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2004/01/20 06:00:00 GMT+1

Sin precedentes

Dicen los incondicionales de Rodríguez Zapatero que el compromiso que se ha autoimpuesto el secretario general socialista -renunciar a cualquier intento de gobernar si consigue menos votos que el PP- no tiene nada de nuevo. Y aportan lo que les parece una prueba irrefutable de ello: en 1996, Felipe González habría podido aspirar a un nuevo mandato si hubiera encabezado una coalición de partidos opuestos al PP, pero declinó hacerlo, respetando el derecho mayor que le correspondía a Aznar en tanto que candidato más votado.

¡Así se escribe la Historia!

González no renunció en 1996 a nada. La realidad misma le convenció de la perfecta inutilidad de cualquier intento de formar una coalición anti-PP. Con independencia de que él mismo se diera más o menos cuenta de lo exhausto que estaba su prestigio tras los enésimos escándalos económicos y políticos que jalonaron sus últimos años como presidente, estaba la evidencia de que CiU, hasta poco antes su fiel aliada, ya no quería repetir la experiencia. Menos aún en condiciones tan precarias. Y sin CiU no había nada que hacer.

La propia dirección del PSOE asumió que su primer secretario no podía seguir en La Moncloa. Pero que González hubiera de renunciar a un nuevo mandato no quería decir que otro socialista no pudiera aspirar al cargo. Indague Zapatero sobre lo que sucedió entonces, si no lo sabe. Se enterará de que varios prominentes miembros de la Ejecutiva Federal iniciaron una rápida ronda de contactos para sondear hasta qué punto podían contar con aliados para dejar a Aznar con un palmo de narices. Renunciaron a proseguir sus gestiones sólo cuando constataron la firmeza de la negativa de Pujol, que hizo algo más definitivo que rechazar su propuesta: no quiso siquiera recibirles.

En suma: que el compromiso que Rodríguez Zapatero ha adquirido carece de precedentes. Y se entiende, porque los políticos no suelen limitar voluntariamente su margen de maniobra. Tampoco acostumbran a asumir principios innecesarios (de hecho, suelen burlarse incluso de los necesarios).

Alguien le ha persuadido de que esa promesa puede atraerle el voto de una parte del electorado de IU y, a la vez, tranquilizar a quienes temen que acabe pactando con «las hordas rojo-separatistas», que diría el otro. De lo primero, más vale que vaya olvidándose: lo que quiere la gran mayoría de los habituales votantes de IU es que no tenga más remedio que pactar con Llamazares. Para lo cual, nada mejor que votar a IU y convertirla en una fuerza necesaria. Lo segundo, en cambio, es más aleatorio. Porque él no ha dicho que no vaya a pactar, sino que sólo lo hará si se reúnen determinadas condiciones.

Aunque supongo que no desagradará a sus enemigos que se dedique con tanto entusiasmo a ponerse él mismo la zancadilla.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (20 de enero de 2004) y El Mundo (21 de enero de 2004). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 7 de mayo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/01/20 06:00:00 GMT+1
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2004/01/19 06:00:00 GMT+1

Ese hombre…

No consigo entender a Rodríguez Zapatero.

A veces porque lo que dice carece de sentido. Por ejemplo, ayer afirmó que, si el PSOE es el partido más votado en las próximas elecciones, eso significará que tiene el respaldo de la mayoría de los españoles. No piensa lo que dice. Si se parara a meditar en ello, aunque fuera sólo un momento, se daría cuenta de que son dos cosas totalmente diferentes: para que el PSOE sea el partido más votado, le puede bastar con recibir algo así como nueve millones de votos; en cambio, para contar con el respaldo de la mayoría de los españoles le haría falta tener de su lado al 50% más uno, no ya de los sufragios, sino de las simpatías. Incluidas las de los niños, los no censados, los abstencionistas y los privados del derecho de sufragio por sentencia judicial. O sea, bastante más del doble.

