Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

2008/07/14 06:00:00 GMT+2

Los otros impuestos

Me telefonea mi buen amigo Gervasio Guzmán.

Tu columna de hace algunos días sobre el impuesto revolucionario de ETA”, me dice, “ ha provocado muchas discusiones en nuestro grupo de amigos. Todos rechazan lo que hace ETA, pero, a partir de ahí, hay opiniones para todos los gustos”.

“¿Cómo cuáles?”, le pregunto.

“Pues, por ejemplo, uno dice que no hay que amilanarse ante ETA, porque es poco probable que, hoy en día, mate a alguien por no pagar”.

“Ése no es de Euskadi, seguro”, replico. “‘Poco probable’ no quiere decir ‘imposible’. Además, ha habido casos recientes de represalias muy duras. No todo es matar. ETA puede hacer todavía muchísimo daño”.

“De todos modos”, prosigue Gervasio, “las discusiones más encendidas se montaron a partir de la consideración de que también el Estado ‘impone sus impuestos’ y los emplea para financiar historias que a muchos nos repugnan. Alguno defendió incluso la idea de convocar una especie de rebelión general contra el IRPF”.

No es la primera vez que me topo con ese tipo de argumentos. Discrepo por completo.

Admito sin ningún problema que los criterios recaudatorios del Estado dejan mucho que desear. En términos generales y sin entrar en mayores detalles, es bien sabido que la Agencia Tributaria controla de manera implacable a los trabajadores por cuenta ajena, pero que no tapona los pasos subterráneos por los que se alivian las rentas más altas.

Aún más cierto es que el modo en el que el Estado organiza el gasto de lo recaudado tiene lo suyo.

Pese a ello, no veo que tenga nada de progresista rechazar el pago del IRPF. Porque todo va en el mismo lote: los gastos militares, la Casa Real, la sangría concordataria y tantas otras carcundas, sí; pero también la Escuela Pública, los hospitales, los asilos, las pensiones, el subsidio de paro, las infraestructuras...

Me encantaría que fuera posible tributar a la carta y que cada cual pudiera elegir a qué se dedica el dinero de sus impuestos, pero algo me dice que de momento eso no va a suceder.

En la práctica, rechazar el IRPF equivale a oponerse a la totalidad del gasto público. No me parece una gran idea.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (14 de julio de 2008, 219º aniversario de la toma de la Bastilla).

Escrito por: ortiz.2008/07/14 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: eta público economía impuestos preantología fiscalidad dedo 2008 estado gervasio_guzmán | Permalink

2008/07/13 08:15:00 GMT+2

El Aznar imaginado

La gente tiende a reconstruir su pasado para encararlo de manera más positiva o, al menos, misericorde. Supongo que es más un mecanismo inconsciente de amor propio que un intento de engañar. Jamás he leído una autobiografía en la que el personaje se retrate a sí mismo como un canalla, por claro que esté que la Humanidad habría salido netamente beneficiada si sus padres se hubieran estado quietos el día en que tuvieron a mal engendrarlo. 

Pero incluso la benevolencia subjetiva debe respetar ciertos límites. Pongamos el caso de una persona que muestra una tenaz propensión no sólo a justificar todos sus errores, sino incluso a presentarlos como grandes aciertos: José María Aznar. Es evidente que está encantado de su historial político, que él presenta como espejo de las mayores virtudes. Se trata de una petulancia bastante irritante, pero que cabe incluir dentro del capítulo del narcisismo típico de los personajes que se sienten instalados en el Olimpo de la Historia. Bordea los límites, pero no los traspasa.

Cuando da el salto definitivo es cuando no se conforma con elogiar su pasado, sino que procede a falsificarlo, sin más, atribuyéndose lo contrario de lo que realmente hizo.

El expresidente ha hablado recientemente del mal momento por el que atraviesa el PP, lo ha comparado con los tiempos en los que él, amparado por Fraga, tomó las riendas del partido y se ha puesto como ejemplo (por contraste implícito con Rajoy) de cómo, en casos así, el buen líder debe hacer gala de “una gran capacidad de integración”. Me costó creer lo que oía. ¿Pensará que aquí nadie tiene memoria?

