Desde el minuto 87, mientras su equipo perdía 4 a 0 ante la selección española, los aficionados irlandeses homenajearon a sus jugadores cantando durante más de seis minutos emotivos "The fields of Athenry", la canción compuesta por Pete St John en 1979 y que suele entonarse en los campos de fútbol de muchos equipos irlandeses.
La canción evoca la memoria de la pobreza, la represión colonial y el trabajo forzado. Cuenta la historia de un personaje ficticio, Michael, un joven de Athenry (condado de Galway), que durante la Gran Hambruna de 1845-1850 robó alimentos para su familia y por este motivo fue condenado y deportado a la colonia penitenciaria de Botany Bay, en Australia. Historias similares fueron vividas por miles de irlandeses, galeses o ingleses pobres durante el siglo XIX, el que consagró el liberalismo como geocultura dominante del sistema mundo capitalista. No debería sorprender, pues, que los hinchas del Liverpool, ciudad que primero fue puerto principal de la trata esclavista atlántica y luego ciudad proletaria, hicieran luego su propia adaptación: "The fields of Anfield Road".
Los hinchas irlandeses se apropiaron de la canción en una época, la de los años ochenta, que en Irlanda fue de crisis económica y de implantación del neoliberalismo. Con este himno los trabajadores irlandeses refrescaron la memoria y el orgullo de una historia de lucha. Acostumbrados a las derrotas, estas no representan un oprobio, algo que esconder bajo sueños imperiales que nunca tuvieron. Lo deshonroso es perder la dignidad, como recuerda una de las estrofas de la canción:
"A través del muro de una prisión solitaria oí a un hombre joven gritar: “Nada importa, Mary, cuando eres libre. Contra el hambre y la corona me rebelé, ellos me denigraron, ahora debes criar a nuestros hijos con dignidad”.
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"Los perros del circo dan un salto cuando el domador hace restallar el látigo, aunque el perro bien adiestrado es el que sabe dar un salto mortal, incluso, sin ver el látigo" George Orwell
"Queremos un país de propietarios, no de proletarios" José Luis Arrese, Ministro de Vivienda (1957-1960)
Que no quepa ninguna duda. La línea de crédito abierta al Estado español mediante el Foro Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) y el Mecanismo de Estabilidad Europeo (MEE) que entra en vigor el próximo mes, y que asciende a 100.000 millones de euros (el 10% del PIB español), a un tipo de interés del 3%, supondrá una socialización masiva de las pérdidas del sector financiero por medio del incremento de la deuda pública para los años venideros. Los ciudadanos, a través del Estado y su herramienta el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), garantizan por tanto el pago de esta deuda en el caso de que un banco no pueda devolver la totalidad de los préstamos recibidos o si lo que recibe es una inyección de capital, y no olvidemos que la prioridad de su pago está sancionada legalmente por la reforma constitucional pactada por el PSOE y el Partido Popular el año pasado y por el estrecho marcaje del Eurogrupo, el Banco Central Europeo, la Comisión Europea, la Autoridad Bancaria Europea y el Fondo Monetario Internacional. Y aunque ahora la supervisión externa sea mayor, nada garantiza que el FROB no corra la
misma suerte que otro fondo de triste recuerdo, el mexicano FOBAPROA, que acabó por incrementar notablemente la deuda pública mexicana y con el que "no se recuperó ni la mitad de lo que prometió el gobierno de Zedillo del total de activos asociados a la cartera comprada" de los bancos en crisis.
La máxima preocupación del gobierno de Mariano Rajoy, como antes el de José Luis Rodríguez Zapatero, ha sido la supervivencia del sector financiero mediante el mantenimiento de las formas de una fantasmagórica soberanía nacional. Con sus silencios, su reiterado negacionismo, y los juegos de palabras, el gobierno quiere vendernos la idea de que esto no es un rescate como el de Grecia, Irlanda o Portugal, simplemente por el hecho de que no hay una aportación del Fondo Monetario Internacional ni una intervención directa en forma de controles y visitas regulares de funcionarios de la troika (Comisión Europea, BCE y FMI). Los "hombres de negro" a los que se refirió el Ministro de Hacienda Cristóbal Montoro. Los otros países "rescatados" parecen haber sentido este acuerdo con el Eurogrupo como un agravio comparativo, a juzgar por las reacciones de periodistas, políticos y economistas. Baste una muestra, la del economista crítico griego Yanis Varoufakis: "¿por qué debería España, y no Irlanda, evitar un aplastante programa de austeridad cuando pide prestado para sus bancos? ¿No es hora de que los irlandeses se rebelen?".
Esta percepción es engañosa, y los críticos con los programas de ajuste en los demás países periféricos no deberían llegar a conclusiones equivocadas. En realidad, los "hombres de negro" ya están en el gobierno y ya están aplicando una terapia de choque presionados, sí, pero también aprovechando la coyuntura. Es lo que ha resaltado Mariano Rajoy en su comparecencia de hoy: en los últimos cinco meses el gobierno español ha adoptado motu proprio medidas de ajuste que de otro modo hubiera impuesto la troika de manera más visible. Y probablemente continúe haciéndolo. La condicionalidad fiscal viene impuesta además por otro procedimiento, el de déficit excesivo, que se ha reforzado con el tratado de estabilidad. Y las directrices del FEEF sobre capitalización de instituciones financieras añaden que "donde resulte apropiado, podría derivarse una condicionalidad adicional del futuro marco de resolución de crisis bancarias de la UE."
La gran diferencia es que España, al contrario que Grecia, Portugal e Irlanda, es el único país de los citados cuyo gobierno se apoya en una mayoría absoluta en el parlamento, con una oposición, la de partidos como el PSOE o CIU, muy favorables al consenso. Los demás países contaban en cambio con mayorías parlamentarias relativas o con gobiernos inestables de coalición. Eso y que el peso de la banca en la economía española y su influencia en el sistema político vigente es mucho mayor. Hasta el punto de que la suerte de ambos está íntimamente relacionada.
* * *
La financiarización de la economía española ha venido impulsada principalmente por el desarrollo de los sectores del turismo y de la construcción desde la década de 1960. Así como entre el franquismo y el régimen de la transición encontramos una continuidad legal e institucional, simbolizada por la monarquía, existe una no tan delgada línea azul de continuidad entre el desarrollismo tardofranquista y la reciente burbuja inmobiliaria. Como explican Isidro López y Emmanuel Rodríguez en Fin de ciclo (2010):
"sus efectos de mayor alcance [los del binomio turismo-construcción] se produjeron en el sector financiero. Desde muy pronto, los grupos bancarios españoles comprendieron que la construcción y el turismo representaban una gran oportunidad de negocio. A su conocida centralidad en la financiación de los equipamientos industriales, añadieron el crédito a los agentes responsables de los masivos crecimientos urbanos de la época. Para añadir más energía a este caldo, la enorme dependencia del sector público respecto de los recursos financieros del oligopolio bancario, se vio recompensada, de forma extraordinariamente generosa, con uno de los márgenes financieros más altos de Europa."
El régimen político que se consolidó tras los Pactos de la Moncloa, los cuales permitieron el control de la inflación a costa de los incrementos salariales y a favor de las rentas empresariales, acentuó la tendencia a la terciarización, al culminar la reconversión de un sector industrial poco competitivo en el marco de la división internacional del trabajo. Esta economía de servicios mostró una creciente dependencia del sector financiero, que se apropió la parte del león de las rentas que se generaron. La crisis financiera de finales de los años setenta se saldó con una concentración de capital y la consolidación del oligopolio financiero. Los ciclos de expansión económica de 1985-1992 y de 1995-2007 reforzaron la estrategia de acumulación basada en las rentas financieras e inmobiliarias, con una fuerte entrada de capitales extranjeros favorecida por la libre circulación de capitales y la liberalización de la economía en el marco de la Unión Europea, y más tarde, con la adopción del euro, gracias a los reducidos tipos de interés que fijaba el Banco Central Europeo.
