Ayer fui una de las 1700 personas que llenó el Auditorio
del Palacio Kursaal para celebrar el quinto aniversario del único periódico
editado en euskara: Berria.
Menos mal que el comandante Beni me salvó el culo y me dio dos invitaciones para acceder al local, porque no sabía que había que llamar por teléfono para conseguirlas. Tras pillar las dos entradas, nos sentamos a la izquierda de la mesa de control donde se encontraba el director de la gala, Eneko
Olasagasti.
Tras observar cómo se ocupaban los asientos centrales del recinto, se levantó el telón y apareció el cuarteto musical que esta vez formaban en escena los colegas de Logela multimedia. Varios periódicos colgados en el centro del escenario y unos cuantos bailarines que
portaban camisetas letradas. Es decir, una letra por camiseta para formar palabras, tal y como hacen los periódicos día a día. Lurra, ura, berria, herria, euskal, herria…
En el pasillo de la izquierda se situó la poeta ondarresa Leire Bilbao. Iluminaron su sitio y leyó un texto, imagino que escrito por ella misma. Algo parecido hicieron a lo largo del acto las personas que fueron apareciendo por los pasillos situados a ambos lados del escenario: Gari Berasaluze, Castillo Suarez
(ella leyó el texto escrito por Xabier
Mendiguren), el actor elegantemente vestido que puso jeta al colectivo literario Kevin Heredia, Anjel Lertxundi (ya contaré
lo bien que estuvo la audición musical comentada del pasado sábado en el programa Stock 13), el actor Edi Naudo (leyó el texto escrito en catalán por el escritor Victor Alexandre).
Tras Leire Bilbao, en el escenario apareció Anari. Cantó con el único acompañamiento de su guitarra, mientras la pantalla situada detrás suyo nos daba primeros planos. Tras la intervención de Castillo, salieron cinco bertsolaris: Aitor Mendiluze, Amets Arzallus, Xabier Silveira, Oihane Perea, Xabier Paya. Amets lanzó un dardo, sin decir su nombre, a Patxi
Baztarrika, presente entre el público: fue por aquel texto que levantó ampollas hace no mucho tiempo: Con
vosotros desde la discrepancia.
Tras Kevin Heredia, Harkaitz
Cano y Maialen
Lujanbio mantuvieron una charla que hizo sonreír al público. Remataron la faena intercambiándose los periódicos que tenían ambos dos. Kirmen Uribe nos puso serios con sus recuerdos del cierre de Euskaldunon Egunkaria, el 20 de febrero de 2003. Recordó las palabras que le dijo su amigo Mikel Urdangarin. Más tarde, música
y bailarines nuevamente con Logela.
De entre el público, subieron al escenario las personas imputadas en el sumario Euskaldunon Egunkaria. Hubo
también una foto del encarcelado Xabier Alegria y todos ellos se
pusieron tras una pancarta que decía Egunkaria libre. Buscaban una foto
de una estética determinada, pero creo yo que se podía haber hecho de otra
manera. También proyectaron imágenes del día del cierre. Apareció el mismo Acebes
que la víspera fue abrazado de aquella manera tan ostentosa por el invitado del
trío de las Azores, mister Aznar. Todavía indignan las palabras de don
Ángel diciendo que aquella operación no era contra la cultura vasca, sino que
lo que buscaba era proteger los derechos de los vascos. ¡Manda huevos!
En
nombre de los encausados, tomó la palabra un referente de la cultura vasca: Joan Mari Torrealdai
nos recordó que la vista está al caer, seguramente el próximo otoño. Si no
fuera ya poco el calvario vivido, se enfrentan a un porrón de millones de euros
y a muchísimos años de cárcel. Además, como dijo, está en juego el buen nombre
de Egunkaria. Todo ello por poner en marcha el primer periódico en lengua
vasca.
Aparecieron
nuevamente los cinco bertsolaris, esta vez con el encargo de hacer humor. Era
difícil tras la intervención de Joan Mari. Luego, Kike Amonarriz e Ilaski Serrano hicieron
una versión de su televisivo Mihiluze. Los presentes debíamos responder
sus preguntas con tres tarjetas de diferente color. Así se eligió al mejor
lector de Berria. En este caso, fue una lectora de Andoain la que se llevó una
reproducción en madera de la obra hecha de Anton Mendizabal.
