2003/12/15 06:00:00 GMT+1
No se resistió. Yo tampoco lo habría hecho, pero yo no soy Sadam Husein -cosa que seguro que ya os barruntabais- y jamás he dicho que preferiría la muerte a la humillación de la captura (aunque es probable que, llegados a ese punto, la hubiera preferido).
La detención del ex jefe de Estado de Irak me produjo ayer un doble sentimiento inicial. De un lado, me fastidió el éxito publicitario que supone para las fuerzas invasoras de Bush. Una reacción comprensible, dada mi profunda y justificadísima enemistad hacia el poder de Washington. Pero no me dolió ni un pimiento por el lado interior del asunto. Estoy convencido de que para la resistencia popular iraquí lo sucedido es, en el fondo, ganancia neta: mejor que no tengan a ese maldito plasta sanguinario ni como referencia lejana.
Husein puede ser, además, mucho más útil capturado que oculto. Quiero decir: en el supuesto de que sea sometido a juicio, y no guantanamizado. Algunos han comparado su posible enjuiciamiento con el de Milosevic. Recuérdese que el juicio contra el ex dictador yugoslavo empezó con muchas luces y cientos de taquígrafos, pero que, en cuanto el procesado se puso en plan «Pues mira que tú» y empezó a presentar las pruebas que evidenciaban las muchas vergüenzas de los estados patrocinadores de su encarcelamiento, la noticia perdió por completo su atractivo para los grandes medios occidentales. Y eso que Milosevic no gozó ni del 10 por ciento de las complicidades de las que se benefició Sadam Husein cuando era el ariete del «mundo libre» frente a los integristas iraníes y los comunistas kurdos.
Sería interesante oír a Husein -digo «sería» porque dudo que nos den ocasión de ello- contar de dónde sacó las armas químicas que utilizó en esas empresas militares tan bien vistas en su momento por Washington. Por ejemplo. Que hable a sus anchas sobre los favores que le concedieron sus viejos amigos del Pentágono y la CIA.
Según lo que se ha difundido hasta ahora, Sadam Husein no tenía ningún papel práctico en las actividades de la resistencia iraquí contra las fuerzas de la coalición invasora. Lo único que ha hecho desde su derrocamiento es lanzar un par de mensajes grabados, cuyo rastro es -tiendo a suponer- el que han seguido las fuerzas estadounidenses para localizarlo. No parece que su caída vaya a tener ningún efecto material sobre las actividades de lo que Bush llama «la insurgencia».
De modo que -y vuelvo a lo del principio- su captura es un éxito publicitario para las fuerzas de la coalición pro-estadounidense, pero poco más. A cambio, puede entrañar una bomba de relojería. Tal vez no de destrucción masiva, pero puede que bastante sonora.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (15 de diciembre de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 8 de diciembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/12/15 06:00:00 GMT+1
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2003/12/14 06:00:00 GMT+1
No he visto imágenes de la manifestación de ayer en Donostia, pero hay un par de datos que me llevan a la conclusión de que no respondió a las expectativas de los organizadores.
Uno es el hecho de que las fotografías difundidas muestran la marcha a ras de suelo. Cuando las manifestaciones son realmente multitudinarias, las fotos que publican sus partidarios están siempre sacadas desde arriba, en perspectiva, aprovechando las facilidades que presenta San Sebastián para ese tipo de tomas.
El otro dato, todavía más transparente, es que los periódicos partidarios hablan de «miles de manifestantes» o, como mucho, de «decenas de miles», pero ninguno se ha animado a destacar cifras más precisas o más abultadas en sus titulares. El único que aporta una cifra concreta es el abertzale Gara, que -con la esperable satisfacción por lo magro del guarismo- sitúa en 14.000 el número de asistentes, basándose en un cálculo propio.
Considerando que el PP -sobre todo- y el PSOE habían utilizado incluso las instituciones para difundir la convocatoria (la propia oficina de prensa de Jiménez de Parga se apuntó a la campaña) y que habían fletado autobuses en casi todas las comunidades autónomas con ofertas de viaje muy atractivas (la más llamativa: 24 euros por el desplazamiento y la estancia en hotel de 4 estrellas), parece obligado hablar, directamente, de fracaso.