Lo que él quería decir -supongo- es que, en el caso de que el suyo sea el partido más votado, se considerará legitimado para formar Gobierno.

Pero es que eso tampoco lo entiendo. ¿Qué quiere insinuar? ¿Que no son legítimos los gobiernos formados por una coalición en la que no figura el partido más votado? Por supuesto que lo son. Tanto más en una realidad política en la que todas las derechas identificadas como tales se integran en un solo partido. En España hay decenas de municipios gobernados por coaliciones en las que no está el partido que sumó más votos.

La única explicación que le encuentro a esta limitación que se autoimpone Zapatero es que quiere dejar sentado que renuncia a gobernar al frente de una gran coalición que englobe tanto a IU como a los principales grupos nacionalistas. Aceptemos que esa perspectiva no le vuelva loco. Pero, ¿por qué tiene que renunciar a ella de antemano? ¿Y si luego resulta que Rajoy le aventaja sólo por un voto en el cómputo total? Por lo demás, la condición que se impone ni le asegura ni le libra de nada. En un sistema parlamentario como el español, en el que la traducción de votos en escaños dista de ser automática, cualquier eventualidad es posible: puede tener más votos que Rajoy y encontrarse en una posición parlamentaria incomodísima, necesitado de toda suerte de pactos.

De modo que su proclama es -sólo puede ser- un gesto para la galería.

Pero hay que preguntarse a qué clase de galerías hace gestos Zapatero. Porque lo que quiere dar a entender con todo esto es que no está dispuesto a conseguir el Gobierno gracias a los nacionalistas periféricos, pasando a depender de ellos. Es decir: no le preocupa que puedan acusarle de estar presto a echarse en los brazos de Izquierda Unida, con tal de que quede claro que no hará negocios con la anti-España.

Es el fantasma de Calvo Sotelo (José, el de la República) el que vuelve a visitarnos: «Prefiero una España roja a una España rota».

Es ridículo. Es ridículo el argumento y es ridículo también Zapatero por creer que un gesto como éste va a neutralizar las acusaciones demagógicas del PP. Al PP le da lo mismo lo que diga o deje de decir el líder socialista, porque sabe que la mayoría de sus eventuales votantes pasa de estas sutilezas y se queda con la sal gruesa. Así que le seguirán acusando de lo que les dé la gana, esté justificado o no. Y él habrá quedado comprometido por una promesa absurda.

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Nota.- Me preguntaba ayer por qué el PSOE no le ha montado un pollo a Zaplana denunciando la bochornosa utilización que hace del Ministerio para su promoción personal en estas vísperas electorales. Un lector de Andalucía me aporta la respuesta: el PSOE tiene que estar calladito porque todos los consejeros del Gobierno de Chaves -y también los de Rodríguez Ibarra y los de Bono, se supone- están haciendo lo mismo: gastarse el dinero del erario en su promoción política personal.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (19 de enero de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 7 de mayo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/01/19 06:00:00 GMT+1
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2004/01/18 06:00:00 GMT+1

Se tolera lo intolerable

Hago recuento de cuantas posibilidades se me ocurren y llego a la conclusión de que sólo hay dos objetivos que justifiquen que un organismo público se deje el dinero en publicidad: la información y la formación. Dar consejos, difundir prácticas saludables, avisar, ayudar a solventar problemas... Todo eso está bien, facilita la vida a la ciudadanía, es útil. Entiendo que se gaste en ello.

A cambio, no veo que tenga ninguna utilidad social que los jefes de tales o cuales organismos de la Administración comuniquen urbi et orbi que están muy satisfechos de cómo hacen las cosas. Supongo que no hay más remedio que sobrellevar su tendencia natural a la autosatisfacción. Lo que no tenemos por qué tolerar es que decidan hacerse costosos homenajes y luego nos pasen a nosotros la cuenta de gastos.

