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1998/03/11 07:00:00 GMT+1

Nuestro entorno

Ahora, la medida de todas las cosas son «los países de nuestro entorno»: está bien lo que se hace «en los países de nuestro entorno», y mal lo que no se lleva en «los países de nuestro entorno». ¿Cuáles son «los países de nuestro entorno»? Nuestro entorno, pobres peninsulares, es mayormente marítimo. ¿Se trata de Portugal? Qué va. En la jerga actual, «nuestro entorno» va de Francia para arriba.

Hace unos años asistimos a una encendida polémica en la que «los países de nuestro entorno» cumplieron un importante papel de arma arrojadiza. ¿Cómo se hubiera desarrollado en «los países de nuestro entorno» un episodio del tipo del de los GAL? Hubo teorías para todos los gustos. Los unos decían que algo así hubiera sido imposible en cualquier país «de nuestro entorno». Los otros, que el hecho en sí hubiera podido darse en cualquiera de ellos, pero que, de descubrirse, habría producido una larga cadena de dimisiones, si es que no de suicidios. Otros, que los tribunales de los países tales habrían hecho una verdadera escabechina en el partido culpable del desmán, obligándolo a una regeneración a prueba de Almunias. En fin, algunos más, casi todos vinculados -por pura casualidad, sin duda- a los presuntos autores de la cosa, sostenían que lo de los GAL era poco menos que una prueba de modernidad y de adecuación a los criterios de Maastricht.

Lo cierto es que el asunto estaba rematadamente -si se me permite la expresión- mal planteado, porque «los países de nuestro entorno» no constituyen una entidad única y homogénea. Cada uno tiene sus tradiciones y sus bichas. Los hay que se toman con total indiferencia que el Estado mate a escondidas, pero no aguantan que una ministra pague un paquete de compresas con la tarjeta de crédito oficial, y los hay que todo lo contrario. Lo mismo puede decirse de la también mal llamada «corrupción política», es decir, de la corrupción de los políticos. No sólo en cada país la encajan a su modo, sino que incluso varían las reacciones, dentro del mismo país, según en qué momento se le coge. Lo acabamos de ver en Francia, con el que fuera brazo derecho de François Mitterrand, Roland Dumas, que ha sido pillado en un affaire con miles de millones de por medio. Hace unos años, habría sido crucificado. Ahora, Le Figaro le hace una entrevista displicentemente exculpatoria y el presidente Chirac lo recibe como si fuera una honorabilísima persona. Ya ven ustedes cómo se las gastan en «nuestro entorno»: otras joyas.

Los dirigentes de «los países de nuestro entorno» acaban de decidir que González es un tipo estupendo para representar a «la comunidad internacional» en el conflicto de Kosovo. Claro que sí; por qué no. No se engañan. Los Kohl, los Chirac, los Blair, los Clinton, saben cómo es: de su estilo. Nadie llega a la cumbre de la política con remilgos. Si González los tuviera -descabellada hipótesis- no confiarían en él ni por un segundo.

Javier Ortiz. El Mundo (11 de marzo de 1998). Subido a "Desde Jamaica" el 12 de marzo de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1998/03/11 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: usa el_mundo portugal kosovo 1998 felipe_gonzález preantología alemania francia reino_unido | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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