Lo que no se entiende es por qué se meten en estos berenjenales. Supongo que será culpa del afán de notoriedad de la gente de «¡Basta ya!», que los dirigentes del PP y el PP alimentan por evidentes razones de agitación política pero que, en ocasiones, como ésta, les juega malas pasadas.
Lo suyo no son las manifestaciones a piñón fijo. Consiguen ciertos resultados cuando se produce un suceso concreto que indigna a su base social y puede servirles de percha para la convocatoria. Pero el plan Ibarretxe ni es un suceso ni es concreto: se encuentra en trámite y carece de texto definitivo. Vete a saber cuándo y cómo se concreta, si es que se concreta. Las huestes del españolismo pepero no lo ven como una amenaza inminente. Además, es posible que a muchos de sus integrantes la idea de pasar un fin de semana en Donosti dando el cante no les acabara de resultar apasionante. Porque la manifestación estuvo rodeada de «muy fuertes medidas de seguridad», según dicen las crónicas, pero antes y después del desfile cada turista político tenía que arreglárselas por su cuenta.
Se han equivocado tratando de plantear su envite político en frío y en la calle. Ése no es su terreno. Pero no nos tomemos esta manifestación más o menos fallida como prueba de la debilidad de sus convocantes reales. A los fans del españolismo, exceptuados los grupos de jóvenes ultras con ganas de pegar al lehendakari, no les va demasiado la lucha en la calle (la kale borroka, traducida literalmente). Hay entre ellos demasiada gente entrada en años y acostumbrada a la vida muelle. Pero, a cambio, se manifiestan con una rotundidad y una eficacia demoledoras en las urnas. También en Euskadi.
Mejor no olvidarlo, para evitarse sorpresas posteriores.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (14 de diciembre de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 8 de diciembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/12/14 06:00:00 GMT+1
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2003/12/13 07:00:00 GMT+1
El portavoz del Gobierno, Eduardo Zaplana, ha pedido a los medios de comunicación que adopten «una posición beligerante» ante el tripartito que se dispone a asumir el mando de la Generalitat.
Me consta que la práctica totalidad de los lectores de El Mundo tiene un conocimiento exhaustivo de la lengua castellana pero, en atención a los extranjeros que se ejercitan en el uso de nuestro idioma mediante la lectura de este diario, aclararé que el adjetivo «beligerante» equivale a «contendiente» y se aplica, según precisa muy bien doña María Moliner, «a quien está en guerra con otro».
¿Y por qué convoca Zaplana a los medios de comunicación a lanzarse al combate contra el nonato Gobierno de Cataluña?
Según él, porque la alianza que le sirve de base «produce inquietud».
Veamos. Sabemos que el ministro portavoz no es libertario (nunca le hemos notado la menor veleidad al respecto); deducimos que, en consecuencia, desea que Cataluña tenga un Gobierno (alguno), y damos también por hecho que conoce el resultado de las elecciones autonómicas. Sobre tales bases, ¿por qué no aclara qué coalición de las posibles no le habría resultado inquietante? Descartada la presencia en el Govern del PP catalán, inhábil a tantos efectos, ¿qué habría deseado? ¿Que se asociaran CiU y el PSC? Se niegan. ¿Entonces?
Daré la respuesta que el ministro calla: los aznaristas habrían preferido que se aliaran CiU y ERC. Obviamente no porque les caigan bien los gobiernos nacionalistas, sino porque un pacto CiU-ERC le habría resultado fácilmente demonizable y reductible al esquema general de su política: ellos como la única fuerza capaz de oponerse a la anti-España, y el PSOE, de cero a la izquierda. Ideal para convertir las próximas elecciones generales en una liza maniquea y asegurarse otros cuatro años de cómodo dominio en el Parlamento central.
Para quienes deseamos que se revitalice y oxigene la política española, esclerotizada y simplificada hasta la caricatura, la formación del Gobierno tripartito catalán se presenta como el posible desencadenante de un efecto dominó.
Antes no he citado completa la frase beligerante de Zaplana. El ministro afirmó que, además de «inquietud», la alianza PSC-ERC-IC produce «inestabilidad en el futuro». Ésa es, sin duda, su verdadera preocupación: que la nueva realidad política catalana mueva las piezas del tablero, que anime al PSOE a seguir un rumbo menos sumiso al PP en los llamados «asuntos de Estado», que le incite a acercarse a IU y a los nacionalistas de progreso, como los llaman ahora, y que demuestre que es posible gobernar de manera mucho más social y solidaria en muy variados terrenos, incluyendo la protección del medio ambiente, la vivienda y la inmigración.
