No sé si he escrito alguna vez aquí sobre la montaña (la verdad es que no me gusta mucho). Y ya si me voy al himalayismo y la carrera de los ochomiles, pues eso ya es otro cantar. Sobre todo esto último, más cercano al show bussiness y a la Premier League que al deporte en sí mismo.
Me da que el montañero Alberto Iñurrategi está, tiempo ha, fuera de esa carrera de los ochomiles. Y creo que Juan Vallejo y Mikel Zabalza están igual.
La verdad es que he prestado un poco de atención a la expedición al Broadk Peak porque llevan de cronista a Ander Izagirre. Poco a poco se están acercando al campo-base y Ander nos irá contando desde allí como van las cosas. Cambio y corto.
Fue Carlos quien me dio a conocer este grupo hace unos meses, pero apenas había escuchado sus canciones con atención hasta este atardecer.
He puesto Vivir para crecer en spotify y se me ha hecho un disco muy adecuado para el cuerpo de lunes-lunero que me ha tocado arrastrar hoy. Y es que cuesta arrancar los motores tras pasar una semana de vacaciones sin mucha tarea que hacer.
Maderita es un proyecto valenciano. El cuarteto lo forman el veterano músico Julio Bustamante y los más jóvenes miembros del trío Ciudadano. El único trabajo publicado hasta el momento es, precisamente, este Vivir para crecer de 2009.
La convocatoria de hoy en Euskal Herria la hace la la mayoría sindical vasca. Con la etiqueta #greba podéis hacer seguimiento de lo que se cuece en las redes sociales en la web grebaeuskalherrian.info.
Hace cuatro años, el Plan Estratégico de San Sebastián organizó unas jornadas para hablar de los proyectos culturales que la ciudad iba a acometer en los próximos años. Se habló del Teatro Victoria Eugenia, el cual reabrió sus puertas en marzo de 2007. Se habló del Museo San Telmo, el cual reabrirá sus puertas a comienzos del 2011. Se habló de Tabakalera, el cual...
Aquellos dos días fueron frenéticos, porque además de pillar notas como loco, me curré ochos apuntes (dieciséis contando euskara-castellano) porque no me apetecía que lo escuchado se perdiera por ahí. El apunte general se llama Los proyectos culturales de Donostia-San Sebastián; más abajo están el resto.
Esta semana se han producido una serie de acontecimientos desagradables en torno a Tabakalera que han hecho que Joxean Muñoz presente su dimisión. Me ha dado mucha pena que una persona del nivel de Joxean se haya visto obligado a dejar este proyecto.
Vivimos en una ciudad que va a tener serios problemas durante los próximos años para mantener las infraestructuras culturales que tiene, porque la mayoría de los proyectos que se han puesto en marcha tienen cabida en época de vacas gordas, de burbujas inmobiliarias, pero cuando vienen las flacas, todo el mundo a temblar.
No entiendo que proyectos como el de Tabakalera, que se vienen gestando desde el 2001, tengan a estas alturas de siglo la pinta que tienen. A ver quién levanta este muerto ahora.
Rafael Chirbes estuvo en el homenaje a Javier Ortiz celebrado el pasado 30 de abril en San Sebastián. Habló con la maestría habitual y leyó, emocionado, lo escrito hace un año con motivo de la muerte de Javier. Desveló, además, la palabra que Ortiz descubrió en aquel texto (leedlo en el comentario que he dejado aquí). Aprovechando su visita, Jon Benito le entrevistó para Berria, con la excusa de la reciente publicación de Por cuenta propia, libro en el que el valenciano recoge artículos y conferencias varias. Por cierto, el libro está dedicado al escritor irunés Carlos Aguinaga Blanco. Chirbes nos chivó que estará en Santander el 6 de julio. Le dedico esta traducción al Jukebox.
Rafael Chirbes: "La novela es un magnífico artefacto todavía"
Viernes noche en San Sebastián. Viene de participar en la mesa redonda en homenaje a Javier Ortiz. Al calor del bar, la gente tiene ganas de fin de semana. Rafael Chirbes (Tabernes de Valldigna, Valencia, 1949) fuma (tabaco) negro. Lo que dice le sale de muy adentro. Y no es humo.