Lo cierto es que, así que llegó a la cumbre del PP, a la chita callando y sin debate, vía burocrática, él procedió a quitar de en medio a todos los demás dirigentes que podían hacerle sombra. Únicamente mantuvo a los incondicionales, y a algunos sólo por un cierto tiempo.

Gobernó su partido con mano de hierro, sin permitir que nadie chistara, y ahora trata de presentarnos un Aznar imaginado por él mismo, especialista en renovar “por adición” y en “sumar voluntades”.

No se conforma con justificar lo que hizo, sino que lo reinventa. Es demasiado.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (13 de julio de 2008).

Escrito por: ortiz.2008/07/13 08:15:00 GMT+2
Etiquetas: pp público aznar preantología dedo rajoy 2008 | Permalink

2008/07/12 06:00:00 GMT+2

Euskadi social, Euskadi electoral

Los resultados del último Euskobarómetro, nombre que recibe el sondeo de opinión que elabora periódicamente el Departamento de Ciencia Política de la Universidad del País Vasco, han llevado a muchos comentaristas a pronosticar la aparición de una nueva mayoría social en Euskadi. Según el Euskobarómetro, el porcentaje de la sociedad vasca que se muestra en la actualidad favorable a las opciones nacionalistas, unido al de la izquierda aliada de los nacionalistas (Ezker Batua), es igual o incluso algo superior al de 2005, año en el que se celebraron las anteriores elecciones vascas. La encuesta no anuncia ningún cambio de mayoría social (social, insisto).

Asunto diferente es lo que dice que podría suceder en el plano electoral (electoral, subrayo) si los comicios se celebraran hoy.

En esa diferencia influyen dos factores muy importantes.

El primero se deriva del peculiar sistema electoral vasco. Cada una de las tres provincias de la comunidad autónoma elige el mismo número de diputados, pese a su muy desigual peso demográfico. En las últimas elecciones autonómicas, 660.000 votantes vizcaínos eligieron 25 diputados; los mismos que 392.000 guipuzcoanos... y que 171.000 alaveses. Como se sabe, Álava es el territorio vasco en el que la suma de los votos del PSOE y del PP alcanza, con notable diferencia, un porcentaje más alto. Están muy sobrevalorados, en comparación.

Segundo factor que reduce la representatividad social de los augurios electorales: es fácil que la izquierda abertzale (el 12,4% de los votos en 2005) no esté presente en las próximas urnas. ¿Qué harán sus electores? A saber.

Dice el Euskobarómetro que podría producirse un “empate técnico” entre soberanistas vascos y españolistas. Podría, pero, para que ese empate tuviera consecuencias políticas, PSOE y PP tendrían que ir de la mano. Complicado.

En fin, que son muchas las variables. Más aún si se considera que las elecciones no están a la vuelta de la esquina.

¿Una nueva mayoría social? Me temo que algunos han opinado sin haberse leído el detalle de la encuesta. O quizá es que han tomado sus deseos por realidades. O ambas cosas a la vez.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (12 de julio de 2008).

Escrito por: ortiz.2008/07/12 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: euskobarómetro público euskal_herria dedo 2008 euskadi | Permalink

2008/07/11 06:00:00 GMT+2

La ambición empresarial

Supongo que no pocos de ustedes conocerán la fábula del escorpión y el sapo. Un escorpión le pide a un sapo que le ayude a atravesar un riachuelo, a cambio de lo cual le concederá diversos favores. El sapo le responde: “No sé. Me da miedo que me piques y me envenenes”. El escorpión le responde: “¡Qué tontería! ¡Si te picara, nos ahogaríamos los dos!”. Convencido, el sapo permite que el escorpión se le encarame y comienza la travesía. Cuando están a medio camino, el escorpión clava su aguijón en el sapo. “¿Pero qué has hecho? ¡Vamos a morir los dos!”, clama éste. A lo que el escorpión responde: “No he podido evitarlo. Está en mi naturaleza”.

