gobernantes mantienen un perfil bajo o se avienen a "nuestras" razones o a las de Washington. Entonces prensa y expertos hablan, no de un régimen autoritario con querencias imperiales, sino de un sistema democrático con tendencias autoritarias (lo que siempre se puede arreglar), categoría en la que
algunos comenzaban a incluir a la Georgia de Saakashvili después de que se resquebrajara el maquillaje propagandístico de su "revolución de las rosas" de 2003.
En realidad, la teatralización de la indignación por la invasión rusa de Georgia oculta el mosqueo de las cancillerías europeas con la presión norteamericana en la periferia rusa. No hay que olvidar que en abril de 2008 tanto Francia como Alemania
rechazaron la inclusión de Ucrania y Georgia en el llamado
Membership Action Plan, que según Bush debía preparar la incorporación de estos países como miembros de pleno derecho de la OTAN. Europa dependerá del gas ruso, pero muchos piensan que en estos momentos también Estados Unidos necesita más a Rusia que a la inversa. En un artículo aparecido en mayo en
The Nation, el especialista en estudios rusos Stephen F. Cohen recomendaba tratar a Rusia como una gran potencia soberana, detener la expansión de la OTAN y reanudar las negociaciones para reducir y asegurar el arsenal nuclear de ambas potencias. Sin embargo, ni McCain ni Obama -asesorado por, ojo,
Zbigniew Brzezinski- parecen estar por la labor.
En cualquier caso, los espasmos imperiales de Rusia continúan palideciendo ante los de Washington, y no veo por qué tenemos que apoyar unos u otros. Da pena leer o escuchar la defensa de la invasión iraquí ante las comparaciones que ha hecho Vladimir Putin. Ya podrían prestar más atención a las "tendencias autoritarias"
de nuestros propios gobiernos.
Escrito por: Samuel.2008/08/18 10:00:44.675000 GMT+2
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2008/08/16 13:44:28.494000 GMT+2
Las tropas rusas no han llegado a la georgiana aldea de Sakire, situada en el valle de Borjomi, célebre por sus aguas minerales. Por Sakire pasa el oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan (ver mapa) que transporta el petróleo extraído en el mar Caspio hacia los mercados de Europa, Estados Unidos e Israel. Actualmente, el flujo está cortado como consecuencia de un sabotaje producido en Refahiye, Turquía, el pasado 6 de agosto. Casualmente, dos días antes de la agresión del ejército georgiano en Osetia del Sur.
El paso del oleoducto, construido por un consorcio bajo la dirección de la petrolera BP y con financiación del Banco Mundial, fue polémico no sólo por sus implicaciones geopolíticas, sino por su impacto ecológico y social. En Sakire la construcción de la gigantesca tubería provocó una fuerte conmoción social. Los aldeanos se opusieron ante una iniciativa que intuían traería más problemas que beneficios. Y la documentalista francesa de origen georgiano Nino Kirtadzé se encargó de contar su historia.
La película se llama Un dragon dans les eaux pures du Caucase, y estuvo producida por la cadena Arte. El dragon amenazador hace referencia al oleoducto. Sin embargo, no tuvo mucha difusión más allá de su emisión por televisión y su paso por algunos festivales. Que yo sepa, tampoco se ha editado en DVD. Y eso que ganó todo un Premio del Cine Europeo al mejor documental. Cuando la vi en Buenos Aires hace dos años, Argentina se encontraba en pleno conflicto político con Uruguay por la instalación de pasteras frente a la ciudad argentina de Gualeguaychú, también con financiación del Banco Mundial. Pero el retrato que hace el documental es más esperpéntico que heroico, y los habitantes de la diminuta aldea se muestran más desorientados que concienciados políticamente.
