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2001/09/20 06:00:00 GMT+2

Cuestiones municipales

Prosigo mi periplo vasco. Mientras me desplazo en coche, oigo las radios locales, lo que me devuelve al detalle de la vida cotidiana de mi tierra. Y a la de los muchos conflictos sociales y municipales de los que en Madrid casi nunca me entero, porque quedan permanentemente encubiertos por el Conflicto, el eterno y omnipresente contencioso, que dicen los otros.

Así, por ejemplo, me entero de que los tribunales habrán de decidir hoy si la población de Pamplona tiene o no derecho a decidir en referéndum si quiere o no quiere que se construya un aparcamiento bajo el suelo de la Plaza del Castillo. Las autoridades municipales, que han aprobado la obra, sostienen que los referendos sólo pueden ser convocados por el Estado. Es una falacia. Que sólo las consultas organizadas por el Estado tengan determinadas repercusiones legales no quiere decir que esté prohibido hacer otras. Lo que le ocurre al consistorio de Iruña es que teme que la votación popular le sea adversa y no quiere que quede constancia de que se han pasado la voluntad popular por el arco del triunfo. Conociendo otros casos similares –el de la Plaza del Pilar de Zaragoza, sin ir más lejos–, no me extrañaría que en la construcción del aparcamiento pamplonés hubiera en juego muchos intereses, incluso personales, de más de un funcionario municipal.

Tienen razón los cerca de 25.000 vecinos que han promovido ese referéndum. Es un disparate construir grandes aparcamientos en el centro de las ciudades. Animan a los automovilistas a meterse con el coche hasta la cocina, convirtiendo los cascos urbanos antiguos en verdaderos infiernos. Lo que hay que hacer es justamente lo contrario: construir aparcamientos en la periferia y mejorar el transporte público. (Por cierto que los taxis de Pamplona deben de ser los más caros del mundo. Si no lo son, estarán cerca de ello).

Puede parecer una paradoja, pero no lo es: son las mismas autoridades que aprueban los aparcamientos céntricos las que luego promueven los Días Sin Coche. Una iniciativa demagógica e inútil, destinada a disimular la cruda realidad de su política.

Cambio de ciudad: en Vitoria también tienen su lío correspondiente, éste a cuento de las antenas para teléfonos móviles. El consistorio quiere sacar una ordenanza que autoriza la instalación en los tejados de antenas que concentrarían una potencia de emisión –y de radiación, por tanto– verdaderamente descabellada. Escucho las explicaciones pormenorizadas de un concejal de HB, técnicamente impecables, que revelan el disparate del proyecto respaldado por la mayoría derechista y su interés por la buena salud de los ciudadanos y ciudadanas de la capital vasca.

Se me ocurre una observación a la actitud del concejal de HB, tan preocupado él por el bienestar del vecindario, pero como a vosotros también se os habrá ocurrido, pues me la ahorro.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (20 de septiembre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 7 de junio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/09/20 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: diario 2001 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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