Hace algún tiempo recibí una invitación de Love para asistir a una cena-pop (pop-afaria en euskara). El esquema es simple: antes de mover la mandíbula, mi amigo (a.k.a Giorgio
Bassmatti) ofrecerá algunas canciones. Según parece, ya no hay plazas para cenar, pero sí que hay hueco para quien desee acudir a la sesión musical. Es por esto que utilizo este rincón para hacer propaganda.
Dónde: en la sociedad EKT de Irun. Alrededores de la plaza Urdanibia o Mosku.
Esta mañana he escuchado el informativo
local de la Cadena Ser antes de
poner un pie en el mundo, minutos antes de las 7:00 de la mañana. No es éste el
informativo que sigo habitualmente, pero hoy ha tocado. Me ha puesto de mala
hostia escuchar dentro de una especie de sección de picaresca la existencia de una convocatoria de huelga para
los trabajadores
de Correos. El locutor ha metido en el mismo saco otra convocatoria que hay
para el día de mañana y realizada por los trabajadores de tres parkings
donostiarras.
Lo primero que he pensado es para que
se metía el sujeto a dar su opinión en un informativo. Informa y no des tu
opinión. Si la quieres dar, tienes otras vías. Hazte tertuliano o bloguero o lo
que te plazca.
Luego me ha venido a la cabeza cuáles serían sus condiciones laborales.
Espero que sean buenas y espero también que no tenga necesidad de hacer huelga por ese motivo. ¿O sí? ¿Quieres
que los demás digamos que no puedes retransmitir los fuegos de la Semana Grande
porque tienes un conflicto laboral? ¿Acaso te gustaría que te llamáramos pícaro
por eso? Seamos serios, compay.
Lo que entra de pleno en la picaresca es el reparto de calendarios
municipales. Por la mañana el reparto se hará en el propio Ayuntamiento y por la tarde ya en casas de cultura donostiarras.
Un calendario para cada ciudadano es el lema.
Jamás como hoy aparecerán primos en el extranjero, hijos trabajando,
hermanos enfermos, etc. Y cuando has repartido ya todos los ejemplares, una mujer, entrada en años, a por su
calendario. En cuanto le dices que se han acabado, te mira peor que si le
hubieras robado la pensión. Que ella ha visto con sus propios ojos a otra
persona llevarse dos calendarios, uno de los cuales era el suyo. Y que le
digamos al alcalde que el próximo año se lo enviemos a casa. Y que no hay
derecho.
Nando
nos lanza su tradicional mensaje navideño. Y yo aprovecho para decir: Zorionak
eta urte berri on!
Mi hijo apenas duerme la noche del 23 de diciembre, el 24
celebra su cumpleaños.
Mi hijo apenas duerme la noche del 24, el 25 recibe a Olentzero.
Mi hijo se ilusiona meses antes con estas fechas y aunque
el año pasado en una cena de enero informó, “ya sé que sois vosotros”, acordamos no perder la ilusión y no
sentir como una mentira los años pasados.
Dicho esto, toca los regalos adquirir. Este año uno de los
artículos solicitados ha sido un coche para montar tunning teledirigido con conexión
de MP3, caja verde. En un primer momento, me teledirigí a esos
establecimientos que tienen aparcamiento cercano, te dan puntos o realizan
incluso algún tipo de descuento según la forma de pago. No encontré el regalo y
no pude saber si se había agotado o era un artículo que, a pesar de ser
anunciado, nadie se había acordado de fabricar.
Finalmente, acudí a uno de esos establecimientos especializados en juguetes y aparqué en un parking
próximo. Recorrí el establecimiento y, en una balda en lo alto, vi el coche,
caja verde. Respiré, y a una chica que atendía y estaba en esa zona le dije: “Me
gustaría llevar ese regalo” y ella, señalando a una persona que hablaba por
teléfono dijo: “a ese chico también”.
Guardé silencio. Debía esperar a que “ese chico” recibiera
el conforme de la persona que se encontraba al otro lado del teléfono. El
chico se acercó y dijo “sí”, bajé la cabeza, la chica se subió a una
escalera, cogió entre sus manos la caja verde y dijo: “queda otro”. Sonreí y
extendí mis manos cogiendo con enorme ilusión el coche para montar tunning teledirigido
con conexión de MP3.