El PP quisiera inmovilizar la realidad. Pero ya lo ve: Eppur si muove!
Javier Ortiz. El Mundo (13 de diciembre de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 15 de abril de 2018.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/12/13 07:00:00 GMT+1
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2003/12/13 06:00:00 GMT+1
Algunas reacciones instintivas, al igual que los lapsus, son como grietas que se abren en la superficie de nuestra personalidad y dejan ver por un momento el fuego subterráneo de nuestro inconsciente.
Recordé ayer esta idea, pirateada a don Segismundo Freud, mientras veía el partido de fútbol del Mundial Sub-20 entre las selecciones de los Estados Unidos de América y Argentina. Estaban ya en tiempo añadido -ese tiempo que los comentaristas deportivos, ignoro por qué, llaman «de descuento»- e iban ganando los EUA. Habían jugado mejor los chavales argentinos, pero su mala suerte y la calidad del portero norteamericano se habían aliado para mantener el 0-1 en el marcador. Y en esas estaban, a un par de minutos del final, cuando un cabezazo impecable dio el empate a los que el locutor de Localia que retransmitía el encuentro llamaba sin parar «los albicelestes» (que, por cierto, vestían de riguroso azul marino).
Marcaron el tanto del empate, digo, y en ese momento mis vísceras, liberadas súbitamente del control de mi cerebro, hicieron que me pusiera en pié y lanzara un sonoro «¡¡¡¡¡Gol!!!!!».
Me senté de inmediato, avergonzado. No por el espectáculo ofrecido a nadie (me hallaba solo) sino ante mí mismo. Se suponía que estaba viendo aquel espectáculo deportivo sin pasión partidaria alguna, interesado tan sólo por los lances del juego, con el mismo espíritu frío y distante con el que había visto una parte del anterior partido, en el que la selección de la Federación Española de Fútbol («de fúbol», que diría su presidente) había derrotado a los representantes de Canadá en el tiempo de prórroga. ¿Entonces? ¿De dónde me había salido esa actitud de forofo argentino?
Reflexioné sobre ello. Mi primera reacción fue contarme una milonga, dicho sea en honor de la ocasión. Pretendí que me había puesto instintivamente del lado de los argentinos porque habían jugado mejor y era de justicia que ganaran.
Paparruchas: mi instinto sabe de sobra que el fútbol es un juego en el que, por definición, el azar puede tener un papel decisivo.
Hube de desechar esa explicación edulcorada y seguí pensando. Hasta que admití que mi salto no tenía nada que ver con el fútbol. Que, si me había puesto tan en contra del equipo de los Estados Unidos de América, es porque mis vísceras llevan fatal la prepotencia del Gran Gigante del Norte y estaban rabiando porque veían que los EUA iban a ganar también en eso.
En ese momento, los jugadores argentinos habían funcionado en mi inconsciente peleón como la representación de las víctimas del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la globalización y los mil demonios.
He discurseado mil veces sobre lo tonto que es politizar los deportes y sobre el infantilismo de las transferencias sentimentales que conducen a convertir contiendas deportivas en guerras simbólicas y, de repente, me descubro a mí mismo tomándome un partido sub-20 como una versión actualizada de Evasión o victoria.
Me había olvidado de lo importante que es no fiarse de uno mismo.
Me quedé tan mosqueado que ni siquiera sonreí cuando finalmente ganaron los argentinos.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (13 de diciembre de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 3 de diciembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/12/13 06:00:00 GMT+1
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2003/12/12 06:00:00 GMT+1
Iniciativa per Catalunya Verds-Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EuiA) reclamó a sus proyectados socios, tanto socialistas como republicanos -toma ya la imprescindible distinción: tiene bemoles-, que les reservaran tres consejerías en el próximo Gobierno autónomo de progrés, una de las cuales -insistieron- debía ser «política». Según ellos, las consejerías de Vivienda o de Medio Ambiente no eran suficientes, porque no son «políticas». Al final, han obtenido dos consejerías, pero una es la de Relaciones Institucionales y de Participación, lo que satisface sus expectativas, porque se ve que ésa sí es una Consejería que les merece la consideración de «política».
La distinción entre consejerías propiamente políticas y consejerías no políticas -técnicas, o de gestión, se supone- no sólo es errónea, sino también peligrosa en el plano ideológico.
