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2009/01/09 06:00:00 GMT+1

Mayor Oreja, candidato a fracasado

Mariano Rajoy justifica la designación de Jaime Mayor Oreja como cabeza de lista del PP para las elecciones europeas: “Yo tomo decisiones; luego cada uno lo puede interpretar como quiera”, ha dicho (hipérbaton incluido).

Es una afirmación reveladora: sabe que es mucha la gente que piensa que sus decisiones están mediatizadas por la guardia pretoriana de su partido –la que va de José María Aznar a Ángel Acebes, pasando por Esperanza Aguirre y tutti quanti– y que él no tiene redaños para imponer su propia línea. Trata de salvar la cara como sea, pero lo hace de manera bastante chapucera y se le nota mucho.

Su decisión de poner a Mayor Oreja al frente de la candidatura del PP a las elecciones al Parlamento Europeo tiene un indudable interés político. Si algo no se le puede negar al exministro del Interior de Aznar, multifracasado aspirante a la presidencia del Gobierno vasco, es su identificación con la extrema derecha. El proceso electoral europeo nos permitirá saber qué parte de la derecha española siente una inclinación natural por el fanatismo y qué parte de esa misma derecha es más moderada, tolerante y civilizada, lo que la desaconsejará votar al personaje en cuestión. (Recordemos, a modo de ejemplo, pequeño pero representativo, la fascinante inclinación del renovado candidato europeo por drogar a los inmigrantes ilegales con haloperidol para expulsarlos de España con más comodidad.)

Supongo que quien mas habrá celebrado la decisión de Rajoy, siempre pusilánime, es el político destinado a ser el principal oponente de Mayor Oreja en las urnas de junio, Juan Fernando López Aguilar. Como se decía en tiempos: así se las ponían a Fernando VII. O sea, a huevo.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (9 de enero de 2009).

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2009/01/08 06:00:00 GMT+1

La paranoia de los perseguidos

Allá por el último tramo de la presidencia gubernamental de Felipe González, se hizo muy común decir y escribir que el entonces jefe del Ejecutivo español tenía tendencias paranoicas. Por el tenor de sus declaraciones, cada vez más crispadas y agresivas, era obvio que se sentía perseguido por casi todos y por todas partes. Aunque no ignoro que la política profesional proporciona fácil acomodo a las mentes paranoides (los ejemplos abundan), yo solía contestar que resulta complicado evaluar el grado de manía persecutoria que puede padecer alguien que está siendo realmente muy perseguido. Porque, coñas aparte, lo cierto es que éramos muchos los que no dábamos tregua a González, unos con más razón, otros con más ambición.

Ahora se perora mucho sobre el supuesto victimismo del lehendakari Ibarretxe, que hoy se sentará en el banquillo de los acusados, junto con algunos dirigentes del PSE-PSOE y de la izquierda abertzale, para ser juzgado por un presunto delito de desobediencia a la sentencia que dejó fuera de la ley a Batasuna. Digo ante esto algo del estilo de lo escrito arriba respecto de Felipe González: ¿cómo determinar cuánto hay de victimismo en alguien que realmente es víctima? A Ibarretxe se le juzga por haberse reunido con Arnaldo Otegi, pero al Gobierno de Zapatero no se le procesa por haberse reunido con la dirección de ETA. ¿Con qué particularísima vara mide la justicia española los actos políticos?

Hay quien afirma que Ibarretxe va a sacar beneficios electorales de este juicio. Ignoro si será así o no. En todo caso, si lo rentabiliza, póngase el resultado en el haber (o en el debe) de los jueces que se han metido en semejante jardín, ellos sabrán por qué.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (8 de enero de 2009).

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2009/01/07 06:30:00 GMT+1

El discurso de la tapia

Un hombre sentado en una tapia ve cómo otro hombre golpea a lo bestia a un niño. Lo ha herido gravemente. El crío tiene un brazo roto y sangra a borbotones por la boca, pero el matón sigue pegándole. “¿Por qué le zurras con tanta saña?”, pregunta el de la tapia. Y el matón responde: “Es que me ha tirado una piedra”. “Ah, bueno; si es así… Pero ten cuidado de no pasarte”, replica el mirón. Y sigue sentado, contemplando la paliza.

El bruto es Israel. El de la tapia se hace llamar Comunidad Internacional. El niño es Gaza.

