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2003/05/20 06:00:00 GMT+2

Tienda de campaña

Recibí a lo largo de ayer varios correos electrónicos cuyos autores cuestionaban la distinción entre sondeo y encuesta que había incluido por la mañana en mi apunte del Diario. Alguno me señaló que esa distinción no tiene curso legal en los actuales estudios del ramo. Así será, puesto que así me lo dicen quienes, por lo que me cuentan, tienen motivos para saberlo mucho mejor que yo. Eché mano de una vieja enseñanza recibida en mis prehistóricos estudios de periodismo, probablemente periclitada, si es que alguna vez fue válida. Mis disculpas para los expertos en la materia.

Pero, precisión terminológica aparte -que ya trataré de adquirir para el futuro-, la idea de fondo que quise transmitir, y en la que insisto, es que los medios de comunicación que están publicado prospecciones electorales encargadas por ellos mismos a unos u otros institutos demoscópicos no cuentan toda la verdad.

No cuentan, en primer lugar, que los datos que ofrecen al gran público camuflan a menudo la importancia de los márgenes de error que ofrecen los trabajos publicitados. Por poner un ejemplo muy llamativo: no es honesto decir que la alcaldía de tal ciudad está en el alero cuando lo cierto es que la parte de la muestra radicada en esa ciudad era de por sí pequeña y además se registró un un muy elevado porcentaje de indecisos. No parece correcto atribuir a la realidad los márgenes de indeterminación del propio estudio.

En segundo lugar, insisto en la importancia de la labor de cocina que se hace en estos trabajos, labor que a veces deforma más que afina. Tuve ya ocasión de explicar al término de las anteriores elecciones cómo cayó en mis manos un informe que incluía los datos brutos de un trabajo de campo que clavaba literalmente el resultado que dieron luego las urnas, datos que nunca vieron la luz en su estado puro porque fueron cocinados de tal modo para su presentación pública que resultaron lastimosamente malogrados.

Pero el punto que pretendía resaltar por encima de cualquier otro ayer, cuando escribí mi apunte del Diario, era el apuntado al tomar las urnas como metáfora de una gran escuesta. Decía que esa macroencuesta, en lo que se refiere a Euskadi, va a representar un fiasco total, porque nadie puede pretender que sea válido un estudio de opinión en el que a las personas concernidas no se les deja decir lo que realmente piensan. Algo tan sencillo como eso es lo que quise decir. Pero no sé: tal vez no sea tan sencillo.

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Distingamos, de todos modos, la sencillez de la simpleza. Ayer oí a dos comentaristas políticos que hablaban en televisión -CNN Plus, creo- sobre lo «apasionante» que está resultando esta campaña electoral y sobre el interés «del debate» que se está produciendo entre Aznar y Rodríguez Zapatero. ¿Apasionante? ¿Debate? Ambos deambulan de acá para allá polemizando sobre unas simplezas que son como para deprimir a una vaca. ¿Qué puede tener de apasionante discutir sobre si el atentado contra la Casa de España en Casablanca puede guardar alguna relación con la posición del Gobierno de Madrid ante la guerra de Irak? ¡Cielo santo, pero si cae por su propio peso! ¿De cuándo a aquí se discuten las evidencias? Aznar ha mandado a tomar viento «los tradicionales lazos de amistad de España con los países árabes» y no vale la pena perder ni dos minutos discutiendo semejante obviedad.

Item más: tómese el debate sobre la llamada «reforma de la reforma de la reforma» de la Ley de Extranjería. Igual de apasionante. El uno convierte la acentuación de la dureza de las leyes de inmigración en baza electoral y el otro le contesta criticando... su impericia, porque por lo visto fue incapaz de hacer la ley lo suficientemente dura desde su primera versión. Juro que he oído esta mañana la grabación de un mitin electoral de Aznar en el que el menda gritaba: «¡Queremos la España legal, no la España ilegal!». Profundo, a fe.

Las mercaderías que exhiben en sus tiendas -tiendas de campaña habrá que llamarlas, también por lo improvisadas y por lo efímeras- son de bajísima calidad. De quejarse a la OCU. Todavía estoy preguntándome adónde cree que va Llamazares informando a los cuatro vientos de que los votos que reciba IU se los regalará al PSOE al día siguiente, para que haga con ellos lo que los Zapateros y demás Rubalcabas crean conveniente. ¿No se dará cuenta de que está invitando a los electores a ahorrarse el recorrido y votar directamente al PSOE? ¡Pero, hombre: di por lo menos que les pondrás algunas condiciones!

Jopé, qué nivel. Apasionante, sí.

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Nota de régimen interno.- Puede que, por razón del mal estado de salud de un familiar, tenga dificultades alguno de estos días para actualizar esta página en la forma acostumbrada. De ser así, sépase que se debe a causas momentáneas y, desde luego, del todo ajenas a mi voluntad.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (20 de mayo de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 16 de junio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/05/20 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: elecciones sondeo diario 2003 zapatero euskal_herria aznar euskadi | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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