Era
ya hora de acabar y tomaron la palabra Josean Lizarribar, presidente del
Consejo de Administración, y Martxelo Otamendi, en el papel de
director-vendedor-humorista. Lizarribar nos contó cuáles son los retos y
Martxelo hizo risas a cuenta de las seis comidas que, dijo, haber pagado al
director de la gala para conseguir más tiempo del que le dio.
Cerró
el acto Ruper Ordorika. Con su
guitarra y el violín de Arkaitz Miner interpretaron un texto que
compusieron con motivo del cierre de Euskaldunon Egunkaria: Zaindu maite
duzun hori. Cuida lo que amas. Cuida lo que amas/odias dice el
final de la canción.
El
colofón del atardecer donostiarra vino con todos los participantes en la gala y
los trabajadores de Berria encima del escenario.
Salimos
a la calle y cayó un chaparrón. Nos tuvimos que refugiar en la entrada del
Kursaal. Cae la lluvia y llueven mentiras. ¿Recordáis?
Hace quince días me llamó el periodista Mikel Asurmendi de la revista Argia. Me pidió mi opinión sobre la ya famosa consulta de Ibarretxe. Se acerca el momento de que el Parlamento Vasco vote al respecto y han pedido su opinión a otras siete personas. Me pidió 800 caracteres (cuatro párrafos, como veréis más abajo). Este mediodía lo he visto en papel: Bi trenen arteko talka (enlace en euskara). Lo han titulado El choque entre dos trenes.
He descubierto una errata: yo digo en el original que Alberto Moyano
es, a veces, comentarista político y el corrector o correctora ha interpretado que lo que quería decir es que, a veces, estoy de acuerdo con Alberto. Bueno, las dos están bien, porque uno a veces no está de acuerdo ni consigo mismo, pero lo que quería decir es que Moyano no es siempre comentarista político.
Después de enviar estas líneas, leí en Berria el pasado sábado al analista Imanol Murua Uria un artículo titulado Talkaren neurria (enlace en euskara): La dimensión del choque (más o menos). Estoy muy de acuerdo con él.
Ahí van mis cuatro párrafos:
He sentido más lejos que nunca el estruendo provocado por las dos preguntas de Ibarretxe, porque cada vez me gusta más estar en off.
Ibarretxe consiguió ser lehendakari tras las elecciones celebradas en octubre de 1998 y el músico donostiarra Poch, quien murió en septiembre de aquel mismo año, fue quien hizo la canción Dios salve al lendakari, que fue traducida al euskara por Negu Gorriak (Jainkoak gorde beza lehendakaria).
Esa fue la canción que puso en su blog el diputado socialista Eduardo Madina el día que se dieron a conocer las dos preguntas. Patxi López, en cambio, en el papel de candidato, puso su valoración, pero decidí no leerla.
En resumidas cuentas, estoy de acuerdo con el comentarista (a veces) político Alberto Moyano. Es decir, que se avecina un choque de trenes, pero, no se apuren: uno es el de la bruja, el otro es el chú-chú.
Ayer viví en Anoeta la impotencia de no poder subir a Primera. Antes de ir al fútbol, pensaba que si el equipo blanquiazul ganaba, subiría. Pero eso no sucedió y, además, sus dos rivales, Málaga y Sporting, consiguieron imponerse en sus respectivos encuentros caseros. Felicidades a ambas aficiones.
Si hago caso de lo que me dicta el corazón, o los instintos más básicos, dan ganas de cargar contra los jugadores, pero creo que han tenido mucho mérito teniendo en cuenta cómo está la institución en este momento. Quienes están en la plantilla desde comienzo de temporada, han conocido a tres presidentes y otros tantos entrenadores y, a pesar de todo, han estado peleando por subir hasta el último momento. Claro que podemos echarles en cara que no fueron capaces de matar el partido de Vitoria de la semana pasada (los babazorros dieron la vuelta al marcador en los tres últimos minutos y me alegro de que aquella victoria, al menos, le haya servido al Alavés para
continuar en Segunda División).
Lo peor de todo es que nuestra entidad no ha tocado fondo. La tenemos clara con el presidente
Badiola (y esto no tiene nada que ver con subir o no subir a Primera). Me gustaría equivocarme, pero creo que nuestro
via crucis todavía seguirá.
