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2000/07/31 06:00:00 GMT+2

Rifles con ruedas

Entre hoy y mañana, millones de personas se pondrán en marcha por las carreteras españolas para dirigirse a sus puntos de veraneo. La DGT pretende que este año las víctimas serán menos, porque mucha gente ya se marchó durante el pasado fin de semana, y el resto se dividirá entre hoy y mañana.

El argumento me vale para los atascos, pero no para las víctimas: la cifra será probablemente similar, sólo que dividida entre varios días.

Allá por 1985, un amigo, que es profesor de sociología y economista, me expuso una fórmula que permitía predecir con muy estrecho margen de error la cifra anual de muertos en la carretera. No recuerdo en qué consistía la cosa. Me acuerdo, eso sí, de que el dato clave era el del parque de automóviles. Tantos coches en circulación, tantos muertos al cabo del año. La fórmula -me explicó- no era aplicable a un fin de semana, porque las circunstancias podían variar (en particular las meteorológicas y las de calendario laboral), pero sí a un periodo amplio, como es el año. Me dijo que las autoridades conocían perfectamente la fórmula, y que la aplicaban para hacer ese cálculo, pero que no lo aireaban, para no evidenciar la práctica inutilidad de las campañas publicitarias en demanda de prudencia. Supongo que el sistema de cálculo habrá variado algo, porque de entonces a aquí la seguridad y la fortaleza de los coches ha aumentado, pero estoy seguro de que continuará siendo posible realizar esa predicción agorera, y que se seguirá haciendo.

Los medios de comunicación y las autoridades volverán a utilizar la misma trampa para disfrazar la esencia del problema: dirán que algunos accidentes han sido resultado de  "fallos humanos" y otros de "fallos mecánicos". Valiente bobada. Para empezar -ni sé ya las veces que lo he dicho-, los fallos mecánicos no existen: las máquinas no se equivocan. Equivocarse es una facultad exclusivamente humana. Si una máquina no funciona como debería es o porque fue mal concebida, o porque está mal mantenida, o porque no ha sido jubilada a tiempo. Cualquiera de esas posibilidades es responsabilidad de los humanos encargados de las máquinas, no de las propias máquinas. Así que todos los accidentes se producen por fallos humanos. Pero es que -segundo argumento- los humanos nos caracterizamos por cometer errores. Los cometemos sin parar. Nos distraemos, tenemos sueño, nos cabreamos, somos competitivos... Es como en el cuento de la rana y la víbora: está en nuestra naturaleza.

La cuestión de fondo que las autoridades no quieren encarar -y la inmensa mayoría de nosotros tampoco- es que el transporte por automóvil es esencial, intrínseca, inevitablemente peligroso, porque pone en manos de individuos ineludiblemente falibles un arma fácilmente mortal.

Viene a ser como lo de las armas de fuego en los EE.UU. Tú puedes pretender que permites su venta libre en el entendimiento de que quienes las compran van a hacer un uso sensato de ellas, pero la realidad es que cada año, impepinablemente, hay mucha gente que las utiliza mal. La Asociación del Rifle se niega a admitirlo. Y los ciudadanos occidentales nos negamos a admitir que llenar las carreteras de coches es un modo de propiciar el homicidio involuntario en masa.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (31 de julio de 2000). Subido a "Desde Jamaica" el 1 de noviembre de 2016.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2000/07/31 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: 2000 armas muerte diario tráfico | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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