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2009/04/13 18:13:43.350000 GMT+2

Blanquear la historia

Probablemente no hay acontecimiento histórico que haya dejado más fuentes documentales ni inspirado tantos relatos como la II Guerra Mundial. Un conflicto que abarca una geografía tan extensa, con tantas historias y tantas voces, difícilmente puede reducirse a un único significado. Sin embargo, de entre todas las narraciones hay una que domina en la conciencia colectiva: la del Bien contra el Mal. Un Bien encarnado por una parte de los ejércitos vencedores, fundamentalmente el estadounidense (con ingleses y franceses de actores secundarios), contra el Mal personificado en el nazismo (y secundariamente, por el imperialismo japonés) y ejemplificado en el Holocausto como acto único e irrepetible (mientras que Hiroshima y Nagasaki son vistos como sacrificios necesarios, actos de purificación). A un lado quedan consideraciones ideológicas o de clase, lo que explica que la participación soviética, fundamental, haya quedado relegada a un segundo plano. Y en un tercer o cuarto plano queda el hecho colonial, un pecado que mancilla la pureza angelical de los Aliados, con ramificaciones insospechadas tanto dentro de Europa como fuera.

La hegemonía estadounidense en la producción cultural de la posguerra nos ha dejado un legado de rostros blancos que acuden a salvar víctimas igual de blancas. Décadas antes de que el Pentágono escenificara el derribo de la estatua de Saddam Hussein en Iraq, los estadounidenses ya eran conscientes del poder de la imagen a la hora de (re)escribir la Historia. Cuando el Alto Comando Aliado aceptó la solicitud del general De Gaulle de que las tropas francesas entraran primero en el París liberado, en agosto de 1944, fue a condición de que no hubiera negros, como ha desvelado hace poco la cadena británica BBC. Una condición difícil de cumplir pues dos tercios de las Fuerzas Francesas Libres eran africanas. Más de doscientos mil soldados africanos participaron en las FFL durante la Segunda Guerra Mundial. Algunos participaron de forma voluntaria, pero muchos lo hicieron de manera forzada. Desgraciadamente, la participación en el desfile de combatientes republicanos españoles -muchos de ellos, recién salidos de campos de concentración en Argelia- en la división militar propuesta por el Jefe del Estado Mayor estadounidense (la 2ª División Blindada de la Francia Libre, dirigida por el General Leclerc) se hizo a costa de miles de soldados argelinos, senegaleses, chadianos, malienses, etc.

La posterior mitificación de la Resistencia Francesa serviría para ocultar la vergüenza de Vichy. Pero también para continuar blanqueando la historia. Porque la ocultación del africano, y sobre todo del negro africano, en el relato de la Liberación no se debe únicamente a una ocurrencia anglosajona, sino a un rasgo específico del republicanismo francés, a saber, el rechazo del reconocimiento en el espacio público del color, de la pertenencia comunitaria o la religión sobre la base de una determinada concepción del universalismo y del laicismo que paradójicamente acaba institucionalizando el racismo de una manera más sutil.

El reciente escándalo a propósito de la renovada propuesta de elaboración de un censo "étnico" ilustra bien la persistencia de este problema. El asunto no es sencillo, teniendo en cuenta además el racismo que subyace a las políticas del gobierno y del presidente de Francia. Medir puede ser el primer paso para el control social y clasificar puede servir para perfeccionar la discriminación y la exclusión. Pero también para mostrar el verdadero rostro de la República (¿cuál es el color dominante en las prisiones francesas? ¿las revueltas de las periferias metropolitanas se limitan a una cuestión económica?) o para promover políticas de acción afirmativa, un anatema tanto para muchos republicanos soberanistas de derecha e izquierda. En realidad, muchos de los defensores de la igualdad republicana se oponen por principio a la sola idea de reconocer la diversidad y las mal llamadas minorías y no a una discriminación que sólo aprecian cuando hay violencia explícita -verbal o física- de por medio pero no cuando son otros los que la viven de manera cotidiana, especialmente en el segmentado mercado de trabajo.

Tres meses después de la liberación de París pero antes de que finalizara la guerra, un grupo de soldados africanos que esperaban su desmovilización en el campo de Thiaroye (Dakar, Senegal) reclamaron su sueldo y la prima de desmovilización. El rechazo de la paga por parte de los oficiales franceses provocó un motín y el secuestro de un general que fue liberado poco después. La respuesta del regimiento francés de Sant Louis fue contundente. En la madrugada del 1 de diciembre de 1944 tropas francesas asaltaron el campamento con artillería pesada y carros de combate dejando un balance de 37 muertos y decenas de heridos. Algunos supervivientes fueron a condenados a penas de entre uno y diez años de prisión. Quienes habían luchado por liberar Francia del nazismo habían caído bajo las balas del ejército colonial. Algo que se repetiría meses más tarde en Argelia, aunque en esta ocasión los muertos se contarían por decenas de miles. A partir de entonces, la conocida como masacre de Thiaroye simbolizaría en África el inicio de otra liberación.

Escrito por: Samuel.2009/04/13 18:13:43.350000 GMT+2
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2009/04/08 13:00:17.382000 GMT+2

Condena de una política

Alberto Fujimori, tras escuchar la sentencia que le condena a veinticinco años de prisión. Foto: Autor: Rafael Cornejo / Reuters

Nunca leí en la prensa comercial ni escuché a nuestros renombrados intelectuales y políticos comentarios sobre Alberto Fujimori tan feroces como los que se han vertido sobre Hugo Chávez, que no ha cometido crímenes como los que se les imputa al ex mandatario peruano. Con la excepción quizás de Mario Vargas Llosa, por motivos personales fácilmente comprensibles. Sí, es cierto que se criticó su autoritarismo, su autogolpe de 1992. Pero su pecado era que cometía excesos, como cuando el ejército israelí envía una lluvia de misiles sobre una población amurallada. Su figura podría no gustar (y ahí está la impudicia de su exhibicionismo televisivo tras la toma de la embajada japonesa en 1997), pero era necesaria.

Alberto Fujimori entra en la Embajada de Japón, tras la liberación de los rehenes y la ejecución extrajudicial de los miembros del MRTA (abril de 1997).

Incluso la crítica de Vargas Llosa, y otros que siguen su razonamiento, no deja de ser problemática. La etiqueta de "dictador" no acierta a reflejar la gravedad del caso Fujimori y exculpa unas políticas con las que el escritor peruano se identifica plenamente. Porque los escuadrones de la muerte que dirigió y las matanzas que ordenó -que no exculpan la brutalidad de Sendero Luminoso- sólo cobran todo su sentido cuando se insertan en el tratamiento de choque económico neoliberal de los años noventa. Y la corrupción fue el precio a pagar del proceso privatizador, que vio la entrada en el país de empresas extranjeras como la española Telefónica en 1994. Sin olvidar el asistencialismo clientelista que implantó en las zonas "liberadas" del terrorismo senderista (y de muchos otros campesinos incómodos), que le sirvió para cooptar muchos adeptos entre las clases populares.