La acumulación financiera hubiera sido mucho más limitada si no fuera por el progresivo afianzamiento del proyecto (ahora fallido) de una sociedad de propietarios, algo que el franquismo ya había fomentado de forma incipiente (acceso a la propiedad de la vivienda y del automóvil), pero que la contrarrevolución neoliberal elevó a categoría de dogma. Como sucedió con otros países, la contención de los salarios se compensó con la revalorización de los activos inmobiliarios. La particularidad de la España de salarios estancados, trabajo precario y fuerte polarización social es que la propiedad de la vivienda se convirtió también en el principal medio de ascenso social y de constitución de un proyecto de vida (lo que antes representaba la educación superior). Para mantener su crecimiento y elevadas tasas de beneficio, las finanzas tuvieron que apoyarse en el acceso al crédito de cada vez más grupos de población, especialmente de trabajadores pobres e inmigrantes. Paralelamente asistimos a un proceso de financiarización de las economías públicas, sobre todo a nivel local, con la promoción de megaproyectos urbanísticos y de infraestructuras financiadas con fondos europeos. Todo ello dio lugar a reconfiguraciones espaciales de poder económico y político, singularmente en Valencia y en Madrid. Finalmente, el aznarismo promovió una agresiva internacionalización de los bancos y empresas privatizadas españolas, que aprovecharon las fraudulentas privatizaciones llevadas a cabo en América Latina a finales de los años noventa para hacerse con posiciones de dominio en la región, lo que explica en parte por qué han sorteado la crisis financiera con mejor suerte que las cajas de ahorro, mucho más expuestas al ladrillo.
* * * El régimen de la transición no está dispuesto a cambiar de de lógica económica. Pretende que la elite del país preserve los beneficios obtenidos durante el último ciclo de acumulación y sentar las bases de uno nuevo, que insista en la misma fórmula de apropiación de suelo y captación de rentas financieras con un régimen de explotación laboral acentuada. El rescate bancario es por tanto un rescate político. Del sistema político español, pero también de la Unión Europea tal y como la conocemos. Nuestro gobierno ha comprado tiempo, pero solo eso. Hoy la certidumbre no tiene precio.
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Una
turba quema basura mientras canta "El pueblo quiere quemar a los
africanos" tras una protesta contra los refugiados africanos en el
barrio de Hatikva en Tel Aviv - 23 de mayo, 2012. (Foto: Activestills)
"Pensaba que nos respetarían, pero...¡cómo odian a la gente!" Barha, niño eritreo de 14 años, tras los ataques de la noche del 23 de mayo.
Benjamin Netanyahu, presidente del gobierno de Israel, calentó el ambiente durante una reunión de su gabinete el pasado domingo 20 de mayo. "Los infiltrados (sic) que inundan el país" amenazan la seguridad y la identidad del Estado judío. "Si
no detenemos su entrada, el problema que actualmente se sitúa en 60.000
podría crecer hasta 600.000, lo cual amenaza nuestra existencia como
Estado judío y democrático." (...) "Este fenómeno es muy grave y amenaza el tejido social de la sociedad, nuestra seguridad nacional y nuestra identidad nacional". Netanyahu continuaba las declaraciones de su Ministro del Interior, Eli Yishai, que había afirmado que
la mayoría de los migrantes africanos eran unos criminales y que
deberían estar en prisión. Semejantes declaraciones se produjeron tras
una serie de noticias sobre delitos cometidos en el sur de Tel Aviv,
donde se concentra población de origen africano (fundamentalmente
eritreos y sudaneses a los que el gobierno rechaza conceder el estatuto
de refugiados), así como en las playas,
donde los robos son frecuentes. Pese a la percepción de inseguridad,
las estadísticas globales de criminalidad se han reducido en los últimos
años, y entre la población extranjera los índices son en realidad
menores en comparación con los de la población "autóctona". Menos
repercusión tienen los ataques a los inmigrantes africanos, como cuando incendian sus casas de manera intencionada.
Netanyahu
había preparado el terreno para un pogromo, que es lo que se produjo
exactamente tres días después en Hatikva, al sur de Tel Aviv. Un millar
de personas se manifestaron la noche del miércoles 23 contra la
presencia de inmigrantes africanos en Israel. En ella participaron
diputados del Likud (partido de Netanyahu) en la Knesset como Miri
Regev, que en su discurso calificó a los inmigrantes ilegales como un "cáncer para la sociedad". O Danny Danon: "Israel está en guerra. Un estado enemigo de infiltrados se ha establecido en Israel, y su capital es el sur de Tel Aviv."
Tras los discursos, la muchedumbre se dirigió al parque Levinsky, atacó
vehículos y comercios, y golpearon a transeúntes africanos.
Lejos
de sentirse responsables por incitar los ataques a la población
inmigrante, al día siguiente de los hechos el Ministro del Interior amenazó con multas a los ayuntamientos que contratasen inmigrantes: "En su lugar emplearán israelíes; el lugar de los infiltrados es el país de donde provienen."
Mientras las bases de la derecha israelí recriminan al gobierno que no
haya expulsado a todos los inmigrantes irregulares, y mientras el fiscal
general del Estado apoya la deportación masiva de nacionales de Sudán
del Sur, el Estado inicia la contrucción del mayor centro de detención de inmigrantes del mundo, con capacidad para 8.000 personas.
Así
pues, la obsesión por la "amenaza demográfica" ya no se limita a los
palestinos y se extiende a inmigrantes no muy numerosos pero sí
visibles. Expresa muy bien lo que el codirector del Alternative
Information Center (AIC) Sergio Yahni denomina "el fracaso del sionismo":
"el Estado de Israel hoy, el estado del
apartheid, confesional, es más que nada un fracaso del sionismo, no su
éxito. El objetivo del sionismo era el establecimiento de un estado
laico y la laicización del judaísmo. Establecer el judaísmo no como una
religión, sino como una nación."
"El sionismo ha fracasado en dos elementos: generar una identidad
colectiva que vaya más allá de la religión y establecer un territorio
autónomo con mayoria judía. En el estado de Israel hoy los judíos no son
ya mayoría: hay una paridad con los palestinos y no judíos, y hasta
quizás haya una pequeña mayoría sólo palestina. Por esta razón emerge el
apartheid, como un fracaso del proyecto sionista."
"El problema es que el sionismo es un movimiento que lleva su fracaso en
su propia definición. Esta obligado a fracasar y a decaer porque no
existe una definición laica de qué es ser judío, y porque la única
posibilidad que tiene el sionismo de no fracasar, entre comillas, sería
llevar adelante una continua y permanente limpieza étnica, algo
imposible e insostenible. Lo que ocurre hoy es que la limpieza étnica ha
llegado a sus límites e Israel tiene que transformarse en un estado de
apartheid donde los judíos son la minoría."
Anoche La 2 de TVE emitió Le Couperet (Arcadia) de Costa-Gavras, basada en una novela de Donald Westlake. Se trata de una película injustamente minusvalorada que constituye un ataque feroz contra el neoliberalismo y la cultura del workfare. El protagonista, el ex directivo Bruno Davert (interpretado por José García), tras una prolongada situación de desempleo, decide conseguir un puesto de trabajo siguiendo una lógica capitalista: eliminando la competencia. Lo que le lleva a cometer una serie de asesinatos. Es capaz de matar no para conseguir un empleo, el que sea, sino uno equivalente al que tenía como directivo cuando fue despedido. Su objetivo es mantener a toda costa su posición social a través de un individualismo llevado al extremo, donde el común no existe y los otros son el enemigo. Su mayor pobreza es su soledad. La suya es una subjetividad desquiciada.