Fijémonos en la machacante campaña de publicidad que está desarrollando ahora mismo el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. No informa de nada. No aporta nada. Se limita a decir que el Ministerio que encabeza Eduardo Zaplana hace muchísimo por todo el mundo y cumple sus deberes a las mil maravillas. Es una campaña de propaganda política en estado químicamente puro, sólo que hecha desde el Estado y con el dinero de todos.

He oído que el PSOE ha formulado una queja -una quejita- preguntándose si el Ministerio de Zaplana no estará gastando demasiado en publicidad («publicidad y propaganda», consta en la partida presupuestaria). ¿Por qué no le han montado un pollo de mucho cuidado denunciando la bochornosa utilización que hace del Ministerio para su promoción personal en víspera de elecciones?

Eso sin contar con que, además, los anuncios en cuestión son falsarios hasta decir basta. Hay uno sobre pensiones en el que, tras referirse a la paga extra que tendrán que hacer para compensar su mala previsión del IPC, dicen: «Un año más, cumplimos». ¡Qué jeta! ¿Que cumplen? Sí: con la ley, que es la que les obliga a satisfacer esa paga. Pintan como una muestra de generosidad lo que no es sino la reparación tardía de un error, verosímilmente voluntario.

Esta gente se sirve del Estado como si lo hubieran comprado en una subasta. Y nadie se lo impide.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (18 de enero de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 7 de mayo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/01/18 06:00:00 GMT+1
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2004/01/17 06:00:00 GMT+1

Pagar a ETA

Garzón, que ya no sabe a quién más procesar, ordenó hace un par de días la detención de un comerciante de Tolosa que pagó algunos dineros a ETA. Ayer lo puso en libertad.

Aunque la fama adquirida por Garzón no tenga que ver demasiado con su buen conocimiento de las leyes -parece haber general acuerdo en que es un instructor tirando a chapucero-, no creo que ignore los artículos más socorridos del Código Penal. Por ejemplo, el artículo 20, que pormenoriza las circunstancias eximentes de responsabilidad criminal.

Según el apartado 6º de ese artículo, está exento de responsabilidad criminal «el que obre impulsado por miedo insuperable». Que es justamente lo que hacen quienes pagan el llamado -el mal llamado- «impuesto revolucionario». Si dieran dinero a ETA voluntariamente, lo suyo no entraría en el capítulo del «impuesto revolucionario», sino en el del respaldo económico. Los otros pagan porque sienten pánico de la posibilidad (real) de que les pase algo a ellos, a sus familiares, a sus viviendas o a sus negocios. Miedo insuperable.

Por regla general, todos cuantos pagan el «impuesto» de marras lo hacen porque sienten un miedo insuperable. Razonablemente insuperable, porque tienen conocimiento de lo que les ha pasado a algunos que se negaron a soltar la guita. Igual sucede con las familias de los secuestrados que pagan el rescate exigido por los secuestradores. Saben que ETA ha matado a algunos secuestrados para dar ejemplo, y no quieren -¿cómo reprochárselo?- que su familiar engrose esa lista. En alguna ocasión el Gobierno ha instado a los jueces a que persigan a los que pagan. Es aberrante.

Y es, además, una descarada aplicación de la ley del embudo. Porque es sabido que, cuando ETA secuestró a Javier Rupérez, fue el Gobierno el que se hizo cargo del pago del rescate. Pese a lo cual, nadie pidió que fueran procesados los integrantes del Consejo de Ministros, y todavía estoy por oír a algún responsable gubernamental que ponga ese caso como ejemplo de lo que no se debe hacer.

¿Que les da rabia que ETA saque dinero? ¡Natural! Pero, del mismo modo que no se puede procesar al empleado de un banco porque no se ha jugado la vida para impedir un atraco a mano armada, tampoco cabe reprochar a las personas amenazadas o a los familiares de los secuestrados que traten de protegerse. Miedo insuperable.