Con ilusión abandoné el establecimiento, no sin antes adquirir las pilas necesarias para su
funcionamiento, y decidí celebrarlo tomando una caña. Deposité la bolsa
cerca de la barra y estando yo imaginando esa carita de mi hijo en el momento
de recibir el regalo, oí una voz a la altura de mi cintura. Era una niña de
unos 5-6 años que quería saber para quién era el regalo. “Para mi hijo”, le
dije.
En ese momento pensé que ella nada sabía del cumpleaños de
mi hijo y pudiera pensar que un padre con un regalo en estas fechas confirmaba
del todo su información de “ya sé que sois vosotros”. Me agaché a la altura de
sus ojos y le dije “es para su cumpleaños”. Rápidamente dijo “¿cuántos
cumple?”, “9”, dije yo. Mirándome y yo temiéndome lo peor, me preguntó “¿qué te
pasa en los ojos”.
Si aquí esta historia acabare, ustedes pudieran pensar que
la mentira me pilló, pero decirles que tengo unas venillas en los ojos que
tienden a manifestarse en estados de cansancio. “Son unas venillas que aparecen
cuando estoy cansado” le dije.
Giró con dulzura su cuerpo y se alejó.
Cuando estaría a unos dos metros dije: “Feliz Navidad
pequeña. No pierda usted la ilusión, ni
las ganas de saber”.
Antes de envolver los regalos y disfrutando estos días con
mi hijo ilusionado, deseadles felices días y, si lugar hubiere, un huequito para
la ilusión.
Ayer tuvimos cambio en Eibar.org. Bueno, el trabajo sucio lo hicieron el fin de semana, pero era ayer empecé a subir un par de apuntes que tenía por ahí perdidos, en euskara. Lo único que he conseguido, como buen vasco, ha sido pegarme.
Todo este pequeño preámbulo para deciros que me voy a limitar a pegar la nota de prensa que ayer enviamos a los medios para dar cuenta del bolo del poeta donostiarra Pablo Casares.
Derechos de autor: Pablo Casares
El Centro
Cultural Ernest Lluch les informa de que el próximo 20 de diciembre, dentro del programa Erakusleihoa, Pablo Casares
nos ofrecerá una lectura poética. El acto, con entrada gratuita, tendrá lugar
en el salón de actos (acceso situado
entre las puertas 7 y 8 del Estadio
Anoeta) y comenzará a las 19:30 horas.
Haciendo
suyas las palabras del poeta Pablo García Casado, dice Casares (Donostia, 1972) que “hasta ahora era un ciego que acababa de descubrir los
colores y las formas, ese mundo cruel y fantástico, obsceno y a la vez
maravilloso. Ahora es necesario descubrir el funcionamiento. Atravesar
la espesa gelatina de las cosas”. Dice que muchas veces no sabe por qué
escribe, porque sus textos apenas tienen relevancia, que el mundo puede seguir
su rumbo sin necesidad alguna de sus versos. No obstante, escribir, a veces, se
convierte en algo ineludible. Sin duda también hay algo más ambicioso, y
probablemente lo que empuja en última instancia a la escritura, un buen
poema.
La
mayoría de sus poemas tiene la temática habitual de la literatura y el
arte en general; es decir, el miedo a la muerte, el amor - desamor, las cosas
que tiene la vida, en suma. Pablo es partidario de dar un aire más desenfadado
a las poesías, sin por ello restar lirismo. Si el poema lo permite,
conviene insistir en la ironía. Es fundamental el distanciamiento con la
experiencia de uno mismo, aunque sea ésta la base fundamental de todo acto
expresivo.
Pablo
leerá, por orden cronológico, poemas publicados hasta la fecha, aunque también
echará mano de algún inédito.
Dejando a un lado ya las emociones
y los momentos vividos
tras el paso de Chirbes, vamos a dar un giro de 180 grados y a hablar de
Jesús.
Al igual que José Antonio Pagola, su autor, yo también me he
extrañado cuando he sabido que el libro sobre Jesús
escrito por el sacerdote ha conseguido vender ya 20.000 ejemplares. El
que fuera vicario de Gipuzkoa en tiempos de Setien (otro que también acaba
de publicar libro)
ha debido de pasar siete años preparando esta obra, donde dice haber reflejado
con rigor la vida del nazareno. Ahora debe de estar enfrascado en la segunda
parte, lo que le llevará otros cinco años. Este hombre, claro está, no es de la
cuadra de César Vidal.