En un momento de la película tiene lugar una entrevista de trabajo en la cual Davert, harto de someterse a una nueva humillación, se muestra arrogante con su evaluadora y echa por tierra todo lo que se supone que debería decir. La película muestra que tras el paro están las relaciones desiguales de poder que enmascara el mismo mercado de trabajo. La Arcadia corporativa feliz engendra monstruos. Algunos, como Davert, solo desean pagar sus deudas, dejar de sentirse sobrante y verse reconocidos entre un grupo selecto de pares. Otros dirigen gobiernos y grandes empresas.
(A falta de vídeo subtitulado, transcribí la escena)
Bruno Davert:Había venido al
paísde la sonrisa
obligada.Pero yo ya
había olvidadocómo sonreír.
Estar rodeado de tanto ignorante no augurabanada
bueno. No necesitaban mi cualificación para fabricar etiquetas de congelados.
Iris Thompson (recursos humanos):¿Sr. Davert?
B.D.:Sí.
I.T.:Acérquese, por
favor.
B.D.:(mirando hacia arriba, murmurando) Dios, si deverdad existes, concédeme este trabajo. Vale, no lo hagas por mí, sino por Edouard, Rick y los otros, ¿vale?
B.D.: Hola.
I.T.:Hola.Tome asiento.
B.D.:(mira a la cámara de vídeo que hay detrássuyo y la señala) ¿Es por usted o por...?Estaría mejor
allí (enfocándole a él).
I.T.:Es para verme a
mí.Tiene un currículo impresionante.
B.D:Ya. Soy
especialistaen currículos.
I.T.:Su titulación y su carrera profesional.¿Qué opina del etiquetado alimenticio?
B.D: Todo es mejorable.
I.T.:Ocupó un puesto
de responsabilidaden la misma
empresa 15 años.¿Qué le hizo dejarlo?
B.D.:Reestructuración por deslocalizacióny como
resultado:una prima del
16%para el
accionariado...y en mi caso,dos años en el
paro.
I.T.:Tendría
acciones.
B.D.:Sí. Tuve que
venderlas todaspara pagar...
I.T.:Más la prima
del 16%. ¿Qué ha aprendidodel hecho de
estar desempleado?
B.D.:Que el largo
plazo destruyelos beneficios
a corto plazo.
I.T.:¿Y dónde se
encuentra ahora?
B.D.:A medio camino.
I.T.:Nuestra
tecnología es limitada.¿No estará
demasiado cualificado?
B.D.:En absoluto.Quien puede lo
más, puede lo menos.
I.T.:¿Considera que una mujer podría ocupareste puesto?
B.D.:Disculpe, ¿su
puesto?
I.T.:La vacante.
B.D.:Exige cierta
cualificación.No veo por qué no pueda tenerla una mujer, pero... no soy experto en mujeres.
I.T.:¿Es tan original en su trabajo como en sus respuestas?
B.D:Lo intento.
Verá..Leí dos libros sobre cómo triunfar en unaentrevista de trabajo y me disgustó suconformismo.¿Es usted conformista, señorita?
I.T.:Señora Thomson. Iris Thomson.Gracias por venir, Sr. Davert. Estudiaremosatentamente su candidatura.
B.D.:¿Eso es todo? ¿No quiere saber qué estoy dispuestoa hacer ni mi
pretensión económica?
I.T.:Lo discutiríamos en una segunda entrevista,llegado el caso. Gracias por haber venido.
B.D.:(Me dije: "Menos mal que no llevo la Lugerencima")
Esta semana Antonio Negri y Michael Hardt publicaron en Amazon su último libro, Declaration (Declaración) un texto de urgencia sobre las luchas políticas y sociales en curso por una vida buena en común. El librito puede descargarse para Kindle por menos de un euro (aunque no han tardado en circular copias gratuitas). Declaración se compone de tres capítulos: Figuras subjetivas de la Crisis; la rebelión contra la Crisis; la constitución del común. La revista Jacobin publicó en su sitio web la introducción del mismo, que he traducido completa al castellano.
* * *
Toma el relevo - Antonio Negri y Michael Hardt (mayo de 2012)
Esto no es un manifiesto. Los manifiestos permiten atisbar
un mundo por llegar pero también crean el sujeto, que aunque ahora solo sea un
espectro debe materializarse para que pueda convertirse en agente del cambio. Los
manifiestos funcionan como los antiguos profetas, que gracias a su poder
visionario crean su propia gente. Los movimientos sociales de hoy han
invertido este orden y han vuelto obsoletos tanto a los manifiestos como a los profetas.
Los agentes del cambio ya han bajado a las calles y han ocupado las plazas de
las ciudades, amenazando y derribando a los gobernantes pero también
conjurando visiones de un nuevo mundo. Y lo que es quizás más importante, las
multitudes, a través de sus lógicas y sus prácticas, sus eslóganes y sus
deseos, han declarado un nuevo conjunto de principios y verdades. ¿Cómo su
declaración puede convertirse en la base de la constitución de una sociedad nueva y
sostenible? ¿Cómo pueden sus principios y verdades guiarnos en reinventar cómo
nos relacionamos entre nosotros y nuestro mundo? En su rebelión, las multitudes
deben descubrir el pasaje de la declaración a la constitución.
A principios de 2011, en las profundidades de las crisis
económicas y sociales caracterizadas por una radical desigualdad, el sentido
común parecía dictar que confiáramos en las decisiones y la guía de los poderes
dominantes, si no queríamos que cayeran sobre nosotros desastres aún más
terribles. Los gobiernos y poderes financieros puede que sean tiranos, y que hayan
sido los principales responsables en la creación de las crisis, pero no
teníamos elección. Sin embargo, a lo largo de 2011, una serie de luchas
sociales hicieron añicos este sentido común y empezaron a construir uno nuevo.
Occupy Wall Street fue el más visible pero fue solo un momento en un ciclo de
luchas que desplazaron el terreno del debate político y abrieron nuevas
posibilidades para la acción política a lo largo del año.
Dos mil once comenzó pronto. El 17 de diciembre de 2010 en
Sidi Bouzid, Túnez, el vendedor callejero de veintiséis años Mohamed Bouazizi,
que dicen que había obtenido una licenciatura en ciencias informáticas, se
prendió fuego. A finales de mes, las revueltas de masas se habían extendido en
Túnez con el reclamo de “Ben Ali dégage!” y efectivamente a mediados de enero, Zine
el-Abidine Ben Ali ya se había marchado. Los egipcios tomaron el relevo y, con
decenas y centenares de miles saliendo regularmente a las calles desde finales
de enero, exigieron que Hosni Mubarak se fuera también. La Plaza Tahrir de El
Cairo fue ocupada durante apenas dieciocho días antes de que Mubarak abandonase
el poder.
Las protestas contra los regímenes represivos se expandieron
rápidamente a otros países en el Norte de África y en el Medio Oriente,
incluyendo Baréin y Yemen y finalmente Libia y Siria, pero la chispa inicial en
Túnez y Egipto también prendió más lejos. Los manifestantes que ocuparon la
sede del gobierno estatal en Wisconsin en febrero y marzo expresaron su
solidaridad y reconocieron la influencia de sus homólogos en El Cairo, pero el
paso crucialcomenzó a darse el 15 de Mayo
con las ocupaciones de las plazas centrales en Madrid y Barcelona de los
llamados indignados. Las acampadas españolas se inspiraron en las revueltas
tunecinas y egipcias y llevaron a cabo sus luchas en formas nuevas. Frente al
gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero reclamaron “Democracia real ya”,
rechazando la representación de todos los partidos políticos, y transmitiendo
una amplia gama de protestas sociales, desde la corrupción de los bancos al
paro, desde la falta de servicios sociales al insuficiente acceso a la vivienda
y la injusticia de los desahucios. Millones de españoles participaron en el
movimiento, y la amplia mayoría de la población apoyó sus demandas. En las
plazas ocupadas los indignados organizaron asambleas para tomar decisiones y
comisiones de investigación para explorar un amplio abanico de asuntos
sociales.
