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1999/11/27 07:00:00 GMT+1

Fanáticos del centrismo

Cada vez hay más centristas fanáticos en España. Es un fenómeno social fascinante, de aire tan genuinamente celtibérico que no creo que tenga parangón fuera de nuestras lindes.

Superficialmente considerada la cosa política, se diría que a las personas de ideario centrista les cuadra disfrutar de un talante abierto, tolerante y pausado, y que los malos modos, el estilo faltón y el desprecio por las opciones de los demás son actitudes más propias de gente de ideas extremistas.

Pero qué va. No hay más que leer los periódicos o encender la radio, en el punto del dial que se quiera, para constatar el enorme despliegue de descalificaciones ad hominem, procesos de intención envenenados e insultos feroces que efectúan a diario los políticos y los comentaristas que se dicen de centro izquierda, de centro-centro y de centro derecha (que son casi todos, por otra parte).

Resulta apabullante. Es obvio que piensan que los no centristas -y también, ya de paso, algunos centristas rivales- somos o unos rematados cretinos sin sesera o unos canallas de tomo y lomo. El más leve intento de argumentar fuera del universo de sus dogmas genera una cascada de anatemas. Y a voz en cuello (porque, además, gritan mucho).

No argumentan: embisten.

Son así por lo general, pero lo son hasta el paroxismo con respecto a dos asuntos aparentemente muy dispares: la economía y la unidad de España.

Si alguien tiene la ocurrencia de pretender que el capitalismo no forma parte del orden natural de las cosas, se lanzan a por él: es o bien un «utópico» -adjetivo que usan como sinónimo de bobo- o bien un agente de la Komintern que no se ha enterado de que la Komintern ya no existe. Y como evidencie que no comparte gran cosa su concepción del Estado, o no manifieste un genuino fervor por la unidad de España tal cual hoy es, proceden de inmediato a acusarlo de tratar de acabar con el castellano -si es que no con los castellanos- o, alternativamente, de ser un proetarra camuflado.

Puede parecer paradójico que unas ideas de apariencia tan moderada se expresen de modo tan monolíticamente agresivo (y tan agresivamente monolítico). Es como si te agarraran por el cuello y te conminaran: «¡O eres tan de centro y tan buen español como nosotros o te vas a enterar!». Pues vaya con la moderación centrista.

Dogmáticos hasta la médula, se dicen de centro, porque es lo que más vende ahora, pero lo suyo, lo que les priva, es la Inquisición.

No es tan raro: también Tomás de Torquemada fue políticamente correcto en su época.

Javier Ortiz. El Mundo (27 de noviembre de 1999). Subido a "Desde Jamaica" el 3 de diciembre de 2010.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1999/11/27 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: 1999 derecha el_mundo política | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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