Las matanzas, torturas y otras aberraciones contrainsurgentes que se han cometido en las liberales Perú o Colombia en nombre de la lucha antiterrorista, la normalización y el progreso no tienen parangón en la historia reciente de un continente sudamericano que ha sido testigo de bastantes atrocidades. Por eso, casi tanto más importante que la sentencia que se acaba de pronunciar es lo que recuerda el abogado peruano y profesor universitario Wilfredo Ardito Vega:

"Es importante seguir luchando para que Fujimori pague por sus crímenes. Sin embargo, la tarea pendiente es también revertir el daño que siguen ocasionando las políticas que él promovió y que sus seguidores, visibles o clandestinos, continúan promoviendo. "

 Escenas del juicio a Fujimori. Montaje: Aprodeh.

Escrito por: Samuel.2009/04/08 13:00:17.382000 GMT+2
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2009/04/07 12:41:33.128000 GMT+2

¿Quién salva a quién?

"Lo imprescindible es volver a hacer funcionar la banca"
Dominique Strauss-Kahn, director gerente del FMI

El hecho de que el -autoproclamado para la ocasión- directorio del mundo (G-20 más España y Holanda) haya podido consensuar un acuerdo en poco tiempo ha sido más importante que el contenido del acuerdo en sí. Fundamentalmente, lo que se pretendía era desactivar una crisis casi más peligrosa que la financiera: una crisis de legitimidad política.

Lo que más ha sorprendido del acuerdo de Londres es la renovación de capital del desacreditado Fondo Monetario Internacional. Se prevé que los Estados aporten cientos de millones de dólares al FMI y que este organismo emita más derechos especiales de giro (DEG), creando divisas de manera artificial, y hasta bonos de deuda. El organismo responsable de los planes de ajuste estructural en África desde los años 80, que contribuyó a agudizar la crisis asiática de 1997-98 y acelerar la fuga de capitales en la Argentina de 2001, vuelve a presentarse como la principal herramienta con la que ayudar a las economías con problemas.

Para poder obtener estos fondos el FMI tuvo que aceptar una reforma institucional (más cuotas de poder para los países emergentes) y un cambio en su conocida política de condicionalidad (préstamos a cambio de reformas estructurales normalmente basadas en la privatización, la liberalización de la economía y la reducción del gasto público). Sin embargo, esta política sólo se ha modificado parcialmente. Frente a criterios estructurales de cumplimiento que se aplican durante la ejecución del programa, el FMI privilegia ahora una condicionalidad ex ante: sólo prestará de manera flexible y con condiciones algo menos onerosas a aquellos países que califiquen previamente. Lo cual no quiere decir que el FMI no siga exigiendo cosas como recortes en el gasto público, como ha sucedido con Hungría.

Pero, ¿a quién prestará esta vez el FMI y otras instituciones financieras?

De momento los países latinoamericanos, al menos aquellos donde gobierna la izquierda, prefieren no volver a probar la amarga medicina neoliberal. Los únicos países que han solicitado préstamos han sido el México de Felipe Calderón (a través de la nueva línea de crédito flexible) y El Salvador (antes de la victoria del FMLN). Por otra parte, Brasil, Venezuela y otros países sudamericanos, apoyan un Banco del Sur que no acaba de arrancar, mientras Argentina recibirá financiación de China para equilibrar sus cuentas. Si Argentina y Brasil firmaron el acuerdo de Londres es porque confían más en la emisión de DEG y en la financiación de grandes proyectos por medio de bancos multilaterales de desarrollo.

En Asia sólo encontramos el caso significativo de Pakistán, junto con Mongolia y Tayikistán. En el quirófano espera Sri Lanka. En cambio, los países asiáticos que también sufrieron en su día las recetas del Fondo optaron en los últimos años por acumular reservas de divisas y explorar otras vías de financiación.

Todo parece indicar que los principales destinatarios se concentrarán en África (Costa de Marfil, Kenia; países pobres altamente endeudados -HIPC- como Malawi, Senegal o Etiopía, han obtenido recursos a través de préstamos más reducidos de corto plazo con una menor condicionalidad), donde predomina un lógico escepticismo, y sobre todo en la periferia europea (Islandia, Hungría, Letonia, Rumanía, Bielorrusia, Serbia, Ucrania, Georgia, Armenia, próximamente Turquía, y en un futuro tal vez cercano Irlanda y Grecia), cuyo hundimiento ha puesto en grave riesgo la zona euro. Como muestra de su ceguera política y de lo que entienden por solidaridad, los gobiernos de la Unión Europea han impulsado la intervención del FMI en los países de la Europa Central y Oriental, a los que se exige un recorte del gasto, mientras aprueban planes nacionales de estímulo fiscal y mantienen los recursos propios comunitarios en un precario 1,24 % de la Renta Nacional Bruta de la UE.

El parche de urgencia del FMI constituye una pobre alternativa a una reforma en profundidad del sistema financiero y monetario internacional. En su último informe sobre la crisis económica global, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) critica abiertamente la especulación monetaria que se ha desatado a raíz de la crisis financiera y el papel que puede jugar el FMI en este caso. La UNCTAD duda "acerca de la adecuación del enfoque tradicional del FMI para afrontar esta crisis". Y añade:

"Elevar los tipos de interés para evitar más devaluaciones es como decir que la cola mueve al perro, porque los paquetes tradicionales de ayuda, combinados con políticas de gasto restrictivas, son claramente pro-cíclicas. De hecho, los países que han sido expuestos a especulación de tipo carry trade necesitan una devaluación real para poder restaurar su competitividad internacional. Necesitan también asistencia para evitar un exceso a la baja del tipo de cambio, que bloquearía su habilidad para controlar la inflación y distorsionarían innecesariamente el comercio internacional. Pero no necesitan atarse el cinturón. Elevar los tipos de interés y reducir el gasto público sólo servirá para fomentar la especulación y empeorar las cosas en la economía real."

