2004/07/17 06:00:00 GMT+2
«La política hace extraños compañeros de cama», se cuenta que dice Manuel Fraga, que presume de saber mucho de todo eso.
Siempre he usado con precaución el término «compañero» y me he preocupado de distinguir a aquellas personas (o grupos) con quienes he coincidido de manera circunstancial en la lucha por un objetivo concreto de aquellos otros con los que comparto un ideario más amplio y a quienes identifico con «los míos» (lo que no quiere decir, ni mucho menos, que dé por bueno todo lo que dicen y hacen).
Esto fue de particular aplicación durante todo el largo período en que el combate contra los desafueros felipistas estuvo en primer plano. Nos vimos metidos en la misma brega especimenes de muy diversa condición, desde la derecha consciente -consciente de ser derecha, quiero decir- hasta la izquierda más consecuente. En aquellas condiciones, alerté con frecuencia sobre los peligros que encerraba fiar demasiado de gentes que estaban en aquella pendencia por razones particularísimas y, con cierta frecuencia, inconfesables.
Dos de los personajes contra los que siempre estuve prevenido -y previne- acudieron el miércoles pasado a declarar ante la Comisión parlamentaria del 11-M: el magistrado Baltasar Garzón y el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño. El primero es un pavo real, petulante, ambicioso y sin principios, y el segundo, que no le va a la zaga en engreimiento, es de un fanatismo derechista que da miedo. Ambos representaron sus respectivos papeles ante la Comisión. Hasta la caricatura. Garzón garzoneó un rato, dándoselas de ingenioso, perspicaz y bien informado, aunque lo único que demostró es que tiene unas relaciones de compadreo con los mandos policiales totalmente inadecuadas en un juez entre cuyas labores debería estar la de atar en corto a la Policía. Fungairiño se mostró petulante, como siempre, y dispuesto a soltar doctrina a costa de lo que sea. Tanta carrerilla cogió que incluso se elevó por encima de la realidad, pretendiendo implícitamente que no se toma el trabajo ni de leer los informes escritos que le pasan ni de escuchar los informes orales que le hacen (porque por ambos medios le dieron cumplida cuenta de la furgoneta de Alcalá de Henares de la que él dijo no haber oído hablar hasta esa misma mañana). Sobre su fijación por los documentales de la BBC (¿qué tendrá contra los de Grenada?), prefiero no insistir, que el ridículo es contagioso.
A Garzón no tuve más remedio que tratarlo, pero así que lo conocí de cerca -y por más que en aquel momento, con todo el lío de los GAL, me pareciera más o menos bien lo que estaba haciendo-, opté por limitar nuestra relación a lo meramente profesional. El juez Joaquín Navarro ha contado en uno de sus libros cómo pedí que no lo invitaran a unas cenas que solíamos tener, comunicando que, si Garzón acudía, quien no iría sería yo. En aquel momento, el propio Joaquín Navarro me dijo que no entendía mi postura: «¡Pero, hombre, Javier, si Baltasar es uno de los nuestros!». A los pocos meses decía pestes contra él. Y con toda la razón.
En cuanto a Fungairiño, debo decir que hice verdaderos esfuerzos para no conocerlo. Y lo logré. Sus querencias -que no tardaría en mostrar en todo su esplendor con motivo del caso Pinochet- me produjeron desde el primer momento la más viva aversión, y desde entonces toda su actuación ha ratificado sobradamente mi impresión inicial.
No hace falta que diga lo que me satisface ahora no haber aparecido nunca como íntimo de esta gente. Con ellos entonces, como con otros después cuando llegó el momento de sumar fuerzas para descabalgar a Aznar, me he atenido a la vieja ley de oro de las alianzas coyunturales: golpear juntos y marchar por separado.
Cuanto más por separado, mejor.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (17 de julio de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 17 de junio de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/07/17 06:00:00 GMT+2
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2004/07/16 06:00:00 GMT+2
El año pasado estuvimos cuatro días en la isla de La Palma. Me supo a poco. Me dije: «Un par de días más y habría sido perfecto».
Este año hemos pasado seis días en la isla de El Hierro, que es mucho más pequeña. Hoy por la noche volaremos de regreso a la península.
Sé que me quedaré con ganas de más.
Supongo que, si la visita hubiera durado diez días, también me habrían parecido pocos.
