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2008/08/31 17:45:47.070000 GMT+2

Certidumbres engañosas

Este año ha sido pródigo en acontecimientos que parecen reeditar antiguas y tranquilizadoras certidumbres. Lo que ha confortado a muchos de los que se encontraban perdidos en el caos geopolítico de los últimos años. Por fin la Política Internacional vuelve a explicarse en términos de la lucha por el poder entre grandes potencias, ya sea en un lenguaje "realista" al estilo de un Hobbes o de un Morgenthau, o en la variante neoleninista de remozados imperialismos. Se vuelve a hablar de China, de Estados Unidos, de Rusia, de misiles, de guerras entre Estados. A un lado quedan -momentáneamente- palabras como globalización, redes, interdependencia, conocimiento, movimientos sociales, soft power, conceptos extraños que complicaban el análisis y la planificación (del gobierno o de la protesta). Algunos, como el argentino Atilio Borón, aprovechan para saldar cuentas pendientes con sus obsesiones personales. Según este autor, la reciente reactivación de la Cuarta Flota estadounidense en America latina -una amenaza real y concreta- es el mejor ejemplo del vigor del imperialismo estadounidense, lo que le permite ahorrarse una reflexión crítica sobre los modelos de desarrollo de tipo nacional.

Cada vez que hay un roce entre Rusia y Estados Unidos se habla de una reedición de la Guerra Fría. Quienes así piensan se precipitan. Para empezar, suelen partir de una concepción mistificada -herencia de la propaganda estadounidense- de lo que realmente supuso la Guerra Fría, una batalla retórica que permitió a Estados Unidos y la URSS mantener durante décadas la división del mundo (y sobre todo de Europa) en áreas de influencia, tal y como se acordó en Yalta en 1945. Olvidan además que ni Estados Unidos ni Rusia son las mismas potencias de hace cincuenta años, como parece haber descubierto Timothy Garton Ash en lo que se refiere a los EE UU.

En fin, el renovado énfasis en la dimensión militar como atributo fundamental de la potencia estatal soberana obvia su trascendental transformación en las últimas décadas, vinculada a los cambios acaecidos en el modo de producción. La denominada revolución en los asuntos militares (RMA, en inglés) reflejó las características de la producción posfordista: movilidad, flexibilidad, trabajo inmaterial, producción biopolítica (el ejército implicado en tareas normativas y de gobierno). Lo cual está íntimamente vinculado a los conflictos de clases, a las multitudes que se pretende controlar. La guerra se asemeja hoy a acciones policiales de alta intensidad. Al mismo tiempo, la policía se militariza (desde México a Italia, pasando por Brasil) y la frontera entre ambas dimensiones de la violencia estatal (la interior y la exterior) se difumina *, como muestra la guerra contra el terrorismo.  La guerra -o los shocks de los que habla Naomi Klein- sirve tanto para destruir como para transformar o producir al enemigo, o para remodelar mapas, desplazar poblaciones de zonas ricas en recursos.

Los tanques rusos no han alterado esta tendencia, sino que se insertan en ella. La intervención rusa en Georgia, al igual que la de la OTAN en Kosovo, corresponde a esta modalidad policial de la guerra. Guerra como policía que en última instancia se basa, no hay que olvidarlo, en la amenaza permanente de la destrucción total (el arma nuclear). Lo que la Federación rusa ha hecho es acabar con la ilusión estadounidense de la superpotencia única, respondiendo al cerco de Washington sin seguir sus reglas del juego.

Todavía es pronto para confirmar si la multipolarización en ciernes y la reorientación asiática, elementos que forman parte de la transición actual del capitalismo global (junto con los cambios en el modo de producción), conducirán a un orden más justo y democrático. Cada vez hay más gente que mueve ficha, también de forma violenta, y más de uno quiere asiento VIP en el nuevo orden internacional. Sin embargo, multipolar podría rimar con todo lo contrario, en una suerte de oligarquía o aristocracia imperial. Que Hugo Chávez se olvide de Chechenia, aplauda a Rusia e invite este país a instalar una base militar en territorio venezolano es perfectamente comprensible a la luz de su enfrentamiento con Estados Unidos y de la reciente amenaza aeronaval. Pero difícilmente se supera la dominación cambiando de patronos o recurriendo a certezas de otros tiempos.

* Como señala Antonio Negri, el propósito de la soberanía moderna era desterrar la guerra del territorio interior, civil, y limitarla a conflictos entre entidades soberanas, como un estado de excepción limitado. Hoy el estado de excepción se ha convertido en permanente y generalizado.

Escrito por: Samuel.2008/08/31 17:45:47.070000 GMT+2
Etiquetas: estados-unidos geopolítica rusia china multipolar venezuela | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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