Es errónea, en primer lugar, porque materias como la vivienda o el medio ambiente tienen un gran contenido político que, debidamente resaltado, puede aportar mucho prestigio a quien lo gestiona. En Euskadi, el modo en que Madrazo está orientando las políticas de extranjería, vivienda y bienestar social ha dado a Izquierda Unida-Ezker Batua una imagen de competencia práctica -de capacidad para convertir los discursos generales en medidas prácticas de gobierno con beneficio contante y sonante para sectores sociales con poca capacidad económica- que ha sorprendido favorablemente a buena parte de la ciudadanía y que con toda probabilidad se reflejará en un incremento de su peso electoral en las próximas elecciones. Eso es política. 100% pura política.
Toda el área de Barcelona padece gravísimos problemas de vivienda. En la actualidad, en Euskadi, el 40% de la vivienda que se construye es de protección oficial, frente al 8% de media en el conjunto del Estado. Y las viviendas se asignan por un sistema de sorteo que impide el comercio negro de vivienda social que tan frecuente es en otras zonas. Si ICV-EUiA da un impulso semejante a la política de vivienda social en Cataluña habrá justificado sobradamente ante la ciudadanía su presencia en el Govern. Habrá hecho política de la buena. A raudales.
Otro tanto cabría decir de la gestión del medio ambiente. Cataluña tiene pendiente una ristra larguísima de medidas de protección medioambiental que hasta ahora no se han dictado o no se aplican debidamente. A ICV-EUiA no le va a faltar materia, tampoco en ese terreno, para dar prueba de su capacidad específicamente política de trabajar a favor de la sociedad catalana.
He escrito antes que la distinción entre consejerías «políticas» y «no políticas» es, además de errónea, ideológicamente peligrosa. Y lo es porque tiende a difundir en la población la nefasta idea de que algunas áreas de la gestión pública son meramente técnicas, es decir, políticamente neutras. Es una idea muy cara a los políticos del establishment actual, sean cuales sean las siglas de su partido: para ellos, se puede gobernar mejor o peor; no diferente. Dan por hecho, verbi gratia, que sólo hay una política económica posible, matices aparte, que es la oficialmente establecida por el FMI, el Banco Mundial y el Banco Central Europeo. Luego, cada cual hace mejor o peor «los deberes», que diría Aznar.
Pero la realidad no es ésa. Cada área de gobierno puede abordarse de diversas formas. Y por supuesto que las hay mejores -más competentes- y peores -más torpes-, como saben todas las víctimas de Álvarez Cascos. Pero, en último término, hay dos modos fundamentales de plantearse la gestión de un área de gobierno: a favor de la casta dominante o en beneficio de la gente que lo tiene peor en la vida. ¿Que hoy en día ya no funciona esa opción, propia de los tiempos de la lucha de clases? Que se lo pregunten a Pimentel. Y que cuente lo que le pasó en El Ejido.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (12 de diciembre de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 3 de diciembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/12/12 06:00:00 GMT+1
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2003/12/11 06:00:00 GMT+1
No me hacía yo cargo de hasta qué punto las gentes de CiU iban a encajar mal su salida de la Generalitat. Daba por supuesto que no les iba a hacer la menor gracia, por supuesto, pero no me imaginaba que iban a desencajarse por completo. Les ha dado un ataque de rabia evidente, tremendo e indisimulado, de ribetes casi cómicos. Ayer estuve hablando con algunos que, por decirlo claramente, sólo les faltaba echar espumarajos por la boca. Me llegaron a decir que ERC era culpable de haber puesto al frente de Cataluña a "un español". Cuando indagué sobre lo que pretendían decir con eso, me respondieron que "es evidente" que Pasqual Maragall "no es catalán".
Creí que me daba un ataque de risa. De modo que uno puede ser indiscutiblemente catalán gobernando con el apoyo del PP y ayudando al PP a gobernar en Madrid, pero no puede serlo si tiene relaciones orgánicas con un partido estatal. Curioso sistema de atribuir la nacionalidad.