Eso es lo bueno. Tiene que ser así. Hay que detenerse siempre antes de llegar al hartazgo. Si siguiera viviendo en El Hierro hasta que la isla empezara a quedárseme pequeña, hasta que llegara a ponerme de los nervios la baja calidad de la línea telefónica, hasta que no me apeteciera ir a bucear porque tampoco va ir uno todos los días, hasta que no soportara que en media isla se vean mal los dos canales de TVE y se oigan fatal casi todas las emisoras de radio, hasta que el pescado local comenzara a aburrirme, hasta que la falta de infraestructura médico-sanitaria empezara a inquietarme... es decir, hasta que los problemas de vivir en una isla pequeña, alejada y abrupta como El Hierro se me aparecieran en primer plano, entonces es muy posible que me fuera de aquí con viento fresco, buscando las comodidades y las ventajas de los núcleos de población importantes y bien dotados de infraestructuras.
Lo cual me lleva a pensar inmediatamente en el pueblo herreño. Querer esta isla -me digo- no es quedarse encantado con el cambio que supone vivir una semana o quince días en ella; es valorar su realidad como medio habitual para la existencia.
Ayer estuvimos charlando con una pareja ya madura que regenta un chiringo en un pueblecito del norte de la isla. Tienen su pequeño negocio en la parte superior de un acantilado a cuyo pie hay un par de piscinas naturales, a las que se accede por un paseo de piedra serpenteante, bonito pero duro (de subir, sobre todo). En las cercanías de las piscinas, abajo del acantilado, la gente del pueblo se ha construido unas casetas muy curiosas, de ladrillo y cemento, que son como bungalows en los que pasa buena parte de las vacaciones. Preguntamos cómo bajan las vituallas, las pertenencias, los materiales de construcción, etc., y cómo suben las basuras, las maletas y cuanto deban acarrear hasta arriba. «Andando», nos respondieron. «Pero la caminata debe de llevarles más de un cuarto de hora», objetamos. «Sí. Algunos, cuando no pueden con todo de una vez, hacen dos viajes», precisaron. Nos extrañó: «¿Y por qué no ponen una polea?». «Bah, no es para tanto», concluyeron. Tienen otro sentido de la comodidad, de la relación con el medio, del esfuerzo. Tres cuartas partes de la isla son subidas y bajadas.
La Villa de Valverde, la minicapital, tiene de manera casi permanente un techo bajo de nubes, rozando casi los tejados. Se cuenta aquí que, cuando emigran, las gentes de Valverde evocan con permanente nostalgia esas nubes. Jamás lo hubiera imaginado.
Supongo que habrá herreños que estén deseando que vengan por aquí muchos más turistas, que se construyan grandes hoteles y se monten grandes instalaciones de ocio y demás, pero mi impresión es que la gran mayoría de la población de esta isla pobre -porque es pobre- prefiere su actual modo de vida. Con mejoras, claro, pero del estilo.
Lo cual me parece una muy buena opción, aunque yo, echado a perder por los avances de la vida moderna, no creo que me amoldara.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (16 de julio de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 17 de junio de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/07/16 06:00:00 GMT+2
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2004/07/15 06:00:00 GMT+2
Empecé a sospechar que Miguel Ángel Moratinos no era el hombre crítico y progresista que tantos pretendían cuando le oí afirmar que «España» -así, en general- «no puede por menos» que solidarizarse con Israel «porque nosotros también hemos sufrido mucho por culpa del terrorismo». Me pareció una comparación de lo más desafortunada, porque pasaba por encima del hecho de que Israel ha practicado el terrorismo de manera tan sistemática como el que más, pero mucho más ventajista que el que más, porque ha contado para ello con el pleno respaldo diplomático, político, económico y armamentístico de los Estados Unidos.
El ministro de Exteriores del Gobierno del PSOE ha maltratado ahora de nuevo su imagen con otra afirmación igual de desdichada que la de solidaridad con Israel: ha dicho que la celebración de un referéndum de autodeterminación en el Sáhara ex español acarrearía una situación de peligroso desequilibrio en el conjunto del Magreb.
Se trata de una observación que reclama un doble análisis. El primero se refiere a su exactitud o inexactitud. ¿La autodeterminación del Sáhara provocaría realmente una crisis regional? Es difícil pronunciarse al respecto, sobre todo porque, para que ese referéndum pudiera realizarse, deberían reunirse condiciones que ahora no existen. Y, si existieran, su presencia repercutiría sobre el conjunto de la situación del Magreb. No cabe pronosticar nada sobre la evolución de una situación que nos es desconocida en aspectos fundamentales.