Más asistencia del FMI a los países debilitados (o, mejor, al sistema financiero, a sus bancos y a los nuestros, recuerden la frase de Strauss-Kahn) significa, no lo olvidemos, más deuda externa multilateral, aunque en 2007 sólo representara un 11 % del total de deuda externa. Además, la caída de los ingresos por exportación y la consiguiente reducción de la entrada de divisas provocará que muchos países en desarrollo encuentren dificultades para reembolsar su deuda externa pública. La deuda ha representado tradicionalmente un mecanismo de control político y de transferencia de activos del ámbito común al privado, de los trabajadores a las elites, del sur al norte. Sólo que ahora la situación ha cambiado y se ha vuelto más compleja, como describe irónicamente el economista peruano Oscar Ugarteche a propósito de la reunión de Londres:

"Un grupo de siete países ricos altamente endeudados (PRAE) del mundo han organizado una reunión de veinte países en Londres con el fin de debatir el futuro de las finanzas del mundo.  Han llamado a la mesa a algunos acreedores de los países en desarrollo como Brasil, Argentina, México, algunos países árabes, China e India, dejando de lado a todos los demás países con superávit en el mundo, acreedores de los EE.UU. y Europa."

Según Ugarteche, los nuevos deudores ya no están para imponer condiciones a nadie, y de hecho, tras la aportación de Japón y la UE, se espera que los países emergentes contribuyan más al FMI, de acuerdo con las nuevas cuotas de poder que se les ha prometido. En realidad, la interdependencia financiera entre acreedores y deudores hace que por el momento ni unos ni otros estén en condiciones de imponer nada al otro: así, tanto China como Estados Unidos están metidos en la misma trampa, por usar la expresión de Paul Krugman.

La cumbre del G-20 no inaugura un nuevo orden internacional, pero si supone un paso más hacia una dirección desconocida. Habrá nuevo orden, sí, pero tal vez no el que imaginan los miembros del directorio, que siguen aplicando en beneficio propio un diagnóstico incompleto, limitado a una esfera financiera que resulta imposible de separar de la estructura productiva, social y ecológica que conforma eso que se ha vuelto a llamar capitalismo.

Escrito por: Samuel.2009/04/07 12:41:33.128000 GMT+2
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2009/04/03 18:51:0.445000 GMT+2

Cifras y palabras

Cifras

En su último número, la revista crítica de ecología política Ecorev dedica un especial a la obsesión de nuestras sociedades modernas  "por las evaluaciones cifradas. También los ecologistas, porque a veces es necesario hablar el mismo idioma... Argumentos supremos, árbitros de los debates de ideas, los indicadores revisten para la mayoría de nosotros las cualidades más preciosas heredadas de las Luces: objetividad, racionalidad, cientificidad. Hasta convertirse a veces en argumentos supremos, árbitros definitivos de los debates de ideas y de las elecciones políticas...a riesgo de cortocircuitar en ocasiones el debate democrático."

Sin embargo, la pérdida de confianza en los números podría representar otro daño colateral de la implosión de las finanzas. Las cifras multimillonarias anunciadas ayer en el comunicado final de la cumbre del G-20 fueron celebradas por la prensa generalista, pero acogidas con más escepticismo por la prensa que leen los que mandan. Aunque apoyan lo acordado en Londres, tanto la revista The Economist como sobre todo el diario The Financial Times relativizan el paquete de 1,1 billones de dólares (750.000 millones de euros) que se ha anunciado:

- La inyección de 500 mil millones de dólares para el Fondo Monetario Internacional (muerto que ahora resucita) se desglosa como sigue: el FMI ya disponía de 250 mil millones en recursos, Japón luego ofreció 100 mil millones en noviembre de 2008 y hace un mes la UE propuso 75 mil millones de dólares. La diferencia es de momento una declaración de intenciones que habrá que concretar en los meses venideros.

- 250 mil millones de dólares corresponden a una emisión de derechos especiales de giro, la unidad de cuenta del FMI, que puede ser usado por los países como reservas de divisas. Aunque permitirá a los países menos desarrollados cambiar sus monedas por dólares, euros, yenes o libras esterlinas, beneficiará principalmente a los países ricos.

- Otros 250 mil millones de dólares se supone que financiarán el comercio (créditos a la exportación). Aquí lo que se está contabilizando es el volumen de comercio que se espera que se financie o garantice en los próximos dos años, no los nuevos créditos que se ofrecerán este año (la décima parte de esa cifra). Y la mayor parte de ese dinero no es nuevo, sino reasignaciones de diferentes partidas presupuestarias.

- Los bancos multilaterales de desarrollo ofrecerán 100 mil millones de dólares en préstamos para los países pobres. Aquí parece que la cifra se corresponde más a la realidad, aunque buena parte de ese dinero vendrá de la emisión de bonos.


El enema global del billón de dólares, por Steve Bell (The Guardian).

Además, los 5 billones de dólares de estímulo fiscal concertado corresponde a una estimación del Fondo Monetario Internacional: la del incremento en el déficit público de los gobiernos del G20 en relación con la renta nacional entre 2007 y 2010, dividido entre el PIB previsto para 2010. No se ha comprometido ningún dólar nuevo con respecto a lo ya comprometido por los diferentes gobiernos. El FT, dirigiéndose a su clientela habitual, es claro: "el énfasis en cantidades más que en acuerdos concretos sirve también para enmascarar el gran elemento que se echa en falta en el comunicado: un nuevo compromiso vinculante de medidas específicas para limpiar los activos tóxicos del sistema bancario internacional."

Palabras

"Estabilidad, crecimiento y empleo" fue el lema de la Cumbre del G-20 que se celebró esta semana en Londres. Tres sencillas palabras que sintetizan el consenso de la aristocracia imperial y que ilustran bien la ideología dominante. El mensaje es simple: en un marco de estabilidad macroeconómica y financiera, el crecimiento es lo que garantiza la creación de empleo y, por extensión, el bienestar social.

En respuesta a las voces críticas más extendidas, que distinguen de forma simplista entre la "buena" economía productiva y la "mala" economía financiera, los gobiernos han optado por mostrarse duros con el sistema financiero. El refuerzo de instituciones como el FMI o el Foro de Estabilidad Financiera (ahora Consejo), la mayor regulación de los hedge funds y las agencias privadas de calificación, y la vigilancia de los paraísos fiscales soslayan el problema sistémico de fondo. Ni una sola palabra, por ejemplo, acerca de la burbuja inmobiliaria. Y aunque se habla de una "recuperación verde" y de la "transición hacia una economía verde", más bien parece que se sigue pidiendo más madera (¡más crecimiento!) aún a riesgo de quedarse sin tren.

Por su parte, la plataforma de ONGs que reunió 40.000 manifestantes el sábado 28 de marzo para protestar contra los responsables de la crisis contrapuso otras tres palabras discutibles: "empleo, justicia y clima". También aquí se consideró necesario establecer un mínimo común denominador moderado y un lenguaje que entendieran los poderosos, aunque después de tantos foros sociales sorprende que todavía se pida que los gobiernos de los países ricos aporten el 0,7 % del PIB como ayuda al desarrollo de los países más pobres. 

