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2021/02/18 12:30:00 GMT+1

Votos: ¿A qué precio?

La izquierda tiene una misión histórica concreta: hacer la Revolución. Se trata de una verdad que puede ser tachada de elemental. Sin embargo, mucho nos tememos que más de uno y más de dos no hayan esperado demasiado a olvidarse de lo más elemental.

Así nos encontramos hoy con un conjunto de partidos (que no sólo se dicen de izquierda, sino que a menudo aspiran a repartirse entre ellos el monopolio de ser la izquierda) y que ponen el centro de su perspectiva, como razón suprema, la obtención de votos. Votos, más votos, cuantos más votos mejor, todo para conseguir más votos. Todo en función del voto. Quita todo lo que aleje votos; coje todo lo que pueda traerlos.

El asunto es más grave de lo que pudiera parecer.

En primer lugar, porque cuando se subordina todo a la obtención de votos se impone ponerse a la cola de los estados de opinión momentáneos, de las ideas de mayor circulación en la situación dada. No a tenerla en cuenta -cosa lógica y necesaria- sino a subordinarse a ellas. Dicho en pocas palabras: si las ideas revolucionarias no se venden bien en el mercado electoral, entonces hay que sustituirlas por otras que se vendan. Así de simple. Resultado: lo mismo se «olvida» la posicion marxista ante las instituciones represivas del Estado que se adoptan enseñas perfectamente extrañas; lo mismo se habla en favor de la propiedad privada que se felicita -deportivamente, por supuesto- a Suárez... Cuestiones de marketing. Marketing en vez de principios.

En segundo lugar, porque el voto como objetivo supremo tiene sus servidumbres. Puestos a sacar votos, mejor que sean en propiedad. Me hace falta saber a mí, Fulano, y a mi partido, Mengano, cuántos son los votos que he logrado sacar. Entonces no me interesa ir en compañía de nadie a las urnas. Nada de unidad, nada de coaliciones: mis votos son cosa mía, y mis diputados tienen que llevar etiqueta de la empresa. Por lo menos esta primera vez. Luego, una vez enseñados mis poderes, quizá me preste a otro juego (el juego democrático le llaman: luego es un juego. Para ellos).

Pero el deber de los revolucionarios es hacer la Revolución. Y eso tiene exigencias muy concretas. Por ejemplo: subordinar la obtención de votos particulares al avance de posiciones en el combate general y colectivo. Por ejemplo: proponerse ganar votos, pero no cualquier tipo de votos y a no importa qué precio, sino votos en favor del programa que apunta a la transformación socialista de la sociedad.

De tal modo, que lo que hoy se plantea a la ciudadana y al ciudadano de izquierdas no es ya escoger entre unas y otras candidaturas de izquierda, sino el empezar por preguntarse si determinadas candidaturas, por más que estén integradas por hombres y mujeres (casi siempre, en realidad, por hombres) de izquierda, son realmente o no de izquierda por su contenido fundamental, por el sentido profundo de su acción. Y habrá que concluir que, en más de un caso, más que de candidaturas de izquierda hay que hablar de negocios privados hechos por gente de izquierda.

Cabe decir que la derecha ha hecho mucho, y bien, por dividir a la izquierda. Pero no hay en ello nada que valga de excusa: la derecha se ha limitado a cumplir con su deber. Es a la izquierda a la que hay que reprocharle no haber sabido cumplir el suyo.

Por un tiempo pareció que, de todas formas, había algunos intentos serios, protagonizados por algunos partidos de izquierda y determinadas organizaciones de masas, de dar cuerpo a una opción unitaria dentro de una perspectiva de lucha por el socialismo y la liberación de los pueblos. Ahora, cuando cerramos este número, nos llegan noticias que ponen en entredicho la realización de esos intentos, por lo menos en algunas nacionalidades y regiones. Es difícil saber en qué quedará la cosa. Ahí queda el «dossier» preparado, de todos modos, así sea como testimonio de lo que ha podido ser.

Para nosotros, pese a todo, sigue estando perfectamente claro que no basta con votar para que se pueda hablar de libertad. Que la libertad sigue formando parte de los objetivos a alcanzar con la lucha.

A. Fernández / Javier Ortiz / Ana Puértolas. Revista Saida. 4 de mayo de 1977. Subido a "Desde Jamaica" el 18 de febrero de 2021.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2021/02/18 12:30:00 GMT+1
Etiquetas: jor democracia 1977 a_fernández saida ana_puértolas transición españa | Permalink | Comentarios (1) | Referencias (0)

Comentarios

Quizá va ya siendo hora de dejarle partir. Maldita sea, yo también le echo de menos.

Escrito por: .2022/10/28 01:56:15.452379 GMT+2

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