Incluso antes de que se desmantelasen los campamentos en la
Puerta del Sol de Madrid, los griegos habían tomado el testigo de los indignados
y ocuparon la plaza Sintagma en Atenas para protestar contra las medidas de
austeridad. Poco después, las tiendas brotaron en el bulevar Rothschild de Tel
Aviv para reclamar justicia social y bienestar para los israelíes. A principios
de agosto, después de que la policía británica matase de un disparo a un
ciudadano negro, en Tottenham estallaron revueltas que pronto se extendieron
por toda Inglaterra.
Cuando unos pocos centenares de ocupantes pioneros trajeron
sus tiendas de campaña al Parque Zuccotti de Nueva York el 17 de septiembre, entonces
fueron ellos quienes tomaron el relevo. Y efectivamente sus acciones y la
expansión de los movimientos en los Estados Unidos y en todo el mundo deben
entenderse con la experiencia de aquel año a sus espaldas.
Muchos de los que no tomaron parte en las luchas tendrán
problemas para apreciar las conexiones en esta lista de acontecimientos. Las
rebeliones norteafricanas se opusieron a regímenes opresivos y sus demandas se
centraron en el derrocamiento de los tiranos, mientras las muy diversas demandas
sociales de las acampadas en Europa, Estados Unidos e Israel se dirigieron a
sistemas constitucionales representativos. Además, las protestas de las tiendas
de acampada en Israel (¡no lo llames una ocupación!) sopesó sus peticiones con
delicadeza para permanecer en silencio sobre las cuestiones de los
asentamientos y los derechos de los palestinos; los griegos se están
enfrentando a una crisis de la deuda soberana y a medidas de austeridad de
proporciones históricas; y la indignación de los alborotadores británicos se
dirigió a una larga historia de jerarquías raciales, y ni siquiera armaron
tiendas.
Cada una de estas luchas es singular y se orientó hacia
condiciones locales específicas. Lo primero que hay que notar, no obstante, es
que de hecho se hablaron las unas a las otras. Los egipcios, por supuesto,
recorrieron claramente senderos que ya habían caminado los tunecinos y
adoptaron sus eslóganes, pero los ocupantes de la Puerta del Sol también
pensaron en su lucha como portadora de las experiencias de la gente de Tahrir.
A su vez, los ojos de Atenas y Tel Aviv se centraron en las experiencias de
Madrid y El Cairo. Los ocupantes de Wall Street tuvieron todas ellas en cuenta,
traduciendo, por ejemplo, la lucha contra el tirano en una lucha contra la
tiranía de las finanzas. Puede pensarse que simplemente estuvieran engañados y
que hubieran olvidado las diferencias en sus respectivas situaciones y demandas.
Creemos, sin embargo, que ellos tienen una visión más clara que los que están
fuera de las luchas, y ellos pueden sostener sin contradicción sus condiciones
singulares y las batallas locales con la lucha común global.
El hombre invisible de Ralph Ellison, después de una dura
jornada en una sociedad racista, desarrolló la habilidad de comunicarse con los
otros en la lucha. “¿Quién sabe” concluye Ellison el narrador, "si en el fondo no hablo también por ustedes, aunque sea en las bajas frecuencias?". Hoy también
aquellos en lucha comunican en las frecuencias bajas pero, a diferencia de la
época de Ellison, nadie habla por ellos. Las bajas frecuencias son ondas
abiertas para todos. Y algunos mensajes solo pueden ser oídos por aquellos en
lucha.
Por supuesto, estos movimientos comparten una serie de
características, la más obvia de las cuales es la estrategia de las acampadas o
de la ocupación. Hace una década los movimientos de la alterglobalización eran
nómadas. Migraban de una cumbre a la siguiente, iluminando las injusticias y la
naturaleza antidemocrática de una serie de instituciones clave del sistema de
poder global: la Organización Mundial de Comercio, el Fondo Monetario
Internacional, el Banco Mundial, y los líderes nacionales del G8, entre otros.
El ciclo de luchas que comenzó en 2011, en contraste, es sedentario. Frente a
la itinerancia de acuerdo con el calendario de las cumbres, estos movimientos se
quedan ahí y, de hecho, rechazan moverse. Su inmovilidad se debe en parte al
hecho de que estén tan profundamente arraigados en las cuestiones sociales
locales y nacionales.
Estos movimientos comparten también su organización interna
como multitud. Los corresponsales de la prensa internacional buscaban
desesperadamente en Túnez y Egipto un líder de los movimientos. Durante el
período más intenso de la ocupación de la Plaza Tahrir Square, por ejemplo,
cada día presumían que una figura diferente era el líder real: un día era
Mohamed ElBaradei, el ganador del Premio Nobel, al día siguiente era el
ejecutivo de Google Wael Ghonim, y así sucesivamente. Lo que los medios no
podían entender o aceptar era que no había líderes en la Plaza Tahrir. El
rechazo de los movimientos a tener un líder fue reconocible a lo largo del año
pero quizás fue más pronunciado en Wall Street. Una serie de intelectuales y
famosos apareció en el Parque Zuccotti, pero nadie podía considerar a ninguno
de ellos líderes; eran invitados de la multitud. Desde El Cairo y Madrid a
Atenas y New York, los movimientos desarrollaron en cambio mecanismos
horizontales de organización. No construyeron cuarteles o formaron comités
centrales sino que se extendieron como enjambres, y lo más importante, crearon
prácticas democráticas de toma de decisiones de modo que todos los
participantes pudieran liderar juntos.
Una tercera característica que exhiben los movimientos,
aunque en formas diferentes, es que lo que concebimos como una lucha por el
común. Lo cual se expresó en algunos casos en llamas.Cuando Mohamed Bouazizi se prendió fuego, su protesta se
entendió que se dirigía no sólo contra el abuso que sufrió en manos de la policía
local sino también contra la difícil situación social y económica que
compartían los trabajadores en el país, muchos de los cuales son incapaces de
encontrar un trabajo adecuado a su educación. De hecho tanto en Túnez como en
Egipto los gritos que exigían la salida del tirano volvieron a muchos observadores
sordos frente a las profundas cuestiones sociales y económicas en juego en los
movimientos, así como a las acciones cruciales de los sindicatos. Los fuegos de
agosto de los disturbios de Londres también expresaron la protesta frente al
actual orden económico y social. Como los amotinados de París en 2005 y en Los
Ángeles más de una década antes, la indignación de los británicos respondió a
un conjunto complejo de cuestiones sociales, el más central de los cuales es la
subordinación racial. Pero la quema y el saqueo en cada uno de estos casos
también responde al poder de las mercancías y al gobierno de la propiedad, que
en sí mismos son con frecuencia, por supuesto, vehículos de subordinación
racial. Estas son las luchas por los comunes, entonces, en el sentido de que
contestan las injusticias del neoliberalismo y, en última instancia, el
gobierno de la propiedad privada. Pero ello no las hace socialistas. De hecho,
vemos muy poco de los tradicionales movimientos socialistas en este ciclo de
luchas. Y del mismo modo que las luchas por el común contestan el dominio de la
propiedad privada, igualmente se oponen a la dominación de la propiedad pública
y el control del Estado.