Los aldeanos, junto con los representantes de BP y las autoridades georgianas, son los protagonistas de la película. Su principal preocupación es la expropiación de sus tierras y la posible contaminación de sus legendarias aguas por el oleoducto. No falta quienes creen poder obtener algún beneficio de la operación, lo que siembra la discordia en el pueblo. Los habitantes de Sakire acabarán por enfrentarse a la poderosa multinacional en un juicio surrealista celebrado en Borjomi, una de las mejores escenas de la película. En realidad, asistimos a un enfrentamiento perdido de antemano contra la multinacional y su promesa de progreso y contra el propio Estado georgiano (representado en el tribunal local) mientras las obras avanzan en una marcha lenta pero imperturbable.
La película termina como empezó, con la imagen del valle de Borjomi. Pero ahora con la visión espeluznante de un imponente dragón metálico reposando sobre la tierra arrasada. Ahora sabemos qué trajo consigo.

Cáucaso: rutas de oleoductos y gasoductos. Fuente: Le Monde Diplomatique, agosto de 2008.
Escrito por: Samuel.2008/08/16 13:44:28.494000 GMT+2
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2008/08/12 12:11:35.235000 GMT+2
La victoria de Evo Morales en el referendo revocatorio no ha impedido la ratificación de casi todos los prefectos de la oposición (los de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando). El panorama político dista de haberse resuelto, y son muchas las voces que reclaman una negociación entre el gobierno y los prefectos rebeldes. Yo creo que lo que hace falta es que el gobierno boliviano tome la iniciativa política y pase a la ofensiva, sin dejar de cerrar el paso a una negociación, pero desde una posición de fuerza.
Resulta difícil negociar con quien no te reconoce como sujeto político, de igual a igual. La estrategia ofensiva que adoptaron las élites bolivianas, y singularmente la de Santa Cruz, desde que perdieron posiciones en el gobierno central (y aún antes, bajo el gobierno de Carlos Mesa) no ha consistido en otra cosa que en el obstruccionismo sistemático y en la consolidación de su poder político a nivel regional, incluyendo acciones de intimidación por parte de grupos de choque racistas como la Unión Juvenil Cruceñista (UJC) o Nación Camba.
Evo Morales ha tenido que revalidar su gobierno con un referendo, del mismo modo que Hugo Chávez tuvo que pasar por las urnas una y otra vez hasta que se despejaron las dudas sobre su condición de gobernante electo. Hasta ahora las élites han logrado obstaculizar la acción del gobierno con una estrategia de la tensión que no ha necesitado recurrir a golpes militares. Como en otras partes, la derecha se reapropia de tácticas y estrategias propias de los movimientos sociales: movilización de masas, manifestaciones, el recurso a las tecnologías de la información y de internet, empleo del mismo vocabulario (con inversión de su sentido: libertad, democracia, identidad, denuncia del "racismo a la inversa" para combatir el indigenismo), defección, etc. El mismo apoyo estadounidense se ha adaptado a una situación que ya no controlaban: ahora las principales herramientas son la cooperación del USAID que permite desmovilizar indígenas y el dinero del National Endowment for Democracy que refuerza a los partidos opositores.
El permanente hostigamiento de las oligarquías ha favorecido la fuerte movilización de los partidarios del gobierno de Evo Morales. Pero hasta ahora le habían situado continuamente a la defensiva, facilitando la concentración de poder en el ejecutivo y en la figura de Evo. Lo que enturbia la relación con los movimientos populares que lo llevaron al poder. La tentación clientelar y corporativa es evidente. Hasta ahora el gobierno de Evo Morales ha permitido una fuerte renovación de las elites políticas, con la entrada masiva de dirigentes de los movimientos sociales en las instituciones, pero también de arribistas de última hora. Pero los movimientos bolivianos, en particular los indígenas del altiplano, se han caracterizado por una fuerte autonomía frente al Estado y el propio gobierno de Evo.
De ahí el interés de Evo Morales y los cuadros del MAS por relegitimar el Estado, fortaleciéndolo para que intervenga en los sectores productivos y lidere una alianza de clases que incluya las clases medias urbanas y el ejército en una especie de reformulación del nacionalismo popular de la revolución de 1952. Este proyecto y el enrocamiento en torno a las instituciones centrales de gobierno ante la rebelión de las elites ya ha transformado el papel de los movimientos, pero aún no ha minado su autonomía. Deberá apoyarse en ellos, antes que cooptarlos, si quiere enfrentarse con éxito a la oligarquía cruceña, cuyo poder se basa en las 50 millones de hectáreas que obtuvo ilegalmente desde la reforma agraria de 1953.
