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2001/11/02 06:00:00 GMT+1

Bush y el «terrorismo interior»

Ante el estupor general, la representación de EE.UU. en las Naciones Unidas vetó anteayer una resolución que condenaba los envíos de ántrax por correo. Alegó que no estaba claro que fuera una acción de terrorismo internacional; que podía tratarse de un caso de terrorismo interior («doméstico», dicen ahora los periódicos, que escriben en espanglish) y que, de ser así, no tendría ningún sentido que la ONU se pronunciara al respecto.

Imagino la indignación de Aznar, que ya debe de estar preparando una nota de condena. ¡Bush, haciendo distingos entre unos terrorismos y otros! ¡El faro y guía de Occidente, sosteniendo que no merecen el mismo tratamiento el terrorismo procedente del exterior y el que nace del propio país! ¡Igual que Setién!

¿He dicho igual? ¡Qué va, mucho peor! Porque don George Uvedoble no sólo pone adjetivos al terrorismo; no sólo se niega a reconocer que todos los terrorismos son iguales; no sólo rechaza que el terrorismo es como Visnú, idéntico en todas sus manifiestaciones; no sólo diferencia entre terrorismo interior y exterior, cual obispo emérito vascongado, sino que, encima, pretende que el terrorismo interior no es materia que concierna a la comunidad internacional. ¿No viene eso a representar una desautorización de la posición de nuestro Gobierno, que lleva la exigencia de condena del terrorismo de ETA a todo foro internacional por el que aparece, así sea un congreso iberoamericano de cultivadores de patatas?

Vaya con Bush. Ten amigos para esto.

Admitamos, en todo caso, que los gobernantes de Washington son una fuente inagotable de sorpresas. Porque, también anteayer, su representación en la ONU reclamó la adopción de duras medidas que penalicen a escala mundial la fabricación de armas bacteriológicas y pidió que se refuerce el poder inspector del organismo internacional. Lo cual no deja de tener su aquel, si se considera que ha sido precisamente el Gobierno de los EE.UU. el que ha venido boicoteando hasta ahora la puesta al día del Tratado de 1972 contra las Armas Bacteriológicas, argumentando que eso daría a los inspectores internacionales «un acceso excesivo» a la industria armamentística norteamericana.

A lo mejor es que se han arrepentido y se han dado cuenta de que lo que uno inventa pensando en hacer mucho daño al enemigo lo mismo puede ser utilizado por el enemigo incluido el interior para hacerle mucho daño a uno. Tal vez, ahora que ha desatado una guerra contra el Maligno, Bush empieza a asumir que las armas las carga el diablo.

Aunque, visto la que está organizando en Afganistán, no parece.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (2 de noviembre de 2001) y El Mundo (3 de noviembre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 7 de noviembre de 2011.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/11/02 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: el_mundo afganistán diario aznarismo bush 2001 setién 11s aznar ántrax onu | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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