En este panfleto pretendemos tratar los deseos y los logros
del ciclo de luchas que estalló en 2011, pero lo hacemos sin analizarlos
directamente. En cambio empezamos investigando las condiciones sociales y
políticas generales en las que surgen. Nuestro punto de ataque aquí son las
formas dominantes de subjetividad que se producen en el contexto de las
actuales crisis sociales y políticas. Nos referimos a cuatro figuras subjetivas
primarias — el sujeto endeudado, el mediatizado,el asegurado y el representado—todos
los cuales están empobrecidos mientras sus poderes para la acción social aparecen enmascarados
y mistificados.
Creemos que los movimientos de revuelta y de rebelión
nos aportan los medios no sólo para rechazar los regímenes represivos bajo los
cuales estas figuras subjetivas sufren sino también para invertir estas
subjetividades en figuras de poder. En otras palabras, descubren nuevas
formas de independencia y seguridad en el terreno económico y también en los
terrenos sociales y comunicativos, que conjuntamente generan el potencial para
deshacerse de los sistemas de representación política y reafirmar sus propios
poderes de acción democrática. Estos son algunos de los logros que los
movimientos ya han conseguido y que pueden desarrollar aún más.
No obstante, para consolidar y aumentar los poderes de
dichas subjetividades es necesario dar otro paso. Los movimientos, en efecto,
ya proporcionan una serie de principios constitucionales que pueden ser la base
de un proceso constituyente. Uno de los elementos más radicales y de mayor
alcance de este ciclo de movimientos, por ejemplo, ha sido el rechazo de la
representación y la construcción en su lugar de esquemas de participación
democrática. Estos movimientos también dan nuevos significados a la libertad, a nuestra relación con el común y a una
serie de acuerdos políticos centrales, que exceden ampliamente los límites de las
actuales constituciones republicanas. Estos significados ya están pasando a
formar parte de un nuevo sentido común. Son principios fundacionales que ya
consideramos derechos inalienables, como aquellos que se anunciaron en el
transcurso de las revoluciones del siglo XVIII.
La tarea no consiste en codificar nuevas relaciones sociales en un
orden fijo, sino crear en su lugar un proceso constituyente que organice dichas
relaciones y las haga duraderas, al tiempo que fomenta futuras innovaciones y
permanece abierto a los deseos de las multitudes. Los movimientos han declarado
una nueva independencia, y un poder constituyente debe llevarla a cabo.
* Muchas gracias a Federico Hurtado (Argentina) por prestarme las imágenes de "El hombre endeudado" y "El hombre asegurado".
Durante el encuentro "La UE en crisis: análisis, resistencias y alternativas a la Europa de las multinacionales", que organizó este fin de semana en Bruselas el Corporate Europe Observatory y el Transnational Institute, me enteré por uno de sus ponentes, Alexis Passadakis (ATTAC), que el ayuntamiento de Fráncfort había prohibido las acciones de protesta convocadas para el 16 y 17 de mayo dentro de la campaña "Blockupy", que sucede a las del 12M15M. Fráncfort es la ciudad alemana sede del Banco Central Europeo y el centro financiero de la Europa continental.
Con estas jornadas de acción los convocantes desean impulsar un movimiento transnacional con el objetivo de acabar con el expolio financiero y la precariedad en Europa. Y esto en el corazón de la mayor potencia europea, un país que todavía vive el mito de la Alemania trabajadora y ahorradora y donde cuesta encontrar ciudadanos que se identifiquen con quienes sufren las terapias de choque que se están aplicando en el sur de Europa. Como su nombre indica, Blockupy pretende abrir una brecha en Alemania -y marcar un momento simbólico en Europa- ocupando el distrito financiero de Fráncfort (16-17 de mayo), bloqueando el BCE y los principales bancos (18 de mayo), para terminar el 19 de mayo con una gran manifestación.
La inédita prohibición de Fráncfort, ciudad donde gobierna una alianza de CDU-Verdes, se une a la suspensión de la libre circulación en el espacio Schengen durante la reunión del BCE que se celebró hace poco en Barcelona. El poder financiero es invisible e intocable, y sus servidores sobreactúan con nerviosismo cuando aquel es puesto en evidencia. Ante todo, quieren impedir que se establezcan lazos de solidaridad entre el norte y el sur. Los convocantes de la acción no parece que vayan a arredrarse, y habrá que ver cómo se porta la policía. Frente a la democracia en suspenso, democracia en movimiento.
Actualización (8 de mayo, 17:20): las acciones Blockupy siguen sin ser autorizadas, pero campamento #OccupyFrankfurt frente al BCE sí, para el 23 de mayo, según informa @OccupyFrankfurt.
Revolution, por Nina Simone. Actuación en el Festival Cultural de Harlem de 1969.
And now we are in the middle of a revolution Cause i see the face of things to come Yes, I do Yeah, your Constitution Well, my friend, its gonna have to bend I'm here to tell you about destruction Of all the evil that will have to end.
Everything is gonna be all right
Some folks are gonna get the notion I know they'll say im preachin hate but if i have to swim the ocean well i would just to communicate its not as simple as talkin jive the daily struggle just to stay alive
Singin about a revolution because were talkin about a change its more than just evolution well you know we all got to clean our brains the only way that we can stand in fact is when you get your foot off our back
Y ahora estamos en medio de una revolución Porque veo el rostro de las cosas que vendrán Sí, lo veo Sí, tu Constitución Bueno, mi amigo, va a tener que ceder Estoy aquí para hablarte de destrucción De todo el mal que tendrá que terminar.
Todo irá bien
Algunos van a pillar la idea Sé que dirán que predico odio pero si tengo que atravesar nadando el océano bueno yo sólo comunicaría no es tan simple como hablar jerga la lucha diaria es simplemente permanecer viva
Cantando acerca de una revolución porque estamos hablando de un cambio es más que una mera evolución bueno, ya sabes, todos tenemos que limpiarnos el cerebro el único modo de que podamos levantarnos es en realidad cuando nos quiten el pie de encima
Hay algo perverso en la rutinaria publicación de las tasas de desempleo mediante las Encuestas de Población Activa o las cifras de afiliaciones a la seguridad social. El paro se ha convertido en el termómetro por excelencia, casi exclusivo, de la denominada "crisis", que ya no es otra cosa que pura desposesión colectiva. Ha pasado a formar parte del sentido común cuando se trata de valorar la salud de la economía y el bienestar social. Todo el debate político pasa en torno a una creación de empleo que cada vez parece más lejana. Ya es hora, pues, de poner estas estadísticas en su sitio.
Empleo versus trabajo
Las tasas de paro hacen referencia a la falta de ocupación, que incluye situaciones diferentes a la del empleo asalariado. Aún así, el énfasis se pone en la perspectiva del empleo, que no es lo mismo que el trabajo. Cuando nos referimos al "empleo" adoptamos necesariamente el punto de vista del empresario, denominado por este motivo "empleador", expresión que deja al "empleado" como un sujeto pasivo. Por este motivo el Partido Popular cambió el nombre del Ministerio de Trabajo por el de Ministerio de Empleo y Seguridad Social nada más llegar al poder. Un empleo es un contrato de trabajo entre el empresario y el trabajador, pero el número de dichas contrataciones, como el número de personas que aparecen como contratadas en un determinado momento, son cifras que no nos dicen nada acerca de la "calidad" de dicho empleo, ni del bienestar de los trabajadores, ni del tipo de relaciones -jerárquicas o de cooperación- que se establecen en el interior de la empresa. De ahí que la Organización Internacional del Trabajo lleve tiempo tratando de medir lo que denominan "trabajo decente". Entre los indicadores que suelen utilizar, nos encontramos los de "ingresos adecuados", "horas de trabajo decentes" o la "conciliación del trabajo, la vida familiar y la vida personal", etc. Es decir, lo que los gobiernos europeos están convirtiendo en piezas de museo. Por "decente" se entiende un grado de dependencia y de explotación relativamente limitado o soportable. Sin embargo, no ha habido un consenso sobre los parámetros y la metodología para promover un índice al estilo del IDH, el Índice de Desarrollo Humano (que pretende suplir las carencias de otro índice fetiche, el PIB), que permita establecer comparaciones internacionales con un mínimo de rigor. La crisis del sistema salarial...