Pero miremos las cosas desde otro ángulo: Garzón ordenó detener al antedicho comerciante de Tolosa, le ha interrogado y lo ha puesto en libertad. Con lo cual ha aparecido por partida doble en los periódicos, ¿no? Pues ya está: objetivo alcanzado.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (17 de enero de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 7 de mayo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/01/17 06:00:00 GMT+1
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2004/01/16 06:00:00 GMT+1

La Historia según Aznar

«Desde 1800, las decisiones de España en política exterior han estado subordinadas a Francia, y eso ahora ya no es así. Algunos están contentos, otros no. Yo estoy feliz de que España tome sus propias decisiones». Declaraciones de José María Aznar a un diario norteamericano.

La política exterior española ¿subordinada a Francia desde 1800?

Si dejamos de lado el siglo XIX, en el que hubo de todo, y nos fijamos en el XX, lo primero que habremos de constatar es que, a la hora de las grandes citas con la Historia, los gobernantes españoles nunca se pusieron del lado de Francia. No lo hicieron en la Gran Guerra del 14-18, porque se declararon neutrales, y tampoco lo hicieron durante la II Guerra Mundial, porque apoyaron a las potencias del Eje, aunque sólo entraran en la contienda por el frente ruso.

El examen de la letra pequeña no mejora el panorama. De un lado es inevitable recordar los reiterados forcejeos hispano-franceses en el norte de África. Del otro, los 40 años de franquismo, a lo largo de los cuales las relaciones entre las autoridades de París y Madrid fueron más bien frías y distantes.

Entre otras cosas por la realidad de esa distancia, en buena medida ampliable al resto de los estados democráticos de la Europa occidental -con la excepción parcial de Gran Bretaña-, Franco optó ya en 1953 por refugiarse bajo el paraguas protector de la Casa Blanca, de la que ya había recibido más de un disimulado favor en el pasado. Se convirtió en un peón de brega de la política exterior norteamericana y permitió la instalación de bases de la USAF en España. En razón de lo cual, cada vez que desde entonces Francia tuvo sus más y sus menos con EE.UU., Madrid respaldó las posiciones del gigante trasatlántico sin la menor vacilación.

Aznar se presenta como el iniciador de una nueva política exterior española. No hay tal. Todo lo contrario. Lo único que ha hecho es simplificar el juego de alianzas, que se había vuelto un poco más complejo a partir de la Transición, poniéndose por entero y sin condiciones al servicio de la voluntad de imperio de los EEUU.

Lo de Aznar es mucho más que una torpe falsificación de la Historia. Es también una impertinencia gratuita de la que no dejarán de tomar nota las autoridades francesas. Sobre todo porque, ya metido a rescribir el pasado a su aire, remata la faena afirmando que antes del 11-S España se encontró «frecuentemente» sola en su lucha contra ETA. Una afirmación que entraña un desprecio tan absurdo como innecesario de la colaboración prestada -que no regalada, desde luego- por París. ¿Qué quiere? ¿Que le enseñen en qué consiste realmente estar solo?

Tirar piedras contra el propio tejado no es una práctica muy recomendable. Pero todavía es más estúpido hacerlo por afición, sin que nadie te lo pida.

¿O es que se lo han pedido?

Javier Ortiz. Apuntes del natural (16 de enero de 2004) y El Mundo (17 de enero de 2004). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 7 de mayo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/01/16 06:00:00 GMT+1
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2004/01/15 06:00:00 GMT+1

Se habla de ello un rato… y a otra cosa

Lo que cuenta el ex secretario del Tesoro de los EUA, Paul O'Neill, en su recién aparecido libro de confesiones, El precio de la lealtad, podrá no ser demasiado sorprendente, pero no por ello resulta menos anonadante. Quien durante dos años fuera uno de los más cercanos colaboradores de George W. Bush, en tanto que ministro de Economía -no otra cosa significa allí ser secretario del Tesoro-, nos ofrece el retrato de un presidente garrulo, sin apenas conocimientos sobre la realidad internacional («Sólo conoce un país extranjero, y eso gracias a que tiene frontera con Texas»), carente por completo de escrúpulos y sin otra preocupación que la de ganar como sea todas las elecciones que se le ponen por delante.