El gobernador del Banco de España ha afirmado que la principal causa del actual fuerte incremento de la inflación es el desmedido afán de beneficio que ha caracterizado la gestión empresarial durante la fase expansiva de la economía. Constatado que Miguel Ángel Fernández Ordóñez no se caracteriza precisamente por tener ojeriza al empresariado, habrá que considerar que su diagnóstico –que coincide con el que muchos legos en economía hemos venido elaborando a partir de nuestra propia observación directa– es certero.

Pero, ¿qué otra cosa hubieran podido hacer los empresarios? La búsqueda del máximo beneficio inmediato está en su naturaleza. Han de ser ambiciosos, aun sabiendo que a medio plazo lo desaforado de sus ansias puede perjudicarlos. El capitalismo es así.

En tiempos, el Estado actuaba como capitalista colectivo. Velaba por los intereses del conjunto del entramado financiero-empresarial, embridando las ambiciones particulares más desbocadas, peligrosas para la buena marcha general. No anulaba los ciclos económicos, pero suavizaba sus picos más extremos. Ahora los estados neoliberales contemplan buena parte de la actividad económica desde la barrera. Ellos mismos han reducido al mínimo su capacidad de intervención, partiendo del dogma –jamás corroborado– de que el libre mercado tiende por sí mismo a la mesura.

No tiene sentido sermonear ahora a los empresarios por el daño causado por su desorbitado anhelo de ganancia. Ellos no han hecho sino lo que está en su naturaleza.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (11 de julio de 2008). También publicó en Noticias de Gipuzkoa ese día: La cadena del crimen.

Escrito por: ortiz.2008/07/11 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: público capitalismo economía dedo 2008 estado fernández_ordóñez | Permalink

2008/07/10 06:00:00 GMT+2

El «giro a la izquierda»

He oído desde 1976 tantas promesas fallidas de los partidos políticos en el poder –o con ansias de ocuparlo en breve plazo– que el escepticismo no sólo me parece un derecho, sino incluso una obligación.

En el reciente Congreso del PSOE, el presidente del Gobierno ha anunciado su voluntad de promover determinadas reformas sociales que conectan con los deseos de lo que suele denominarse “la izquierda”. Sin embargo, en casi todas esas promesas se ha mostrado sumamente inconcreto en materia de plazos de ejecución. Y en varias de ellas se aprecian incongruencias nada tranquilizadoras.

Pongamos el caso de la defensa de la aconfesionalidad del Estado. Si de veras se tratara de ponerla en práctica (¡30 años después de aprobada la Constitución!), ¿por qué no haberse juramentado ya a suprimir el cuerpo de los capellanes castrenses, a acabar con los funerales de Estado oficiados por clérigos (la excusa de que “no existe una ceremonia alternativa” roza la tomadura de pelo), a poner fin de una vez a las ofrendas anuales del Jefe del Estado al Apóstol Santiago, a la esperpéntica participación de unidades militares y policiales en las procesiones religiosas y a todas las demás prácticas atávicas propias del nacional-catolicismo?

Resulta escamante también, y mucho, que Zapatero hable de la necesidad de buscar el consenso en asuntos sobre los que no hay nada que discutir, puesto que las posiciones de todos los partidos están ya más que claras y, además, resultan inconciliables, porque son de principio. ¿Alguien se piensa que el PP, por mucho que se dialogara con él, podría llegar a aprobar una ley de plazos para el aborto u otra que propiciara la eutanasia en determinados supuestos? En ambos asuntos, las cuentas parlamentarias pueden hacerse ya, sin más dilación.

Cada vez que me encuentro con resoluciones programáticas que emplean expresiones tales como “se favorecerá...”, “se buscará una progresiva evolución en la vía de...”, “se trabajará en lo posible para...”, “cuando se reúnan las condiciones necesarias...” y demás vaguedades, me pongo en guardia. Son típicas de quien quiere aparentar, agradar sin atender, amagar sin dar.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (10 de julio de 2008).