Durante años, la propaganda oficial se ha empeñado en enseñarnos a rechazar la llamada “equidistancia”. Particularmente en Euskadi. En mi tierra, cualquiera que diga que tanto el Estado como ETA han sido culpables desde hace decenios de múltiples y gravísimas tropelías (atentados, asesinatos, secuestros, GAL, torturas) se ve inmediatamente acusado de “equidistante”. Como si fuera obligatorio elegir entre dos males y todos tuviéramos que ser por fuerza bastante asquerosos para no resultar demasiado asquerosos.

Sin embargo, llega la invasión israelí de Gaza y ellos mismos se vuelven propagandistas de la equidistancia. Al parecer, como Hamás lanza cohetes contra Israel –muy poco eficaces, de lo cual me congratulo–, las fuerzas armadas sionistas tienen derecho a invadir Gaza y a matar palestinos a cientos, si es que no a miles, limpiándose el pompis con toda la legislación internacional.

Por lo visto, nuestros próceres europeos sí están autorizados a mostrar equidistancia. Sólo que ellos la pretenden ante rivales de fuerza abrumadoramente desigual.

El suyo es el discurso de la tapia: como el niño ha sido malo, tampoco es tan grave que el matón lo masacre.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (7 de enero de 2009). También publicó apunte ese día: Un año más; otro año menos.

Escrito por: ortiz.2009/01/07 06:30:00 GMT+1
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2009/01/06

La palabrería no arregla nada

Con palabrería no se arregla nada y los que recurren a la palabrería lo saben. De hecho, la emplean porque no quieren arreglar nada, sea porque los desarreglos les convienen, sea porque no se atreven a afrontar sus causas.

El ministro español de Asuntos Exteriores afirma que ya basta de autoflagelarnos por el conflicto de Oriente Próximo. ¿A cuento de qué emplea Moratinos la primera persona del plural? ¿Cuándo se ha flagelado él, sea en su condición de ministro español, de dignatario de la Unión Europea o de integrante de las Naciones Unidas? Nunca ha mostrado ni pena ni desacuerdo con ninguna de las decisiones –de las indecisiones– exhibidas en esos tres centros de poder. Se ha limitado a decir que preferiría que hubiera paz, como quien desea a todas y a todos felices fiestas y próspero año nuevo. Frases rituales.

Igual de irritante es la pretensión de los muchos místicos que afirman sin parar que “la violencia no resuelve nada”. ¿De dónde se han sacado esa bobada? Es la palabrería la que no resuelve nada; la violencia sí, unas veces para bien y muchas más para mal. Basta con dar un breve repaso a la marcha de la Humanidad a lo largo de los siglos para comprobarlo: desde Cartago al desembarco de Normandía, pasando por la toma de la Bastilla y la del Palacio de Invierno, la violencia ha cambiado muchísimas veces el curso de la Historia.

Otra cosa es que la guerra que ha desatado el Ejército sionista en Gaza vaya a salirle bien.

Aunque también es pura retórica la proclama de Hamás, que dice que Israel saldrá “sin duda” derrotada. ¿Por qué habría de ser así? No, desde luego, porque su causa no sea justa. Es de lo más frecuente que las guerras las ganen los malos.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (6 de enero de 2009).

Escrito por: ortiz.2009/01/06
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2009/01/05 08:30:00 GMT+1

El sueño de/con/sobre Obama

Eugène Pottier, letrista de La Internacional y de muchas otras memorables canciones revolucionarias, tenía razón cuando previno a sus compatriotas: “No hay salvador supremo; ni Dios, ni César, ni tribuno”. Pero el bueno de Pottier, cuya tumba en el cementerio del Père Lachaisse visito siempre que viajo a París, remaba decididamente en contra de la corriente: la mayoría social, tanto la suya de 1889 como la nuestra de 2009, quiere creer en salvadores supremos; en dioses, en césares y en tribunos. Supongo que porque de ese modo sus componentes se sienten menos comprometidos por las obligaciones que les corresponden en tanto que teóricos seres civiles y humanos.

Ahora, tres de cada cuatro terrícolas (y nueve de cada diez españoles) viven con la ilusión de que, una vez que Barack Obama sea investido presidente de los EE.UU., las cosas van a ir muchísimo mejor en todos los órdenes. La claque lo grita de mil modos: “¡Obama, Obama, Obama es cojonudo, como Obama no hay ninguno!”.