Escrito por: Samuel.2008/08/12 12:11:35.235000 GMT+2
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2008/08/05 13:03:30.059000 GMT+2
Desde el fracaso en 1999 de la cumbre del milenio en Seattle, no ha habido manera de acordar un marco multilateral de liberalización del comercio de mercancías y servicios. Siete años después de que se iniciaran las negociaciones de la denominada ronda de Doha, aún no se han resuelto las diferencias entre los principales actores comerciales.
El fiasco de la reciente mini-cumbre ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) celebrada en Ginebra el pasado mes de julio, mantiene la incertidumbre en un ambiente muy poco propicio para promover el libre comercio. Crisis económica y alimentaria (con gran impacto en aquellos países que sufrieron forzadas aperturas comerciales); inflación, y contiendas electorales en algunos de los países clave que pueden trasladar al debate público lo que normalmente se prefiere tratar entre bastidores: elecciones presidenciales en Estados Unidos (noviembre de 2008), elecciones generales en la India (mayo de 2009) y elecciones al Parlamento Europeo en la Unión Europea (junio de 2009 con la subsiguiente renovación de la Comisión Europea).
La falta de avances se debe a que el enfoque negociador del ‘todo único’, según el cual ‘no hay acuerdo sobre nada hasta que no haya acuerdo en todo’, encaja mal con una organización que necesita el consenso de sus 153 miembros (aunque unos pesen más que otros) y sobre todo con un ambicioso mandato negociador: una veintena de asuntos que van desde la agricultura a los servicios, pasando por la propiedad intelectual; desde los subsidios al acceso a los mercados para los productos no agrícolas (NAMA, en las siglas inglesas). Aunque muchos temas han sido aparcados por el camino (como inversiones, competencia, o contratación pública) cualquier acuerdo global tendrá repercusiones que van mucho más allá de lo estrictamente comercial, configurándose en una especie de constitución política del mercado global.
Esto lo supieron ver muy bien las organizaciones que promovieron las protestas anti-OMC y que politizaron lo que hasta Seattle, bajo la ideología neoliberal, era considerado como una cuestión meramente técnica, una discusión farragosa sobre aranceles y subsidios que debía reservarse a los funcionarios gubernamentales. Mediante esta estrategia los países más desarrollados (Estados Unidos, la Unión Europea y Japón) pretendían imponer una agenda de liberalización favorable a los intereses de sus corporaciones.
Pero al contrario de lo que sucedió con la anterior ronda de negociación comercial (la Ronda de Uruguay), en esta ocasión la firmeza de los llamados países emergentes (principalmente Brasil, India y China) y la diversificación de intereses ha dificultado la conclusión de un acuerdo. Nuevas y contradictorias alianzas se van formando según los temas (Cairns, Quad, G-20, G-33, G-90, etc.), y aliados circunstanciales en agricultura pueden resultar ser adversarios en servicios. Además, no todos los países disponen de la capacidad en recursos humanos y financieros para intervenir de cerca en estas negociaciones, de ahí que la última cumbre haya sido solamente entre unos cuarenta países.
Ante la parálisis de la negociación en la OMC y la pérdida de credibilidad de dicha organización, en los últimos años han proliferado los acuerdos regionales (bilaterales o plurilaterales) de libre comercio. Los más conocidos son los acuerdos bilaterales asimétricos impulsados por los Estados Unidos o por la Unión Europea (con menor éxito, pues el enfoque región-región suele reproducir algunos de los problemas del ámbito multilateral), que pueden tener efectos devastadores para la seguridad alimentaria o para la protección de los bienes comunes. Pero sería un error pensar que el grueso de estos acuerdos es exclusivamente Norte-Sur. Del total de acuerdos en comercio de bienes notificados a la OMC, el 27 % son Norte-Sur, pero el 25 % son ya acuerdos Sur-Sur, si bien es cierto que los primeros suelen ir más allá del marco OMC (conteniendo regulaciones sobre inversiones, por ejemplo).