Estuve luego hablando con amigos catalanes no vinculados a CiU y me dieron una explicación muy pedestre de esa rabia. Me contaron que son miles de personas las que, después de 23 años de vivir en y de la Administración autónoma, van a quedarse en la calle, obligados a ganarse el pan con el sudor de su frente. Y no se lo esperaban. Tuvieron la fugaz imagen de esa trágica posibilidad antes de las elecciones, pero en seguida se tranquilizaron, a la vista de los resultados: el PSC iba a quedarse de nuevo con un palmo de narices.
Estaban ya repartiéndose los cargos cuando les ha llegado, como un mazazo, la noticia de que tienen que recoger los trastos y marcharse para su casa.
Con el paso de los años, y aunque nunca llegaran siquiera a planteárselo así, habían llegado a interiorizar que la Generalitat eran ellos.
Ahora ya saben que no.
Sus risas de la noche electoral se han helado. Quien ríe el último...
Javier Ortiz. Apuntes del natural (11 de diciembre de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 3 de diciembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/12/11 06:00:00 GMT+1
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2003/12/10 06:00:00 GMT+1
Dice Joan Puigcercós, vicesecretario general de Esquerra Republicana de Catalunya, que su partido va a formar gobierno con el PSC porque su vía «no es la vasca».
Para mí que la explicación sobraba. Su vía no es la vasca porque Cataluña no es Euskadi, Mas no es Ibarretxe, CiU no es el PNV, ERC no es EA, el PSC no es el PSE, el catalán no es el euskara y el Llobregat no es ni el Nervión, ni el Urumea, ni siquiera el Oria. Por supuesto. La cuestión es saber si han hecho una opción correcta. Para determinar lo cual no hacía falta marcar distancias con respecto a Euskadi, a no ser que a ERC, en general, o a Joan Puigcercós en particular, les haya entrado mucha prisa por dejar claro ante el estabishment español que el suyo es un partido sensato, que no tiene intención de hacer causa común con esos vascos tan raros y tan rupturistas.
Lo mismo es que soy muy suspicaz -eso me reprochó hace años José María Aznar, supongo que con razón-, pero admito que no me ha gustado ese empeño de Puigcercós por distanciarse de «la vía vasca».
Dicho lo cual, y perfectamente consciente de que Cataluña no es Euskadi -ni Irlanda, ni el Quebec, ni Gales, ni Bretaña, ni el Alto Adigio, ni Japón, ni la Pampa-, creo que ERC hace bien pactando con el PSC e IU-EV. Porque considero que ese pacto le puede venir bien a Cataluña, y a España en su conjunto. E incluso también a Euskadi, de rebote. Disiento de Josu Jon Imaz, que afirmó ayer que habría preferido un acuerdo CiU-ERC (es más: sospecho que Imaz tampoco está de acuerdo con esa afirmación pública de Imaz, obligada por las relaciones entre el PNV y UDC).
No me hago muchas ilusiones con respecto a Maragall y el PSC, desde luego, pero confío en que su ambición de poder le haga respetar más o menos los compromisos que ha adquirido con sus futuros socios de Gobierno. Como confío también en que la necesidad que tiene la dirección central del PSOE de mantener la unidad de su partido le obligue a moderar su respaldo a la «voluntad de imperio» del PP. Son factores que pueden dinamizar algo la esclerotizada vida política española, cosa que conviene a tot arreu, y no sólo en las «nacionalidades históricas».
Es curioso, de todos modos, que el afán que muestran algunos líderes nacionalistas catalanes a la hora de subrayar las diferencias que separan a Cataluña de Euskadi desaparezca como por ensalmo en cuanto empiezan a hablar del estatuto de autonomía fiscal del que gozan los territorios forales de Navarra, Guipúzcoa, Vizcaya y Álava. En ese punto, se olvidan por entero de las diferencias -incluidas las históricas, reflejadas en la disposición adicional primera de la Constitución- y sólo ven los parecidos. Ni siquiera recuerdan la falta de interés que mostraron ellos mismos por la autonomía fiscal a la hora del pacto constitucional.
Quizá porque no soy nacionalista, nunca he tenido el más mínimo interés en que Euskadi goce de ningún privilegio. El Concierto Económico me parece un buen sistema de descentralización fiscal, en la línea federal que creo deseable para el conjunto del Estado. Así que, si la mayoría política de Cataluña quiere ahora ser en eso como Euskadi, la respaldaré. Y reclamaré al Gobierno vasco y a la izquierda española que la respalden. Porque me parece justo.
