2009/01/19 06:45:00 GMT+1
Hay dirigentes políticos empeñados en refutar el refranero. ¿Que no se puede estar en misa y repicando? Vaya que sí. Ellos pueden defender con entera naturalidad cada cosa y su contraria.
Un especialista en ello es el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, que se pasa el día hablando de la necesidad de que los ciudadanos de la comunidad renuncien a entrar con sus coches hasta el centro de la ciudad, pidiéndoles que se sirvan del transporte público, mientras potencia la existencia de aparcamientos situados en el mismo núcleo de la capital del Reino –podría considerarse otra variante del famoso “efecto llamada”– y no pone mayor interés en la construcción de grandes aparcamientos baratos en la periferia, que permitirían a quienes acuden a trabajar a diario a la capital desprenderse de su automóvil y tomar el metro o el autobús (que, dicho sea de paso, tampoco son la repanocha).
La consejera vasca de Medio Ambiente, Esther Larrañaga, ha anunciado que el Gobierno de Vitoria tiene el proyecto de instaurar un peaje para la entrada de vehículos privados en las capitales de la comunidad autónoma. La idea, que ha funcionado con cierto éxito en diversas ciudades europeas, podría estar bien, si no fuera porque, para empezar, no se sabe cuánto va a durar el actual Gobierno vasco, ella misma tampoco ha marcado plazos para la puesta en marcha de la medida y, entretanto –y eso es lo que resulta más incoherente– en Euskadi se mantiene esa política a la madrileña consistente en construir más y más aparcamientos en el centro de las urbes, para facilitar que todo pichichi se meta con su coche hasta la cocina.
¿De qué se trata? ¿De quedar bien o de que las cosas funcionen?
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (19 de enero de 2009).
Escrito por: ortiz.2009/01/19 06:45:00 GMT+1
Etiquetas:
esther_larrañaga
público
madrid
automóvil
euskal_herria
dedo
gallardón
2009
euskadi
| Permalink
2009/01/18 06:00:00 GMT+1
“Hay mucha gente que no sabe dónde está su límite y quiere encontrarlo”, afirma Isidre Esteve, que participa en el Rally Dakar. Lo dice para justificar la existencia de una carrera tan brutal y tan peligrosa, que este año se ha llevado por delante una vida y ha dejado muy maltrecha otra.
Quizá sea ese asunto de los límites el que explica mi prevención ante los llamados “deportes de riesgo”. Ni sé dónde está mi límite de audacia y resistencia ni me importa. Tampoco me apasiona saber dónde tienen ese límite los demás. Veo a unos que se tiran de un puente altísimo agarrados por una cuerda atada a un pie, a otros que se lanzan al vacío desde un avión y no abren el paracaídas hasta que casi tocan tierra con las narices, a otros que hacen piruetas pasmosas volando por los aires subidos a una moto, o a un patín… Mi perplejidad se hace extensible a los encierros de los sanfermines y a otras presuntas fiestas populares en las que el personal corre los más diversos peligros, a veces decididamente graves, para regocijo suyo y de buena parte de la parroquia.
Si me dijeran que lo hacen para ganarse el sustento y que “más cornás da el hambre”, como justificó su osadía en 1894 el torero Manuel García Cuesta, El Espartero –que poco después moriría empitonado por un mihura, el pobre–, podría llegar a entenderlo. Lo que se me escapa por completo es que haya personas que pongan en riesgo sus vidas por placer, o para comprobar dónde están sus límites. El único modo de comprobar empíricamente dónde están nuestros límites es transpasarlos, y eso a veces no tiene vuelta atrás.
Supongo que se trata de gente a la que le funciona una neurona de la que yo carezco. O al revés.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (18 de enero de 2009).
Escrito por: ortiz.2009/01/18 06:00:00 GMT+1
Etiquetas:
el_espartero
deportes
riesgo
isidre_esteve
público
preantología
dedo
2009
toros
rally_dakar
| Permalink
2009/01/17 06:00:00 GMT+1
George W. Bush hace balance de su paso por la Presidencia de los EE.UU. y el resultado le sale de lo más positivo: él ve mucho en su haber y muy poco en su debe.
