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1994/01/29 07:00:00 GMT+1

Los nuevos sindicalistas

A este país le han salido en las últimas semanas un montón de nuevos teóricos del sindicalismo. Algunos de ellos, a decir verdad, sorprendentes. Por ejemplo, Leopoldo Calvo-Sotelo. Don Leopoldo abandonó el otro día su tenaz ostracismo e irrumpió en el escenario patrio para afirmar que la huelga general es un método de lucha obsoleto y anacrónico, del todo inadecuado para sindicatos modernos y comme il faut.

Nadie en su sano juicio podría negar a don Leopoldo Calvo-Sotelo autoridad en materia de antiguallas. Si él dice de algo que está pasado de moda, es que lo está. Lo mismo que si sostuviera que Fulano es un engolado de tomo y lomo, o que Mengano es un marmolillo, o que Perengano es muy capaz de hundir el partido que dirige. Hemos de ir acostumbrándonos a ser modestos y a reconocer a cada quien sus méritos: don Leopoldo es todo un experto en estas materias, y sería pura necedad negárselo.

Me asaltan más dudas, empero, sobre la experiencia que pueda tener nuestro hombre en el campo de la lucha sindical. No digo que no la tenga, porque la biografía del señor Calvo-Sotelo ha mostrado tal propensión hacia lo sombrío y gris que lo mismo fue un gran dirigente obrero juvenil -como don Xabier Arzalluz, célebre cura obrero- y encabezó feroces huelgas mineras en Lugo -donde me consta que le gusta veranear- y yo ni me enteré. No me extrañaría lo más mínimo.

Sea como sea, e informado ya de que el señor Calvo-Sotelo -al que a partir de ahora llamaré sin falta «compañero Leopoldo»- estaba impaciente por revolucionar el sindicalismo con aportaciones joviales e imaginativas, me dispuse a considerarlas. Gran decepción: el compañero Leopoldo dijo eso, que las huelgas generales son un método «obsoleto», e ipso facto regresó a su hondo ostracismo (término cuya etimología, cuando se aplica a su persona, no tiene que ver con el sufragio ateniense, sino con la alegría vital de las ostras).

Pues bien: lo del compañero Leopoldo ha hecho escuela. En estos últimos días la teoría sindical se ha puesto de moda, y personas de toda suerte y condición -sobre todo políticos y periodistas- se han dedicado a perorar sobre lo inadecuadas que son hic et nunc las huelgas en general, y las huelgas generales en concreto. Y todos han coincidido en dos cosas: en aludir a las huelgas con el mismo adjetivo cursi y grimoso («están obsoletas»)... y en no acabar de definir qué otros métodos de lucha sindical serían más eficaces que las huelgas.

Por mi parte, y como tampoco tengo nada mejor que sugerir a los sindicatos, renuncio a recomendarles que se dejen de huelgas. Comprendo que el compañero Leopoldo y los otros son gentes revolucionarias, fieles a la máxima de Mao: «Antes de construir hay que destruir». Yo soy más conservador. Pero no pasa nada: es bueno que el sindicalismo tenga también su ala derecha.

Javier Ortiz. El Mundo (29 de enero de 1994). Subido a "Desde Jamaica" el 14 de enero de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1994/01/29 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: 1994 huelga arzalluz calvo_sotelo sindicalismo el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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