Antes de escribir estas líneas, ya en casa, he oído la rueda de prensa del portavoz Antoñana Moraza. Me ha sorprendido escuchar al abogado donostiarra, que hasta hace tres o cuatro semanas era comentarista arbitral en Teledonosti y en Punto Radio, defender impetuosamente a Badiola contra El Diario Vasco (los tres medios forman parte del mismo grupo mediático). El que era su jefe en la televisión y la radio locales, Tito Irazusta, ha tenido que intervenir en el rifirrafe
que tenía Antoñana con un periodista del periódico monárquico guipuzcoano.
Publicado originariamente en euskera el 13 de junio de 2008 en la sección Loretopetik del diario Irutxuloko Hitza.
Rafa Berrio me contó hace algún tiempo que quería hacerle un homenaje a Ignacio Gasca a.k.a Poch tomando como excusa que el próximo mes de septiembre se cumple el décimo aniversario de su muerte. En alguna otra ocasión, le he oído decir que el músico que formó parte de bandas como Ejecutivos Agresivos, La Banda Sin Futuro o Derribos Arias fue uno de los pocos genios que ha conocido en persona. Recientemente he visto en la web de Beltza Records que se ha colgado ya un llamamiento de Berrio.
No he sido seguidor de Poch, pero sí que recuerdo dos o tres cosas sobre el chico más pálido de la playa de Gros.
Recuerdo cómo hace más de veinte años, cuando Kortatu estaba en pleno apogeo, se publicó una foto en el Devórame que daba cuenta del Festival de Vídeo de Gasteiz. Aparecían los dos hermanos menores Muguruza subidos a una scooter. Fermin hacía que conducía, Iñigo iba detrás y Poch aparecía sentado en el sidecar. Tenía esta fotografía pegada en una carpeta de mis tiempos de bachiller y, mirando la foto, me he dado cuenta de un detalle tonto que no recordaba: Iñigo aparece poniendo orejas de burro a Poch con dos dedos de la mano izquierda.
Ya metidos en la década de los 90, en Madrid le hicieron un disco-homenaje a Poch. Se titulaba El chico más pálido de la playa de Gros y fue publicado por Gasa en 1991. Tuve en mis manos un ejemplar del disco en la tienda Bertso-Hop, pero no lo compré. Si no recuerdo mal, había dos canciones en euskara en aquel disco: Tupeak gora grabada por Hertzainak y Jainkoak gorde beza lehendakaria en versión de Negu Gorriak.
Poco después vi por primera vez al artista. Fue en las gradas del viejo Atotxa. Me atreveré a decir que era un partido contra el Sevilla (¿era el Sevilla en el que jugó Maradona?). En la grada del Mercado de Frutas vi a un tipo peculiar, con grandes dificultades para mantenerse en pie por un temblor continuo que recorría su cuerpo. No sé si alguien me contó que aquel sujeto era Poch o fui yo mismo quien cayó en la cuenta. Eran muy notorios los rastros de la enfermedad degenerativa de Huntington. Fue la última vez que lo vi.
Ha sido Berrio quien ha levantado la bandera a través del comunicado que aparece en la web de la tienda de discos Beltza Records. Pide ayuda. Rafa busca un homenaje que sea underground y donostiarra, aunque uno de los primeros que ha mostrado su disposición a colaborar haya sido el músico catalán Miqui Puig.
Antes de perdernos en la espuma de Donostia 2016, conviene echarle un ojo a este tipo de iniciativas. Veremos si la Donostia musical es capaz de hacer un homenaje con encanto.
PS: Después de enviar el artículo y para ilustrar este post, he buscado y encontrado en la web de Fermin Muguruza la foto arriba citada de los hermanos Muguruza con Poch. El pie de foto debe de estar mal, porque la foto es de 1985 y su autora es Maribí Ibarrola. Como tiene mejor calidad que la que tengo pegada en mi carpeta, la pongo aquí abajo.
Nando habla de una
galería de arte (y algo más) que cierra.
Un amigo, cuñado y pintor, cierra su galería de arte después de 28 años. Le han dedicado la portada de un periódico. El arte pierde espacio aparecía a su lado. Un comentario al día siguiente: "Ha sido
necesario el cierre para darle una portada".
Hoy he tenido una conversación con una persona que expone en un espacio de la ciudad (Donostia, 2008). En un momento dado, le he comentado: "Está
jodido vender" y éstas han sido sus frases destacadas:
"Primero hay que llenar el frigorífico".
"Al final haremos como
antes: comprar una lámina de Goya y llevarla a un taller para enmarcar y darle
aspecto real".