Oírlo le sume a uno en la perplejidad. Veamos: ha dejado a su país hundido en una brutal crisis financiera e industrial; las recetas económicas ultraliberales de las que ha hecho bandera durante su mandato han resultado un fiasco y han agravado el desastre; las desigualdades sociales entre los estadounidenses han aumentado; no supo encarar ni de lejos los terribles efectos del huracán Katrina; el desprestigio de los EE.UU. en el mundo entero es palmario, lo mismo que el deterioro de sus relaciones con numerosos estados; no ha logrado la victoria completa en ni una sola de las guerras en las que se ha involucrado a sangre y fuego; no ha logrado ni desarticular Al Qaeda ni acabar con Bin Laden; ha violado con indecente descaro las leyes internacionales (y no sólo por el aberrante montaje de Guantánamo); se ha mofado de la Declaración Universal de los Derechos Humanos autorizando explícitamente el uso de la tortura…
Que el pronto exinquilino de la Casa Blanca presente ese historial como una trayectoria abrumadoramente brillante obliga a preguntarse si estamos ante un perfecto caradura o ante un hombre cuyas luces mentales son tan tenues que no le permiten ver la realidad. Cierto es que no hay ninguna incompatibilidad entre ambas condiciones: puede ser lo uno y lo otro.
Pero en lo que más vale la pena meditar es en la capacidad del sistema estadounidense para situar en su dirección formal a tipos de esta ralea, torpes e incompetentes (Ford, Reagan, Bush), y no hundirse. O no hundirse del todo, por lo menos.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (17 de enero de 2009). También publicó apunte ese día: Pan y circo.
Escrito por: ortiz.2009/01/17 06:00:00 GMT+1
Etiquetas:
gerald_ford
preantología
al_qaeda
usa
público
imperialismo
reagan
bush
katrina
dedo
bin_laden
2009
ddhh
| Permalink
2009/01/16 06:00:00 GMT+1
Un periodista pregunta a la portavoz del Ejército israelí, Avital Leibovich: “¿Sus fuerzas armadas están utilizando en Gaza proyectiles con fósforo blanco?”. Respuesta: “Ningún ejército del mundo proporciona información de ese tipo. Afirmo, eso sí, que toda la munición de la que nos servimos se atiene a las leyes internacionales”.
La respuesta es artera. Primero, porque hay tipos de bombas que no están aún prohibidas porque son de reciente invención. Dos médicos noruegos –los únicos europeos que trabajan en la ciudad de Gaza– han dado cuenta de la utilización por el Ejército de Israel de un nuevo tipo de explosivo, que dispara pequeñas bolas de carbono que contienen tungsteno, cobalto, níquel y hierro. Su radio de acción es limitado, pero sus efectos, devastadores. A quien le pille su estallido a dos metros o menos, le parte el cuerpo en dos. A ocho metros, le sesga las piernas. A algo más de distancia, le provoca hemorragias internas muy graves, con derivaciones cancerígenas. Son proyectiles que, según estos doctores, pertenecientes a la ONG noruega Norwac, Israel está lanzando sobre zonas de población civil.
Lo de las bombas con fósforo blanco es otra historia. Los expertos debaten si cabe aceptar su utilización en campos de batalla, como elemento de camuflaje, para ocultar el movimiento de tropas. Lo que en todo caso resulta aberrante es descargarlas sobre pueblos o ciudades. Lo hizo el Ejército estadounidense en 2004 en la toma de Faluya. Y, según testimonios periodísticos de reconocida solvencia, lo está haciendo ahora el Ejército de Israel en Gaza.
Recuerdo que fueron precisamente bombas de fósforo blanco las que lanzó la Luftwaffe nazi para arrasar Gernika.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (16 de enero de 2009).