Lo cual nos lleva al segundo análisis necesario, que parte de una pregunta elemental: ¿por qué se muestra Moratinos públicamente tan reticente con la posibilidad de que se celebre un referéndum de autodeterminación en el Sáhara si sabe de sobra que esa hipótesis no tiene posibilidades de materialización ni a corto ni a medio plazo? Sólo cabe una explicación: para caer bien a las autoridades de Marruecos, así sea a costa de sumir aún más en el desamparo al pueblo saharui.
En resumen: lo que ha hecho ha estado feo. Realmente feo. Muy feo.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (15 de julio de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 9 de junio de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/07/15 06:00:00 GMT+2
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2004/07/14 07:00:00 GMT+2
El recurso es viejo, pero probablemente nadie haya echado más generosa mano de él en los últimos tiempos que el exministro de Defensa Federico Trillo. En el tramo final de la pasada legislatura, cada vez que quedaban en evidencia sus muchas y variadas torpezas de palabra y de obra y alguien le preguntaba si pensaba asumir las responsabilidades correspondientes, él contestaba que las responsabilidades se dirimen en las urnas.
Ahora que han quedado al desnudo sus chapuzas, sus negligencias y sus mentiras en relación al accidente del Yak-42, Rajoy le sigue la corriente: ya no es ministro; no hace al caso ensañarse con él. Ha saldado su deuda.
Decía antes que el subterfugio no es de uso exclusivo del PP, ni mucho menos. También los felipistas lo emplearon con generosidad tras la victoria de Aznar en las elecciones de 1996. Cada vez que alguien amagaba con pasarles factura por alguno de sus desafueros pasados -varios de ellos descritos en el Código Penal con notable precisión-, contestaban de manera invariable: «Ya hemos dejado el poder. ¿Os parece poca penitencia?».
El abandono del poder es grave desgracia, desde luego, sobre todo para quien lo ambiciona como ninguna otra cosa, pero no lava de toda culpa a quien pasa por tan amargo trago. Un partido gobernante puede perder las elecciones por razones diversas. Cabe que a la mayoría del electorado no le convenzan las recetas que está aplicando, por honradas y lícitas que sean. Sin más. En ese caso, el voto no es de repudio, sino de mera preferencia. Además, cuando un gobierno es derrotado, pierden todos sus integrantes, no sólo aquellos que se han servido de sus cargos de manera inescrupulosa.
En suma: los purgatorios colectivos no sirven para expiar los pecados individuales. Trillo se quedó sin Ministerio, como el resto de sus compañeros y compañeras de gabinete, pero de sus yerros, sus trampas y sus engaños particulares ha de dar cuenta él, específicamente. Por eso tiene pleno sentido reclamar que renuncie a su acta de diputado.
Se extiende estos días entre los afines al PP una línea argumental semejante para referirse a los trabajos de la Comisión parlamentaria sobre el 11-M: «No vale la pena dar más vueltas a lo que hicieron o dejaron de hacer Aznar, Acebes y Zaplana los días 11, 12 y 13 de marzo. Ya pagaron sobradamente el 14 por sus errores». Estamos en las mismas. Fuimos muchísimos los que el 14 de marzo no votamos al PP sencillamente porque no le hubiéramos dado nuestro voto de ningún modo, al margen de lo ocurrido en las horas anteriores. Mientras no quede claro qué sucedió realmente, no sabremos si cabe considerar que su actuación es cosa ya juzgada o si cumple pedirles responsabilidades suplementarias.
Nada de echar tierra a nada. Lo primero de todo, conocer la verdad.Y lo segundo, sacar las consecuencias.
Javier Ortiz. El Mundo (14 de julio de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 22 de abril de 2018.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/07/14 07:00:00 GMT+2
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2004/07/14 06:00:00 GMT+2
Ayer vi muchas cosas en El Hierro. Como todo los demás turistas.
Bueno, como todos los demás, no. En El Hierro, por lo que voy comprobando, hay dos categorías básicas de turistas: los que van como centellas viéndolo todo -a los que la tarea les dura un par de días, como mucho, porque la isla es pequeña- y los que nos hemos concedido algo más de tiempo para ir deteniéndonos en cuanto nos llama la atención. Para lo cual nos es imprescindible ver mucho (si no lo ves, ¿cómo sabes si te llama la atención?).
