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2008/05/02 09:41:54.424000 GMT+2

1968 (segunda parte)

Continúo y termino con varios extractos del texto "1968: el gran ensayo", de Giovanni Arrighi, que tiene la virtud (y la limitación) de ofrecer algunas pistas interesantes de manera sintética y desde la perspectiva amplia de los teóricos del sistema-mundo. En una bitácora queda bastante largo aunque el texto original, redactado en 1988, es bastante más extenso. 

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"En 1945, o quizá más exactamente en la década de los cincuenta, la estrategia parecía estar dando sus frutos en innumerables lugares del mundo. Las tres variantes fundamentales de los movimientos antisistémicos de la "vieja izquierda" histórica -los comunistas de la Tercera Internacional, los socialdemócratas de la Segunda y los movimientos nacionalistas (especialmente fuera de Europa)- podían anotarse un éxito notable: la lucha armada de los partidos comunistas en Yugoslavia y China, la masiva victoria electoral del Partido Laborista en Gran Bretaña en 1945, los triunfos nacionalistas en India y en Indonesia. La materialización en el último rincón del planeta de los objetivos de 1848 no parecía ser sino cuestión de décadas. Este optimismo generalizado de las fuerzas antisistémicas era, sin embargo, exagerado por dos razones.

La primera era que la institucionalización de la hegemonía estadounidense en el sistema mundial a partir de 1945 posibilitaba una dinámica contrarrevolucionaria generalizada dirigida a ralentizar el ritmo de la creciente fuerza política de los movimientos antisistémicos. Los Estados Unidos intentaron "contener" al bloque de los Estados comunistas dirigidos por la URSS. Y en Grecia, en Europa occidental y en Corea tuvieron éxito en tal "contención". El gobierno estadounidense trató de "desbravar" al movimiento obrero y a los partidos socialdemócratas de los países occidentales rigidificando las diferencias históricas existentes entre la Segunda y Tercera Internacionales y erigiendo el "anticomunismo" en caparazón ideológico. Este intento se vio en gran medida coronado por el éxito en los Estados Unidos y en otras partes. Los Estados Unidos intentaron ralentizar, diluir y/o cooptar las expresiones políticas del nacionalismo del Tercer Mundo y, con alguna notable excepción como Vietnam, este esfuerzo fue también en gran parte exitoso.

Si la contrarrevolución hubiera sido la única dinámica política de este período, sus efectos habrían sido realmente efímeros. Se produjo un segundo hecho que amortiguó el optimismo de las fuerzas antisistémicas. Los movimientos en el poder funcionaban peor de lo que se había esperado; mucho peor, en realidad. Ya en el período de entreguerras, la experiencia soviética de la década de los treinta - el régimen de terror y los errores cometidos - habían conmocionado a los movimientos antisistémicos mundiales. Pero en cierto sentido, Hitler y la larga lucha de la II Guerra Mundial disolvieron tal consternación. No obstante, el terror y los errores se repitieron después de 1945 en un Estado comunista tras otro. Tampoco los gobiernos socialdemócratas presentaban un mejor aspecto, comprometidos como estaban en la represión colonial. Y cuando los movimientos nacionalistas del Tercer Mundo crearon, uno tras otro, regímenes que parecían disponer de su propia cuota de terror y errores, el optimismo de las fuerzas antisistémicas comenzó a erosionarse.

Aunque los Estados Unidos, y en general los estratos superiores del sistema mundial, atacaron a los movimientos antisistémicos desde el exterior, éstos sufrían dolencias endógenas, dolencias que de modo creciente parecían formar "parte del problema".

Los nuevos movimientos sociales emergieron como reacción a esta doble dificultad (exógena y endógena) de los movimientos tradicionales de la vieja izquierda alrededor de los años sesenta. Estos nuevos movimientos se mostraban preocupados por la fuerza y capacidad de supervivencia de las fuerzas que dominaban el sistema mundial. Pero también se hallaban inquietos por los resultados obtenidos por los movimientos de la vieja izquierda, que consideraban pobres, si no negativos. A comienzos de los años sesenta, la preocupación por el poder y la maldad de los defensores del status quo era dominante entre los nuevos movimientos emergentes y la mencionada inquietud por las ineficacias de la vieja oposición de izquierda ocupaba todavía un lugar secundario. Pero a medida que la década de los sesenta fue transcurriendo, el centro de gravedad comenzó a cambiar, dado que los nuevos movimientos antisistémicos comenzaron a ser cada vez más críticos con los viejos. En un primer momento, estos nuevos movimientos intentaron comportarse de modo "reformista" respecto a las tácticas de los viejos movimientos antisistémicos. Después, con frecuencia, rompieron abiertamente con ellos e incluso los atacaron de modo frontal. No podemos comprender 1968 a no ser que lo contemplemos simultáneamente como un cri de coeur contra las maldades del sistema mundial y como un cuestionamiento fundamental de la estrategia de la oposición de la vieja izquierda frente al sistema mundial".