Escrito por: ortiz.2009/01/16 06:00:00 GMT+1
Etiquetas:
israel
armas
público
ddhh
gernika
guerra
dedo
gaza
2009
palestina
| Permalink
2009/01/15 07:30:00 GMT+1
La publicidad no puede ser juzgada por su sagacidad o su pertinencia. Cada cual es libre de considerar que tal o cual anuncio es inteligente o estúpido, o que lo que propone tiene mucho sentido, poco o ninguno. A lo único que tienen que someterse los anunciantes es a la ley, que tasa los casos en los que los reclamos no son aceptables, porque incitan a la violencia, al racismo, al machismo o a cualquier otro menoscabo de los derechos humanos.
Los carteles que pasean algunos autobuses urbanos de varias ciudades europeas anunciando que “Probablemente Dios no existe” me resultan divertidos, aunque superfluos. En todo caso, nada ofensivos. Juzgo desde muy joven que la existencia de Dios es una hipótesis no sólo improbable sino también innecesaria, pero quien quiera pensar lo contrario y proclamarlo a los cuatro vientos (eso sí: pagando; no cobrando, como Rouco) que lo haga, que me dará igual.
Dicen los portavoces del PP que algunos ponemos de actualidad este tipo de historias para distraer a la población “del problema fundamental, que es la crisis económica”. Pues no. A quien no tiene para llegar a fin de mes nadie lo deja pasmado con espejitos y abalorios. Sucede que no hay nadie que se pase 16 horas al día hablando “del problema fundamental”. De vez en cuando, trata de otras cosas. De la existencia o inexistencia de Dios, por ejemplo, si le apetece. O de lo guapo que es Fulano. O del mejor modo de conseguir que el aloe vera crezca radiante en el balcón de casa. Yo mismo a veces comento alguna jugada de Leo Messi, y juro que no lo hago para distraer a nadie “del problema fundamental”.
Añadamos a eso que está perfectamente demostrado que Leo Messi existe.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (15 de enero de 2009).
Escrito por: ortiz.2009/01/15 07:30:00 GMT+1
Etiquetas:
rouco_varela
messi
fcbarcelona
público
dedo
iglesia
2009
fútbol
| Permalink
2009/01/14 06:00:00 GMT+1
Cuando la escasez entra por la puerta, el amor huye por la ventana. Durante un buen puñado de años, los principales dirigentes políticos y económicos del mundo entero nos han sermoneado con gran aplomo sobre la definitiva superación de las fronteras nacionales, la libre circulación de los capitales –que no de las personas, faltaría más– y las infinitas virtudes de la economía globalizada.
Ha venido la crisis y, visto y no visto, cada cual se ha puesto a trabajar con el mayor ahínco a favor de su chiringuito local, y sálvese quien pueda.
Los ejemplos abundan, pero uno muy llamativo nos lo acaba de ofrecer la crisis del gas entre Rusia, Ucrania y la Unión Europea. Todas las partes implicadas se han puesto a defender con saña implacable sus intereses particulares, haciendo caso omiso de los acuerdos y compromisos adquiridos. La UE quiere el gas ruso, del que se abastecen un buen puñado de los países que la integran, pero está obsesionada por mantener a raya el potencial económico y político de Moscú. Ucrania necesita el gas ruso, pero lo quiere a precios que no son los del mercado y, además, no duda en sisar una parte del que transita por los gasoductos que cruzan su territorio. Y Rusia utiliza el gas para apretar las tuercas a Ucrania y para chantajear a la UE. Dentro de la propia UE, son palmarias las diferencias que han mostrado ante esta crisis sus estados miembros, según se abastezcan más, menos o nada del gas ruso. Por resumir: nacionalismos (estatalismos, más bien) a espuertas.
En cuanto la crisis económica ha rascado el barniz cosmopolita de la supuesta aldea global, han reaparecido con plena fuerza los eternos fantasmas localistas. Disimulados; nunca enterrados.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (14 de enero de 2009). También publicó apunte ese día: En cuerpo y alma.
Escrito por: ortiz.2009/01/14 06:00:00 GMT+1
Etiquetas:
nacionalismo
público
globalización
economía
dedo
2009
crisis
| Permalink
2009/01/13 06:00:00 GMT+1
Recordarán ustedes el viejo chiste del sádico y la masoquista. La masoquista le suplica al sádico: “¡Pégame!”. Y el sádico decide hacerle el máximo daño: “No”, le responde.