Así que fuimos despacito, entrando en todas las desviaciones que conducían a puntos sobre la que nos proporcionaba datos nuestra abundante información. Con resultados muy satisfactorios. Porque El Hierro está muy poco turistizado. No por «la sabiduría natural de sus gentes», que dicen los cronistas pelotas, sino porque cuenta con dos inconvenientes decisivos. El primero es, sin duda, el de las comunicaciones. Está muy mal comunicado vía aérea: tiene un aeródromo de chichimoco, en el que sólo pueden aterrizar aviones de hélice (y según el viento que haga, ni ésos). Las comunicaciones marítimas, con un ferry que hace el recorrido de tres horas tres veces al día desde Los Cristianos, en Tenerife, no sirven para cubrir el déficit. Al no ser posible la conexión directa con el continente europeo y tener que hacer un enlace problemático en Tenerife Norte, muchísima gente se desanima.
A ese primer inconveniente hay que añadir otro no menor: lo hostil que resulta la orografía herreña para el turista convencional. Toda la costa es muy abrupta. Va de acantilado en acantilado. No hay playas. A menudo, para poder bañarse hay que acercarse hasta la costa por pequeñas carreteras o caminos y luego descender por escaleras de piedra larguísimas y (puedo certificarlo) agotadoras. Llegado al mar, es necesario buscar alguna poza o piscina natural formada por las rocas porque, salvo cuando el Atlántico decide tomarse un respiro, el oleaje es imponente. Diréis: «Pues vaya, qué mal». Y yo responderé: «¡De eso nada! ¡Qué bien!». Porque ese tipo de entorno tiene un encanto muy especial. Ayer bajamos por un auténtico abismo buscando un lugar que habíamos leído que era bonito. ¡Y vaya que sí lo era! Nos topamos con un sitio en el que el mar ha creado una especie de laguna preciosa, de aguas limpísimas. Las rocas mojadas, para mi sorpresa, no resbalaban, por lo que resultaba muy sencillo entrar y salir. Y lo mejor: ¡no había nadie! El agua estaba tan limpia que, aunque cubría de sobra, podía verse el fondo con total nitidez. Estuve nadando un buen raro, fascinado por el lugar.
Ahora bien: ¿quién se lleva a los niños de vacaciones a un sitio así? Pues muy poca gente, y se entiende. Tiene muchas probabilidades de que se le desgracien.
Supongo que no pocos herreños rabiarán viendo cómo florece el negocio turístico en las islas vecinas. Puedo entender su sentimiento -¡puedo entender tantas cosas!-, pero no compartirlo. Creo que el crimen de lesa Naturaleza debería estar tipificado en el Código Penal. Llenar El Hierro de hoteles, bungalows y adosados sería una canallada. Por fortuna, no lo tienen fácil.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (14 de julio de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 9 de junio de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/07/14 06:00:00 GMT+2
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2004/07/13 06:00:00 GMT+2
Me piden que no me empeñe en contar cosas tristes, como la de ayer, y que, puesto que estoy en la isla de El Hierro de vacaciones, hable de esto.
De momento apenas podría contar nada. Llegamos anteayer a última hora de la tarde, cotilleamos el parador y sus instalaciones para ver qué posibilidades ofrece, cenamos y me lancé de cabeza a la cama. Dormí diez horas de un tirón. Ayer por la mañana nos dimos una larga caminata que nos llevó hasta el roque de la Bonanza, que es uno de los caprichos de la Naturaleza más fotografiados de la isla. De regreso, bajé al gimnasio a pedalear un buen rato en una bicicleta estática y luego estuve nadando en la piscina. Después de comer una ensalada -magnífico el tomate- y pescado frito, dediqué algo de tiempo a leer. Pasamos un buen rato jugando una cómica partida de mini-golf, que duró muchísimo porque Charo no tiene ni idea de patear y a mí me dieron un palo para diestros, lo que para un zurdo es genial.
Ya sé que no se trata de hacer en un solo día todo el ejercicio que no he hecho en un año, pero me apetecía. Y me había propuesto tener ese primer día de relajación, antes de lanzarme a recorrer la isla (o, mejor dicho, a conocerla, porque recorrerla, lo que se dice recorrerla, se puede hacer rápido).
