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2009/02/08 06:00:00 GMT+1

Yo era un tonto; ahora soy dos

Rafael Alberti escribió en 1929 “Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos”. Hay veces que leo algunas noticias y me pregunto si es que seré tonto del bote, si seré dos tontos, como en el libro de Alberti, o si será que se empeñan en venderme burras averiadas como si fueran yeguas de pura sangre y no trago. Como es lógico, prefiero esta tercera hipótesis.

Se discute ahora si los estados de la UE deben acoger a presos procedentes del penal de Guantánamo, cruel disparate que el nuevo presidente de los EE.UU. quiere desmantelar. El ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos –una de las más notorias víctimas del trance de obabamanía que padece media sociedad española–, dice que su Gobierno estaría dispuesto a hacerse cargo de “un número limitado” (¿limitado a qué?) de esos reclusos.

No le veo a este asunto la más mínima lógica argumental. Examino el mapa de los EE.UU. y compruebo que, en efecto, tal como me parecía recordar, poseen un territorio inmenso, en muy buena medida deshabitado. Si quieren sacar de Guantánamo a esos presos, ¿por qué no se los llevan a Arizona, a Nuevo México, a Kansas o a donde les venga en gana, que sitio les sobra? Hipotética respuesta: porque, de hacer tal cosa, la justicia estadounidense tendría que hacerse cargo del marrón. Vaya, pues qué mala suerte, pero se supone que cada cual ha de apechugar con las consecuencias de sus actos.

El campo de concentración de Guantánamo ha sido –sigue siendo– un engendro infumable, contrario de pe a pa al derecho internacional. Ése es otro aspecto del asunto: contribuir a darle una “salida honorable” ¿no constituiría un delito de encubrimiento de un crimen de lesa humanidad?

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (8 de febrero de 2009). También publicó apunte ese día: Tres días.

Escrito por: ortiz.2009/02/08 06:00:00 GMT+1
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2009/02/07 06:00:00 GMT+1

No más citas de autoridad

He aportado a lo largo de los años varias veces mi nombre y mi número de DNI para avalar iniciativas que precisaban de un cierto apoyo ciudadano para ser viables, y lo he hecho al margen de que simpatizara más o menos con ellas. Precisamente por lo dicho: para contribuir a que fueran viables. “Que florezcan cien flores y rivalicen cien escuelas de pensamiento”, escribió Mao Zedong en 1956. Él no se lo tomó demasiado en serio, pero yo sí (cuando lo leí, unos cuantos años después). Y sigo en ésas.

Con lo que nunca he simpatizado gran cosa es con los manifiestos y llamamientos firmados por personalidades, intelectuales, escritores, deportistas, artistas y famosos en general en los que se reclama a la población que dé su voto a Fulano o a Mengano. Me incomodan. ¿Qué tratan de conseguir? ¿Tal vez que haya gente que se diga: “Yo sólo soy un pobre ignorante, pero si éste que ha escrito tantos libros, aquella que canta tan bien y aquel otro que mete tantos goles apoyan a Fulano, será que Fulano es estupendo”? Defiendo que cada cual se forme su propio criterio independiente y no contribuiré a condicionarlo más de lo que ya lo condicionan los demás.

En vísperas de la campaña electoral vasca –en la que ya estamos, de hecho–, los medios informativos dan cuenta de varias plataformas de lo que en tiempos llamábamos “abajofirmantes” que se afanan en solicitar el voto para el uno, el otro, el tercero o el cuarto.

Voten los abajofirmantes a quien les pete, pero no traten de apabullar a los demás con su supuesta autoridad, muchas veces harto discutible, especialmente en materia política.

Yo, por lo menos, no pediré que se vote a nadie. Es más: ni siquiera pediré que se vote.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (7 de febrero de 2009).

Escrito por: ortiz.2009/02/07 06:00:00 GMT+1
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2009/02/06 06:00:00 GMT+1

Apoyar los derechos del rival

Para argumentar su demanda de ilegalización de las candidaturas de Askatasuna, aduce el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, que, si muchos ciudadanos identificados con D3M han avalado con su firma las listas de Askatasuna sólo puede ser porque estas últimas también se sitúan en el entorno de ETA, dado que –dice– nadie que tenga unas preferencias políticas propias avalaría la presentación de otra candidatura potencialmente rival.

Es lamentable que el Estado español tenga un fiscal general que entiende tan poco de libertades y que se dedica a procesar las intenciones ajenas.

Ha habido miles de ciudadanos y ciudadanas de Euskadi que han avalado con su firma las candidaturas de Askatasuna y que no tienen la menor intención de darles su voto. Militantes del PNV, de EA, de Ezker Batua, de Aralar, de Zutik!... o militantes de la libertad, sin carné de nada. Personas que aspiran a que todas las opciones políticas puedan estar presentes en las urnas y confrontarse entre ellas pacíficamente. Que quieren que quepa comprobar los apoyos sociales con los que cuenta cada cual para empezar a introducir un poco de racionalidad en ese tinglado de locos.