Pero, la verdad, me sentiría mejor si la izquierda nacionalista catalana, hasta ayer mismo tan solidaria con la causa autodeterminista vasca, no mostrara tanto empeño en distanciarse de ella ahora que está en la vecindad del poder. Porque no me parece justo.
Nota de régimen interior.- Agradezco, una vez más, las numerosas muestras de interés hacia mi estado físico que me llegan a diario. Para conocimiento general, y a falta de respuestas individualizadas, haré saber que la evolución de las heridas de mi brazo derecho es satisfactoria, pero que aún me quedan al menos un par de semanas hasta que pueda empezar a manejarme con cierta normalidad. Como puede apreciarse por estos textos, he ido aprendiendo a usar el ordenador con un solo brazo «normal», pero no me es posible trabajar todo lo que yo quisiera -y necesitaría-, porque el brazo «bueno» se me cansa mucho. En fin, todo se andará.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (10 de diciembre de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 3 de diciembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/12/10 06:00:00 GMT+1
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2003/12/09 06:00:00 GMT+1
Se ha hablado mucho de la cifra de víctimas mortales producidas por los accidentes de tráfico durante el pasado puente. «Terrible», dicen. Y lo es, pero no tanto en comparación con otros años. En realidad, una vez descontado el efecto de algunas variables -las meteorológicas, en especial-, puede considerarse que la carretera viene a representar un factor de muerte casi fijo, predecible. Lo es, en todo caso, cuando se evalúa en plazos de cierta amplitud, no sujetos a circunstancias coyunturales.
Eso es precisamente lo que más debería preocupar. No que en un fin de semana concreto se produzcan más muertes de lo normal, sino la regularidad final de la cifra.
Es llamativo el poco interés real que pone nuestra sociedad en el análisis de un problema que es a todas luces gravísimo. El tráfico mata mucho más que la mayor parte de las lacras que la ciudadanía pone en primer plano. Sin embargo, cuando las autoridades se refieren a esa sangría constante, lo hacen de manera casi rutinaria, centrándose siempre en la responsabilidad individual de los conductores.
Por supuesto que esa responsabilidad existe. Quien conduce de manera imprudente se pone en peligro él y pone en peligro tanto a quienes lo acompañan como a los demás usuarios de la carretera. Pero cuando de lo que se trata es de la suma de una cantidad enorme de imprudencias individuales, el asunto deja de ser abordable apelando a la conciencia de cada uno. Pasa a ser un problema social.
¿Cómo abordarlo a escala colectiva? Las autoridades de algunos países han optado por incrementar espectacularmente la cuantía de las multas. Se trata de conseguir por la vía del miedo lo que la prudencia y el buen sentido no producen. Pero la fragilidad y la hipocresía del planteamiento quedan de manifiesto cuando se sabe que hace poco la policía de tráfico francesa multó en un solo día por exceso de velocidad... a dos ministros del Gobierno que ha puesto en marcha una política de sanciones de ese tipo.
Mejorar las carreteras, aumentar la vigilancia, castigar con severidad las infracciones... Todo eso puede hacerse, aunque se haga poco y mal, porque cuesta mucho dinero y no aporta gran popularidad. Pero el problema de fondo, lo que dificulta -lo que impide, en realidad- un afrontamiento radical del problema, es lo que el automóvil supone en unas culturas tan fuertemente individualistas, competitivas y apresuradas como las nuestras. El coche es un símbolo de poder. Y de distinción. Y es un medio para ir por cuenta propia, sin tener que someterse a una disciplina colectiva.
¿Se puede exaltar a todas horas el más feroz individualismo y reclamar luego que los así aleccionados tengan un comportamiento consciente y considerado hacia los demás?
Por poderse, se puede. Es lo que se está haciendo.
Pero con los resultados que están a la vista. O bajo tierra.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (9 de diciembre de 2003) y El Mundo (10 de diciembre de 2003). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado aquí la versión del periódico. El título del apunte era Una contradicción sobre ruedas. Subido a "Desde Jamaica" el 3 de diciembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/12/09 06:00:00 GMT+1
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2003/12/08 06:00:00 GMT+1
Aznar se declara dispuesto a estudiar una posible reforma de la Constitución siempre que afecte sólo a asuntos «secundarios» y no represente «un cambio de régimen». Para él, lo fundamental es conservar intactos los pactos esenciales que sirvieron para la elaboración de la Constitución vigente.