En todo caso, la experiencia que he tenido hasta ahora no aporta materia para hacer ningún apunte del natural revelador de nada. Si no fuera por el suelo negro, volcánico, por la vegetación, en parte singular, y por la presencia de un mar bravo y con mareas, lo mismo podría estar en el Mediterráneo. En lo que más se distingue del Mediterráneo es en lo que no se ve. Miro desde el jardín, veo varios kilómetros de costa y, en toda esa extensión, sólo ocho o diez casas de campo aisladas. Si fuera el Mediterráneo, habría también ocho o diez, sí, pero urbanizaciones. ¿Que digo si fuera el Mediterráneo? O si fuera Gran Canaria, o Tenerife, o Lanzarote, o incluso ya también La Gomera, que tan a gusto visité hace veinte años, cuando los turistas en Valle de Gran Rey éramos cuatro gatos.
Tampoco se ve gente. Ayer no creo que me cruzara con más de 20 personas en todo el día, y a 15 las vi en el parador.
El Hierro, «la Isla del Meridiano» -albergó el meridiano 0 hasta que los ingleses se lo llevaron para Greenwich-, es la más meridional, la más occidental y la más pequeña de las Canarias, islotes excluidos. Todos los folletos de propaganda lo cuentan. También es la más pobre, pero de eso tienes que enterarte por ti mismo. No esperes que te lo digan las guías turísticas. Es como lo de las cucarachas. «¿Por qué no avisan de que hay cucarachas?», dice Charo. No quiero ni imaginarme la advertencia en un folleto de propaganda: «Aviso. Como el Parador está en medio de la Naturaleza, se cuelan cucarachas de monte». Tendría efectos disuasorios definitivos.
Podría hablar bastante de El Hierro, pero no por lo que he visto, sino por lo que he leído. Cuando visito algún sitio lejano, suelo informarme bien, entre otras cosas para relativizar lo que veo y me sucede: que a mí me haya llovido el día en el que he estado en tal paraje no quiere decir que ése sea un sitio en el que suele llover; que yo haya comido mal en un restaurante no significa que se coma mal; que en tal otro sitio no pueda bañarme porque hace muy mala mar no debe interpretarse como que en ese sitio no es posible bañarse. Y como eso, todo. Un buen acopio de información -debidamente seleccionada, eso sí- sobre el lugar que vas a visitar te ayuda a no caer en esos errores. Y a mucho más: a buscar el mejor mirador, la mejor playa, el mejor restaurante, las aguas más tranquilas...
Ya contaré lo que se tercie, si se tercia. En todo caso, hoy este rollo preliminar ha servido para libraros de otro rollo bastante solemne que pensaba largaros a propósito de ciertas lecturas sobre Historia que estoy haciendo, que aclaran no poco sobre la actividad de la dirección del PSOE en las dos posguerras (primero en la española y luego en la mundial). Eso lo dejaré para otro día, pero espero no olvidarme del asunto, porque tiene su aquel.
Dicho lo cual, empiezo el recorrido de la isla, cuya primera etapa nos llevará a Valverde, que tiene 4.227 habitantes, según el último censo. Es la capital.
Aviso.- Ayer, a última hora, tuve una avería rara en el ordenador. Conseguí recuperarlo, pero no sin esfuerzo. Cabe la posibilidad de que se escagurcie del todo. Si véis mañana que llega la hora de comer y no he actualizado la página, ya sabéis a qué se debe.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (13 de julio de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 9 de junio de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/07/13 06:00:00 GMT+2
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2004/07/12 06:00:00 GMT+2
Reproduzco un correo electrónico que me llegó ayer. No comento su contenido, porque se comenta solo. Es el autorretrato exacto del protagonista de los casos más comunes de malos tratos, que luego van a más o no según las circunstancias. Omito los datos personales del remitente y cuantas referencias podrían permitir su identificación. He respetado la redacción y la ortografía del original.
«Estimado Sr. Javier Ortiz:
Puede que cuando ud. lea este mensaje, lo aloje en la papelera de reciclaje de su P.C., pero si antes de que eso ocurra, tiene usted cinco minutos de su seguro que escaso tiempo, me alegraría saber que al menos lo ha leido.
Mi nombre es ... nacido el ...-...-1965 con D.N.I. ..., y resido en la localidad de ...
El motivo de dirigirme a usted -aún sin tener el gusto de conocerle- que he visto en Internet que usted tiene una página que trata de problemas con los juicios por malos tratos familiares y ante todo quiero narrarle los atroces hechos que he vivido este pasado fin de semana.
El pasado 4 de julio ( justo cuando estaba a punto de terminar la Europa 04 ) tuve una discusión con mi señora y con los nervios, le di un rempujón y al ver que ella seguía gritando, la agarré haciendole daño en el cuello.