Escrito por: ortiz.2008/07/10 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: público zapaterismo izquierda zapatero psoe dedo 2008 | Permalink

2008/07/09 06:00:00 GMT+2

La democracia de los partidos

La Constitución Española preceptúa (art. 6) en relación con los partidos políticos que “su estructura interna y su funcionamiento serán democráticos”. El primer efecto que debería derivarse de esa exigencia es que las estructuras de dirección de los partidos deberían ser elegidas de abajo arriba, a partir de sus organizaciones de base. Es decir, que primero deberían celebrarse los congresos de cada zona, para que la militancia de las organizaciones de nacionalidad o de región expresaran sus preferencias políticas y de liderazgo y, sólo una vez concluidos éstos, se reuniera el Congreso Nacional o Federal correspondiente, para fijar la línea global y designar los máximos órganos de dirección, a los cuales correspondería proceder a los nombramientos de superior relieve.

En el caso de los dos principales partidos españoles, el sistema de funcionamiento es justo el contrario. Primero celebran el Congreso del partido entero y luego, cuando todo el pescado está ya vendido (o creen que lo está), realizan los congresos locales, destinados a hacer de correa de transmisión de las directrices de arriba. A la vez, es típico que el jefe máximo del partido asuma la responsabilidad de designar por su cuenta a las personas encargadas de los principales órganos de dirección, sin ningún debate formal previo. El caso más escandaloso fue el de José María Aznar, que se permitió elegir a dedo nada menos que a su sucesor.

El resultado de todo esto es que las organizaciones territoriales, representantes de las bases, tienen que limitarse a elegir a los dirigentes que cuentan con el plácet de las jefaturas de Madrid, aunque muchos no estén de acuerdo (a riesgo de montar el número, como ha pasado con el Congreso del PP de Cataluña y, en menor medida, con el de Baleares), y carecen de autonomía para fijar su propia política local, como se demostró con la crisis de los socialistas navarros, forzados a pactar con la derecha, opción que repelía a la mayoría de ellos.

Ya sé que organizarse de abajo arriba resulta complejo. Pero es que la democracia –la de verdad– no es un sistema concebido para facilitar las cosas a los de arriba.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (9 de julio de 2008).

Escrito por: ortiz.2008/07/09 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: pp dedo público aznar preantología democracia rajoy 2008 españa | Permalink

2008/07/08 06:00:00 GMT+2

Soy un Don Nadie

Sentencia Mariano Rajoy: “Zapatero habla de cosas que a nadie interesan”. Si a nadie interesan y a mí me interesan, está claro que soy un Don Nadie.

Pone el presidente del PP como primer y destacado ejemplo de esas “cosas que a nadie interesan” el voto de los inmigrantes en las elecciones municipales, debatido en el reciente Congreso del PSOE. Dice que él no ve que la gente vaya por la calle preocupada por el voto de los inmigrantes.

En primer lugar, él no sabe qué preocupaciones tiene la gente que va por la calle, a no ser que posea la capacidad paranormal de leer el pensamiento de los demás (lo que no parece, a juzgar por los chascos que viene llevándose últimamente).

En segundo lugar, por la calle va muchísima gente, bastante de ella inmigrante, que no es imposible que piense que, puesto que cumple con sus deberes municipales igual que cualquier otro vecino –incluido el pago de todas las tasas e impuestos correspondientes–, debería tener derecho a participar con el resto de sus conciudadanos en la elección de quienes regulan tales deberes.

En tercer lugar, el asunto es importante, preocupe más o menos a tantos o a cuantos, porque la incorporación a los censos electorales locales de la población inmigrante, que en algunas zonas es numerosa, podría producir variaciones significativas en el resultado de los comicios. Variaciones que, dada la prevención que la mayoría de los inmigrantes siente hacia las inclinaciones políticas del PP en las materias más importantes para su colectivo, no sería difícil que perjudicaran a ese partido.