Es significativo que utilice la expresión «cambio de régimen», porque precisamente uno de los pactos clave que marcaron el tránsito del franquismo al sistema parlamentario fue la renuncia a la ruptura, es decir, al cambio de régimen. 25 años después, él insiste en que no haya ruptura.
Yo no comparto ni poco ni mucho la posición de los que dicen que el PP está propiciando la vuelta al franquismo. El PP tiene una fuerte inclinación hacia el autoritarismo, sin duda, y un clamoroso desprecio por la separación de poderes (un modelo probablemente inalcanzable, pero al que ni siquiera trata de acercarse). Es catolicón, desconfía del pensamiento libre, alimenta un españolismo carpetovetónico y ultramontano... Todo eso es más que cierto. Pero el franquismo impuso sus querencias reaccionarias no sólo de manera mucho más extrema, sino también con una espantosa violencia. No sólo fue más: fue otra cosa. Sólo gente que no haya vivido bajo el franquismo o que se haya olvidado de cómo fue puede decir que esto de ahora es franquismo.
Pero tampoco cabe olvidar que el paso del franquismo al sistema parlamentario -la llamada «Transición»- se hizo respetando ciertas características básicas del régimen anterior. Y que, así como algunas de esas pervivencias se han ido desvaneciendo por pura ley de vida -por ejemplo, la continuidad de los altos mandos militares y policiales-, otras se han mantenido en lo esencial, o incluso se están reforzando en los últimos tiempos. Así, el papel de la Iglesia Católica en la vida civil. O la concepción centralista de España, basada en la identificación de «lo español» con los hábitos culturales más rancios de las regiones no periféricas y de habla exclusivamente castellana. La forma de Estado monárquica también se incluye en el lote de esos elementos de continuidad intocables, no tanto porque sea importante en sí misma, sino porque la proclamación de una República nos situaría de inmediato dentro de otra tradición histórica, laica, izquierdista y federalizante.
Es obvio que cuando Aznar muestra su oposición frontal a «un cambio de régimen» está pensando en el apuntalamiento de esos elementos de continuismo. En resumen, lo que reclama es que no se desdibujen los trazos de la España eterna. Y la dirección de este PSOE actual, cuyo único principio parece ser la carencia de principios, se dedica a rivalizar con él en la puja por los blasones del derechismo histórico.
¿Lograrán que todo siga tal cual, salvo en los asuntos bien llamados «secundarios»? Supongo que sí. A no ser que Cataluña, Euskadi y la anti-España interior, que diría Franco, a fuerza de oponerse a la España eterna, acierten a abrir paso a una nueva.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (8 de diciembre de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 3 de diciembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/12/08 06:00:00 GMT+1
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2003/12/07 06:00:00 GMT+1
Si no supiera que Su Bajestad Don Borbón no ha escrito en su vida nada que no sea la lista de los recados -o sea, que es políticamente ágrafo--, lo maldeciría por lo que mal-dijo ayer en el discurso que balbució a propósito de la Constitución.
¿Quién fue el fabricante de frases campanudas que le puso en el papel que «nadie tiene derecho a apropiarse de la Constitución ni a rechazarla como ajena»?
Valiente memez. Todo el mundo tiene derecho a rechazar la Constitución como ajena.
Incluyéndome a mí.
No sólo tengo derecho a rechazar la Constitución como ajena, sino como me dé la gana. Desde luego que como ajena, puesto que ni participé en su confección ni la aprobé, porque no me dio la gana respaldar que España siguiera con la Monarquía instaurada por Franco, que el orden económico capitalista sea inmutable y que el Ejército tenga el peligroso encargo de mantener la unidad sacra de la Patria. Pero si hubiera querido rechazarla por cualquier otro motivo, incluso porque sí, también habría estado en mi derecho. (Un derecho reconocido en la propia Constitución, dicho sea de paso... y como no podía ser menos, porque si no quieres reconocer derechos tan elementales como ése, no haces ninguna Constitución y santas pascuas.)
Nadie puede obligar a nadie a identificarse con una ley, por importante que sea. Ninguna ley puede obligar a los ciudadanos a que la aplaudan.
Las leyes se acatan. Hasta que se reforman o se derogan.
Las pleitesías son de otro orden. No del legal. Y menos del democrático.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (7 de diciembre de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 3 de diciembre de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/12/07 06:00:00 GMT+1
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