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2001/11/05 06:00:00 GMT+1

«La guerra del siglo XXI»

«Minicumbre en Downing Street», titularon ayer todos los noticiarios. Blair había convocado a los máximos dirigentes de Francia, Alemania, Italia, España, Bélgica y Holanda.

Según lo escuché, se me vino a la cabeza una pregunta: ¿qué clase de cumbre sobre la guerra de Afganistán -maxi o mini- puede ser una a la que no asiste ningún representante de Washington? No estando presente el principal protagonista del conflicto, la reunión no podía tener el menor carácter decisorio. ¿Qué digo decisorio? Ni siquiera deliberante.

Ni minicumbre ni vainas en vinagre. El de ayer fue un encuentro realizado a instancias de Bush para que su representante principal en Europa contara a la gente del tercer escalón jerárquico cómo ve las cosas y qué planes tiene para el futuro inmediato. O sea, que se ha cansado de estar todo el día al teléfono hablando con el uno y con el otro y ha empezado a centralizar el trabajo informativo: él le comunica las cosas a Blair y que el abnegado british ponga a todos los demás al corriente. Hace lo mismo que Julio César en la Guerra de las Galias: legati misere.

Estoy francamente decepcionado. Nuestro presidente -me refiero a Bush, por supuesto- nos había prometido que íbamos a ver una guerra «de un género desconocido», «una guerra del siglo XXI». Y de eso, hasta ahora, nada. Primero, porque no estamos viendo ninguna guerra: nos la tienen censurada. Y segundo, porque, a juzgar por lo poco que nos cuentan aquí y allá, esta guerra tiene aspecto de cualquier cosa menos de novedosa: están aplicando una vez más la vieja técnica de los bombardeos masivos. Como en Vietnam del Norte, como en Camboya, como en Irak. Es una práctica que, según la experiencia ha demostrado, sólo sirve para que la industria armamentista norteamericana se deshaga de sus stocks y se ponga a trabajar a tope de nuevo. Y para poblar aún más los cementerios y los hospitales del país bombardeado, claro está. Resultado militar, propiamente dicho: cero. Porque las victorias se consiguen ocupando el terreno y aniquilando «la fuerza viva del enemigo», según la clásica y no muy delicada expresión.

La única novedad que nos ha aportado hasta ahora esta guerra es la de descubrir al mundo las insospechadas dotes de estratega del cabo furriel José María Aznar López. Ayer, al salir de la reunión de Londres, el subalterno en cuestión, cual Clausewitz redivivo, anunció que el invierno puede ser un factor importante en el desarrollo de las operaciones, porque «no en vano al invierno se le llama "el general Invierno"».

Obsérvese con qué naturalidad es capaz nuestro hombre de aunar en un todo coherente la sagaz penetración en el análisis con el didactismo más accesible. ¡«El general Invierno»! ¡Qué brillante metáfora! ¿Cómo no se le había ocurrido antes a nadie?

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (5 de noviembre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de junio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/11/05 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: diario 2001 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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