El fiscal general confunde los principios con los fines. Algunos apoyamos el derecho a la participación política de gente que nos repatea. No es cosa de amores ni de odios, sino de libertad. La libertad carece de fronteras. Porque o es de todos o no es de nadie.

Suele decirse que las opiniones no matan. Y es una gran verdad, pero insuficiente. La experiencia de la Historia demuestra que, cuanto más libres son las opiniones y mejor pueden expandirse y contrastarse entre sí, menos ganas tiene nadie de matar a nadie.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (6 de febrero de 2009).

Escrito por: ortiz.2009/02/06 06:00:00 GMT+1
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2009/02/05 07:10:00 GMT+1

Crecen el paro y la picaresca

Las autoridades españolas aseguran que la cifra de la población en paro se está incrementando de modo cada vez más alarmante a medida que va ahondándose la crisis económica. Y sin duda que es así: quien más, quien menos, todos sabemos de personas que se han quedado sin empleo en los últimos meses, o que siguen sin lograr el primero.

Pero algunas estadísticas ocultan una parte importante de la realidad. Para empezar, no es lo mismo el paro registrado que el desempleo efectivo. El Instituto Nacional de Empleo (INEM) ofrece unos datos, pero la Encuesta de la Población Activa (EPA) otros, bastante inferiores. Una disparidad que tiene su razón de ser: mientras el INEM contabiliza personas fichadas con nombre y apellidos, la EPA se basa en entrevistas anónimas, que permiten respuestas más sinceras (digo más sinceras, no del todo sinceras: hacen legión los que, por pura experiencia, ya no se fían de nada ni de nadie).

El paro crece, pero también la economía sumergida. Y a marchas forzadas. Lo tengo más que constatado. Por lo menos en las zonas que yo frecuento, es casi imposible apalabrar un trabajo doméstico en el que el aspirante ofrezca un presupuesto que incluya el IVA. La gente escapa de la legalidad como de la peste. Hay empresas cuyo volumen de producción es incompatible con el número de empleados que tiene dados de alta en la Seguridad Social. Contratan sin contrato, abusando de la desesperación ajena. El repunte de la explotación clandestina del trabajo de inmigrantes es igual de patente.

En España se unen los desmanes del neoliberalismo más descarnado con los propios de las trapacerías de nuestra picaresca multisecular.

Aunque puede que todo sea lo mismo.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (5 de febrero de 2009).

Escrito por: ortiz.2009/02/05 07:10:00 GMT+1
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2009/02/04 07:30:00 GMT+1

Árboles y bosques económicos

Puede parecer extraño que muchas personas sin apenas estudios técnicos hayan sido capaces de predecir la actual crisis económica antes y mejor que los más renombrados especialistas. A mí me lo dijo hace muchos meses un barman alicantino, refiriéndose en concreto al caso español: “Esa gente debe de creer que va a seguir vendiendo coches y apartamentos hasta el infinito”. Pues se ve que sí; que eso era lo que creía “esa gente”. Pero no porque sea particularmente torpe ni ignorante, sino porque la ambición y el interés nublaban sus entendederas.

En el prefacio a su “Contribución a la crítica de la Economía Política”, brillantísimo texto que Karl Marx escribió hace 150 años (casi día por día, dicho sea de paso), el ahora tan reivindicado pensador de Tréveris dejó escrito: “No es la conciencia de los hombres la que determina su ser; es, por el contrario, su ser social el que determina su conciencia”. Por decirlo en román paladino: no es que cada cual hable de la feria según le va en ella, sino que ve y entiende las ferias de acuerdo con lo que espera y necesita de ellas. Los gobernantes, empresarios, financieros y teóricos de alto copete no examinan la evolución de la economía como si fueran científicos que observaran asépticamente el comportamiento de un grupo de coleópteros y lo mismo les diera que los bichos tiraran para aquí o para allá. Está en juego su tren de vida: sus fincas, sus coches, sus yates, sus viajes en primera, sus amantes, sus sirvientes, sus lujos. No pueden formarse un criterio sereno sobre lo que tienen delante de las narices. Están obnubilados por lo suyo. Se han rodeado de demasiados árboles como para estar en condiciones de ver el bosque.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (4 de febrero de 2009).

Escrito por: ortiz.2009/02/04 07:30:00 GMT+1
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2009/02/03 06:00:00 GMT+1

Azafata, lesbiana y sin principios

Una exazafata lesbiana ha sido nombrada primera ministra de Islandia. Ésa está siendo la noticia.