Las divergencias existen también dentro de los movimientos alterglobalizadores o críticos. ONGs como Oxfam creen que las negociaciones de Doha pueden ser el cauce adecuado para las demandas de los países en desarrollo y forzar así a los países del norte a reducir sus subsidios agrícolas (principalmente Estados Unidos) o a permitir un mayor acceso a los mercados (UE). Otros, como Vía Campesina o Focus on the Global South, sostienen en cambio que cuestiones vitales para cualquier sociedad como la agricultura o la alimentación deben quedar al margen de cualquier negociación comercial.
En realidad, muchos planteamientos bienintencionados parten de malentendidos inevitables por la complejidad de la problemática comercial. Por ejemplo: ¿qué entendemos por demandas o intereses de los países pobres o en desarrollo? Ni éstos son homogéneos ni sus oligarquías -con intereses sectoriales diversos- se mueven por lógicas diferentes a las de las oligarquías del norte.
Cuando por ejemplo el gobierno brasileño exige un mayor acceso al mercado europeo en los productos agrícolas o en agrocarburantes, está pensando en su potente agro-industria. Y la apertura europea implica una erosión de las preferencias comerciales de los países africanos menos desarrollados (ahora en proceso de revisión con la negociación de los Acuerdos de Asociación Económica). Por otro lado, una reducción de los subsidios estadounidenses al algodón podría favorecer un aumento de los precios al volcar menos excedentes al mercado internacional. ¿Significa esto necesariamente una mejor retribución de los campesinos de África Occidental o una participación más equitativa? La discusión sobre los subsidios suele ocultar el hecho de que la cadena de producción del algodón africano ha estado en manos del Estado francés -al menos hasta las recientes privatizaciones- por medio de la participación de Dagris (ex compañía colonial CFDT) en las compañias estatales que compran el algodón a los agricultores. Dagris controlaba todo lo referente a la comercialización y exportación.
No basta con hablar de cifras de exportación o importación entre tal o cual país. Exportar más puede significar el fortalecimiento de monocultivos de exportación que beneficien muy poco a los campesinos de los países pobres o la creación de cárteles u oligopolios industriales apadrinados por corruptos oligarcas. Cuando se habla del contencioso del plátano entre los países latinoamericanos y la Unión Europea es engañoso hablar de países como Ecuador o Costa Rica, cuando lo lógico sería mencionar las cuatro o cinco compañías multinacionales que controlan su producción y el comercio mundial.
Importa hablar de quién produce y cómo, quiénes controlan la distribución, quiénes pueden influir más a la hora de fijar precios, es decir, cómo se articulan las cadenas productivas con los Estados como cooperadores necesarios. Es comprensible el énfasis puesto en la década de los noventa en las traumáticas aperturas comerciales y los dogmas neoliberales que los justificaban. Pero el cuadro queda incompleto si no se va más allá, sobre todo si el neoliberalismo acaba dejando paso a políticas aún más reaccionarias. Si renunciamos a descubrir "el secreto de la obtención de beneficios" podemos acabar creyéndonos el mito que sustenta todo esto: que el mercado del que hablan es realmente libre.
Escrito por: Samuel.2008/08/05 13:03:30.059000 GMT+2
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2008/08/03 12:33:32.571000 GMT+2
Probablemente hayan visto ya el vídeo musical del nuevo single de Grace Jones, Corporate cannibal (gracias, Jan). La actuación de la veterana artista, con ayuda de la distorsión visual producida por ordenador, la transforma en un ser de otro mundo, una especie de vampiro etéreo, fluido, en constante cambio, que amenaza con devorarnos. La imagen minimalista, en blanco y negro, cobra todo su sentido con la música y sobre todo la letra, que comienza con un diabólico pleased to meet you.
Escrito por: Samuel.2008/08/03 12:33:32.571000 GMT+2
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