Estoy lejos de participar de ese entusiasmo. Primera muestra de lo que nos espera: ¿alguien le ha oído condenar la salvaje agresión de Israel contra la población de Gaza y reclamar su inmediato cese? “Aún no es presidente”, replican algunos. Ya, pero eso no le ha impedido tomar postura en bastantes otros asuntos conflictivos. De hecho, tanto él como su futura secretaria de Estado, Hillary Clinton, han dado repetidas muestras de su decidida proclividad por el estado sionista.

Por resumir: que lo que cabe esperar de la política del gobierno de Obama para el Oriente Próximo es, en lo esencial, más de lo mismo.

Obama es menos patán y menos zafio que Bush. Hasta ahí, de acuerdo. Pero parad de contar.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (5 de enero de 2009).

Escrito por: ortiz.2009/01/05 08:30:00 GMT+1
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2009/01/04 07:25:00 GMT+1

Cuba y la jerarquía de las fobias

Karl Marx se burlaba de Proudhon, patriarca de los que calificaba como “socialistas utópicos” (¡como si él mismo no hubiera sido otro utópico más!), diciendo que el viejo revolucionario francés, de cuyo nacimiento va a hacer ahora dos siglos, vivía sobre una permanente contradicción. Según él, Proudhon resultaba demasiado de izquierdas para la derecha y demasiado de derechas para la izquierda.

Yo suelo sentirme un tanto Proudhon cuando escribo sobre el actual régimen político cubano, que acaba de cumplir medio siglo de existencia. Los incondicionales del castrismo me tienen por demasiado crítico y los anticastristas me consideran demasiado tolerante.

No es ni lo uno ni lo otro. Lo que sucede es que todos debemos establecer una jerarquía de nuestras fobias. Si juzgamos con equidad los regímenes latinoamericanos (o americanos, en general), el puesto que debemos asignar al castrismo en el ranking de lo odioso es francamente secundario. Hay gobiernos que practican el terrorismo de Estado en masa. Hay gobernantes que se dedican a expoliar a su población y a malvender los recursos nacionales para engrosar sus cuentas corrientes. Los hay que desatienden hasta extremos escandalosos la educación, la sanidad y la nutrición de sus connacionales. Y a casi todos ellos los estados occidentales los tratan como si fueran próceres, sólo porque les hacen la rosca.

No simpatizo con el castrismo y puedo argumentar por qué. Es escandaloso el monopolio que tienen los blancos en la jerarquía del poder. No soporto las restricciones que padecen allí las libertades, tanto individuales como colectivas. Y un largo etcétera. Pero miren y comparen, y, si encuentran algo mejor, compren.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (4 de enero de 2009). También publicó apunte ese día: Informar y deformar.

Escrito por: ortiz.2009/01/04 07:25:00 GMT+1
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2009/01/03 07:10:00 GMT+1

La cruel y aburrida rutina política

Algunos amigos, que saben que colaboro con la radiotelevisión pública vasca y que suelo visitar con cierta frecuencia su sede central en Bilbao, me muestran su extrañeza porque no haya escrito nada sobre el último atentado de ETA. ¿Y por qué habría de hacerlo? Nihil humanum a me alienum puto, dijo Terencio. Nada humano me es ajeno y, precisamente por ello, no es necesario que la barbarie me afecte de cerca para sentirla lacerante. Cuento con muchos amigos y amigas en EiTB, pero me siento igual de solidario con las víctimas del terrorismo que no conozco de nada. Ni falta que hace. Lo que pienso de los atentados de ETA lo he escrito y dicho docenas de veces. No tengo nada que añadir.

De más interés me parece un dato del último Sociómetro Vasco, publicado hace pocos días y muy poco comentado, que revela, entre otras muchas cosas, el creciente desinterés de la población de Euskadi por la política en general. Si el sondeo realizado por el Gobierno Vasco está bien hecho –y no dudo de que lo esté, aunque tampoco pueda certificarlo–, al 77% de la ciudadanía de la Comunidad Autónoma Vasca la política le interesa o poco o nada. El porcentaje de quienes proclaman su franco desapego por la política ha aumentado en un 15% durante la última década. En similar proporción ha disminuido el número de quienes pretenden estar bastante o muy interesados por la política: en 1998 eran el 37%; en 2008, el 21%.

Es una constatación sobre la que todos cuantos tenemos interés por la política, sea como gobernantes centrales, como gobernantes autonómicos, como comentaristas o como terroristas, deberíamos reflexionar. Nuestras pendencias cada vez aburren más al común de los mortales.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (3 de enero de 2009).