Siguiendo los consejos de su hermana, fue al médico y tras preguntarle como había ocurrido ella dijo: "Una discusión con mi marido". Cuando fue informada por el doctor/ra que le antendió de que el parte médico iría automáticamente a la policia y que irían en mi busqueda, ella trató de evitar que eso sucediera, que se arrepentía de haber estado allí, etc.... pero se lo impidieron. ¿ Es eso legál ?.
Bueno a fin de cuentas, al cabo de media hora, estaba yo en casa, inmensamente arrepentido por lo sucedido y dispuesto a ir a casa de mi cuñada para pedir perdón, cuando la policia llegó a casa y me llevaron detenido. No quiero ni contarle lo que pasó por mi mente cuando me dijeron que aquella noche dormiría en prisión como su yo fuera un terrorista, un etarra o algo por el estilo. Cuando al dia siguiente fui conducido al Juzgado de ..., y mi mujer me vió rompió a llorar, pero me fue imposible cruzar con ella ni media palabra -que le juro hubieran sido- "Siento mucho lo ocurrido y te quiero más que a nada en el mundo". Anímicamente destrozado por la noche pasada en prisión en compañía de 4 moros que habían cojido en una patera -Imagínese el deprabante panorama que viví- se celebró un juicio rápido en el que me dieron dos posibles soluciones:
- En la primera era condenado a 4 meses de prisión con una multa de no recuerdo ahora el importe, y antecedentes penales, amén de un alejamiento del domiclio de 100 metros. ( SIEMPRE QUE ME CONSIDERA CULPABLE )
- En la segunda era condenado a 7 meses de prisión con una multa de no recuerdo ahora el importe pero creo que superior, y antecedentes penales, amén de un alejamiento del domiclio de 100 metros.
El abogado de oficio me sugirió que era mejor ir a juicio por que mi mujer había retirado la denuncia y había que evitar a toda costa que me cayeran antedecentes penales. Entonces mi pregunta es y sigue siendo ¿ Si mi mujer ha retirado la denuncia, por que me siguen juzgando a mi? Me explicó que ahora se me juzgaba a mi por el delito cometido y que mi mujer tendría que comparecer como testigo para preguntarle después de interrogarme a mí como sucedieron los hechos. Se que mi mujer me va a defender a toda costa pero me dijo que el fiscal intentaría de acorralarla, con lo cual la condena se agravaría mucho más.
Por último dejeme decirle que llevo 21 años con mi mujer, ella tenía 13 y yo 18 cuando comenzamos a salir y tenemos un niño con 10 años para colmo de males con [cita una grave minusvalía física]. Quiero confesarle también que el motivo principal de la discusión son los abusivos gastos que estaba efectuando últimamente mi mujer con un teléfono móvil que recientemente había comprado. Llevávamos discutiendo lo menos ocho meses siempre con el teme del dichoso móvil y aquella noche me acaloré, pero déjeme jurarle que no soy un terrorista ni he tenido nunca malos tratos con mi mujer ni nada por el estilo. Y no me merezco estar delante de un Juez por un delito -repito DELITO- que creo que es una palabra muy fuerte pues yo no me lesionado, ni matado a nadie en mi vida.
A la espera del juicio que tendrá lugar el próximo ..., se que más bien poco podrá usted hacer por mí, pero quizás un artículo en el Periodico EL MUNDO que usted trabaja o una noticia en televisión que trate de concienciar al juez que me juzgue sirva para precisamente eso... que se juzgue a una persona ( no un terrorista) por un error cometido (y no un delito) y que le juro que no volverá a ocurrir jamás.
Si esta carta fuera atendida, y quiere hablar usted conmigo, mi número de contacto es el ... (...) Si puede hacer algo por mí y por mi famlia que está tan destrozada como yo, le estaré eternamente agradecido. (...)
Gracias de antemano por su comprensión.»
Javier Ortiz. Apuntes del natural (12 de julio de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 9 de junio de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/07/12 06:00:00 GMT+2
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2004/07/11 06:00:00 GMT+2
Las autoridades de Israel dicen que no acatarán el dictamen del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, que ha declarado «ilegal» el muro levantado por las fuerzas sionistas de ocupación dentro del territorio palestino de Cisjordania.
Alegan los de Sharon que la sentencia del TIJ no tiene carácter vinculante. ¡Como si eso importara algo! Las resoluciones de las Naciones Unidas sí tienen carácter vinculante y no las tratan con más respeto.