No veo qué importancia pueda tener que la señora Jóhanna Sigurdardôttir ejerciera en su día de azafata. He conocido azafatas encantadoras, lo mismo que me he topado con algunas bordes como ellas solas. Que doña Jóhanna trabajara de joven como azafata no dice nada sobre sus habilidades o torpezas políticas. Durante mi estancia veinteañera en Francia, antes de que me becaran para estudiar periodismo, laboré como pintor-vidriero, más que nada porque la Francia de los setenta no tenía una imperiosa necesidad de profesores de latín vascos que hablaran mal el francés. Pues lo mismo: ella, exazafata, ha acabado de primera ministra, y yo, ex pintor-vidriero, me dedico a escribir columnas. ¿Y qué?

Luego está el otro asunto: resulta que Sigurdardôttir es lesbiana. Por lo que cuentan las crónicas, a la mayoría de la población islandesa no parece que ese dato la conmueva ni poco ni mucho. Me identifico con el pueblo de Islandia: a mí también me es indiferente. Si me dijeran que la nueva primera ministra es una gran jugadora de ajedrez, podría deducir que lo mismo tiene ciertas dotes de estratega, pero me es imposible concluir nada concreto del hecho de que tenga amores con esta persona o con aquella otra.

Lo que más me llama la atención de Sigurdardôttir no es nada de todo lo anterior, sino que fue ministra del gobierno anterior, encabezado por la derecha, que se las arregló para llevar al país al borde de la bancarrota, y que ahora quiera gobernar con el llamado Movimiento de la Izquierda Verde. O sea que, con tal de mandar, está dispuesta a hacerlo con quien sea.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (3 de febrero de 2009).

Escrito por: ortiz.2009/02/03 06:00:00 GMT+1
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2009/02/02 06:00:00 GMT+1

Rosa Díez no es Rosa Díez

Un partido político que sólo es conocido por el nombre de la persona que lo preside no es un partido político; es una secta. ¿Alguien sabe qué dice el programa de la llamada UPyD sobre la política de reforestación en Castilla-La Mancha, el respaldo estatal a las pequeñas y medianas empresas, la entrada de Turquía en la UE o la guerra de Israel contra Palestina? No digo que el chiringo de Rosa Díez no tenga opinión unificada sobre esos asuntos. Digo que, si la tiene, casi nadie lo sabe y, en todo caso, a casi nadie le interesa.

Rosa Díez es un trasunto tardío de Alejandro Lerroux, salvando su falta de republicanismo (y su bigote, claro). El llamado “emperador del Paralelo” alcanzó notoriedad gracias a la virulencia demagógica de sus ataques contra el catalanismo, como Rosa Díez lo está consiguiendo españoleando, haciendo como si ella no hubiera formado parte de un Gobierno presidido por el PNV. Es la sucesora natural de Jaime Mayor Oreja, y es de ahí de donde puede sacar más beneficio, porque Mayor Oreja ya tiene muy escaso recorrido –ni siquiera él confía demasiado en sí mismo– y porque el PP tiene tantas pendencias internas que hasta los más furibundos antinacionalistas del País Vasco le ven poco futuro. Ella tiene dos ventajas: puede decir que es de izquierdas, por su procedencia del PSE-PSOE (aunque todo ello sea discutible), y puede presumir de ser antinacionalista (y eso sin necesidad de demostrarlo, porque es evidente).

¿Mi vaticinio? Supongo que, como suele suceder con casi todos los partidos basados en un supuesto líder carismático, el de Rosa Díez no durará demasiado. Carece de consistencia política. Pero, entretanto, le seguirá quitando votos al PP.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (2 de febrero de 2009). También publicó apunte ese día: Nada de censuras.

Escrito por: ortiz.2009/02/02 06:00:00 GMT+1
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2009/02/01 06:00:00 GMT+1

Insisto: Obama no es negro

Alguna vez me he permitido bromear con la recurrente caracterización como “negro” del recién electo presidente estadounidense Barack Obama, alegando que yo, al menos, carezco de pruebas fehacientes de que su padre fuera africano. No sé de nadie –excepción hecha de su madre, claro– que estuviera presente en el momento de la gestación y pueda certificar el hecho.

Ahora ya no bromeo: empieza a resultarme francamente irritante que todo el mundo dé por supuesto que Barack Obama es negro. Primero, porque no lo es. Si nació de la unión de un keniano y de una estadounidense blanca, no es negro, sino mestizo. Lo cual, por cierto, se aprecia en sus rasgos faciales de manera muy evidente.

Por lo demás, ser afroamericano no es sólo cuestión de piel. Es además, y en muy buena medida, asunto de educación y de cultura. Y Barack Obama, cuyo padre cogió el portante y se volvió a Kenia –con razón o sin ella; ni lo sé ni me importa– cuando el emérito chaval cargado de futuro contaba sólo dos años, fue educado en un ambiente que deambulaba entre la blanca Wichita y la hawaiana Honolulu, sin pagar peaje en ningún Harlem.

