Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

1994/09/28 07:00:00 GMT+2

Todos los huevos en una cesta

Entre banqueros de muy alto copete, políticos de excelso postín, ejecutivos de rutilantes transnacionales y otros magnates (y mangantes), suman, según dicen, quince mil. Y están todos, como un solo hombre y muy pocas mujeres, concentrados ahora mismito en la capital del Reino de España, prestos a participar en una magna reunión conjunta del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Se han congregado para ver cómo continuar con su tarea. Su tarea -examinada a la luz de la experiencia del medio siglo que ya lleva- está clara. Sintéticamente, consiste en conseguir que los países ricos sean cada vez más ricos -así sea a costa de que los pobres se vuelvan cada vez más pobres-, y que en cada país concreto las cosas resulten, sobre poco más o menos, igual. A esto ellos lo llaman «ayuda al desarrollo».

Diferencias político-ideológicas al margen, a mí, la verdad, me parece que han cometido una gran, una terrible imprudencia. En cuanto me he enterado de que estos quince mil prebostes se han reunido en Madrid, me he echado a temblar. Y es que me he acordado de la canción de Boris Vian titulada La java des bombes atomiques. En ella el gran Boris cuenta cómo su tío, gran amante del bricolaje, logró fabricar en su taller casero una bomba atómica. Pero no estaba nada satisfecho. El problema que le traía a mal traer era que su bomba tenía un radio de acción de sólo tres metros y medio. Se devanaba los sesos estudiando cómo lograr que fuera una bomba importante. Pero, tras darle más y más vueltas, acabó llegando a una conclusión: la cosa no era que su bomba abarcara más terreno, sino que estallara en el sitio adecuado. Relata Vian cómo su tío, animado por esta terrible idea, se las arregló para congregar a los grandes jefes de Estado en su taller... Cuando los tuvo allí, zas, los voló a todos.

Vian escribió esa canción allá por los años 60, cuando su fantasía era irrealizable. Pero desde entonces las ciencias han avanzado que es una barbaridad. Y si a eso se suma el comercio de plutonio postsoviético, pues lo mismo no sería tan difícil que haya por ahí -o sea, por aquí- alguien paseándose con una bombita capaz de hacer saltar por los aires el nuevo y rutilante Palacio de Congresos de Madrid, como modo de vengarse en un abrir y cerrar de ojos de todo a la vez: del hambre y las dictaduras, de la deuda externa del Tercer Mundo, del Golfo, de Chiapas, de Ruanda, de Bosnia y de las pateras.

Son unos imprudentes. ¡Mira que poner tantos huevos en la misma cesta! Sólo nos queda confiar en que los de la hipotética bomba se den cuenta de que su acción sería una perfecta estupidez. Estos son sólo quince mil. Si desaparecieran, sería un drama, pero su tinglado seguiría tal cual. Hay muchos, muchísimos otros preparados para sustituirlos.

Javier Ortiz. El Mundo (28 de septiembre de 1994). Subido a "Desde Jamaica" el 1 de octubre de 2011.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1994/09/28 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: boris pobreza 1994 vian riqueza fmi el_mundo banco_mundial | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)