No es más halagüeña la pintura que hace de su equipo de colaboradores, a los que divide en dos grupos: los que animan al presidente a encastillarse en sus prejuicios y a ir todavía más lejos en la materialización de sus obsesiones, y los que no pintan un pijo, porque nadie los escucha cuando hablan.

Todo el mundo da por hecho que O'Neill no se ha inventado nada. De hecho, no es muy diferente lo que se trasluce de las propias manifestaciones públicas del propio Bush, que no permiten albergar demasiadas dudas sobre la tosquedad y el simplismo de su pensamiento.

Lo lógico -según los principios de la lógica formal, quiero decir- sería que en este momento todo el mundo, incluyendo la totalidad de los gobiernos, estuvieran manifestando su honda preocupación por el hecho de que un personaje como ése -un grupo de personas como ésas- tenga en sus manos el presente y el futuro del planeta. Pero nadie dice nada. Los medios de comunicación le dedican unos cuantos comentarios ocasionales, los humoristas se inventan unos cuantos chistes al respecto... y a otra cosa. Todo sigue como ayer.

Es patética la capacidad que tienen nuestras actuales sociedades para no extraer conclusiones de los datos que están a su vista. O para extraerlas sólo durante unas horas y olvidarlas a continuación.

Aunque quizá sea una reacción que enlace con una conclusión a la que Marx llegó dos siglos más atrás del nuestro: «La Humanidad no se plantea más problemas que los que puede resolver». Puesto que nadie está en condiciones de quitar a Bush, ¿para qué van a perder el tiempo hablando de la conveniencia de quitarlo?

Javier Ortiz. Apuntes del natural (15 de enero de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 6 de mayo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/01/15 06:00:00 GMT+1
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2004/01/14 06:00:00 GMT+1

De los GAL como concepción del mundo

Pone cara de sorpresa y admite compungido que se ha tenido que equivocar, puesto que nadie ha respaldado su propuesta de reformar la ley para que los nacionalistas periféricos se queden fuera del Congreso de los Diputados. Acto seguido, deja el tono de mansedumbre, recupera su habitual aire gallito y califica de «hipócritas» a quienes se pretenden contrarios a los partidos nacionalistas y, sin embargo, rechazan su propuesta. Si de veras quisieran combatir a los nacionalistas -dice-, aprobarían su iniciativa.

Curioso, este Rodríguez Ibarra.

Curiosa, para empezar, la desenvoltura con la que llama hipócritas a los demás tras haber hecho él una auténtica exhibición de hipocresía. ¡Hace falta jeró para dárselas de sorprendido por el revuelo que ha causado su propuesta! ¡Se necesita cara dura para pretender que no se esperaba una reacción como la que ha provocado!

Es su siguiente razonamiento, de todos modos, el que mejor lo retrata: no entiende que pueda haber quien se oponga a los nacionalistas y se niegue a darles caña por todos los medios. En su criterio, esos remilgos sólo pueden ser fruto de una imperdonable falta de firmeza.

Aplica al caso la misma «lógica» que le llevó a defender en su día a los responsables de los crímenes de los GAL. Para él, o uno está contra ETA o no lo está. Y si lo está, es absurdo que persiga a quienes la combaten, utilicen los métodos que utilicen. Así de sencillo.

Hay cosas que a este hombre nunca le entrarán en la cabeza. Que la ley haya de ser igual para todos, por ejemplo. O que se pueda estar en desacuerdo radical con una ideología sin pretender que sus partidarios sean atados de pies y manos y amordazados.

Qué se le va a hacer. Entendamos que tampoco tiene mucho sentido exigir que se comporte como demócrata quien, sencillamente, no lo es.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (14 de enero de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 6 de mayo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/01/14 06:00:00 GMT+1
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2004/01/13 06:00:00 GMT+1

La quinta columna

Reclama el presidente extremeño que se cambie la legislación electoral para dejar fuera del Congreso de los Diputados a los partidos que obtengan menos del 5% de los votos emitidos en toda España. Constata Rodríguez Ibarra que eso dejaría sin representación parlamentaria a todas las fuerzas nacionalistas, lo cual, según él, permitiría acabar en el plazo de diez años -diez, en concreto- con «la pesadilla nacionalista».