Ha bastado con que el lehendakari Ibarretxe optara por renunciar a la cuestión previa de nulidad del proceso incoado contra él por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, argumentando que no quería recurrir a argucias de procedimiento y que prefería que se fuera al fondo del asunto para demostrar que no hizo nada reprobable, para que dos de los tres miembros de la sala del TSJPV decidieran apoyar el archivo definitivo de la causa. Es como si le respondieran: “Tú quieres ir hasta el final porque piensas que eso te convendría. ¡No te vamos a hacer el juego!”.
Los dos integrantes del TSJPV que han votado a favor de la nulidad del procedimiento contra Ibarretxe, López, Otegi et alii se amparan en la doctrina que el Tribunal Supremo estableció para sobreseer la causa contra Emilio Botín por el caso de las jubilaciones millonarias. El juez que ha votado en contra del criterio de sus dos compañeros argumenta apoyándose en la resolución que adoptó el propio TS para que se enjuiciara y condenara a Juan María Atutxa en tanto que presidente del Parlamento Vasco. ¿De qué lado está la razón? De los dos. Y de ninguno.
La explicación hay que buscarla en las sentencias a la medida que pronuncia el Tribunal Supremo. Comprenderán ustedes que no es lo mismo procesar a uno de los principales banqueros del país que a un militante nacionalista vasco casi retirado y amortizado.
El TS está a las duras y a las maduras. El TSJPV está casi siempre a las duras, pero sabe protegerse cuando le conviene.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (13 de enero de 2009).
Escrito por: ortiz.2009/01/13 06:00:00 GMT+1
Etiquetas:
justicia
2009
banco_santander
otegi
supremo
botín
pnv
españa
psoe
euskal_herria
dedo
batasuna
pse
atutxa
público
ibarretxe
euskadi
| Permalink
2009/01/12 06:00:00 GMT+1
Sayed Parwez Kambakhsh era un estudiante afgano de periodismo. Ahora es un preso del Gobierno de Kabul, condenado por blasfemo. Un tribunal dependiente de la Alianza del Norte, integrante del régimen instaurado tras la invasión militar norteamericana, lo ha condenado a 20 años de cárcel al encontrarlo culpable de haberse bajado de internet un texto sobre el papel de la religión islámica en la opresión de las mujeres. Era un artículo en el que se denunciaba entre otras cosas que, según la doctrina coránica, un hombre pueda tener cuatro esposas, pero la mujer sólo un marido.
Han leído ustedes bien. Ésa fue la acusación.
Al principio el tribunal debatió sobre la posibilidad de condenarlo a muerte, sin más. Un amigo mío que conoce muy bien aquella realidad me escribe: “Personalmente albergo dudas sobre si no será mejor la horca que 20 años en una mazmorra afgana”.
Parwez comparte una pequeña celda con una treintena de presos que cumplen penas por robo, asesinato y violación. A veces los carceleros les proporcionan algo de comida. Otras no.
En el juicio al que fue sometido a puerta cerrada, había un juez, un fiscal y tres soldados. Ni abogado defensor, ni familiares, ni testigos.
El Estado español tiene tropas en Afganistán que han sido enviadas para cumplir la “misión humanitaria” de defender los intereses de un régimen que permite, cuando no propicia, aberraciones como ésta, que no es la única, ni mucho menos.
El Parlamento Europeo, varios gobiernos de la UE, todas las organizaciones de defensa de los derechos humanos y la propia ONU han intercedido a favor de Parwez. El Gobierno español guarda silencio.
Éste no es un caso individual. Es un símbolo.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (12 de enero de 2009). También publicó apunte ese día: Una entrevista.
Escrito por: ortiz.2009/01/12 06:00:00 GMT+1
Etiquetas:
periodismo
europa
españa
público
afganistán
preantología
dedo
2009
ddhh
| Permalink
2009/01/11 06:00:00 GMT+1
Acabo de oír a un gobernante municipal vasco informar de que su ayuntamiento va a invertir en una obra no sé cuántos millones de euros. Acto seguido y con tono de evidente orgullo, ha proporcionado la presunta equivalencia de esa inversión, cifrándola en un montón de millones “de las antiguas pesetas”.