Recuerdo en mi casa un frigorífico situado en una esquina de la cocina. En aquella época no se llevaba panelar los electrodomésticos; tenían importante presencia. Especialmente curiosa era la secadora colocada en el baño, que mientras expulsaba líquidos de colores en una palangana debías sujetarla con fuerza debido a unos giros y saltos incontrolados, la centrifugación.
El frigorífico era toda una referencia y cierto es que casi siempre estaba lleno. Si en algún momento, las baldas daban sensación de soledad, quería decir que la familia pasaba por un momento económico menor. Se limpiaba por dentro y por fuera; huevos, leche, carne, pescado, chorizo Pamplona, chocolate y quesitos la vaca que ríe. Vino y gaseosa.
Al abrir la puerta de mi casa, lo primero que encontrabas era una cómoda con manillas color oro, un tapete de ganchillo en la parte superior y encima una lámpara de tulipa de cristal. En el suelo un jarrón con flores secas y en la pared un Goya; marco de madera, oro y granate, "Las mozas del cántaro". En el salón encontrabas un segundo Goya,"Elquitasol"; marco de madera, oro y verde. Este sistema de barnizar para darle un aspecto real entraba dentro del programa de manualidades del centro escolar al cual yo acudía. También hacíamos trabajos con estaño y cajas de puros forradas de conchas barnizadas con el esmalte de uñas de mi madre.
He de decir que el frigorífico no lo tengo integrado en el mueble de la cocina. Me gusta que no dé sensación de vacío y lo limpio poco. He pillado una secadora que saca la ropa para guardar.
También he de decir que no tengo Goyas en mi casa. Gracias a un amigo tengo artistas navarros en casi todas las habitaciones.
Por alguna razón, estos días ando recordando, cuestión que por otro lado hago habitualmente, cosicas de mi etapa en familia y también me viene cierta sensación de cariño hacia personas amigas.
Mi
padre está en el Hospital Comarcal del Bidasoa recuperándose de la
intervención de rodilla que le hicieron el pasado jueves. En la cama de al lado,
está también en una situación semejante un hombre nacido hace 63 años en Ciudad
Real y que se llama Fernando. Hombre no demasiado alto, redondo pero robusto,
tiene ya ganas de dejar la paleta de albañil a un lado. Dice que comenzó a
trabajar de pinche, con el contratista Legasa, a la edad de 9 años. Con más de
50 años de currela, normal que tenga ganas de jubilarse.
Su
primer jefe, el citado Legasa, fue asesinado en Irun por no pagar el
denominado impuesto revolucionario. Fue a Iparralde a decirles que no
iba a pagar. Yo sí recordaba este atentado, pero esta mañana éramos incapaces
de situarlo en el tiempo.
Ya
en casa, he googleado
el nombre de Legasa y ha aparecido la información en el ejemplar de El
País del 3 de noviembre de 1978. Dos hermanos Legasa estaban
inspeccionando en Irun unas obras cuando se les acercaron dos jóvenes. Uno de
los hermanos, José, el que fue a Iparralde a decirles que no pagaría y
que, además, denunció el chantaje, murió. El otro, Miguel, recibió un
tiro en la pierna.
Sorprende
leer treinta años después el tono de El País: “resultó muerto”, “acción
armada”, “se negaba a tributar el impuesto que ETA le requería”… Hay que tener
en cuenta que es el único periódico, si no estoy equivocado, que mantiene en
Internet material de aquella época.
Ahora,
leed la noticia en el ejemplar de El Mundo
del 20 de febrero de 2006. Dice que Unai Parot era uno de los dos
pistoleros.
Como dije anteayer, finalmente no pude acercarme a la charla Reig-Zaldua, pero sí que lo hizo Luistxo, el cual me ha remitido las líneas que van más abajo (eskerrik asko). Eso sí, como la operación de mi padre salió bien y el hombre se quedó en observación, me apunté a la cena posterior. Y Luistxo dice así:
Fue muy ameno. Reig presentó el libro de cuentos de Zaldua, Porvenir, y
Zaldua los dos últimos ensayos de Reig, Manual de Literatura para Canibales (del
que dijo que parece una novela) y Visto para sentencia (del que dijo que parece
un libro de cuentos), recién salido de imprenta. En este último se recogen las
críticas literarias (o crónicas de sociedad) que publicó Reig en un suplemento
en forma de sentencias judiciales (ejemplo aquí). El modo en que en este libro Reig se mete con literatos españoles con nombre
y apellidos fue recalcado por Zaldua. Eso de mentar nombres "no está bien
visto," reconoció Reig.