«Es lo que me pasa a mí, al menos. Otros tendrán más facilidad que yo para escribir novelas... pero yo he de cambiar de perspectiva para escribir una novela. Porque, de lo contrario, tengo la impresión de estar repitiendo la jugada. Como Crematorio tenía pinta de novela-total, me resulta muy difícil tomar otra perspectiva para escribir una novela».
Por cuenta propia
Acaba de publicar recientemente Por cuenta propia (Anagrama, 2010), una recopilación de artículos. Habla de la cara interna de la literatura: de escribir, de leer, de los libros que le gustan, de la relación con el editor y con la memoria. Uno de los capítulos, analiza la función de la novela a finales del siglo XX y a comienzos del XXI.
«Hay muchos lenguajes, y como la lectura es un ejercicio lento y denso, las dudas que tenemos sobre el género son mayores ahora. Pero estos últimos tiempos he estado leyendo la llamada Trilogía Transilvana de Miklos Banffy y Radetzkymarsch de Joseph Roth. Leyendo estas novelas de principios del siglo XX, te dicen tantas cosas sobre lo que está sucediendo ahora. ¿Cómo va a ser imposible escribir una novela sobre los temas actuales? Yo creo que sí, que la novela es un artefacto magnífico todavía».
Como ejemplo de ello, citas el libro Oil de Upton Sinclair.
La literatura siempre ha mostrado su capacidad de resurgir. Ese libro de Sinclair lo adaptaron al cine (There Will Be Blood ) y, aunque a mí no me gustó nada, puso de nuevo en circulación la novela. En la misma se denuncian muchas cosas que están sucediendo aquí y ahora: la especulación, la expulsión de los campesinos de las tierras para la extracción de petróleo, la corrupción, la manipulación de la información y del cine...
Sobre el autor y el libro
Hablas de la novela, del contenido. Sin embargo, en esos artículos dices que escribir un libro no es más que una excusa para poner en marcha el circo mediático alrededor del autor. Que es más importante su imagen que lo escrito.
Sí, y si quieres que te diga la verdad, me estás entrevistando y no deberíamos hacerlo.
Pero, ¿acaso no estamos hablando del libro?
Mientras se habla mucho de los libros, tengo la sensación de que se lee poco. En los libros está lo que piensa y siente un escritor. Tú me pides mi opinión y lo que está más próximo a mis opiniones es lo que he dejado escrito. Lo único que haremos aquí será resumir y esquematizar lo que aparece en el libro, banalizarlo... ¿Por qué? Porque el escritor dice lo que tiene que decir en su libro. Frecuentemente, hace un análisis de 200, 300 o 400 páginas, y eso no se puede resumir. Por eso nos gusta la literatura, por lo mismo que el cine, con todo su poderío, no tiene esa capacidad de profundizar y analizar.
Poner al autor por encima de su obra es cosa de los medios de comunicación y de los mercaderes. Al igual que necesitan estrellas de rock y de photoshop, necesitan también estrellas de la literatura. Pero lo que tiene que decir el escritor, lo que quiere expresar, todo a fin de cuentas, está en sus libros.
Sobre el valor y la moral
Rafael Chirbes le ve a la novela la responsabilidad de meter el dedo en los dilemas morales del momento.
«En todas las narraciones se defienden unos valores. La cuestión no radica en lo que quiere decir el autor, sino a veces en lo que no quiere decir, porque los libros dicen lo que está en su subconsciente. Los libros dicen mucho del escritor, porque ellos saben más del autor que él mismo, igual que el psicoanalista sabe más del psicoanalizado que éste mismo.
En las películas del oeste, hasta la década de los 60, los niños aplaudían cuando llegaba el cowboy y los indios se daban a la fuga. ¿Cómo contarían esa historia en la actualidad? Hoy, los indios serían ecologistas y los bisontes, buenos... Están cambiando los valores».
¿Y qué dilemas morales fijan tus libros?
No sé. He intentado contar lo que he visto y vivido. He escrito porque lo que leía en la prensa no se correspondía con lo que veían mis ojos. Porque había cosas que no me gustaban.