Llamo la atención sobre el hecho de que este Rodríguez Ibarra es el mismo que aún no hace dos meses se refería despectivamente a Carod-Rovira («Se cree el rey del mambo»), presumiendo de que él es presidente de Extremadura con más de la mitad de los votos emitidos en su región, en tanto ERC apenas superó el 16% de los sufragios catalanes. No creyó entonces oportuno recordar el pequeño detalle de que él logró su 51% con menos de 340.000 votos, en tanto a ERC le hicieron falta más de 542.000 para alcanzar su 16%.

¿Es posible que Rodríguez Ibarra no sea consciente de que la materialización de su propuesta implicaría un cambio radical, no ya en la legislación electoral, sino en la concepción general del Estado reflejada en la vigente Constitución? Él sabe que no es la ley electoral, sino la Constitución, la que establece que «la circunscripción electoral es la provincia» (art. 68.2). Y que eso no se decidió porque sí, sino precisamente porque se partió de la conciencia de que, dada la diversidad cultural, social y política de España, habría sido un disparate considerar el conjunto del territorio como colegio electoral único.

El presidente de la Junta de Extremadura parte de un criterio más que preocupante: según él, sólo es «nacional» -y sólo merece respeto, al menos a efectos de representación política- aquello que abarca a la totalidad de España. Cualquier manifestación política que sea exclusiva de una nacionalidad o región no sólo merece ser desdeñada, sino incluso combatida. Y combatida no mediante el debate y la emulación, sino por la fuerza de las leyes. Rodríguez Ibarra ha descubierto con siglo y medio de retraso la vía prusiana para la unificación nacional.

Lo singular es que la haya descubierto desde la dirección de un partido que se dice federal.

En todo caso, no es un novato en estas lides. Tiene que dar por hecho que su propuesta no cuenta con la más mínima posibilidad de ser aprobada. No ya en las Cortes, sino incluso en su propio partido. ¿Por qué y para qué, entonces, la presenta ahora, sabiendo que va a provocar la marimorena en el PSOE y que coloca a Rodríguez Zapatero en una posición delicadísima en el peor momento?

Me da que hay dirigentes socialistas que no se fían de que el PP vaya a dar debida cuenta de su actual secretario general y que están haciendo todo lo posible para asegurarle la derrota.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (13 de enero de 2004) y El Mundo (14 de enero de 2004). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 6 de mayo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/01/13 06:00:00 GMT+1
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2004/01/12 06:00:00 GMT+1

O César o nada

Cien pueblos se pasó ayer el señorito Arenas en su pública ostentación de estomagante chulería: «Los socialistas deberían tratar de usted al PP», «Nosotros hemos protagonizado el periodo de más prosperidad de la Historia de España», etc. Resumen de su discurso: ellos son los más guapos y los más listos, y el resto, basura irreciclable.

Y en qué tono. Lo debió de aprender en el cortijo familiar, oyendo cómo sus mayores se dirigían a los sirvientes.

Si tan ganado lo tienen, ¿qué les impide hacer una campaña relajada, moderada, elegantemente perdonavidas? ¿Por qué entran en esta desagradable carrera de descalificaciones sumarias e insultos? Anteayer oí a Mariano Rajoy decir que lo que propone el PSOE es que cada comunidad autónoma se quede con lo que recauda. ¿Qué necesidad tienen de mentir?

Su problema es muy concreto: al PP no le basta con ganar en las elecciones; necesita repetir la mayoría absoluta. ¿Por qué? Porque, de obtener un resultado similar al de 1996, difícilmente podría seguir en La Moncloa. Entonces pudo sumar los votos de CiU, y hasta los del PNV, para hacerse con el Gobierno. Pero ahora no puede ni soñar con algo así. Ha abusado demasiado durante los últimos cuatro años de su total hegemonía parlamentaria. Se ha granjeado demasiados enemigos. Al punto al que se ha llegado, CiU no podría asumir ante la opinión pública catalana la responsabilidad de un tercer mandato del PP.