Discutieron un poco jocosamente, Reig defendiendo la novela y Zaldua el
cuento. Una novela es más completa, crear todo un universo cerrado, y eso atrapa
al lector; la novela secuestra al lector, dijo Reig en defensa del género. "Pues
el cuento es un secuestro express", terció Zaldua. En cuanto a los libros de
cuentos, Reig dijo que no le gustaban. Empiezas, y vuelta a reiniciar, como el
ordenador: son un incordio. Pero elogió los de Zaldua porque, en su opinión, no
son ese Windows que hay que rearrancar una y otra vez, sino niveles de un
videojuego que te enganchan, y te animan a pasar de fase.
También hubo chistes, como ese de que "sexo en el matrimonio" es un
oxímoron comparable a "la inteligencia militar" o "El Pensamiento
Navarro".
Hace
pocos meses, Iban Zaldua fue
a Madrid a presentar su libro Porvenir. El acto fue, prácticamente, en casa
de Rafael Reig, en el Hotel Kafka.
Ahora, se celebra el partido de vuelta en San Sebastián. Zaldua es un
donostiarra (del mismo barrio de Amara, si no estoy errado) que reside en
Vitoria y charlará con Reig en el Centro
Cultural Ernest Lluch el 5 de junio
(a partir de las 19:30 horas). La excusa es que ambos presenten sus respectivos Porvenir
y Manual de literatura para caníbales.
Sí
que conocía a Zaldua, pero no a Reig. No hasta que comencé a leer
sus escritos en el periódico Público en la
sección Carta con respuesta.
Me hacía gracia su escritura, sin pelos en la lengua, y sí que me aficioné a
esas cartas durante un tiempo.
Luego,
perdí la afición, sobre todo al periódico, aunque ahora sigo a Reig, con un ojo, en el blog que
tiene en Hotel Kafka.
Aquí
tenéis, en formato pdf, la tarjeta
de presentación de esta actividad que forma parte del programa DK
Literatura. Y más abajo tenéis las fotos de ambos fenómenos. Atención a la
cara de pícaro de Reig.
Me
da mucha pena, pero no voy a poder estar, porque esa misma tarde operan a mi
padre de la rodilla y toca estar a su lado. Espero que todo vaya bien, tanto
en el hospital como chez Ernest Lluch.
Tras la sesión de grabación que hicimos el 18 de abril, en la web de la asociación
Eibar.org están disponibles los archivos
para la versión en euskara del GPS TomTom. El procedimiento es sencillísimo: no hay más que seguir los cinco pasos recogidos en la citada web.
Todavía no he podido probarlo, pero sí que hay gente que me ha dicho que va bien. Me parece que deberemos pedirle a la multinacional seis aparatos para todos los que tomamos parte en la grabación (el que no llora, no mama). A mí me cayó el pasado año como regalo de cumpleaños un GPS, pero es de otra marca.
Ya escribí en el post sobre la sesión de grabación que Gari, alma pater del proyecto, había elegido esta marca porque, amén de ser técnicamente la más sencilla, es también la más extendida en el mercado. No obstante, Mikel Larreategi ha conseguido cargar los ficheros en un GPS de la marca Supratech Dedalo.
La cosa es que ayer hablé un rato, invitado por Joxe Aranzabal en el programa Amarauna,
que presenta Arantxa Kalzada en Euskadi Irratia, y donde Joxe tiene un espacio sobre las nuevas tecnologías que lleva por nombre 8. probintzia. Gracias a ambos dos por acordaros de nosotros.
Por cortesía de Joxe, podéis escuchar aquí mi intervención. Es en euskara:
¿Juegos
Olímpicos? No. Se trata de la presentación de la candidatura donostiarra
a eso que llaman Capital Europea de la Cultura. En el 2016, habrá dos ciudades, una
polaca y otra española (o del Estado español, si os place), que tendrán tal
título. El acto tuvo lugar ayer viernes en el Teatro Victoria Eugenia.
En
los dos periódicos guipuzcoanos hay sendas crónicas del evento: una firmada por
Mitxel
Ezquiaga; la otra escrita por Itxaso
Millán.
En
ambas leeréis que, tras conocer que fueron los Chillida quienes han hecho el logo de
la candidatura Donostia 2016 o San Sebastián 2016, Odón
Elorza tomó la palabra, que cantó el Orfeón Donostiarra, que Luisa
Etxenike leyó un texto propio en castellano y Harkaitz Cano otro
suyo en euskara, que el diputado general Markel Olano también intervino más
tarde y que la productora Morgan Creativos
se ha encargado del vídeo de la campaña. Etcétera.