La gente me pregunta por qué he escrito sobre el franquismo. Lo he hecho porque eso fue lo que vivió mi generación.
Sobre el realismo
Ha situado sus novelas en la historia reciente de España. Ha convertido la historia de sus contemporáneos en relatos que comienzan en el franquismo y nos cuentan el antes y después de la transición. La decepción, el dinero fácil y la corrupción... A modo de intrahistoria de la Historia oficial, ha descrito de manera rigurosa la gente y los fracasos de la nueva España.
«Soy un escritor realista. La novela que me gusta a mí es la realista, la de Benito Pérez Galdós y compañía. No me gustan las novelas que describen los laberintos del alma: yo no puedo ver el alma. La persona es un animal pequeño. Su alma es su irritación, sus pulsiones y sus respuestas. En mis novelas, la historia es imprescindible. Creo que no hay nada al margen de la historia. Una novela se construye siempre a partir de la historia».
¿Tienes la sensación de estar construyendo otra realidad en tus libros?
Cesare Pavese decía que la literatura, hurgando en el interior de cada cual, tiene la capacidad de ver lo que no se ha visto. Uno de los artículos del libro acaba con una cita de Stefan Zweig: 'Gracias a usted (señor Freud) muchos vemos, gracias a usted muchos decimos cosas que, de no ser por usted, jamás se hubieran visto ni dicho'. Creo que la novela hace algo parecido: nos enseña el papel de cada uno en la historia.
La novela y los audiovisuales
Señala en el libro que la voz del siglo XIX fue la literatura y la del siglo XX lo son los audiovisuales. Hemos visto las imágenes de Kennedy, de los Beatles y de Marilyn Monroe, y hemos escuchado su música y sus voces. La literatura, en este contexto, está en el mismo punto en el que estuvo la pintura con respecto a la fotografía.
«La literatura se adapta a su tiempo. Como en el XIX se escribía la novela para todo el mundo, y como muchos de ellos no habían visto nunca un tren, Zola debía describir cómo era un tren: describir la estación, los matices del humo, contar cómo era el día. Después del cine, sin embargo, ponemos en el libro que estamos en la estación de tren y sabemos cómo es una estación. Y eso en vez de quitar sentido a la novela, le da libertad. Ahora en la novela no hay que especificar que los coches se mueven porque tienen un motor de gasolina. Ahora puedes ir al grano: hoy la gente sabe qué es una casa art deco»
¿Y eso no ha cambiado la función de la novela?
Como ahora no tenemos un sujeto colectivo claro, y vivimos en una época en la que prima el individualismo... la novela necesita un sujeto colectivo: alguien que quiere algo, que tiene un objetivo, una sociedad. Y el novelista debería actuar igual que el escritor teatral de la antigua Grecia. Ellos escenificaban un conflicto y, como la gente al verlo se sentía criticada, se producía una catarsis. En esa función catártica que deberíamos jugar, como no sabemos a quién representamos, ni quiénes somos ni dónde estamos, andamos para atrás y para adelante, y resbalamos, y nos enfadamos...
Pero la escritura es una acción individual, al igual que la lectura...
Pero el escritor es también un cruce de las tensiones de su época. La escritura es un trabajo solitario, pero ese trabajo tiene proyección social. Como el individuo no está aislado, tampoco hay literatura aislada.
Sobre el trabajo de escribir
En la portada del libro, aparecen unos carpinteros cepillando la madera del suelo. Chirbes describe el trabajo de escritor como un oficio artesano. Todos los días un poco. Acaba el libro rindiendo un homenaje a la labor del escritor.
«Quiero pensar que la literatura es algo que no está colgando sino que toca tierra. La literatura es algo diario, en la medida que las palabras también lo son. Trabajar con las palabras es como trabajar con cualquier otro material, aunque se sude menos. Es mentira ese dicho que refiere que la literatura es lo que queda de la vida cuando descansamos. Es la palabra la que mueve la vida, la que le da sentido».