Las palabras escogidas muestran lo difícil que está siendo avanzar en la conformación de categorías políticas que contribuyan a organizar la crítica y la resistencia. Por ejemplo, unos y otros coinciden en la creación o en la defensa del "empleo", según en qué lado de la barrera se encuentre uno. Pero este término no aclara gran cosa. Generar empleo puede significar cosas antagónicas, desde un mejor reparto de la riqueza al fomento de un sistema de workfare que supedite garantías sociales -o incluso los derechos civiles- a la obtención de un trabajo asalariado precarizado y fuertemente subordinado al capital (que coexista con grupos aún más subordinados y explotados, como en el caso de los inmigrantes calificados de "ilegales").

La insistencia en las viejas categorías muestra la fragilidad de las mismas después de que la crisis financiera haya desestabilizado el sistema. El escándalo de las retribuciones de los ejecutivos de las entidades financieras, tras la aprobación de multimillonarios planes públicos de rescate, y estafas como la de Bernard Madoff, desplazaron por un momento el debate a la peligrosa cuestión de la renta y el beneficio. En las últimas decadas, el neoliberalismo acompañó la gran transformación del capitalismo que volvió la producción común, más allá de los muros de la fábrica fordista. La expropiación de la cooperación social colectiva se llevó a cabo mediante una brutal redistribución de la renta en favor de los grupos y clases que más se beneficiaron de la especulación bursátil en las sucesivas burbujas financieras. El estancamiento o la depresión del salario real de los trabajadores en relación con el PIB en los últimos treinta años se compensó con un acceso a la propiedad inmobiliaria y al crédito fácil, y a una financiarización del ahorro y del "salario social" (fondos de pensiones) que prometía jugosos rendimientos para todos. Pero el sueño acabó de forma abrupta.

Barack Obama, Nicolas Sarkozy o Angela Merkel se han dado prisa en tapar esta olla a presión. Por un lado, con un discurso "moralizador" e hipócrita que pretende convertir a los hasta ahora amigos y líderes ejemplares en banqueros "avariciosos" que deben ser amonestados o castigados. Por otro, prometiendo empleos de forma abstracta, sin especificar en qué condiciones. La cuestión de una renta básica suficiente, garantizada, universal e incondicional, ni se plantea.  

Con todo, las protestas han identificado, en su diversidad, cuestiones primordiales, como los bienes comunes, la libertad frente a la regresión policial de los Estados y la guerra como modo de gestión política. Significativamente, la Cumbre del G-20 se situó entre el Foro Mundial del Agua celebrado en Estambul, que rechazó la consideración del acceso al agua como un "derecho humano" (equívoca formulación que hace referencia al agua como bien común, frente a su privatización), y la Cumbre del 60 Aniversario de la OTAN en Estrasburgo. El capital continúa necesitando la mano armada y visible de los Estados.

La década de 2000 comenzó simbólicamente con un ataque a los centros financiero y militar de los Estados Unidos. Hay que ver cómo comienza el nuevo orden: con una santa alianza renovada entre el dinero y las armas.

Escrito por: Samuel.2009/04/03 18:51:0.445000 GMT+2
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2009/03/29 23:00:16.407000 GMT+2

Una propaganda insistente

En los últimos años la industria nuclear ha redoblado sus esfuerzos por vender las bondades de la energía producida a partir de la fisión nuclear. Aprovechando la preocupación por el cambio climático y el incremento (hasta mediados de 2008) del precio de los combustibles fósiles, se multiplicaron las declaraciones de científicos, políticos, periodistas y consultores, a favor de la energía nuclear, ya sea como alternativa a los hidrocarburos, o como parte de una matriz energética más diversificada.

Pero en 2009 la propaganda ya llega a cansar. El diario El País ha sido el escaparate privilegiado de un "debate" que no es otra cosa que una imponente operación de relaciones públicas de la industria nuclear para influir en la decisión que tendrá que tomar el gobierno en julio sobre si cierra o no la central nuclear de Garoña. Tras el pistoletazo de salida dado por el ex presidente del gobierno español y hoy agradecido lobbista Felipe González ("el problema no es el uso [de la energia nuclear], sino que se discuta"), el "periódico global en español", siguiendo su consejo, ha publicado en las últimas dos semanas:

- Un artículo de Ana Palacio (20 de marzo), vicepresidenta del grupo francés Areva y ex ministra de asuntos exteriores del gobierno Aznar.

- Un extracto a dos páginas del libro del Catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la Universidad de Sevilla Manuel Lozano Leyva "Nucleares, ¿por qué no?" (22 de marzo).

- Un especial de El País Semanal (29 de marzo).

Areva aspira a conquistar el mercado europeo. Un potencial empleado de la compañía, Nicolas Sarkozy logró firmar un importante acuerdo con el gobierno italiano, pero la planta que construye en Olkiluoto, Finlandia, multiplica costes y retrasos. Por el momento, trata de asegurarse el acceso a unas materias primas que son tan finitas como el petróleo. Esta semana Sarkozy se fue de gira por África con los ejecutivos de Areva para asegurar contratos con los gobiernos de Níger (tras obtener en enero el permiso para explotar la mayor mina de uranio de África) y de la República Democrática del Congo.



El mundo según Areva. Fuente: Le Monde.

La cuestión del acceso a los recursos suele ser convenientemente ignorada o falseada por los apologistas de la fisión nuclear. Así, el profesor Manuel Lozano no duda en afirmar que "la energía nuclear puede terminar imponiéndose (...) por cuestiones geoestratégicas. Más claro: puede que llegue el momento en que, sin ir más lejos, los europeos fuercen a sus instituciones democráticas a optar por la independencia energética y dejar de estar en manos de todo gobernante democrático o sátrapa que tenga capacidad de estrangular nuestra economía. "

Como si Europa fuera autosuficiente en uranio y los países productores del mineral no tuvieran sus propios intereses. Otros sostienen que si hace falta uranio, pues se explora y se explota donde haga falta. No mencionan que, como sucede con otros minerales o con los hidrocarburos, sobre el subsuelo viven comunidades con sus economías locales que no siempre están dispuestas a ser sacrificadas en aras del consumo eléctrico de otros, tanto en el norte de Níger (donde continúa la rebelión tuareg) como en Australia. Y los residuos nucleares, más que reciclarse, seguirán siendo transportados y depositados en algún lugar, cuando no vertidos en aguas como las somalíes. 

