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1993/10/13 07:00:00 GMT+2

¡Pero qué gracia tiene este Felipe!

Tal vez algunos de ustedes se muestren reticentes hacia esta tesis mía. Da igual. No me importa que se extienda aún más mi impopularidad, si con ello consigo colaborar a que, como diría el otro, la verdad resplandezca. Yo sostengo que Felipe González es un señor muy gracioso.

El también lo cree. De hecho, es de sobra conocida esa risita suya, frecuentemente descrita como «de conejo» (por razones que se me escapan, porque nunca he visto un conejo que se riera), que él emite cuando piensa que ha dicho algo ingenioso. Por ejemplo, suelta en una entrevista: «Mire usted, yo soy el presidente del Gobierno y pienso seguir actuando como presidente del Gobierno», y acto seguido luce su risita, convencido de que acaba de formular una ironía de lo más ocurrente, que revela su elevada talla de estadista y demuestra por qué líderes de tan fina inteligencia como Kohl, Reagan, Yeltsin y Major, esos Einstein de la política, lo distinguen con su amistad y se hacen fotos a su lado.

Sin embargo, a mí esas muestras de presunto ingenio no me hacen ninguna gracia. Cuando González consigue hacerme reír es en otras ocasiones. Por ejemplo: se da un garbeo por Bosnia, habla con los cascos azules y les suelta con aire grave y solemne:

«Hemos venido a Bosnia sin ningún interés mezquino. Aquí no buscamos influencia, ni mucho menos petróleo. Nuestro único interés es la paz». ¡Ese sí que es un chiste genial! ¿Verdad que resulta la mar de gracioso que admita ahora que la Guerra del Golfo fue por intereses mezquinos, por petróleo? No traten de negármelo: González es un virtuoso del sarcasmo, un auténtico orfebre de la burla.

Yerran quienes lo comparan con Cantinflas. De buscar parangón a su humor, la referencia adecuada sería Joseph Francis Buster Keaton. En un aspecto único, pero decisivo: es tanto más gracioso cuanto más serio se muestra. Verbi gratia: ¿no estuvo sublime en aquel debate electoral con Aznar, cuando le señaló con el dedo y le conminó: «¡Atrévase a reconocer que ustedes bajarían las pensiones!», sabiendo que era él quien iba a bajarlas en cuanto pudiera? ¡Qué gag! ¿Y cuando afirmó que la recuperación económica llegaría en el segundo semestre de 1993? ¡De partirse! ¿Y cuando sostuvo, elevando el calibre de sus coñas en un impagable afán de superación, que su prioridad absoluta es la lucha contra el paro? ¡Genial! ¿Y la del domingo pasado, cuando, sin dejar de aferrarse a la silla, acusó a sus adversarios de ser inmovilistas? ¡Puro dadaísmo!

Seguro que hay algún cenizo que piensa que maldita la gracia que tienen todas estas tomaduras de pelo. Por fortuna, son millones los que piensan lo contrario y siguen riendo a González todas sus gracias.

No les quepa la menor duda: es un gran cómico. Tanto lo es que, de continuar así, ya verán como acaba matándonos a todos de risa.

Javier Ortiz. El Mundo (13 de octubre de 1993). Subido a "Desde Jamaica" el 16 de octubre de 2010.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1993/10/13 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: 1993 el_mundo bosnia felipe_gonzález yugoslavia balcanes | Permalink | Comentarios (1) | Referencias (0)

Comentarios

Efectivamente. Puñetera la gracia que tiene el "Señor X"

Escrito por: miren.2010/10/16 18:27:55.614000 GMT+2

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