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2003/05/12 06:00:00 GMT+2

Trinidad Jiménez

Todos los analistas coinciden en que la batalla de Madrid marcará el destino político de las próximas elecciones municipales: si el PP conserva el Ayuntamiento de la capital -porque es de la alcaldía de lo que se habla, más que del Gobierno de la Comunidad Autónoma- se interpretará que ha superado la prueba; si la pierde, se entenderá que ha iniciado ya su irresistible declive. No me pregunten por qué hay que dar tan exagerada importancia al voto capitalino. El caso es que se la dan, y eso es lo que acaba contando.

Pues bien: resulta particularmente demoledor que el PSOE haya decidido meterse en esa batalla supuestamente tan crucial con semejantes armas, es decir, con semejante candidata, semejante imagen de marca y semejante (falta de) programa.

Trinidad Jiménez carece de aristas. Si el PSOE quería que su candidata no molestara a nadie, lo ha conseguido. Nadie podrá reprocharle parecer demasiado nada: ni demasiado de izquierdas, ni demasiado agresiva, ni demasiado crítica... Nadie podrá reprocharle, en suma, parecer nada.

Es -se presenta como- una perfecta nadería. No hay más que ver sus carteles electorales, centrados en una idea que ni siquiera es una idea, porque se queda en obviedad: es mujer. ¿Cómo discutírselo? Claro que es mujer; ya nos habíamos dado cuenta. Éramos conscientes de que, si sale elegida, será alcaldesa, y no alcalde. Sin duda. ¿Y qué? Ana Botella también es mujer. Y Margaret Thatcher. Y Luisa Fernanda Rudi. Incluso Isabel Tocino es mujer. ¿Qué tratan de dar a entender: que por ser mujer va a hacerlo mejor? Colin Powell es negro, y ahí lo tienen, actuando igualito que si perteneciera a la familia más blanca, republicana y protestante de Boston.

Es como si el PSOE aspirara a ganar esperando que el electorado haga las cuentas del paso del PP por la Casa de la Villa. Eso tendría sentido si fuera Álvarez del Manzano quien se presentara a la reelección. Frente a un personaje tan de charanga y pandereta como el tal Manzano, incluso Trinidad Jiménez podría valer. Pero el caso es que quien se presenta es Ruiz Gallardón, y Ruiz Gallardón tiene imagen de tipo listo, ajustado a los tiempos que corren y bien relacionado con el mundo de la cultureta madrileña, incluida la cuadra de Polanco. El ex presidente de la Comunidad, que no se chupa el dedo, ha colocado en su proximidad a Ana Botella, para asegurarse de que no pierde el voto más reaccionario de la capital, pero ha extendido después sus tentáculos en el resto de las direcciones.

Para vencer a Gallardón habría sido necesario que el PSOE presentara una candidatura sólida, capaz de denunciar sin concesiones el papel que ha jugado en Madrid el PP, incluido el propio Gallardón. Tendría que haber puesto en el centro del escenario las relaciones del aspirante a alcalde con gentuza como Fernández Tapia. O como Florentino Pérez. Debería haber evidenciado que, hechas las cuentas, es más lo que aproxima a Gallardón a Álvarez del Manzano que lo que les distancia, como él mismo se encarga de recordar constantemente.

La candidatura de Trinidad Jiménez es una especie de resumen de la oposición que ejerce el PSOE a todos los niveles: lo único que tiene a su favor es el PP.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (12 de mayo de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 29 de mayo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/05/12 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: 2003 diario psoe trinidad_jiménez madrid | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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