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2001/10/04 06:00:00 GMT+2

Gélido Vera

Barrionuevo estuvo chulesco y prepotente. Corcuera, zafio y chillón. Rafael Vera no levantó la voz, respondió fría pero educadamente a las preguntas del fiscal y se limitó a repetir por activa y por pasiva su coartada, que será insostenible, pero es la única que tiene: todo su emporio inmobiliario es fruto del sudor de su suegro ferretero.

Vera es el más peligroso de los tres. A quienes nos sabemos la película nos consta que él fue el verdadero cerebro de toda la trama sucia del Ministerio del Interior, desde los GAL al desvío de los fondos reservados. Vera no tiene un pelo de tonto. Su problema es que se vio obligado a trabajar con gente que propende lastimosamente a la visceralidad y a la chapuza, y eso es lo que acabó por hundirle el barco: el uno hablaba de más, al otro le perdían las ganas de llevarse el dinero cuanto antes... Vaya tropa.

No es que él fuera inmune a los errores -hablo ahora estrictamente de errores, no de crímenes-. Alguno de ellos acabó llevándole a la perdición. Por ejemplo: de no haber sido por su deseo de librarse de la quema aun a costa de llevar a la pira a los demás, es posible que nunca se hubiera sabido lo muy lejos que había ido el asunto de los sobresueldos del Ministerio del Interior .Quizá algún día me anime a contar lo que ocurrió en ese episodio y el destacado papel que Vera tuvo en él. Otros han callado por mor del secreto profesional. Yo podría contarlo, porque no me afecta la obligación de proteger el anonimato de mis fuentes.

Declaraba anteayer Corcuera que él carece de fortuna personal y que eso demuestra que no había sobresueldos para los altos cargos de su Ministerio porque, de habérselo llevado crudo sus subordinados, él habría hecho lo mismo. Tal vez se ha olvidado de aquel día en que, ya destituido, fue informado de hasta qué punto se habían estado forrando Vera y los otros, y cómo entonces, delante de testigos, se dio de cabezazos contra la pared (¡literalmente!) mientras decía: "¡Soy gilipollas, soy gilipollas!". Acertó.

La clave es Vera. Pero Vera no es tan bobo ni tan petulante como para enfrentarse al tribunal. A él sólo le interesa salir lo mejor librado posible de este juicio, confiar en que el Gobierno de Aznar le deje en la calle y disfrutar de la fortuna que amasó durante todos aquellos años mientras medita seriamente en su venganza. Porque tratará de vengarse. De eso no me cabe la menor duda.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (4 de octubre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 8 de junio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/10/04 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: diario 2001 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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