El problema de la energía nuclear es antes político (o de economía política) que meramente técnico. La discusión sobre la energía nuclear o las energías renovables siempre versa sobre cuál es la mejor opción para mantener el mismo modelo de acumulación capitalista, cuando es este modelo el que debe ser cuestionado.

"Lo importante es que se discuta", dice González. Sobre todo si sirve para distraer.

Escrito por: Samuel.2009/03/29 23:00:16.407000 GMT+2
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2009/03/28 09:57:15.551000 GMT+1

El Estado propone y dispone

El pasado 19 de febrero la Comisión Europea publicó un documento de trabajo donde sintetizaba la información existente sobre las legislaciones antiterroristas de los Estados miembros, basándose en las respuestas de los gobiernos a un cuestionario que se les había remitido con anterioridad. La encuesta pretendía identificar aquellos aspectos problemáticos de las legislaciones vigentes que dificultan que los gobiernos aseguren "la seguridad mientras se respetan los derechos fundamentales." En realidad, de las preguntas podemos deducir que lo que se busca es que ninguna de las personas que el Estado designa como "terroristas" puedan ser absueltas por las autoridades judiciales.

"¿Qué problemas se han encontrado con respecto a personas sospechosas de actividades terroristas, pero que no pudieron ser procesadas, o bien por falta de pruebas o porque su comportamiento no estaba tipificado como delito?"

"¿Está prevista la conspiración para cometer un delito de terrorismo en la legislación vigente? Si es así, ¿cómo se contempla, como delito en sí mismo o de manera indirecta, por ejemplo, como "miembro de un grupo terrorista", o como "preparación de un ataque terrorista"? "

Los Estados rezagados -como Finlandia, que no recuerda haber procesado a nadie por terrorismo, al menos en los últimos años- pueden ponerse de este modo al día, siguiendo las "mejores prácticas" de sus colegas. Un problema compartido es la dificultad que todavía existe para admitir la información suministrada por los servicios secretos como prueba válida en un juicio. Frente a este inconveniente, el gobierno italiano ha encontrado una solución expeditiva para los extranjeros juzgados como peligrosos, al introducir nuevas reglas que permiten expulsar del país de manera preventiva a personas sospechosas de contribuir a actividades terroristas transfronterizas, aunque sus acciones no puedan tipificarse como delito.

Entre los países más avanzados en la materia figura España. El Estado español es aquel en el que se han dictado más condenas por delitos de terrorismo de toda la Unión Europea desde el año 2001: ¡1.117!, muy por encima de Francia (423 condenas) y el Reino Unido (41 condenas). Los datos de España se refieren únicamente a las condenas, no a los procesos judiciales que se han llevado a cabo, que deben ser muy superiores. En el Reino Unido, conocido por la dureza de su legislación, encontramos 41 condenas frente a 241 procesos judiciales.

Sin embargo, exceptuando la masacre de marzo de 2004, el período considerado mantiene un nivel comparativamente reducido de violencia que pueda caracterizarse como "terrorista" (en un sentido más restrictivo). Los sucesivos gobiernos españoles han logrado vender la idea de que la acción policial es la única causa de la reducción de la violencia política no estatal (básicamente, atribuida a ETA), como si no hubiera razones políticas de fondo más profundas, que atañen también al llamado "entorno" que ahora se criminaliza.

La abultada cifra responde sobre todo a una expansión penal que, enterrando el garantista principio de intervención mínima, cada vez incluye más conductas, acciones y omisiones en la categoría de "terrorismo". El último auto de Baltasar Garzón lleva al extremo el siguiente razonamiento circular: a los procesados se les imputa delitos de terrorismo porque el Estado ha decretado que son terroristas, con independencia de lo que realmente hayan hecho. Todo ello gracias, primero, a la Ley de Partidos, y luego a través de autos y sentencias judiciales que han ido asentando una narración según la cual ETA dirige una pluralidad de organizaciones políticas y sociales, algunas de las cuales (ANV, PCTV) habría "colonizado", en expresión del juez. El Estado, por boca de Garzón, se permite ser cínico (los subrayados son míos):

"puede afirmarse que BATASUNA ha renunciado definitivamente a su vocación de ser un partido político legal,  ha  asumido  la  función  que anteriormente  correspondía a EKIN y previamente a KAS en el entramado. 
Es decir, su actividad,
desarrollada en la más absoluta clandestinidad, se concentra en ser el “referente político” de ETA y por ende del MLNV,  y, a partir de ahí, se ha convertido en una sola estructura con EKIN,  siendo, dentro de este Movimiento, la estructura  que debe y tiene que controlar y dinamizar las organizaciones o asociaciones legales y alegales que nutren a  la  organización  terrorista  de  los “activos” necesarios para estar presente en la vida política española".

El Estado confirma el carácter clandestino de un grupo político tras haberle forzado a ello. Quien investiga ya dispone de todas las respuestas.

En Francia están aplicando una lógica parecida. Esta semana, la filtración a la prensa de la instrucción del sumario contra los nueve encausados por sabotaje a las líneas ferroviarias ilustra bien cómo el Estado entiende los movimientos contestatarios. La Subdirección de la Lucha Antiterrorista francesa (SDAT) considera que Julien Coupat y sus amigos forman parte de una "estructura anarco-autónoma que mantiene relaciones conspirativas con militantes de la misma ideología implantados en el extranjero." Semejante acusación podría haberse formulado con respecto a cualquier organización de las que asisten a los foros sociales o a contracumbres. Las palabras empleadas contienen en sí mismas la acusación pero también la prueba.

Es sorprendente el celo que ha empleado el Estado francés en una causa aparentemente inane (el periodista que ha tenido acceso al sumario constata que no hay ninguna prueba que relacione a los imputados con los hechos de los que se les acusa): seguimiento policial durante años, escuchas, incorporación a la causa de un viaje "clandestino" que hizo Julien Coupat y su novia desde Canadá a los Estados Unidos a principios de 2008 (información proporcionada por las autoridades estadounidenses), manipulación de los detenidos para obligarles a denunciar a Coupat como "líder" del movimiento, etc. Construir un enemigo no tiene precio.

Ahora se entiende mejor por qué los acusados se niegan a responder a más preguntas de los jueces. Dejo una muestra del tipo de cosas que interesa a la justicia. Se trata de una pregunta del Juez Thierry Fragnole a Yildune Lévy, compañera de Julien Coupat y estudiante de arqueología, realizada el 8 de enero de este año: 

Juez: "Me imagino que su amigo Coupat y usted misma, por su formación y sus gustos, se interesan por la historia (…) de los grandes movimientos revolucionarios. ¿Es así?".
Y.L.: "En lo que a mí respecta, me interesa más la prehistoria".