Hoy domingo, el periódico Noticias
de Gipuzkoa dedica dos páginas a una entrevista realizada por Jorge
Napal. Yo me he fijado en dos aspectos en apariencia anecdóticos, sobre
todo el segundo.
Las putas e Interviu
“Se está vendiendo en varios centros comerciales. Yo que vivo en el Antiguo,
incluso lo he visto en kioscos junto a revistas como Hola (…) Jesús también anduvo acogiendo a
prostitutas, de modo que me parece genial que esta publicación se vea junto
a revistas como puede ser Interviu”.
¿Qué quiere decir? ¿Que quienes enseñan las tetas en esta revista son unas
putas? Tremenda escapada, suya o del periodista. Le voy a recomendar que se
ponga en contacto con la psicóloga Cristina Garaizabal y el colectivo
que ella preside, Hetaira. Antes
de hacerlo, estaría bien que se leyera la entrevista publicada en Argia
(enlace en euskara), realizada por Amets Arzallus.
Internet
“No podría haber hecho este libro por Internet. Si no hubiera sido por la
Red, habría tenido que moverme por todas las bibliotecas del mundo. Con
Internet he logrado hacerme con más de 600 libros sobre la figura histórica de
Jesús. Gracias a Amazon y otros buscadores
he podido conseguir lo último que está saliendo en Nueva York o Australia (…) Me
ha ayudado una secretaria”.
Ya sé que no es lo mismo, pero me ha venido a la cabeza un apunte
que le leí al artesano Julen
Iturbe. Y lo de siempre, detrás de un hombre, aunque sea cura, siempre
aparecen una o más mujeres.
¿Que qué dice Julen? Pues que pronto veremos anuncios del tipo: “se busca
secretaria para blog de directivo”. ¡Jesús, María y José!
Este artículo publicado el pasado domingo por Iban Zaldua en Berria me ha hecho pensar. Y traducirlo al castellano. Las negritas también son mías. Estoy básicamente de acuerdo con Iban ("¿con cuál de ellos?" "¡Joder, deja de hacer preguntas y lee!").
Por cierto, si no lo habéis leído, también es muy interesante el diálogo que mi compañero Jean mantiene con su alter ego profesor Girbecek. No deja títere (español) con cabeza.
Iban Zaldua: Discutiendo conmigo mismo
Me he pasado el primer día de diciembre discutiendo conmigo mismo, sin poder decidir si iba a ir a la manifestación en protesta por las detenciones delproceso 18/98, es decir, la que iba a producirse al día siguiente, domingo, en Bilbao. "No hay derecho". "No, pero si vas te arrepentirás", me he respondido. "Los detenidos no son de ETA, sabes eso tan bien como yo". "No, ¿pero te has fijado en la convocatoria? Dicen que es el momento de responder como pueblo. Y tú no piensas como ellos. Tú desearías ir como un ciudadano más a defender los derechos civiles de otros ciudadanos. No como pueblo a mostrarte a favor de la independencia". "Lo sé, pero hay que ir a pesar de todo". "Y el asesinato de hoy, el de Capbreton, ¿qué?". "¿Qué tiene eso que ver con la manifestación?". "Sabemos muy bien que tiene que ver, no te hagas el tonto". "De todas maneras, hay que hacerle frente a la injusticia de una u otra forma, y yo voy a ir". "Conmigo al menos no cuentes".
Y así ha sido: a la mañana siguiente, al llegar la hora, me he levantado del sofá y he dejado allí a uno de mis yoes, leyendo La Cartuja de Parma de Stendhal. Le he lanzado una última mirada desde la puerta, pensando que se animaría finalmente, pero apenas ha levantado la mirada del libro y me ha dicho sigilosamente algo así como "vete, vete, ya verás", con ese burlón movimiento de cejas que tan bien conozco.
Por tanto, he cogido el coche y me he dirigido a Bilbao. Para cuando han comenzado los gritos, nos habíamos alejado unos metros de la plaza Aita Donostia. Algunos de ellos, como por ejemplo "atxilotuak askatu!" ("¡Liberad a los detenidos!"), me han parecido normales en estas circunstancias, pero ha habido otros que no me han gustado nada: "jo ta ke, irabazi arte!" ("¡a tope hasta la victoria!"), "borroka da bide bakarra!" ("¡la lucha es el único camino!"), "Euskadi... ta askatasuna!". "La verdad, no me esperaba esto", me he dicho a mí mismo. "Qué quieres, la gente está enfadada, es normal", me he respondido. "Pero todos los que pensamos que están mal las detenciones no tenemos por qué estar de acuerdo con eso…". "No seas melindroso". "Yo me voy", he dicho finalmente, y me he apartado de mí mismo a la altura de la calle General Concha, y he abandonado la manifestación. "¿Cómo lo hacemos luego…?" he empezado a decir, pero me ha respondido "volveré en autobús, estate tranquilo" mientras me alejaba.