La cuestión esencial es que el empleo asalariado sigue siendo la fuente principal de ingresos para la mayoría de las familias, más ahora con el desplome de los activos bursátiles e inmobiliarios. Esto, que puede parecer una perogrullada, desde un punto de vista histórico no lo es tanto.
Actualmente, el número real de asalariados representa un porcentaje no mayoritario de la población. En el caso de España, el número de "ocupados" (esto es, sumando asalariados, empresarios, autónomos, etc.) asciende a 17.433.200 personas (INE, EPA del primer trimestre de 2012) para una población total de 46.185.607 personas (INE, 1 de abril de 2012). Es decir, apenas un 38 % del total de la población. Del total de ocupados, aquellos que tienen un trabajo subordinado formalmente libre (incluyendo contratos indefinidos y temporales, empleos públicos y privados) suman 14,4 millones de personas. Es decir, los trabajadores asalariados representan el 31 % del total de la población, menos de un tercio (el 37 % de la población mayor de 16 años). Su heterogeneidad es enorme, tanto por el tipo de trabajo realizado como por los ingresos: un asalariado es un peón de la construcción, un obrero industrial (aún hoy arquetipos del trabajador en carteles y viñetas) pero también el administrador de operaciones financieras de una entidad bancaria.
Los trabajadores semidependientes e independientes suman 2,1 millones. Estos son los autónomos, falsos autónomos, freelances, empresarios sin trabajadores, cooperativistas y quienes reciben ayuda familiar (la EPA los incluye como trabajadores por cuenta propia). Categorías que no encajan en el trabajo asalariado "clásico" al no ser por cuenta ajena pero que no están exentos de precariedad y de cierta dependencia en función de su situación dentro de la cadena productiva o comercial (como subcontratistas, por ejemplo).
En cambio, los empresarios "empleadores", esto es, con trabajadores asalariados, constituyen únicamente 909.900 personas (menos del 2 % de la población total) para un total de 3.246.986 empresas registradas, cifra que incluye a las microempresas sin asalariados (sociedades limitadas unipersonales) que se solapan con los autónomos que mencioné antes (además, muchas sociedades son ficticias, creadas únicamente con el objetivo de pagar menos impuestos). También aquí encontramos una gran diversidad en relación con el capital disponible y la posición de dominio o de dependencia en el mercado: estos números incluyen desde Emilio Botín a los dueños de pequeños comercios familiares.
Quienes no figuran en estas categorías, ni tampoco están en paro, se consideran "inactivos". En España son 15,4 millones de personas mayores de 16 años, de los que 8,9 millones son pensionistas. Más que el total de asalariados. Constituye una mistificación considerar que todas esas personas "no hacen nada". Es simplemente falso, incluso en el caso de los pensionistas o jubilados. Se da la circunstancia que la producción de riqueza se ha socializado
como nunca en las últimas décadas hasta el punto de que en la práctica
la riqueza debe identificarse con el conjunto de la actividad social. Y se trata de mucha gente, y sobre todo, muchas mujeres. "Amas de casa", por ejemplo. Entre los "inactivos" no pensionistas vemos el trabajo de los migrantes sin papeles, el trabajo sexual, el trabajo doméstico (también realizado por asalariados, o mejor dicho, por asalariadas), el trabajo de cuidados (abordado con mayor o peor fortuna por la moribunda ley de dependencia), estudiantes, el trabajo en formación, becarios, el trabajo vocacional o voluntario. En muchos casos se trata de situaciones de trabajo informal, a veces coaccionado o semicoaccionado, como el que facilita la ley de extranjería. En otros, de situaciones productivas impagadas o no reconocidas.
El empleo asalariado es, pues, una más de las posibles situaciones
laborales en las que podemos encontrarnos y no agota toda la actividad
humana socialmente útil. Durante las últimas décadas, las sucesivas
reformas laborales no han hecho sino incrementar la diversidad de
relaciones contractuales o estatutarias, mientras el peso del salario en
el conjunto de la renta familiar disminuía y se devaluaban los derechos de que disponía el trabajador en una relación laboral que es intrínsecamente desigual.
... y la destrucción de lo público
Sin embargo, todo el andamiaje de lo que denominamos "Estado del bienestar" continúa articulado sobre la base de la hegemonía del empleo asalariado clásico, esto es, estable e indefinido, lo que paradójicamente facilita la respuesta neoliberal a la crisis del sistema salarial y del pacto social que sustentaba aquél. Y ello a pesar de que dicha alternativa haya quedado totalmente deslegitimada con la crisis financiera de 2007-2008. ¿Cómo? Transformando las funciones del Estado, mientras se refuerza policialmente e inventa enemigos internos y externos.
Lo que antes formaba parte de lo que se llamaba "salario social", esto es, aquellas necesidades sociales que todavía se proveen desde el ámbito público -financiado vía impuestos, de gratuito nada- como la sanidad o la educación, ahora deberán articularse como relaciones individualizadas de intercambio y de deuda, acentuando la dimensión financiera. Este es el significado de los copagos, repagos, que poco tienen que ver con una supuesta falta de sostenibilidad del sistema. Será insostenible si se mantiene la ficción de un pacto social-salarial inexistente mientras se devalúa a propósito los sueldos que teóricamente deben sustentarlo. La devaluación de los salarios va a la par con la promoción del endeudamiento
para consumir cosas innecesarias, sí, pero también para acceder a cosas
tan básicas como la vivienda, la salud o la educación. Asistimos por tanto a una brutal huida hacia adelante en la que se intensifican mediante terapias de choque las mismas políticas financieras que condujeron al desastre.
Una de las consecuencias evidentes de esta deriva es un aumento de las desigualdades económicas. Una forma de medirla es mediante el coeficiente Gini, donde el cero se corresponde con la perfecta igualdad de ingresos y 1 con la perfecta desigualdad. Pues bien, en apenas dos años, entre 2008 y 2010 el coeficiente Gini de España pasó de 31,3 a 33,9, según Eurostat. Es decir, las desigualdades en el ingreso aumentaron bastante, y esto antes de que se aplicaran las políticas de ajuste que están liquidando el acceso a servicios básicos de millones de personas (no disponemos de datos más recientes). Otro índice es el s80/s20, que indica la renta que se obtiene para el
quintil superior, el 20% de la población con el nivel
económico más alto, en relación con la población del quintil inferior. En el mismo período 2008-2010 el índice español pasó de golpe de 5,4 a 6,9, cuando en los quince años anteriores había aumentado ligeramente. Es decir, el 20% de la población más rica tenía en 2010 ingresos 6,9 superiores a los de la población más pobre (la media europea en 2010 era 4,9). Ahora el ratio debe ser notablemente superior. Los ricos son cada vez más ricos, los pobres más pobres, suele decirse. No. Los ricos son más ricos porque los pobres son ahora mucho más pobres.
No es sólo el paro. La pérdida acelerada de ingresos de amplias capas de la población se debe también a otros aspectos, como la degradación del sistema público. Harían falta muchas más estadísticas para intentar cuantificar los daños que están provocando la arrogancia sin límites de los poderosos. La futura creación de empleo, si llega a producirse, no puede hacerse a costa de que unos pocos expropien lo que de todos es. Porque entonces ese empleo no será sino un eufemismo para denominar la servidumbre. Si seguimos dejándoles hacer, puede que a medio plazo aumenten las contrataciones -los "empleos"- pero el paisaje habrá cambiado, y a peor. Y no habrá estadísticas que puedan dar cuenta del miedo, de la desesperanza, de la pérdida de amor propio. No nos queda otra que conjurar estos demonios.