Los profesores de historia contemporánea ya pueden ir temblando. Tras la filtración judicial, respuesta de la policía mediante otra filtración : los "expertos informáticos" habrían encontrado un manual de fabricación de bombas artesanales en el ordenador de Lévy. Cuatro meses después, y sin que conste en el sumario. Designar a alguien como terrorista ahorra el engorro de tener que demostrar que los inculpados han realizado determinadas acciones. La contribución de los medios de comunicación se vuelve entonces tan relevante como la de la policía. De ahí que se incorporen como evidencias lecturas peligrosas (caso Tarnac) o declaraciones políticas en ruedas de prensa (auto de Garzón). Inventiva no falta.

Escrito por: Samuel.2009/03/28 09:57:15.551000 GMT+1
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2009/03/22 17:23:13.161000 GMT+1

Ocupación, año 7

Iraq acaba de iniciar su séptimo año de ocupación. Coincidiendo con el aniversario de la invasión llegaron los primeros turistas a Bagdad -británicos en su mayoría- en una obscena operación propagandística. "Creí que vería mucha más destrucción", comenta uno de ellos, parece que decepcionado por encontrar más bloques de cemento que tanques. Cemento que divide los barrios de Bagdad con muros que encierran a los bagdadíes en campos de concentración supervisados por el ejército iraquí y por las tropas estadounidenses de ocupación. Mientras periodistas y turistas que disfrutan del privilegio de desplazarse cómodamente por el espacio imperial podrán tomar fotografías a los indios en sus reservas. Con pensión completa y billete de ida y vuelta.

La guerra en Mesopotamia ha destrozado las vidas de millones de iraquíes, pero también se ha llevado por delante los delirios imperiales del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano y ha contribuido enormemente al hundimiento de la economía estadounidense. Una guerra que no ha terminado, como comprueban a diario los iraquíes. De nuevo, es la Campaña Estatal contra la Ocupación y por la Soberanía de Iraq (CEOSI) la que nos recuerda lo que otros quieren hacernos olvidar:

"(...) la única verdad para el pueblo iraquí es el tremendo sufrimiento que sigue padeciendo aún a día de hoy; la única verdad para el pueblo iraquí es la imposibilidad de tener las necesidades básicas cubiertas, el terror constante a los asesinatos indiscriminados, los secuestros, las redadas y los ataques militares contra la población, propiciados tanto por las milicias sectarias, alentadas desde el propio gobierno, como por la Ocupación, y la división sectaria de la sociedad. La única verdad, finalmente, es que la guerra y la ocupación continúan arrasando Iraq y a su pueblo y que la violencia, lejos de disminuir, ha vuelto a sufrir un incremento en este último mes de febrero, con al menos 258 personas muertas, lo que supone un aumento de la mortalidad por causas violentas del 35 por ciento respecto al mes anterior (en enero de 2009 se produjeron 211 víctimas mortales). No hay que olvidar que los datos de muerte en 2008 son escalofriantes: 6.772 iraquíes asesinados."

Una cifra equivalente a la de asesinados en la guerra del narco en México durante el mismo año. Sólo que Iraq tiene una población cuatro veces menor. ¿Es un grado de violencia asumible, una guerra de baja intensidad que pueda ser "gestionada" por los 50.000 soldados que pretende dejar Barack Obama a partir de agosto de 2010, si los iraquíes -de la resistencia o incluso del gobierno- le dejan?. El número no habla de responsabilidades, qué víctimas corresponden a acciones de la resistencia, cuáles a operaciones militares estadounidenses o a acciones de las milicias sectarias a sueldo de diferentes facciones del gobierno. Otros números del horror son los de los Guantánamos iraquíes:

"Los últimos datos fiables de los que se dispone [2008] indican una cifra de 24.000 detenidos bajo custodia estadounidense y de más de 96.000 detenidos bajo custodia de las autoridades colaboracionistas iraquíes que el propio gobierno iraquí reconoció en junio de 2008. Además, se calcula que el 60 por ciento de los detenidos han sufrido torturas, abusos o maltrato físico o psicológico. "

Una represión necesaria si se quiere continuar el proceso de privatización de la explotación de las reservas iraquíes de petróleo (las terceras mayores del mundo) pero también del gas, hidrocarburo que suele tener mejor prensa. Empezó el Gobierno Regional del Kurdistán dando licencias a compañías como la noruega DNO y a finales de 2007 el Gobierno Federal anunció la apertura de los campos petrolíferos a la inversión extranjera. Desde entonces la guerra, los sabotajes de la resistencia y el enfrentamiento entre las diversas facciones del gobierno han retrasado avances significativos en este terreno. Todavía no se ha aprobado la Ley de Hidrocarburos, signo de que la pelea por el reparto de la tarta petrolífera y gasística dista de haberse resuelto, algo a lo que sin duda ha contribuido los vaivenes del precio del petróleo y últimamente la crisis económica mundial. Sin embargo, a finales de 2008 se preseleccionaron una treintena de compañías extranjeras para la exploración y explotación de los campos. Y los británicos no abandonaron Basora hasta que aseguraron un regalo para la compañía angloholandesa Shell: la explotación del gas del sur de Iraq mediante una joint venture con el Ministerio federal de hidrocarburos que garantiza el control del gas iraquí para los próximos veinticinco años. Las protestas por la falta de transparencia en el proceso motivaron que en febrero la japonesa Mitsubishi se incorporara al acuerdo. El objetivo es producir gas natural licuado (GNL) con destino a Gran Bretaña y otros mercados. Pero mientras no se apruebe una versión definitiva de la Ley ninguno de los acuerdos firmados tiene garantizada su seguridad jurídica, a pesar de los mensajes tranquilizadores de las autoridades iraquíes.

De momento, Barack Obama ha dado un paso importante en su política en Oriente Medio al proponer un diálogo con Irán, país clave en cualquier solución a los atolladeros iraquíes y afgano. Desgraciadamente, la mayoría de los iraquíes parece que serán los convidados de piedra en este proceso. 

Obama año uno, ocupación año siete.

Escrito por: Samuel.2009/03/22 17:23:13.161000 GMT+1
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2009/03/20 13:50:5.524000 GMT+1

Eppur si muove!

