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1994/06/23 07:00:00 GMT+2

Los obispos y el respeto

Se celebra, como cada año, el Día del Orgullo Gay. Y el episcopado aprovecha para arremeter contra las llamadas «uniones de hecho».

Respeto a las personas de todas las creencias. No siempre tengo el mismo respeto por las creencias, pero sí, invariablemente, por las personas, cuando no me dan motivo alguno para dudar de la nobleza de su fe. Respeto igualmente todas las opciones personales, siempre que sean libres y no perjudiquen a nadie. A cambio, no acepto a quienes descalifican las opciones de los demás en función de las suyas.

¿Por qué arremete el episcopado contra las llamadas «uniones de hecho»? Desde el punto de vista católico, tanto debería darles a los obispos quienes se casan por lo civil como quienes se «arrejuntan». No resulta tampoco demasiado congruente que el episcopado se lance a hacer apología exclusivista de los matrimonios heterosexuales, asegurando que son «la única (sic) base sólida de una sociedad sana». Supone afirmar que el sacerdocio católico, que obliga al celibato, es un verdadero atentado contra las bases sanitarias de la sociedad.

Nos hace falta una intensiva educación en la tolerancia, de la que debe deducirse una urgente redefinición de nuestros tópicos clasificatorios. ¿En qué consiste ser homosexual o heterosexual? Convendría plantearlo de otro modo, rechazando agrupar a las personas en virtud de su presunta atracción sexual masiva por «las» mujeres o por «los» hombres. A nadie sensato le gusta todo un género. Se siente atracción hacia ésta o hacia aquel, en concreto.

Los obispos y yo tenemos dos acuerdos y una divergencia. Como a ellos, a mí tampoco me gusta que se legalicen las uniones «de hecho» y los matrimonios entre personas del mismo género. Pero, a diferencia de ellos, yo hago extensivo mi rechazo a toda forma de legalización de las uniones amorosas. No veo que haya que conceder a los jueces el derecho a meter sus narices en la cama de los demás.

Pero -y ésa es mi discrepancia mayor- yo respeto lo que deciden los demás. Y quien quiera casarse, que se case. Con quien quiera. O que se meta cura. O que haga voto de castidad. Allá él. O ella.

Javier Ortiz. El Mundo (23 de junio de 1994). Subido a "Desde Jamaica" el 26 de junio de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1994/06/23 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: homofobia 1994 homosexualidad iglesia ddhh el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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