Yo,
en cambio, os dejaré con el texto que leyó Harkaitz Cano. Me gustó
mucho. Se lo he pedido y lo pongo aquí traducido del euskara. Los derechos de
autor del original son suyos. Mi traducción es Creative Commons.
El teatro de la cabeza
Me
gusta la idea del teatro. Puede que, en ocasiones, no nos guste la obra que
estamos viendo, que los actores y actrices no sean muy buenos o que pensemos
que la obra es mediocre. Entonces nos distraemos, comenzamos a susurrar al
oído de nuestro acompañante o damos golpecitos a nuestros dormidos pies.
Sentados en nuestra butaca del teatro, suele ocurrir que alguien cercano se
queda profundamente dormido, roncando, o que nos molesta su codo apoyado en el
brazo de la silla. El teatro es una muestra del mundo. Los teatros se parecen a
los cráneos: tienen dos hemisferios, uno que corresponde al público, otro que
es el escenario. Si uno no alimenta al otro, sin embargo, no hay teatro, ni
cabeza, ni nada. Las medidas de ambos hemisferios también han variado con el
tiempo: el escenario y el patio de butacas ya no se diferencian tan fácilmente
hoy en día, no sabemos cuál de ellos es más grande y más activo. ¿Acaso todos
nos hemos convertido en actores?
Nuestra
cabeza es también un teatro oscuro, una cueva. No somos sólo uno ahí dentro,
sino mucha gente. Mientras unos sienten, otros piensan, y viceversa. Ahí está
el coro de los recuerdos. Todos tenemos un apuntador en nuestra cabeza, para
cuando se nos olvida el texto, todos tenemos un censor, un saboteador o un
grupo de tramoyistas que controlan las cuerdas de los telones o de los velos,
decidiendo cuándo aparecer y cuándo esconderse; aunque a veces también nos
sucede que se levanta el telón de repente y aparecemos sorpresivamente desnudos
ante el público… Somos muchos dentro de una sola cabeza y es bueno saber de los
demás. De lo contrario, el teatro vacío se convierte en un cráneo muerto:
"¿Ser o no ser?"; "No ser".
Se
habla mucho de progreso y de mirar hacia delante, pero poco de las ventajas que comporta hacerse a un lado.
Y la función de la cultura, quizás, esté en los costados y no delante: no
estaría mal que, de vez en cuando, como el caballo en el ajedrez, se tenga la
posibilidad de moverse al mismo tiempo para delante y para un costado. Y, a
veces, más que hacia delante, hacia un lado, esquina o margen (pero no hacia el
rincón). La cultura debería darnos la capacidad que posee el caballo en el
ajedrez.
¿Pero
qué es esa cultura con la que se nos
llena la boca muchas veces? ¿La capacidad de ver más claro el caos?
¿Solamente placer, algo que nos facilita el camino hacia el placer o que da
placer? ¿Una forma de decodificar el código de nuestro destino? ¿Creencias
estéticas? Puede que tuviera razón Roberto Bolaño y que la cultura no
sea más que un flotador. Que no es poco.
Nuestro
ADN tiene entre 30.000 y 50.000 genes. Teniendo en cuenta que cada gen es
una unidad informativa en sí misma, no nos debería extrañar que esa cantidad –más
o menos- fuera parecida al número de palabras de nuestro idioma. Que fuera similar
a la cantidad de palabras que tenemos en nuestra cabeza. El exterior está dentro
y el interior fuera. La cultura somos nosotros, aunque a veces no nos enteremos:
comprar el pan e intercambiar discos, tocar el piano y pelearnos por pagar la cerveza
del amigo, hablar por teléfono sobre la literatura que se hacía cuando no había
teléfono, decirse en serio o en broma frases oídas a los protagonistas de las
películas; y, sobre todo, tras salir deprisa del teatro, regresar con la excusa
de que nos hemos dejado olvidada la gabardina en la butaca, volver tocándose y tropezándose
con la gente, tropezándose y tocándose para escuchar lo que dicen los demás, moviéndose
entre las butacas como el salmón que va contracorriente o, mejor, moviéndose hacia
delante y hacia los lados como el caballo del ajedrez, en nuestra cabeza, en el
teatro de todos, en nuestra ciudad.