La manifestación es numerosa; nos ha costado casi hora y cuarto llegar al final. En la plaza situada frente al Ayuntamiento, mi incomodidad ha crecido al escuchar los discursos. Resistencia, Xiberta, traición. Han recordado el proceso de Burgos. "Yo me voy, esto es inaguantable". "¿Pero qué esperabas?". "No sé; algo sobre la conculcación de los derechos individuales de los detenidos. No los mismos clichés de siempre". "No son los clichés de siempre, la gente está muy dolida…", pero sin añadir ninguna palabra más, casi sin despedirme, me he visto abandonar la marcha a la altura del Arenal, a empujones entre el gentío.
He vuelto a mi ciudad a la tarde y he ido a la concentración en protesta por el asesinato del guardia civil. Ha sido silenciosa, pero allí también me he sentido incómodo. "Me resulta difícil estar al lado de esos del Foro de Ermua", me he reconocido a mí mismo. "Lo sé, ¿pero qué puedes hacer?". "Me parece que oigo sus pensamientos". "Pero es más importante la protesta". "Yo me voy". Y me he visto abandonar el grupo hacia el Casco Viejo. Menos mal que no me he quedado hasta el final, cuando han lanzado vivas a España y a la Guardia Civil.
Finalmente, he regresado a casa. Allí están todos mis otros yo, desperdigados por las distintas habitaciones, algunos leyendo y otros viendo la tele o escuchando música. De todas maneras, sin hacerse mucho caso, como si tuvieran miedo de cruzarse las miradas. He ido a la cocina y he rebuscado en el frigorífico: no hay demasiado allí, no para todos al menos. "Podemos hacer una tortilla de patatas. Lo único que nos sobra son huevos y patatas", he dicho en alto.
Todos han respondido, al unísono, que sí.
Y a continuación hemos comenzado a discutir si la haríamos con cebolla o sin cebolla.
Nando nos cuenta
cómo vivió el nacimiento de su segunda hija. Señor Piñeiro, sepa usted que aquí
también se le quiere.
Preparada la maleta: en un lateral la ropa de Sofía; en el otro, la ropa de Naroa.
En otro
lateral, de mi armario, días antes coloqué un pantalón vaquero gris claro y una
camiseta, verde tierra. Sería la semana
36.
Preparada
la ropa, repasé el guión. Llegado el momento me encontraré en una habitación y
utilizaré palabras de cariño y ánimo. Dicho así parece fácil, pero llegado el
momento, suelen aparecer frases de este
tipo:
¡Ánimo,
cari!, ¡Ya falta poco! ¡Un último esfuerzo!, frases que aunque se digan suave y con todo el amor del mundo, suenan a patrón de trainera.
Si bien
tenía claro el vestuario, con el guión decidí esperar.
Entramos
en el paritorio y me ausenté un instante. Fui
al baño más cercano, me quité el reloj, me lavé las manos y la cara, me
limpié los dientes y coloqué un par de gotas de agua de colonia a ambos lados
de mi cuello.
Volví al paritorio y una enfermera, sin apreciar
que venía vestido para la ocasión, me ofreció una bata verde y unas pantuflas.
Las gotas de colonia quedaban por fuera. Viéndolo así, asistiría de verde.
Entramos
hacía las 5 de la tarde y un aparato
controlaba las contracciones,
enseguida entendimos que la fuerza de las mismas se reflejaba en un contador
donde un número indicaba su intensidad. Hablamos, y sobre todo, nos agarramos
de la mano.
Dos horas más tarde nos dijeron que había llegado el
momento.
Me
coloqué a un lado y apenas hablé. Alguna caricia y muy suavecito cortas frases
de cariño.
Cuando
estábamos “empujando”, apareció una
ginecóloga, se colocó frente a mí y se subió a un escalón. Yo, sin entender
nada, miré hacia arriba y vi como “caía “ sobre la tripa de Sofía. Estaba
intentando entender esta técnica cuando oí
llorar.