Escrito por: ortiz.2009/01/03 07:10:00 GMT+1
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2009/01/02 07:00:00 GMT+1

Euskadi: otra vez la misma murga

Hay gente que tiene amigos tan especiales que no necesita para nada contar con enemigos.

A Patxi López, secretario general del Partido Socialista de Euskadi, le han salido ahora unos curiosos fans que, partiendo de los datos del último Euskobarómetro, le insisten en que, sumando sus expectativas electorales con las del PP, podría aspirar a formar en Vitoria un gobierno que dejara de lado a los nacionalistas vascos. O sea, a montar un gobierno nacionalista español.

Como si López no lo supiera. Como si fuera una novedad. Es el mismo horizonte hacia el que navegaron cogidos de la mano Redondo Terreros y Mayor Oreja, con el éxito conocido. Es la misma táctica a la que el actual líder de los socialistas vascos dio la espalda, porque vio que le relegaba a la oposición por muchos años.

Están trucadas las cuentas del Euskobarómetro que los promotores del pacto PSE-PP tratan de venderle a Patxi López. Es cierto que, de verificarse las previsiones del sondeo –que ésa es otra–, entre los dos partidos españolistas podrían obtener un porcentaje de votos similar al que lograría el bloque que respalda al actual Gobierno vasco. Vale. Pero no cuentan con el 12,44% de los votos que obtuvo en las últimas elecciones la izquierda abertzale (PCTV-EHAK). Es un porcentaje decisivo, y es una porción del electorado vasco que jamás daría su voto a un proyecto PSE-PP.

Patxi López habrá anotado otro dato del Euskobarómetro: mientras el 50% de los encuestados prefiere que Ibarretxe siga en Ajuria Enea, sólo el 23% se alegraría de que él lo reemplazara. Y otro más: el número de vascos favorables a la autodeterminación duplica al de quienes la rechazan.

Son cifras propicias a la humildad.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (2 de enero de 2009).

Escrito por: ortiz.2009/01/02 07:00:00 GMT+1
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2009/01/01 09:30:00 GMT+1

Hoy no hay periódico

Pero sí un breve Apunte del Natural: ETA y la catástrofe.

Escrito por: ortiz.2009/01/01 09:30:00 GMT+1
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2008/12/31 08:50:00 GMT+1

Monumento a Esperanza Aguirre

No dudo de que Esperanza Aguirre sea una mujer inteligente. De lo que sí dudo, y mucho, es de que tenga dotes de estratega.

Entre las reglas rectoras de la estrategia, ya sea militar, política o empresarial, hay una muy principal que establece que a los enemigos hay que afrontarlos uno por uno. Abrir demasiados frentes a la vez representa un riesgo enorme. La Historia es concluyente: los ejemplos de Napoleón y Hitler son dos de los más llamativos, pero ni mucho menos los únicos. Los hay a puñados.

La presidenta de la Comunidad de Madrid se ha metido en un montón de peleas simultáneas. Se ha enfrentado a la dirección nacional de su propio partido (ejemplo: ¿qué necesidad tenía de alabar los planes de financiación autonómica de Zapatero sin esperar a ver en qué quedan?), le busca las cosquillas cada dos por tres a Mariano Rajoy, hace vudú con Ruiz Gallardón por donde quiera que vaya… La última, su intento de cambiar in extremis la legislación regional para cargarse al presidente de Caja Madrid, no suficientemente sumiso, lo que le ha llevado a enfurecer aún más al ayuntamiento de la capital, al PSOE y a IU. Por tener, incluso tiene encrespado a Federico Jiménez Losantos, que no le perdona lo poco y mal que salió en su defensa en uno de sus frecuentes procesos judiciales.

Ahora ha aparecido una iniciativa internáutica que reclama que se erija en Madrid una estatua a la presidenta regional. Queda gracioso que los promotores se hayan apresurado a decir que no tienen ninguna vinculación ni política ni religiosa con ella. Ya se sabe: excusatio non petita…

La verdad es que esa efigie no desentonaría nada en una ciudad en la que hasta el propio diablo tiene su estatua.

Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (31 de diciembre de 2008).

Aviso.– Mañana no sale el periódico. En consecuencia, no habrá "Dedo en la llaga". Sí, en cambio, "Apunte del Natural": ETA y la catástrofe.

Escrito por: ortiz.2008/12/31 08:50:00 GMT+1
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