Pero eso no es lo más significativo del asunto, sino la docilidad con la que la casi totalidad de la opinión pública mundial acepta sumisamente los patrones de la ideología patriarcal. Se da por supuesto que, si su padre era negro, él es negro. ¿Y por qué no razonar al revés y decir que, si su madre es blanca, él es blanco? ¿Por qué lo decisivo ha de ser la paternidad y no la maternidad? No apelen al color de la piel, que en este caso no es ni fu ni fa. Es porque todos tenemos metido hasta el tuétano que la herencia y la sucesión son cosas de hombres.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (1 de febrero de 2009).

Escrito por: ortiz.2009/02/01 06:00:00 GMT+1
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2009/01/31 06:00:00 GMT+1

Exótico lenguaje deportivo

Las retransmisiones deportivas, sobre todo las de fútbol, están consolidando una exótica y peculiar jerga, que deambula entre el desprecio por el diccionario y el uso abrumador de tópicos insufribles.

Veamos. ¿Por qué cuando un jugador se adelanta a otro ya no se anticipa a él, como sucedía hace apenas unos años, en plan pronominal, sino que “lo anticipa”? ¿Por qué ya nadie quita el balón al contrario, sino que “le roba la cartera”? ¿Por qué ahora los defensas ya no consiguen sacar la pelota del área propia, sino que “salen de la cueva”? ¿Por qué los delanteros ya no se preparan para tirar a puerta, sino que “arman la pierna”? ¿Por qué no paran de precisar que lo que acaban de afirmar lo han hecho “entre comillas”? ¿Por qué ya nadie mejora, sino que “crece”? ¿Por qué ahora los partidos se “leen”? ¿Por qué la mayoría de los locutores, en plan anglófilo, habla de jugadas “de estrategia”, cuando se trata de meros ardides tácticos? ¿Por qué los árbitros ya no memorizan lo hecho por tal o cual jugador, sino que “se quedan con la matrícula”? ¿Por qué cuando un futbolista le devuelve una patada a otro le “pasa factura”? ¿Por qué odian los artículos y nos cuentan que Fulano ha recibido un golpe, pongamos por caso, “en su rodilla izquierda” (o, alternativamente, “en esa rodilla izquierda”), en lugar de decir “en la rodilla izquierda”, ya que Fulano ni tiene varias rodillas izquierdas ni podría haber recibido la patada en la de otro? Y, sobre todo, ¿por qué concursan entre ellos para ver quién es capaz de clamar “¡Gooooooool!” más veces y durante más tiempo, como si tuvieran el deber de atronarnos al máximo, en lugar de informarnos de los detalles de la jugada?

A saber.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (31 de enero de 2009). También publicó apunte ese día: Deporte y lenguaje.

Escrito por: ortiz.2009/01/31 06:00:00 GMT+1
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2009/01/30 06:55:00 GMT+1

El FMI predice y cobra

La mala noticia es que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha anunciado que sus previsiones sobre el futuro inmediato de la economía española han empeorado. En diciembre predijo que el Producto Interior Bruto español descendería en 2009 en torno a un 1%. Ahora, sólo un mes después, rectifica y augura que perderemos un 1,7%, más o menos, y que la bajada seguirá su curso también en 2010.

Ésa es la mala noticia. La buena es que quien lo afirma es el FMI, cuya capacidad para no dar ni una en sus vaticinios está alcanzando extremos de auténtica irrisión. ¡Un 0,7% de desatino en un solo mes!

Lo esencial de cualquier pronóstico, más que nada para que sea tenido como tal, es que ha de ser formulado antes de que se produzcan los acontecimientos. Pero los gurús del FMI –que en eso rivalizan con los del Banco Mundial, con los del Banco de España y con los de las autoridades económicas comunitarias– no aciertan ni de coña. Se pasan el día rectificándose a sí mismos, aunque (eso sí) siempre con el mismo tono doctoral, como si estuvieran aleccionándonos en una ciencia exacta cuyos arcanos los demás no percibimos, porque somos unos zotes.

Éste es un curioso país. Aquí todo el mundo se permite poner a caer de un burro, por ejemplo, a los científicos que se encargan de hacer las predicciones meteorológicas, sin tomarse el trabajo de comprobar si las hacen con mayor o menor pericia, pero casi nadie se mofa de los supuestos especialistas en macroeconomía, que apuntan con menos tino que las escopetas de feria.

Ahora dicen que sería urgente, como medida contra la crisis, rebajar la cuantía de los salarios. Pregunta elemental: ¿quizá se han rebajado ellos sus sueldos, para dar ejemplo?

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (30 de enero de 2009).

Escrito por: ortiz.2009/01/30 06:55:00 GMT+1
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