No hace mucho que descubrí Orain. Alguien me mandó un enlace con el capítulo en el que aparecía Dizebi. Me emocionó ver y escuchar de nuevo a este escritor de graffiti. Lo conocí en septiembre de 2004 en el festival Representa 04 que se celebró en el Centro Cultural Ernest Lluch de San Sebastián por el empeño de Iñaki Bocos y otro artista de Girona cuyo nombre no recuerdo ahora (mil perdones). Desgraciadamente, aquel festival tuvo una única edición. Y es que bien sabido es que no le gustan los graffitis a nuestro alcalde.
Anteayer se extendió en las redes sociales que el programa tiene dificultades para continuar en la parrilla. Están a final de temporada y habrá que ver qué hace ETB la próxima temporada con ellos. Y es que las cosas parece que están muy paradas en esa casa (y no sólo con respecto a Orain).
Ayer, entre otros, Love of 74 escribió sobre Orain. Hoy, según parece, Giorgio Bassmatti será el protagonista. Creo que la emisión es a eso de las 22:00 horas en la ETB3.
Para mí, este programa sirve para responder a la pregunta ¿Qué pasa por la calle? Además de estar hecho con mucho gusto, sirve para dar a conocer lo que se hace, culturalmente, fuera del círculo central en Euskal Herria. Imprescindible para gestores culturales y gente que le guste conocer cosas distintas.
Han pasado ya unos días desde que escribí sobre la absorción de Herri Irratia por Onda Vasca (Sustatu, enlace en euskera). Pero me da que lo que yo quiero contar no ha trascendido el ámbito de los medios en euskera.
Herri Irratia es una radio nacida al calor de los jesuitas de Loiola en 1961 y que mantuvo la llama del euskera en las ondas durante el franquismo. Ha sido escuela de muchos y buenos periodistas. Su sede central estaba en San Sebastián con varios estudios en Loiola, Eibar, Bilbao... Sin embargo, los jesuitas pusieron la cadena en venta hace algún tiempo.
Onda Vasca era una célula más dormida que durmiente hasta que la salida del PNV de Ajuria-Enea les ha dejado a los nacionalistas vascos sin altavoces. Entonces, el Grupo Noticias ficha, entre otros, a Xabier Lapitz, periodista que se había ido de Radio Euskadi antes de que le echaran, para que condujera el magazine mañanero en la citada emisora. Les ha costado meses cerrar las negociaciones con los jesuitas para la adquisición de Herri Irratia, pero semanas atrás hicieron pública la compra y el pasado lunes dieron el paso.
Así, el lunes 3 de mayo a las 7:00 de la mañana se oyó la voz de Xabier
Lapitz
en la sintonía de Herri Irratia-Onda Vasca. Todavía aparece la programación antigua en la web Loyolamedia.com
y Ondavasca.com
es poco más que un jpg fijo. Me alegro de que sigan en la emisora gentes como Iñaki de Mujika (11:00-14:00), Felipe Retamal (informativo de la tarde-noche) y Jon Martija (madrugada), entre otros.
Además, han cerrado los estudios de Loiola, la matriz del grupo, cosa que ha sentado bastante mal en los pueblos guipuzcoanos de los alrededores. Olatz
Prat ha charlado con algunos de los trabajadores de la emisora. Asimismo, uno de los históricos, Jose Mari Iriondo, firmó un
artículo de opinión en Urola Kostako Hitza en el que dice:
"Estos días me he dado cuenta de que han borrado las peculiaridades de
Loiola. Y me he dado cuenta de que al mismo tiempo, poco a poco, alguien
ha ahogado nuestras ilusiones y nuestros sueños, logrando lo que no
consiguieron ni Fraga ni sus monaguillos. Aunque no valga para nada, quede aquí constancia de mi protesta, porque me ha dolido de verdad".
Como decía la persona que dejó el primer comentario en
Sustatu: ¿Qué habría pasado si esto lo hubiera hecho un grupo mediático
español en vez de un grupo ligado al PNV?