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Escribe Hugo M. Abarca en su blog acerca de la decisión que deben tomar hoy los afiliados de Izquierda Unida en Andalucía, sobre "si se aprueba o no el pacto de legislatura con el PSOE al
que ha llegado la dirección y cómo se pondría en marcha en caso de ser
aprobado por la militancia: entrando en el gobierno (gobierno de
coalición) o sin entrar." Tras exponer el dilema que se plantea, teniendo en cuenta que de ningún modo pretenden allanar el terreno para que el PP de Javier Arenas se haga con el gobierno autonómico, y después de celebrar la democracia interna de la formación, concluye: "La decisión no es fácil y tiene mil aristas."
Es cierto. La decisión no es fácil, y en una negociación -especialmente con un partido como el PSOE- son inevitables concesiones programáticas importantes. Para facilitarla, nada como leer el programa consensuado. Porque en el contexto de la actual ofensiva antidemocrática, el elemento innegociable no debería ser tanto Javier Arenas o el PP, como la filosofía del ajuste neoliberal que encarnan. Pues bien, he aquí algunos extractos que figuran en el pacto:
"las fuerzas políticas firmantes de este acuerdo consideran imprescindible la participación de las Comunidades Autónomas en el objetivo de déficit público impuesto por el Gobierno de la Nación y la UE de una forma proporcional a su peso en el gasto público y que atienda a las particularidades de cada comunidad autónoma" (página 8)
"El gobierno de Andalucía está en disposición, desde la lealtad
constitucional[constitución reformada, ojo], de plantear este otro
modelo de desarrollo sostenible" (página 11)
"Mantendremos un compromiso con la austeridad presupuestaria" (página 24)
No menciono elementos positivos como la defensa de la sanidad pública, la creación de una entidad financiera pública o el estudio de la aplicación de una renta básica de ciudadanía. Pero no es mi intención manipular. Simplemente me pregunto, y deseo que los afiliados de IU se pregunten, cómo piensan aplicar el detallado programa que se propone sin una oposición frontal y desobediente al ajuste económico que impone el gobierno del PP (que pactan cuando conviene con el PSOE a nivel estatal) y la Unión Europea. Qué "diálogo corresponsable, serio y activo con el Gobierno de España" es posible cuando cada día nos están dejando claro que no quieren ni diálogo ni mucho menos negociación. Planteo estas preguntas con crudeza no porque quiera criticar a IU sino porque afectan a toda formación política de izquierdas o simplemente crítica con el saqueo de lo público y que adquiera una mínima cuota de poder en el cada vez más autoritario sistema político vigente.
Actualización (23:08): más de un 70% apoya la entrada en el gobierno de IU. El 75% apoya el texto de programa (vía @FelipeAlcarazM).
Las últimas rebeliones tuareg
del norte de Malí (mayo-julio de 2006, 2007-2009, 2012), lideradas por
antiguos guerrilleros del MPA en sucesivas escisiones, se desarrollan en
un contexto que difiere bastante del de pasadas revueltas. A principios
del siglo XXI, las rutas transaharianas comienzan a revitalizarse,
después de una prolongada decadencia, y puntos remotos como Kidal o
Tamanrasset pasan a convertirse en nodos de conexión del Sahel con la
economía global. En dirección al norte, en lugar de oro, sal y esclavos,
ahora se trafica con mercancías que se sitúan en los márgenes de la
legalidad sancionada por los Estados contemporáneos: contrabando de tabaco (fundamentalmente Marlboro procedente de ), tráfico de migrantes (con Gao como ciudad de tránsito) y más recientemente tráfico de drogas ilegales proveniente de América Latina, en particular cocaína. Y tráfico de armas,
en alza tras la guerra de Libia. En lugar de dromedarios, conducen
Toyota 4x4 y tecnologías como los GPS o los Thuraya (teléfonos
satelitales) facilitan el tránsito por el desierto y la irrupción de
nuevos grupos, como los que se reclaman integrantes de Al Qaeda en el
Maghreb Islámico (AQMI), dominado por argelinos pero del que forman
parte también mauritanos, malienses o gente procedente de Níger. Otra
actividad ilícita, en este caso más puntual y esporádica, que aporta
divisas es el secuestro de ciudadanos occidentales a cambio de rescate. Un personaje como Mokhtar Belmokhtar (AQMI) practica tanto el contrabando como el secuestro.
Es
cierto que la mayoría de la población del norte de Malí no se dedica a
estas actividades. El pastoreo se mantiene y resiste a duras penas la
desertificación, y en los mercados locales también se comercializan
productos legales. Las bandas de traficantes no suelen superar algunas
decenas de personas. Sin embargo, sus actividades sí que son muy rentables y
la protección de sus rutas -a cambio de las oportunas "tasas de
protección"- constituye un lucrativo negocio para los funcionarios de la administración local,
de la policía y el ejército, o de las aduanas. De ahí que, por ejemplo, el gobierno de Bamako haya sido acusado de connivencia o
colusión con AQMI. Tampoco
tienen mayores problemas para moverse y hacer tratos en una zona
tradicionalmente comercial y pragmática. No olvidemos que el
norte de África es la región más pobre de Malí, en un país con 3,5
millones de personas consideradas vulnerables en términos de seguridad alimentaria.
lo que equivale a decir que es una de las más pobres del mundo. Como para ponerse escrupulosos.
En todo caso, el movimiento que se desarrolla con las nuevas rutas acabará resquebrajando los precarios equilibrios postcoloniales de Estados que nunca fueron muy fuertes y que además han sido fragilizados por las políticas de ajuste estructural y la globalización de las últimas décadas.
* * *
El impacto en las relaciones sociales y de poder, tanto entre
las diferentes tribus tuareg, como en relación con otros grupos étnicos
del norte de Malí (árabes, songhai), resulta evidente. El sempiterno problema político
del control de la administración local, entre poblaciones refractarias al Estado moderno, adquiere entonces una nueva
significación. Así, el Pacto Nacional de 1992 -facilitado por Argelia-
inició un tortuoso proceso de descentralización (con la creación, por
ejemplo, de la región de Kidal) que benefició sobre todo a determinados
líderes tuareg de noble linaje, que de este modo accedieron al poder y a
los recursos económicos de la administración local y nacional. Contra
este status quo se rebelaron posteriormente nuevos "hombres fuertes"
tuareg, con redes tribales y económicas a caballo entre la informalidad y
la legalidad, como Ibrahim Ag Bahanga (quien, exiliado en Libia, retorna en
enero de 2011 para fallecer poco después en circunstancias no aclaradas)
o Iyad Ag Ghali, antiguo líder del MPLA
y hoy del grupo salafista Ansar Dine. En 2006, un nuevo acuerdo
fallido
-los acuerdos de Argel- fomentaba una mayor autonomía de la región de
Kidal e insistía en aquellas cláusulas (reconocimiento de las
peculiaridades culturales, promesas de inversiones) que habían sido
incumplidas en el pasado. En cualquier caso, el Estado maliense nunca
dejó de fomentar la división étnica y tribal, como sucedió con la
creación en los noventa del Movimiento Maliense Patriótico Ganday Koy,
una milicia paramilitar songhay que sembró el terror entre los tuareg.
En los últimos años, el ejército maliense ha venido apoyando otras
milicias, como la dirigida por El Hadj Gamou, un tuareg del clan vasallo
Imghad que finalmente se ha pasado al MLNA.