Ese
primer llanto era de Naroa. Besé a
Sofía, sentí mis ojos de lágrimas llenos y antes de que se colocara en el pecho
de su madre, en silencio dije: “bienvenida Naroa, sepa usted que se la quiere”.
Naroa y
Sofía se abrazaron. Yo seguía a su lado cuando Teresa, que así se llamaba la
matrona, me invitó a situarme a su lado. Acepté la invitación y ella me explicó
la situación. Limpiamos la placenta, vi la bolsa donde había estado Naroa,
colocamos un par de puntos y desinfectamos.
Ya en
casa y en un cambio de pañal aproveché para hablar con ella:
Como le comenté al nacer, se la quiere. Si le
parece, el resto lo vamos viendo.
Tarde
de noviembre, 21. Decir que ellas espléndidas. Un placer a su lado estar.
Desde
la felicidad y el suave querer, informando para pedradas.
El próximo jueves, 13 de diciembre, si la
gripe me lo permite, será un buen día. Porque el escritor valenciano Rafael
Chirbes vendrá a la casa
de cultura a presentar su última novela, Crematorio. Chirbes
responderá las preguntas que le haga Hasier Etxeberria.
La novela es un retrato de la sociedad valenciana y mediterránea del siglo
XXI. Matías, líder revolucionario en su tiempo y
agricultor ecológico después, ha muerto. A lo largo de las 400
páginas del relato, pasan sus amigos y familiares: Rubén, el hermano constructor que se dedica a poner ladrillos y a hacer
dinero allá donde puede; Silvia, su hija, restauradora de arte
y casada con Juan, catedrático de literatura que ocupa su
tiempo en la elaboración de una biografía de un escritor bohemio. Mónica,
la joven mujer de Rubén, la mafia rusa, los puticlubs y más gente que hace el trabajo
sucio.
La obra es densa, apenas permite descansos porque el
escritor te lleva por donde quiere y hacia donde quiere.
Si este jueves estáis en Donostia, puede que os interesa esta cita a las 19:30
horas. El acto tendrá lugar en el salón de actos (entrada situada junto a la puerta
8 del Estadio Anoeta).
Le echáis la culpa a Iñaki
Murua, porque ha sido él quien me ha mandado contaros esta chapa.
Me cuesta decir azoka cuando escribo o hablo en castellano, pero también me
cuesta en euskara porque en Irun se dice feria
(feya). Después de cinco años sin pasar por allí, estuve en la pasada
edición de Durango. Entonces anduve feliz y contento. Este año, en cambio, no tenía cuerpo y me limité a circular
por el carril central y a mirar a ambos lados. Es decir, que compré muy poco.
Los baserritarras (campesinos
vascos) no suelen ir, normalmente, a comprar a las ferias (en mi casa al menos
no era así). Suelen ir a mirar, sobre todo, a saludar a los amigos,
a tomar el caldo o el almuerzo con los conocidos y amigos. Y fue eso lo que yo
hice el pasado jueves.
Puede que haya perdido punch, pero para lo bueno y para lo malo la
cultura vasca se ha modernizado. Y Durango es el rincón de la industria
más que de los artistas. Pero sin éstos, no hay industria cultural que valga. Y
sin compradores, el negocio se va a pique. Y a los compradores, consumidores,
lectores y demás fauna hay que formarla y cuidarla en el día a día. Y ésa es mi
especialidad: el menú del día (aunque de vez en cuando toca
ponerse el traje de los domingos).
¿Qué pide el pueblo? Me da que poco. Como suele decir el escritor y
columnista Pako Aristi, el nuestro es un pueblo de deportistas,
cocineros y empresarios. Además, como añade el de Urrestilla, cuándo ha viajado el lehendakari con
artistas vascos. Aunque me da que no iríais con él, Pako y compañía.
Con respecto a las opiniones que recogí ayer,
estoy más de acuerdo con lo manifestado en la revista Argia por Inazio
y Mendigreen
que por lo dicho por Arrese:
Durango debería ser la feria del euskara, plaza y punto de
encuentro donde también deberían tener sitio los otros idiomas
del territorio. Pero éstas no pueden ser las estrellas. Y pondré ejemplos.
El grupo EITB
ha sacado para estas navidades tres libros. El Cocidito de Vizcaíno, un libro sobre la memoria escrito por Mendia, Palenzuela
y Domínguez, amén del libro de poesía de Álvarez Solís.