No es exclusiva suya; todos los responsables políticos hacen lo mismo. Y muchas otras autoridades, incluidas las económicas. Pero es trampa.
Soy el primero en declararme inadaptado al euro. Cada vez que veo un precio, lo traduzco a pesetas, lo que me lleva a enfadarme conmigo mismo, porque recuerdo cómo me reía en tiempos, durante mis estadías en Francia, de los muchos franceses que eran incapaces de calcular en francos nuevos y seguían hablando en francos viejos, aunque la conversión era facilísima (100 francos viejos = 1 franco nuevo).
De todos modos, creo que mi vicio es bastante menos grave porque, cuando pienso en pesetas, son pesetas a las que aplico el IPC. Soy consciente de que 1.000 pesetas de 2002 no tendrían el mismo valor ahora mismo, porque la moneda española, de haber subsistido, se habría devaluado un 20%, más o menos. Así que, cuando oigo a alguien que dice: “¡6 euros, qué barbaridad! ¡1.000 pesetas!”, le respondo: “No; de seguir funcionando las pesetas, eso costaría ahora unas 800, como mucho”. Lo cual suele provocar divertidas discusiones.
Mi pretensión reivindicativa discurre por esa senda. Creo que deberíamos reclamar a nuestros mandamases que dejen de hacernos la trampa de retrotraernos a los precios de hace siete años utilizando el truco de “las antiguas pesetas”.
Esas pesetas no son antiguas; son difuntas. La vida está mucho más cara.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (11 de enero de 2009).
Escrito por: ortiz.2009/01/11 06:00:00 GMT+1
Etiquetas:
peseta
público
dedo
lengua
2009
euro
| Permalink
2009/01/10 06:00:00 GMT+1
Se dirime en sede judicial bilbaína si el lehendakari Ibarretxe y Patxi López se entrevistaron con dirigentes de Batasuna, una organización política disuelta por sentencia del Tribunal Supremo (TS), o con unos ciudadanos que hablaban a título individual.
Es una disputa para leguleyos, vacía de contenido real. A ninguno de los reunidos en 2006 le importaba gran cosa que Otegi y sus acompañantes fueran o dejaran de ser miembros de la jefatura de Batasuna, sencillamente porque Batasuna, como HB, como EH, como EHAK, han sido sólo meros envoltorios electorales pasajeros.
Pero tampoco Ibarretxe y Patxi López se entrevistaron con ellos por su cara bonita. Y es que en esta vida uno no tiene por qué ser o dirigente político o ciudadano de base. Puede ser más cosas. Por ejemplo, representante reconocido, aunque sin título oficial, de un sector de la sociedad. Hay gente que goza del aplauso de una porción importante de la ciudadanía, aunque no haya querido o no haya podido refrendarlo en las urnas. Gente cuyos criterios los gobernantes han de tener en cuenta, porque es influyente y tiene relaciones que también lo son.
El hecho de que el TS decidiera ilegalizar Batasuna no acabó con la existencia de la parte de la población vasca que se siente integrante de la izquierda abertzale. No es un partido político, sino un fenómeno social, que ni se crea ni se destruye con una sentencia, por solemne que sea.
Ibarretxe y López dialogaron, siglas al margen, con unos interlocutores sociales. ¿Que no consiguieron nada con ello? Cabría discutirlo: a veces las apariencias engañan. Pero ésa sería en todo caso materia para un debate político, no para una sentencia judicial.
Javier Ortiz. El dedo en la llaga, diario Público (10 de enero de 2009). También publicó apunte ese día: Recortes a la papelera.
Escrito por: ortiz.2009/01/10 06:00:00 GMT+1
Etiquetas:
justicia
2009
españa
público
otegi
pse
psoe
euskal_herria
dedo
batasuna
pnv
ibarretxe
euskadi
| Permalink
Siguientes entradas
Entradas anteriores