Lo lógico sería que la ONU, de la que depende el TIJ, tomara ahora las medidas pertinentes para que el dictamen se cumpla. Algo de eso ha sugerido Kofi Annan, de viaje por África. Pero el representante de EEUU ante el organismo internacional se ha apresurado a afirmar que «no ve la necesidad» de aprobar ninguna resolución nueva al respecto. Es tanto como decir que están dispuestos a recurrir al derecho de veto que tiene su país para frenar cualquier iniciativa destinada a respaldar el dictamen del Tribunal de La Haya.
Cuando llegó anteayer la noticia de lo acordado por el TIJ con el voto favorable de todos sus integrantes, excepto el estadounidense, el ministro de Exteriores palestino afirmó muy emocionado que ese dictamen es la prueba de que los palestinos deben confiar en las vías pacíficas de lucha, porque son las más rentables, y abandonar ya para siempre las respuestas violentas a la violencia de Israel.
No estoy seguro de que eligiera la mejor ocasión para defender esa tesis. Porque rápidamente quedó en evidencia que Israel goza de bula -la que le proporciona la superpotencia norteamericana- para hacer lo que le viene en gana, con perfecto desprecio de toda legalidad que no sea la suya propia.
Podrá argumentar que con la violencia tampoco han conseguido gran cosa, pero no que la vía pacífica se esté mostrando prometedora.
En aquella tierra no parece que quede nada que resulte demasiado prometedor. ¡Y pensar que hubo quien la bautizó como «la tierra prometida»!
Si antes lo digo...
Leo en la edición digital de El Mundo de hoy, en Últimas Noticias: «El secretario general del PP, Mariano Rajoy, consideró en Abanilla, a donde se trasladó para mantener un encuentro con afiliados 'populares', que en el tema del accidente del Yakovlev-42 "las responsabilidades políticas se han cubierto, porque nosotros ya no estamos en el Gobierno y Federico Trillo no es ministro de Defensa»".
Algunos lectores se acordarán del apunte que escribí el jueves de la semana pasada, titulado «Responsabilidades». A quien no lo leyera o no lo recuerde, le invito a echarle un vistazo. Si antes lo digo...
Nota.- Dentro de pocas horas, si todo acontece conforme a lo previsto -cruzo los dedos-, saldré en avión con destino a la isla de El Hierro, la más occidental, la más meridional y la más pequeña de las Canarias. Allí estaré seis días. Supongo que el viaje me dará para algún apunte. Pero si lo menciono no es por eso, sino para avisar que, en razón del cambio de hora y del plan de descanso que llevo, lo más probable es que actualice la página más tarde de lo habitual. Quedáis avisados.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (11 de julio de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 9 de junio de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/07/11 06:00:00 GMT+2
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2004/07/10 07:00:00 GMT+2
Así que fue Santiago Cuadro, responsable de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana, el que contó a sus superiores -a Ángel Acebes, en último término- que la dinamita usada en el atentado del 11-M era Titadine.
Ya sabemos, en consecuencia, quién puso en circulación el dato falso. ¿Y?
Jamás se me pasó por la cabeza que lo de la Titadine fuera un invento personal del entonces ministro del Interior, ni se me ocurrió reprocharle semejante cosa. De lo que sí le consideré y sigo considerando responsable es de haberse aferrado a esa historia más allá de todos los límites de la razón y la prudencia, incluso cuando no se tenía en pie. De insistir en atribuir la masacre a ETA cuando todo apuntaba ya hacia el terrorismo islámico.
Santiago Cuadro habló de Titadine en la misma mañana del 11. Fue una frivolidad por su parte. Pero a las 5 de la tarde ya se había desdicho, y a las 6 el ministro estaba al tanto de su rectificación. De hecho, a Acebes le daba igual, porque cuando admitió que la dinamita era Goma 2 ECO, declaró que también ése es un explosivo típico de ETA. Incluso cuando estaba ya bastante avanzada la investigación del mecanismo de la bomba sin estallar que se encontró dentro de una mochila en Vallecas -incluida la célebre tarjeta del móvil, que condujo a las primeras detenciones-, insistió en que el hallazgo corroboraba que la autoría de la masacre correspondía a ETA.
El sábado 13, este periódico publicó una entrevista con Mariano Rajoy en la que el líder del PP decía: «Hay algunos datos que, en mi fuero interno (sic), me hacen pensar que se trata de ETA. (...) Tengo la convicción moral (sic) de que es así». Cuando las voces interiores y los pálpitos sustituyen a la consideración objetiva de los hechos, cualquier cosa es posible.