Me resulta extraño que el ente publique un libro de poesía. Puede que sea porque
se hayan dado cuenta de que la poesía es un arma cargada de futuro, pero me da que
no, que la cuestión que persiguen es una buena venta, sin más.
Otro ejemplo más: la editorial Txalaparta había previsto vender 1100
ejemplares del libro "A las ocho en el Bule" de Xabier Silveira. Bueno, pues parece que se han
cumplido dichas previsiones.
Otra muestra más de la fuerza que tiene el castellano y la televisión. Lo
soltó un crío al ver a Álvarez Solís firmando libros:
"¡Ostras, el de Pásalo!".
Antes de acabar, le pediría a Radio
Euskadi que se corte un poco con el auto-bombo. Como sigan
así, terminaremos por odiar incluso a la gente que queremos.
Sin afán exhaustivo, he recogido por ahí diversas opiniones
sobre la Feria (no me sale
escribir ni decir Azoka). Para los que no sepáis de qué va esto, leeros su historia.
"Durango es la feria del libro vasco, entendiendo como tales los escritos en euskara o de tema vasco; aunque estén escritos
en castellano o en francés". Más
en euskara.
"No sé cuantos libros hay en otros idiomas en la Feria, pero la cosa es
que no se admiten discos en otros
idiomas (…), pero sí libros. ¿Desde cuándo y por qué?
¿Obligado por quién? (...) No veo necesaria otra feria, pero
la Feria de Durango debería ser verdaderamente en euskara".
Más
en euskara.
"En la Feria de Durango siempre ha habido libros en otros idiomas,
desde su nacimiento; (...) Creo que no sería bueno pedir otra feria para los de
euskara, ni tampoco expulsar los libros en otros idiomas; buscaría
una convivencia que no se da en la sociedad, donde el euskara tuviera una
verdadera preferencia". Más
en euskara.
"Pensareis que tiro piedras a mi tejado o que me he pasado tomando
infusiones de sectarina, pero ayer por la mañana tuve una sensación extraña
escribiendo dedicatorias en euskara -hasta donde llega mi pixka bat- en un
libro escrito en castellano... que tal vez le estaba robando espacio a
otros que tienen menos oportunidades a lo largo del año". Más aquí.
"El recuerdo del debate que se planteó en Catalunya con la
feria de Frankfurt (...) Sin dudar de que los catalanes que escriben
en castellano también son catalanes, la decisión de escoger escritores en
lengua catalana me pareció correcta como forma de manifestar la importancia de
la lengua como principal vehículo de identidad cultural. Desde esa perspectiva
y salvando las distancias, considero que la discriminación positiva
es necesaria para compensar la situación de debilidad, en este caso del
euskara, en nuestro caso del català. (...) Y aunque sea una medida
insuficiente, al igual que la celebración del día 8 de marzo no significa que
se supere la situación de discriminación hacia las mujeres, un día, una semana
de feria dedicada en exclusiva a la promoción del libro o disco en euskera no
va más allá de un toque de atención, pero más vale eso que
nada". Más
aquí.
"La primera vez que vine aquí fue hace 22 años cuando se presentó el
primer disco de Kortatu (…) El músico (…) aprovechó para pasar el día entero en
Durango y ver a ‘toda esa gente con la que durante el año sólo mantengo
contacto telefónico’. Quiso además proponer algo: ‘Una segunda Azoka
para antes del verano".
Bilgune Feminista
"En Euskal Herria vivimos bajo el discurso mentiroso de la igualdad.
Hoy en día, la mayoría de las aportaciones
que aparecen en los libros o en las revistas son de hombres. Eso no tiene
nada que ver con la falta de formación o de capacidad de las mujeres, sino con
la diferente valoración del trabajo". Más en euskara
aquí.
"Aunque todavía no haya cumplido los 30 años, puede que ande envejecida y
escéptica esta última temporada. Pero este
circo de la cultura vasca no me ha atraído mucho. Como entonces, cuando me
acerqué hace diez años, tampoco me atrajo demasiado. Veo mucha falsedad en los pasillos, pedantes,
cuatro caras conocidas y varias sonrisas bobaliconas. Desgraciadamente, entre
ellas, la mía. El imperio Elkar, puestos que no tienen que ver ni con libros ni
con discos (eso sí, había mecheros muy majos en ellos) y demasiada gente dada a
una compra compulsiva. Todo mezclado con un montón de papel lleno de propaganda.
Menudo paisaje". Más en euskara.