Lo cual mueve a sospechar que quizá Mariano Rajoy no sea tan sincero cuando pretende que este asunto no interesa a nadie. Porque, dadas las consecuencias que podría tener si se verificara, resultaría bastante lógico que a él y a los integrantes de la red de poder municipal de su partido sí les interesara. Que les interesara, en concreto, que no se llevara a cabo bajo ningún concepto.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (8 de julio de 2008).

Escrito por: ortiz.2008/07/08 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: pp dedo público zapatero voto psoe migraciones 2008 ddhh rajoy españa | Permalink

2008/07/07 06:00:00 GMT+2

Maldito San Fermín

Hay tres cosas que desde muy lejanos tiempos hago todos los años por estas fechas: mostrar mi oposición a la fiesta nacional, criticar el espectáculo de las carreras matutinas por las calles de Pamplona y recordar el asesinato de Germán Rodríguez, que murió baleado ahora hace justo 30 años a manos de la Policía que comandaba Rodolfo Martín Villa, entonces jefe de la represión franquista y en la actualidad presidente de Sogecable. Sus esbirros entraron en la plaza de toros de Pamplona a tiro limpio y provocaron casi un centenar de heridos.

De mi recuerdo hacia Germán, militante de la LKI, no tengo por qué dar explicaciones: se explica solo. Forma parte de una lista que llevo escrita a sangre y fuego en la memoria: Jesús Mari García Ripalda, Miquel Grau, Aniano Jiménez, Ricardo García Pellejero… Muertos de mi propia biografía, sectaria, y a mucha honra. Todos asesinados con cobertura gubernamental.

Confío en que la buena gente de Pamplona, que es mucha, rendirá también este año el debido homenaje a Germán Rodríguez.

Algo me dice que no lo retransmitirá Canal +.

Sentado lo cual, reiteraré cuán disparatado me resulta el espectáculo de los encierros. Lo más absurdo no es, para mí, que haya gente que se dedique a correr delante de una manada de toros bravos y de cabestros, desafiando la suerte y jugándose la vida (sobria o borracha, me da igual), sino que esa evidente imprudencia temeraria se efectúe como si fuera una hazaña de interés general, y que la retransmitan las radios y las televisiones, y que cuente con el respaldo material de todos los poderes públicos y, ya de paso, también con la bendición del obispo de la diócesis.

Los primeros se gastan el dinero del erario dando cobertura y respaldando a los inconscientes que disfrutan poniendo en riesgo su existencia. ¿A cuento de qué tenemos los contribuyentes normales que financiar ese dislate?

Y en cuanto al obispo, ¿qué decir? O más bien: ¿qué no decir? Se tira el año entero el pesado de él perorando “en defensa de la vida” y luego protege, a medias con San Fermín, dándoles su bendición, a los atolondrados que se la juegan porque se les pone.

Santo cielo, qué tropa.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (7 de julio de 2008).

Escrito por: ortiz.2008/07/07 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: martín_villa germán_rodríguez pamplona 1978 público sanfermines preantología dedo 2008 toros | Permalink

2008/07/06 06:00:00 GMT+2

De caducidad inmediata

Poseo un televisor, de los primeros grandotes que salieron al mercado, que compré en 1984 y que sigue funcionando muy bien. Hace algo así como diez años tuvo una avería en el transformador, por culpa de una tormenta con mucho aparato eléctrico (paradojas de la vida). El técnico que me lo reparó me dijo, mirándolo con arrobo amoroso: “¡Ah, ya no se hacen televisores como éste!”.

De por el mismo tiempo, o aún anterior, es la lavadora que se encarga de darle vueltas a mi ropa hasta dejarla aceptablemente pulcra. De tanto en tanto me toca cambiarle la correa del motor pero, fuera de eso, no desfallece ni por asomo, por más que sea de una de esas segundas marcas baratas típicas de los híper.