Cuando sales acompañado de millones de personas, es más difícil que la policía pueda molerte a palos, como ha ocurrido esta semana en Barcelona o en Roma. En la Francia metropolitana (porque en ultramar hace meses que tomaron la delantera) centenares de miles, tal vez millones de manifestantes, salieron ayer a protestar por la crisis. La habitual guerra de cifras entre policía y organizadores no me interesa aquí. Lo interesante es que, aún partiendo de los datos policiales, ayer se habrían manifestado más gente que en ninguna de las grandes movilizaciones de los últimos quince años. Y en Francia el listón está siempre bien alto. El diario Le Monde aporta en una infografía los datos policiales de las siguientes movilizaciones contra las políticas neoliberales:

- Contra el Plan Juppé (la famosa revuelta de diciembre de 1995): 932.000 personas

- Contra la reforma del sistema de pensiones (marzo de 2003): 1.000.000

- Contra el CPE (abril de 2006): 1.030.000

- Jornada de acción en defensa del poder adquisitivo (29 de enero de 2009): 1.080.000

- Huelga general (19 de marzo de 2009): 1.200.000

Como quedó en evidencia tras la movilización contra la Constitución Europea, sería engañoso interpretar que todos los manifestantes comparten una misma visión política. Si la izquierda europea continúa sin encontrar su lugar en el mundo el descontento podría adoptar formas menos alegres y más reaccionarias.

Próxima estación: Londres, en torno a la cumbre del G-20 (1-2 de abril). Aquí tal vez se movilicen cientos de miles, o incluso millones. A la policía británica no parece importarle. Parece que tienen ganas de gresca y disponen de un aparato legislativo que les ampara hoy más que nunca. Ya están preparando el terreno y buscando una excusa.

Escrito por: Samuel.2009/03/20 13:50:5.524000 GMT+1
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2009/03/18 09:00:21.978000 GMT+1

Tarnac

El 11 de noviembre de 2008 la policía francesa realizó una espectacular operación policial en Tarnac, un pueblecito del departamento de Corrèze. Detuvieron a unas veinte personas, de las que nueve acabarían siendo acusadas de "asociación ilícita con fines terroristas"en relación con determinados sabotajes que se habían realizado contra la red ferroviaria francesa, sin más pruebas que la autoría de un libro, "La insurrección que viene", cuyo título parece tan apropiado para los tiempos que corren. De los detenidos, ocho han sido liberados bajo fianza, mientras que el más conocido de todos, Julien Coupat, continúa preso. Por este motivo, hace unos días, los ocho (Aria, Benjamin, Bertrand, Elsa, Gabrielle, Manon, Matthieu, Yldune) publicaron una carta en Le Monde, dirigida a los jueces. Esta es mi traducción:  

"Hace ya cuatro meses que el folletín mediático-judicial titulado "el caso Tarnac" no parece querer terminar jamás. ¿Saldrá Julien (Coupat) en Navidad? ¿El año nuevo? ¿Tendrá suerte el viernes 13? No, finalmente le mantendrán en prisión todavía un poco más, encerrado en su nuevo papel de jefe de una célula invisible. Como parece que algunas personas tienen todavía interés en que esta mascarada perdure más allá de lo grotesco, va a hacer falta endosarnos una vez más el papel que se nos ha confeccionado ("los 9 de Tarnac"), para una necesaria clarificación colectiva. Pues ahí está.

Primero. Mientras los periodistas registraban hasta nuestros cubos de la basura, la pasma echaba el ojo hasta el interior de nuestros rectos. Es bastante desagradable. Desde hace meses ustedes abren nuestro correo, escuchan nuestros teléfonos, acosan a nuestros amigos, filman nuestras casas. Ustedes disponen de estos medios.

Nosotros, los nueve, los sufrimos, como tantos otros. Atomizados por vuestros procedimientos, nueve por uno, mientras que ustedes, ustedes son toda una administración, toda una policía y la lógica de un mundo. En el punto en el que nos encontramos, los dados están un poco trucados, la hoguera ya está preparada. Que tampoco nos pidan ser buenos jugadores.

Segundo. Por supuesto, necesitan "individuos" constituidos en "célula", pertenecientes a la "esfera de influencia" de una fracción del tablero político. Lo necesitan, porque es su única y última forma de influir una parte creciente del mundo, irreductible a la sociedad que ustedes pretenden defender. Tienen razón, algo pasa en Francia, pero ciertamente no es el renacimiento de una "ultraizquierda". Sólo somos figuras, una cristalización, después de todo más bien vulgar, de un conflicto que atraviesa nuestra época. La punta mediático-policial de un enfrentamiento sin piedad que lleva a un orden que se hunde a dirigirse contra todo lo que pretende poder sobrevivirle.

Ni que decir tiene que a la vista de lo que pasa en Guadalupe, en Martinica, en los suburbios y en las universidades, entre los viticultores, los pescadores, los trabajadores ferroviarios y los sin papeles, pronto les hará falta más jueces que profes para contener todo eso. Ustedes no comprenden nada. Y no cuenten con los finos sabuesos de la DCRI [Dirección Central de Investigación Interior] para que se lo expliquen.

Tercero. Constatamos que hay más alegría en nuestras amistades y nuestras "asociaciones de malhechores" que en sus despachos y tribunales.

Cuarto. Si bien parece que ustedes dan por sentado que la seriedad de su empleo les lleva incluso a interrogarnos sobre nuestro pensamiento político y nuestras amistades,  nosotros no sentimos que tengamos el deber de hablarles. Ninguna vida será absolutamente transparente a ojos del Estado y de su justicia. Allí donde ustedes quisieron ver más claro, parece más bien que propagaron la opacidad. Y nos cuentan que a partir de ahora, para no sufrir vuestra mirada, son cada vez más numerosos aquellos que se dirigen a manifestaciones sin teléfono móvil, que encriptan los textos que escriben, que dan hábiles rodeos al volver a casa. Como se suele decir: qué pena.

Quinto. Desde el inicio de este "caso", ustedes parecen haber querido otorgar mucha importancia al testigo de un mitómano, también llamado "anónimo". Se obstinan de manera audaz en otorgar un poco de fe a este montón de mentiras, a esta práctica que honró a Francia hace décadas: la delación. Lo cual sería casi conmovedor si no condicionara la acusación de cargo de Julien, y por tanto su mantenimiento en detención. Si este tipo de "testimonio" no justificara arrestos arbitrarios, como en Villiers-le-Bel después de los disturbios.

Finalmente, habiendo entendido que el margen de libertad que nos queda será en adelante bastante reducida, que el único punto a partir del cual podemos sustraernos a su influencia reside en los interrogatorios a los que nos someten a intervalos regulares. Que cuatro peticiones de puesta en libertad de Julien han sido rechazadas. Que es nuestro amigo. Que no es más de lo que somos nosotros. Decidimos que a partir de este día, en la tradición heroica de un Bartleby, "preferimos no hacerlo". Vaya, que no les diremos nada más y esto hasta que lo liberen, hasta que abandonen su imputación y la de terrorismo para todos nosotros. En resumen, hasta que abandonen las diligencias.