A lo más que puede aspirar Rajoy es a sumar los votos de Coalición Canaria. Y a qué precio.

El PSOE no tendría fácil fraguar un entendimiento con los grupos parlamentarios menores, desde luego. CiU, en particular, se resistiría: no le vendría nada bien para su labor de oposición en Cataluña. Pero podría llegar a conseguirlo. El PP, no.

Aut Caesar, aut nihil! («¡O César o nada !»), se dice que sentenció César Borgia* para dejar bien clara la altura de sus ambiciones. Él no estaba dispuesto a conformarse con menos.

La opción puede aplicársele a Mariano Rajoy, pero al margen de su voluntad. O las elecciones le dan para ejercer de César o lo dejan fuera de juego.

Tanto él como los suyos lo saben muy bien. De ahí sus nervios.

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* La sentencia en cuestión ha sido utilizada para dar título a dos obras en castellano, una de Pío Baroja y otra de Manuel Vázquez Montalbán. Hay un divertido texto de Álvaro Mutis sobre César Borgia cuya lectura me parece altamente recomendable. Está en Internet: http://www.delsolmedina.com/Cesar%20Borgia.htm.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (12 de enero de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 6 de mayo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/01/12 06:00:00 GMT+1
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2004/01/11 06:00:00 GMT+1

A la deriva

-Opina de cada asunto lo que le ha dicho el último enterado con el que se ha entrevistado.

Fue un veterano socialista el que me definió así a José Luis Rodríguez Zapatero a los pocos días de su elección como secretario general socialista.

En aquel momento me pareció una exageración. Opté por rebajar la contundencia del juicio: «Será que se deja influir con facilidad». Pero, según pasa el tiempo, me siento más y más inclinado a creer en la exactitud del diagnóstico.

No veo qué otra explicación podrían tener sus constantes bandazos. Un día parece inclinarse por una política económica de tenues tintes socialdemócratas, crítica en todo caso con el neoliberalismo reinante; al día siguiente sale rivalizando con el PP a ver quién es más fiel a las consignas del FMI. Un día dice que la idea de España de Aznar es un veneno que emponzoña las relaciones entre los diversos pueblos que coexisten en el Estado español; al día siguiente aparece afirmando que el debate sobre la idea de España debe quedar fuera de la contienda electoral. Un día pone de vuelta y media el estado de la administración de justicia en España y denuncia que el Gobierno se ha adueñado de sus órganos superiores y los maneja a su antojo; al día siguiente hace un amorosa loa a la impoluta neutralidad política del Tribunal Supremo, del Constitucional, de la Audiencia Nacional y del sursumcorda.

Sí que parece que es muy influible. Pero también es verdad que no se deja influir por cualquiera. Elige con cuidado sus influencias.

Por eso resulta aún más grave la elección del comité de diez notables al que ha encargado que ilumine sus pasos en la carrera electoral. Porque es gente de sobra conocida por su talante derechista en los grandes asuntos que deberían dirimirse en las próximas elecciones. Anteayer cité lo poco y malo que cabe esperar de ellos con respecto a los problemas de la autonomización del Estado. La prensa habla hoy de lo mal que han sentado en las direcciones de UGT y CCOO las propuestas económicas que Zapatero ha anunciado que va a incluir en su programa electoral. Excuso decir cómo serán, si gente tan habituada a tragar carros y carretas tuerce el gesto.

Hay algo peor que equivocar el rumbo: no ser capaz de marcar ninguno.

Zapatero navega a la deriva, a merced de los vientos que le soplan en el cogote.

Si este hombre no es un chisgarabís, la verdad es que lo disimula muy bien.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (11 de enero de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 6 de mayo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/01/11 06:00:00 GMT+1
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