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2000/07/12 07:00:00 GMT+2

Qué sociedad tan absurda

Tengo crecientes dificultades para comprender esta sociedad en la que me ha tocado vivir. Se comporta de un modo disparatado.

Les pondré un par de ejemplos de la reciente actualidad.

Primero: Pamplona, lunes, 10 de julio. 7:57 de la mañana. Varios cientos de jóvenes y de menos jóvenes empiezan por cantar una plegaria en la que ruegan a San Fermín que les otorgue su bendición a la hora de jugarse la vida, cosa que van a hacer acto seguido porque les da la gana, por puro juego. ¿Cómo puede ser que la Iglesia católica, tan defensora de la vida, incluso como proyecto perifrástico -el nasciturus, que le dicen-, no desautorice el uso del nombre de uno de los suyos para adornar ese atavismo cercano del suicidio (o de la eutanasia) en masa? Misterio.

A continuación, veo un amplio despliegue de la Cruz Roja y otros cuerpos sanitarios preparados para atender a esa nutrida banda de locos, por si su juego suicida les sale mal. Y a un denso contingente policial que, lejos de intervenir para impedir que el dislate se lleve finalmente a efecto, lo protege. ¿Quién retribuye a toda esa grey uniformada? ¿El erario? ¿Los impuestos? Lo que me faltaba por ver: ¡una tentativa de suicidio colectivo subvencionada!

La tentativa se vio colmada: los bichos arremetieron a mansalva contra los locos y cornearon a tres de ellos. ¿Creían ustedes que está prohibido jugar a la ruleta rusa? En esta modalidad, no. La protegen con médicos, con policías y... hasta con santos.

Segundo ejemplo: accidente de tránsito en Golmayo (Soria) entre un autobús y un camión. Mueren 28 personas. Conmoción nacional. O estatal, si se considera el alto número de autoridades centrales y autonómicas que acudieron a los funerales. Enorme despliegue informativo: televisión, prensa y radio, por más que no hubiera gran cosa de la que informar.

Me quedo perplejo. El pasado año hubo más de 6.000 muertos en las carreteras de España. O sea, más de cien muertos por semana. Casi ninguno mereció la atención de nadie, salvando la de sus más allegados. Ni ministros, ni obispos, ni televisiones, ni radios. En la prensa, apenas unas líneas en la columna de breves, como mucho, y asunto despachado.

Conclusión: para que la muerte en masa cause gran conmoción social en nuestro país, las víctimas deben poner mucho cuidado... ¡en no morir desperdigadas!

Qué sociedad más absurda, qué carencia de raciocinio, qué culto al espectáculo más huero, qué gusto por la sensiblería, qué ausencia de verdadera sensibilidad.

Qué vacío.

«Pues si no te gusta este país, vete», me dicen algunos.

Ya lo he pensado.

Pero lo peor es que los demás están por el estilo. O peor todavía.

Javier Ortiz. El Mundo (12 de julio de 2000). Subido a "Desde Jamaica" el 9 de julio de  2011.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2000/07/12 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: el_mundo pamplona muerte tráfico soria sanfermines 2000 preantología toros navarra | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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