A todos quienes, allí donde se encuentren, luchan y no se resignan. A todos a quienes el resentimiento no ahoga y que hacen de la alegría una cuestión de ofensiva. A nuestros amigos, nuestros hijos, nuestros hermanos y nuestras hermanas, los comités de apoyo. Ningún miedo, ninguna compasión. Ningún héroe, ningún mártir. Precisamente porque este asunto no ha sido nunca jurídico hay que transportar el conflicto al terreno político. Lo que la multiplicación de los ataques de un poder cada vez más absurdo nos pide no es otra cosa que la generalización de prácticas colectivas de autodefensa allí donde sea necesario.

No hay nueve personas que salvar sino un orden que tumbar."

Escrito por: Samuel.2009/03/18 09:00:21.978000 GMT+1
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2009/03/16 00:00:17.891000 GMT+1

¿Conflictos olvidados?

De vez en cuando, la prensa publica un reportaje sobre conflictos olvidados. Curiosa expresión. Resulta bastante cargante que sean los propios medios, que se supone asumen la responsabilidad de informarnos sobre lo que sucede en el mundo, los que se quejen de la escasa cobertura de determinados conflictos. Si sus dueños quisieran, hablarían más de lo que acontece en la República Democrática del Congo (RDC), en Somalia o en Sri Lanka.

Esta especie de mea culpa ocasional responde a una demanda de muchos lectores fácilmente comprobable en internet. Si la prensa vende sobre todo "malas noticias" y si en nuestro mundo el tamaño (de las cifras) importa, ¿por qué los cinco millones de muertos de las sucesivas guerras de la región de los Grandes Lagos merecen tan poco espacio, en comparación con otros conflictos de dimensiones menores?

En 2005 el profesor Carlos Taibo daba en El País su opinión al respecto y explicaba las razones por las que, según él, unos conflictos suscitan tanto interés y otros tan poco:

"La primera, obvia, recuerda que entre los primeros se hallan aquellos que, en virtud del relieve geoestratégico y geoeconómico de las regiones afectadas, han atraído de siempre la codicia de las grandes potencias. Recurramos al ejemplo mayor: allí donde Estados Unidos está presente de forma manifiesta, el conflicto en cuestión arrastra, por razones fáciles de entender, nuestra atención. Es verdad, aun así, que lo que tenemos entre manos asume a menudo formas singulares: no faltan quienes sólo se sienten atraídos por los conflictos en los cuales EE UU está inmerso de manera rotunda (en el buen entendido, eso sí, de que no faltan quienes aprecian la mano negra de Washington por detrás de casi todo, y en particular de tramadas estrategias de desestabilización de potencias rivales)."

Esto último sucede en el caso del Congo (aunque su escasa presencia en los medios no se deba a una escasa relevancia geoestratégica, precisamente). Cuando los más críticos han querido subrayar la importancia del conflicto han tenido que construir una narración geopolítica donde la "mano negra" de Washington pueda apreciarse con claridad. De ahí la perplejidad cuando las cosas no se desarrollan conforme al guión preestablecido: la detención de Laurent Nkunda en una operación militar conjunta de su antiguo valedor (Ruanda, aliada de Estados Unidos) y la RDC (supuesto enemigo del actual gobierno ruandés) ha obligado a matizar este discurso. En este sentido, el lector crítico puede funcionar como espejo del medio de comunicación corporativo si las lógicas que guían a ambos apenas se diferencian las unas de las otras. 

Otro aspecto evidente son los vínculos neocoloniales y lingüísticos que persisten entre las antiguas colonias y las metrópolis donde residen las principales agencias de información. En Francia la cobertura informativa sobre África -fundamentalmente francófona- es incomparablemente mayor que la que se da en España. Y para los medios anglosajones África es sobre todo Sudáfrica, Kenia o Zimbabwe, países anglófonos.

"Otra categoría de interés la aportan los conflictos que, en el candelero en su momento, han ido cayendo en el olvido con el paso del tiempo. Ello es así hasta el punto de que, cuando se intuye que reaparecen en nuestra atención, lo que se adivina por detrás no es sino la enésima operación ocultatoria."

Una operación facilitada por la inflación informativa, por el ruido. Tan grave puede ser la falta de información como un exceso que inunde de datos en bruto que sólo cobran sentido desde una determinada concepción del espectáculo televisivo. Procesarlos requiere tiempo y dedicación. El agotamiento y el hartazgo facilitan la posterior ocultación. Taibo daba entonces el ejemplo de Bosnia Herzegovina, pero hemos asistido a casos similares en el caso palestino (según épocas), en Iraq o en Afganistán.

Y la regla de oro:

"nuestro interés por los conflictos recula cuanto más hacia el este y más hacia el sur se registran éstos. Si Bosnia levantó mucha atención, Chechenia -dos mil kilómetros hacia Oriente- apenas se ha llevado primeras planas, en tanto nadie recuerda que la república ex soviética de Tayikistán, otro par de millares de kilómetros hacia el Este, fue escenario de una sangrienta guerra civil entre 1992 y 1997. Para explicar nuestro palmario olvido de otra guerra civil, la argelina, acaso conviene apuntar que la existencia de un mar que -según dicen- separa culturas y civilizaciones parece eximirnos de cualquier deber de seguimiento puntilloso: si un sinfín de veces escuchamos que lo que ocurría en Sarajevo era lamentable por cuanto la capital bosnia se hallaba a menos de una hora de avión de Roma, pocos -de nuevo- han sido los que han tenido a bien señalar que Argel se encuentra a menos de una hora de avión de Madrid. Aunque, y para decirlo todo, el de Argelia es un conflicto de primera clase si lo comparamos con los que se manifiestan en un África subsahariana siempre en la más radical de las penumbras. Tiene uno derecho a sugerir que las preferencias que ahora nos interesan alguna relación guardan con atavismos mentales no exentos de xenofobia."

A propósito de esta última observación, lo que me llama la atención es que el reclamo de un "seguimiento puntilloso" se limite siempre a las guerras y no a la vida que rezuman otras tierras. Dar cumplimiento a esta exigencia puede reforzar ese estereotipo según el cual el este y el sur del que habla Taibo sólo pueden llegar a ser tres cosas: tierras de destrucción y barbarie,  postales turísticas para nuestro consumo particular, y objeto de una política de la piedad que nos conduce a consumir el sufrimiento televisado de los otros, consolidando la distancia que nos separa en lugar de romperla. Una posición que encuentra paralelismos con el tratamiento que se suele dar a la cuestión de los cayucos.

En lugar de conflictos olvidados, ¿no sería mejor hablar de pueblos despreciados?

Escrito por: Samuel.2009/03/16 00:00:17.891000 GMT+1
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