"Era el año dos mil. Ricardo Uriz jugaba en Algeciras, en la Liga LEB. Recibió una carta en casa. Venía de Galicia, enviada por David Doblas. Éste vivía a mil kilómetros de Uriz, porque estaba jugando en el Rosalía de Santiago. Diez líneas breves, para saber si la vida le trataba bien. ¿Una carta? «La gente pierde la noción del tiempo. En el 2000 no había Internet, y el modo más barato para relacionarte con tus amigos era el correo». La relación había surgido unos años antes en Vitoria, en el Baskonia."
Yo acababa de aterrizar en Internet en el año 2000. Estaba descubriendo el e-mail, los grupos de correo, etc. Pero unos años antes, 1996-1998 aproximadamente, tuve un amigo que se fue a trabajar a Miami. A Alberto le mandaba cartas escritas en el ordenador. La firma, al menos, era manuscrita. Fue una especie de transición.
Todavía estoy entre cabreado y avergonzado por lo que un par de personas le dijeron al director del filme Bil´in, My Love el pasado jueves, 29 de abril, en San Sebastián. Así que voy a escribir unas cuantas líneas para dar mi opinión.
Shai Carmeli-Pollak es un director israelí (se define como como activista más que como realizador) que el año 2005 se fue al pueblo de Bil´in (Cisjordania) a filmar lo que estaba sucediendo allí. Ya sabéis que el Estado de Israel está construyendo un Muro. Como en muchos otros lugares, los lugareños se organizaron para luchar contra esa injusticia que hace que pueblos y familias queden divididos e incomunicados.
Utilizando la desobediencia civil, el humor y técnicas de guerrilla urbana, la gente de Bil´in intentaba (intenta, leed este artículo de Alberto Arce) hacer frente al Ejército israelí y a los bulldozers. Contaban para ello, además, con el apoyo de activistas israelíes (Anarchists against the Wall) e internacionalistas varios.
Entre estos activistas estaba un hermano de Shai. Éste grabó 300 horas y preparó un documental (producido por Claudius Films). La película se estrenó en Jerusalén en julio de 2006 y, desde entonces, se ha movido por varios festivales en el mundo. Por tanto, venía a San Sebastián bien rodada (VIII Festival de Cine y Derechos Humanos).
Ya había visto la cinta en casa dos meses atrás, pero el inicio me volvió a golpear nuevamente: un agricultor palestino se vuelve loco mientras ve cómo se llevan por delante sus olivos, árboles con varias decenas de años. El Ejército lo detiene, violentamente, ante varias cámaras que registran la escena.
Además de acciones de este tipo (y más duras), se entrevista a los principales activistas (sobre todo, a los palestinos) y, aunque parezca mentira, también están los diálogos que Shai mantenía con el jefe de la tropa mientras sus hombres armados actuaban contra los manifestantes. Hay diálogos surrealistas, la verdad, difícilmente entendibles aquí, porque Shai le decía de todo.
Cuando acabó la película, aplaudí. Con ganas. Después, comenzó un debate: Shai (director), Claudia Levin (productora), Fermin Muguruza (fue quien recomendó la película) se sentaron en varios sofás que colocaron en el escenario, mientras que la periodista Begoña del Teso daba la palabra a unos y otros.
Cuando llegó la hora de que participara el público, me quedé flipado al ver cómo dos personas, sobre todo, la emprendían contra Shai. Que si Israel es un Estado terrorista, que todo lo que viene de allí es chungo, que cómo puedes vivir allí, que hay que boicotear a Israel (cosa que Shai aprobaba)... No me lo podía creer. ¿Cómo podían tener la jeta de decirle todo eso a una persona que había asumido los riesgos que había asumido y que había hecho la película que todos habíamos visto? No me lo podía creer y me da(ba) vergüenza, propia y ajena. Es verdad que no había mucho tiempo para intervenciones, pero no les debíamos haber dejado que monopolizaran el debate.
El propio director estaba también muy sorprendido. Decía que jamás le había sucedido algo igual. Que siempre le buscaban las cosquillas los israelíes (fanáticos), pero nunca palestinos o gente que apoya su causa.
¡Pues mira qué bien! Le tuvo que pasar en el País Vasco, en Euskal Herria. Con defensores de este tipo, la causa palestina la lleva clara.