Tengo aparatos todavía más vetustos. La palma se la llevan un amplificador y dos bafles que compré en 1976 cuando llegué a Madrid, y que continúan funcionando como si tal cosa. De seguir así, acabaré gestionando su traslado a un museo.

Explicaré a qué viene este exordio de apariencia enigmática. Hace algunos días comprobé que un grabador de DVD que tengo no funciona bien. Se suponía que era bueno o, por lo menos, yo lo pagué como si lo fuera. “¿Está en garantía?”, me preguntó el técnico al que acudí. “No; ya no. Tiene tres años”, le respondí. “Pues tírelo y cómprese otro; la reparación le saldría más cara”. Según me explicó, ahora todos los aparatos se fabrican para que en cosa de tres o cuatro años se estropeen y haya que reemplazarlos. Por eso se han abaratado tanto. Fabrican productos de usar y tirar, sin más.

Lo cual plantea dos problemas graves.

El primero es colectivo: la enorme cantidad de desechos de difícil o imposible reciclado que producen nuestras sociedades de consumo, sin parar y en masa. Es un disparate. (Ahora se está investigando sobre exportaciones secretas de basura europea al Tercer Mundo. El asunto apesta.)

El segundo problema es mío, personal y no sé si transferible: mi cabeza es incapaz de almacenar más libros de instrucciones. El del DVD que voy a tirar tenía 176 páginas, que en su día me estudié con esmero. El que va a sustituirlo tiene la tontería de 212. Lo contemplo y me entra una pereza infinita.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (6 de julio de 2008).

Escrito por: ortiz.2008/07/06 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: jor público electrónica dedo consumismo 2008 | Permalink

2008/07/05 08:20:00 GMT+2

Emparedar el ladrillo

Hay dos sectores económicos cuyo brusco descenso de actividad está resultando clave en la actual crisis económica: la venta de automóviles y la construcción de viviendas.

El de la fabricación y venta de coches es peculiar. España exporta muchos vehículos a países de economía en fuerte expansión, lo que puede ayudar a la industria del sector a aguantar el tirón mal que bien. Además, los coches son productos perecederos, de modo que la flota local, aunque sea con menos alegría y dispendio que en los años de las vacas gordas, habrá de ir renovándose.

Lo de la construcción de viviendas es harina de otro costal. Ya hace un año que las estadísticas demostraron fehacientemente que en España existen bastantes más viviendas que unidades familiares. Si había no ya sólo gente sin techo, sino cientos de miles de jóvenes obligados a seguir viviendo en el hogar de sus progenitores por imposibilidad manifiesta de costearse uno propio, estaba claro (y sigue estándolo) que era (y es) porque el mercado de la vivienda está sometido a las leyes implacables de la usura y la especulación.

En algún momento, algo, ya que no alguien –se ve que nuestro gobierno socialista no cree que esa tarea le corresponda–, había de pinchar el globo o, al menos, deshincharlo en parte. Y me congratula que la recesión económica se esté encargando de ello. No hay mal que por bien no venga, como dijo Franco tras el atentado contra Carrero. ¿Qué se pensaban éstos? ¿Que iban a continuar de por vida levantando más y más edificios, adosados, chalés y engendros ladrilleros de toda suerte hasta ocupar la totalidad de la línea de costa, y luego el resto, por entero?

Todo tiene un límite. Y en España el límite de la construcción está sobrepasado hace tiempo.

No ignoro que la crisis del gremio acarrea problemas para pobre gente. Y para gente pobre. Pero eso sucede a menudo y en muchos terrenos. Doy por hecho que si España ha dejado de fabricar minas antipersonas (¿lo habrá hecho?), también bastante gente, empleada del sector, se habrá quedado sin curro. Pero el fin era de valor superior.

Qué le haremos: nos apretamos un poco entre todos y les hacemos sitio.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (5 de julio de 2008). También publicó apunte ese día: Horario de verano.

Escrito por: ortiz.2008/07/05 08:20:00 GMT+2
Etiquetas: público automóvil urbanismo dedo 2008 burbuja crisis arquitectura | Permalink