(...)

"Cuando estalló 1968 -en la Columbia University, en París, en Praga, en Ciudad de México, en Tokyo, en el octubre italiano-, se produjo una explosión. No existía una dirección central, tampoco una planificación táctica calculada. En cierto sentido, la explosión fue una sorpresa tanto para los participantes en la misma como para aquellos contra los que se dirigía. Los más sorprendidos fueron los movimientos de la vieja izquierda, que no podían comprender cómo podían ser atacados desde una perspectiva tan injusta, como peligrosa políticamente.

Pero la explosión era muy poderosa: hizo saltar en pedazos muchas relaciones autoritarias y pulverizó sobre todo el consenso de la Guerra Fría en ambos frentes. Las hegemonías ideológicas fueron desafiadas en todas partes, y la retirada, tanto de los estratos que detentaban el poder en el sistema mundial como de los viejos movimientos antisistémicos, fue real. Como ya hemos dicho: esta retirada resultó ser temporal y los nuevos movimientos fueron controlados en todas partes. Pero los cambios efectuados por los movimientos en las relaciones de poder no fueron anulados. "

(...)

"Los legados de 1968

En este sentido podemos distinguir cuatro grandes cambios. Primero: aunque el equilibrio militar entre el mundo occidental y el bloque del Este no cambió de modo apreciable desde 1968, la capacidad de uno u otro bloque de vigilar e intervenir en el Sur se ha visto limitada. (...)

Segundo: los cambios que se produjeron en las relaciones de poder entre los grupos de estatus (los grupos de edad, de género y las minorías "étnicas"), lo cual fue una de las consecuencias más importantes de la revolución de 1968, han demostrado ser más duraderos que los movimientos que hicieron que se convirtiesen en objeto de atención mundial. Estos cambios se registran básicamente en los espacios ocultos de la vida cotidiana y, por tanto, son menos fáciles de discernir que los que se han producido en las relaciones de poder interestatales.(...)

Tercero: hay que afirmar, lo cual se halla estrechamente vinculado con el punto anterior, que las relaciones entre el capital y la clase obrera no han logrado restablecerse en los términos vigentes antes de 1968. (...)

Finalmente, en las décadas de los años setenta y ochenta, la sociedad civil se ha mostrado a grandes rasgos mucho menos receptiva a las órdenes de los detentadores (o potenciales detentadores) del poder del Estado de lo que lo era antes de 1968."

"La historia de la economía-mundo capitalista desde 1973 ha sido la historia de sus ajustes frente a los levantamientos sociales de los cinco años anteriores. "

Escrito por: Samuel.2008/05/02 09:41:54.424000 GMT+2
Etiquetas: 1968 mayo-68 revolución | Permalink | Comentarios (4) | Referencias (0)

Comentarios

muy bueno el artículo, pero como que me falta algo...

Escrito por: jesus cutillas.2008/05/06 11:11:29.812000 GMT+2

Sí, para empezar faltan bastantes páginas del ensayo. Sólo incluí la parte introductoria, porque me atrajo la manera de situar históricamente el "68", por recordar el enfrentamiento con lo que denomina "vieja izquierda" y por señalar que, a pesar del fracaso en modificar radicalmente las estructuras de poder, el impacto de ese período fue mayor de lo que dan a entender las barricadas de París, sobre todo en el lado más íntimo. La intensidad de la reacción conservadora (incluyendo el surgimiento del neoliberalismo) no se puede entender sin esta heterogénea revolución.

Escrito por: Samuel.2008/05/06 14:19:0.323000 GMT+2
www.javierortiz.net/voz/samuel

Me refería más bien al vértigo que me produce el movimiento de la historia ¿se puede deducir algo de estos vaivenes? ¿estamos ahora en el va o en el ven? ¿el comprenderlos como ciclos nos ayuda a predecir algo?

o por otro lado... ¿tan poco somos a nivel individual que la máquina  de la historia nos va a aplastar de igual manera? ¿se puede corregir a la máquina? ¿cómo?

quizás no pretenda respuestas, sino que ya que me quedo perplejo,  saborear esa perplejidad (aunque algunas respuestillas nunca vienen mal)

Escrito por: jesus cutillas.2008/05/07 14:35:51.630000 GMT+2

No creo que se pueda predecir nada. Tal vez la memoria sólo sea una forma de contar, pensar y actuar en el presente. En este sentido, recomiendo la lectura de un artículo del siempre interesante Amador Fernández-Savater, hoy en Público.

Escrito por: Samuel.2008/05/07 14:50:58.557000 GMT+2
www.javierortiz.net/voz/samuel

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