No me cuesta creer que tanto Rajoy, que se situó en un prudente segundo plano, como Aznar, Acebes y Zaplana, que se lanzaron a por todas, dijeran lo que dijeron sin tener conciencia clara de estar mintiendo. Necesitaban creer que el atentado había sido obra de ETA y no de un grupo terrorista árabe. Ambas cosas.
La necesidad de creer es la condición primera de la fe. Tenía que ser así; luego era así.
El subjetivismo hace ese tipo de estragos. Acepto la posibilidad de que Aznar se creyera en su día el cuento de las armas de destrucción masiva de Sadam Husein. Hasta cabe que siga creyéndoselo. Es del mismo género que Jaime Ignacio del Burgo, representante del PP en la Comisión de investigación, que está convencido de que el terrorismo islámico y ETA trabajan de consuno y desespera porque ningún responsable policial se lo corrobora. «Algún día se sabrá la verdad», ha sentenciado. (Él ya la sabe. Se la ha revelado su fuero interno.)
Sinceramente: preferiría que mintieran a sabiendas. Demostrarían más conciencia de la realidad.
Javier Ortiz. El Mundo (10 de julio de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 22 de abril de 2018.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/07/10 07:00:00 GMT+2
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2004/07/10 06:00:00 GMT+2
La presa de ETA Oihane Errazkin fue encontrada muerta, ahorcada, en la noche del miércoles pasado, en la celda de ocupaba en la prisión de Fleury-Mérogis, en París.
A expensas de la investigación que se realice -si es que se realiza algo que merezca el nombre de investigación-, se supone que Errazkin se suicidó.
Ignoro qué le pasó por la cabeza -y qué se quedó clavado en ella- en las horas anteriores a su muerte. Es posible que tuviera motivos muy personales para el hastío de vivir. No me cabe ninguna duda, en cambio, de que las condiciones en que se hallaba, si no fueron determinantes de su muerte, tuvieron forzosamente que contribuir a ella. Y mucho.
Una visita oficial de inspección realizada hace algunos meses a la cárcel de Fleury-Mérogis dio como resultado un informe en el que se calificaban de «medievales» las condiciones en que malviven allí los presos. El retrato de las celdas de castigo (mitards) que ofrecieron los visitantes multiplicaba por diez la carga de la denuncia. A lo largo de los tres años que llevaba en esa cárcel, Errazkin realizó diversas acciones de protesta en contra del trato inhumano y degradante que recibía, lo que la condujo una y otra vez a las temibles celdas de castigo. Errazkin tenía que saber qué perspectiva le esperaba: o aceptaba con resignación el régimen de internamiento imperante en la cárcel francesa -es decir: o aceptaba autodegradarse- o cumpliría su larga pena de celda de castigo en celda de castigo.
Ohiana Errazkin era militante de ETA. A los efectos de este comentario, me daría lo mismo que estuviera en la cárcel por error, que fuera la estafadora más importante de París o que hubiera matado a cuatro viandantes por el placer de verlos morir. De lo que se trata en este caso no es de sus derechos particulares, sino de los derechos que asisten a toda persona, por el hecho de serlo. Unos derechos que son violados a diario en las cárceles francesas y españolas.
Según la Constitución Española, la finalidad de la pena de cárcel es la rehabilitación social del delincuente. No lo sé, pero imagino que la legislación fundamental del Estado francés recogerá alguna afirmación de ese mismo tenor.
Para que ese fin pueda cumplirse, lo menos que debería hacerse (¡lo menos!) es asegurar las condiciones materiales que permitan al recluso o la reclusa vivir con dignidad. Lo que se hace en la práctica es todo lo contrario.
Hace años, Felipe González, por entonces presidente del Gobierno español, expresó su deseo de que los miembros de ETA «se pudran en las cárceles». No se trató de un mero exabrupto, sino del enunciado de un programa que se ha venido aplicando desde entonces de manera sistemática, tanto con el PSOE como con el PP.
Que resulte despiadado es lo de menos. No hace al caso ponerse a discutir con ellos sobre sensibilidad. Lo principal es que se trata de un propósito anticonstitucional. Ilegal. Que combaten la ilegalidad con ilegalidad.
Eso los retrata.
Javier Ortiz. Apuntes del natural (10 de julio de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 9 de junio de 2017.
Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/07/10 06:00:00 GMT+2
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