A diferencia de los ataques relámpago
del pasado, que luego daban lugar a negociaciones en torno a la
autonomía y el control del poder local, en esta ocasión nos encontramos
con una rebelión cuidadosamente preparada, con un objetivo independentista claro, una cuidada estrategia comunicativa -con un mayor papel de jóvenes influenciados sin duda por las revoluciones árabes-, y en cuya planificación inicial Ibrahim Ag Bahanga jugó un papel
decisivo. El Movimiento Nacional por la Liberación del Azawad (MNLA),
creado el año pasado, fuertemente armado y liderado por Bilal Ag Acherif y por Mohamed Ag Najim
se esforzó por crear un frente unitario que excediera el marco étnico
tuareg y que evitara las divisiones clánicas del pasado.
El MNLA está
formado por guerrilleros
de antiguas milicias tuareg (el citado MPA, el MPLA
, etc.), desertores tuareg del ejército maliense, así como por
numerosos tuaregs
que habían formado parte tanto del ejército libio como del Consejo
Nacional de Transición (CNT) *. Los tuareg del MLNA provienen básicamente de las confederaciones de
los kel ifora y de la tribu de los idnan, que extienden su presencia por el Adrar de los Iforas. En el pasado los kel ifora se desvincularon de la confederación noble de los Iullemeden y pasaron a pagar tributo al amenokal
del Hoggar (Argelia). A diferencia de otras tribus tuareg, los derechos
hereditarios no se transmiten a través de las mujeres, sino que pasan
de hermano a hermano. Otra particularidad es que los ifora están más
islamizados y son más devotos que otras tribus tuareg. Lo
cual, junto con sus complicadas relaciones históricas con los beduinos
kunta (dominantes en Tombuctú), nos permite un primer acercamiento al
complejo sistema de alianzas de la última ofensiva, donde la dimensión étnica y religiosa resulta insoslayable.
Anteriormente destaqué cómo el MNLA enfatiza el aspecto territorial por encima de la identidad étnica, en un intento de atraer a las poblaciones árabe, songhay, peul, etc y superar las divisiones políticas que antaño impidieron un proyecto común para el Azawad. Falta comprobar que efectivamente hayan vencido las reticencias de quienes se sentían relativamente cómodos con la dependencia de Bamako o simplemente rechazan la violencia (masacres, pillajes) que han desatado milicias de dudosa adscripción. Porque junto al MNLA se han desplegado otros grupos. En primer lugar, Ansar Dine,
formación islamista creada hace poco por un líder tuareg ifora, el
citado Iyad Ag Ghali, que el año pasado no pudo acceder a la dirección
del MNLA por la desconfianza que generan sus oscuros vínculos con los
gobiernos argelino y maliense, y por su empeño por instaurar la sharia
en Azawad, lo que no ha impedido alianzas puntuales contra un enemigo
común. Ag Ghali es muy religioso y su salafismo se inspira en principio
en el movimiento pakistanés Tablighi Jama’at, aunque otros
señalan influencias saudíes tras su estancia en Jedda (Arabia Saudí)
como cónsul de Malí tras los acuerdos de paz de 2006. Ansar Dine se
atribuye ahora el control de la mayor parte de Tombuctú, con apoyo del AQMI
(predominantemente árabo-argelino), que facilitaría las relaciones con
los árabes berabiche de la ciudad. No obstante, la situación real sigue
sin estar nada clara, y de hecho en los últimos días ha surgido una nueva milicia árabe en la ciudad: el Frente Nacional de Liberación de Azawad, una especie de milicia de autodefensa que afirma no apoyar ni la aplicación de la sharia ni la independencia de la región. Esta milicia parece estar apoyada por un sector de la burguesía árabe comercial de Tombuctú.
Otro grupo es el Movimiento para la Unidad y la Jihad en África Occidental (Mujao o Mujwa en inglés),
descrito como una escisión de AQMI y responsable del secuestro de siete
diplomáticos argelinos del consulado en Gao. Este último incidente
vuelve a levantar sospechas sobre las intervenciones encubiertas del
gobierno argelino -y sus relaciones con los citados grupos- en una
región donde la argelina Sonatrach adquirió derechos de prospección y
explotación de hidrocarburos. Según afirmaba Nina Walet Intallou, miembro del MNLA y presidenta de la conocida asociación Taghref Tinariwen, a principios de este año, los argelinos "siempre
han querido apropiarse de esta región. Lo ven como parte de Argelia.
Cuando piensas que era el consulado argelino en Gao el que daba la
nacionalidad argelina a todo aquel que lo pidiera, eso es una prueba."
En cualquier caso, es la primera vez que el AQMI (o el
Mujao) se ha expuesto de este modo y en territorio urbano.
* * *
La lógica de redes dinámicas y fluctuantes, así como la articulación clánica de las dimensiones identitarias y políticas, en un contexto de supervivencia económica del día a día, parece que pesan más en el corto plazo y conviven con dificultad con proyectos políticos de medio o largo plazo, ya se trate del salafismo versión AQMI, Mujao o Ansar Dine, o del peculiar "nacionalismo" tuareg versión MNLA. Sostiene el antropólogo Michael Singleton que por definición los nómadas no tienen utopías, que el pensamiento utópico es producto de la sedentarización y específicamente occidental (sedentarización que en el capitalismo se corresponde con la obsesión por fijar a los seres humanos en plantaciones, fábricas o metrópolis - en él el nomadismo se admite solo en función de la producción, no de las personas). Aunque el nomadismo sea una óptica del espíritu que no resulta del todo incompatible con la sedentaria (de hecho, nunca existieron nómadas o sedentarios "puros"), solo desde ella puede asumirse una concepción del poder no trascendental. Además, "el nómada se encuentra más enteramente en el presente que el sedentario". Simplificando, para Singleton, la « autoridad nómada » se basa en "una competencia personal, congénita y/o adquirida, cuya eficacia es hasta tal punto empíricamente evidente que actores menos experimentados pueden encontrar en su interés adherirse a ella." Tener autoridad no implica poder "ordenar hacer cualquier cosa por obligación". "El poder sedentario, por contra, tiende hacia un absoluto totalmente desconectado de todo anclaje pragmático, y solo responde al único Absoluto."
¿Es Azawad una utopía incompatible con el espíritu nómada, con fronteras cerradas entre Mopti y Tessalit, bandera oficial, capital en Gao y tal vez rechazo de la historia compartida con los vecinos? ¿O representará más bien el reconocimiento de la vida que resiste al desierto y a la pobreza, integrada en los movimientos de la región, irreductible a la forma Estado y al absolutismo religioso, resueltamente pirata? Tanto en una como en otra alternativa, ¿qué democracia es posible sin que se produzca una deriva a la libia? Puede que nunca lo sepamos. Son muchas las fuerzas, de dentro y de fuera, que se han conjurado en contra del experimento.
* Estas lealtades de geometría variable no deberían sorprender. Los tuareg y
Muamar el Gadafi se usaron mutuamente: los primeros encontraron en
Libia refugio y apoyos puntuales, el segundo recurrió a ellos durante la
guerra del Chad con las mismas promesas que hicieron los franceses a propósito de una confederación pansaheliana (aunque en un doble juego luego invertía en el sur de Malí, no en el norte).
Referencias Azawad 1 & 2
African networks and informal power: Big men and networks, capítulo 5. ‘Castles in the sand’: Informal networks and power brokers in the Northern Mali periphery - Morten Böås (Zed Books, marzo de 2012).
Más allá del Estado: pueblos al margen del poder, capítulo Los Tuareg: la resistencia de un pueblo del Sahara - Albert Mongay y Guillermo Alonso (Ed. Bellaterra, 2002)
Pensées nomades. Penser nomade - Michael Singleton, Laboratorio de Antropología Prospectiva, Universidad Católica de Lovaina, 2001. El no lugar de la utopía- Michael Singleton (revista Entropía, edición original en francés nº 4, primavera de 2008).
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