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2005/02/03 06:00:00 GMT+1

La otra elección

Hoy se inicia la campaña electoral que culminará con el referéndum por el que se aprobará o rechazará el Tratado que establece una Constitución Europea.

No creo que sea necesario insistir en lo muy insatisfactorio que me parece ese Tratado. Ya lo he hecho otras veces. He explicado que, para empezar, es falso que se trate de una verdadera Constitución, que tiene todos los caracteres -y los inconvenientes, por ende- de una carta otorgada, que presenta una relación de derechos ciudadanos muy incompleta y que pone graves trabas al desarrollo de una Unión Europea digna de ese nombre. El mero hecho de que los actuales gobernantes de Washington vean con buenos ojos ese Tratado dice ya no poco sobre él: si realmente sirviera de armazón a una Europa independiente, lo rechazarían.

La propia campaña institucional de cara al referéndum es de auténtica vergüenza. So capa de favorecer la participación, se hace propaganda descarada a favor del «Sí». (Aunque reconozco que, por lo menos en lo que a mí se refiere, ver a Luis del Olmo, a Butragueño y a otros semejantes defendiendo el voto afirmativo me parece una eficaz propaganda a favor del «No».)

Convencido de la conveniencia de rechazar ese proyecto, el único dilema que se me presenta es el de qué vía seguir para mejor manifestar mi posición.

Es posible que el voto negativo -alternativa propugnada por un cierto número de fuerzas de izquierda- sea el que confiera una traducción más clara y visible al rechazo, en tanto que la abstención militante corra el riesgo de diluirse en la marea de la abstención motivada por la indiferencia y la despolitización. En ese sentido, el voto «No» parece preferible.

Pero hay otro aspecto que me parece digno de consideración. Responder «No» a una pregunta es aceptar la pregunta. Participar en una votación es aceptar su fundamento. Y éste es un referéndum que me parece tramposo incluso en su propia concepción. No creo que les importe realmente la opinión ciudadana. Aspiran sólo a legitimar en las urnas el apaño que han hecho por las alturas. Votar «No» es admitir de antemano el resultado. Es decir, avenirse al «Sí», en el caso -más que probable- de que triunfe. Un elevado grado de abstención, con independencia de las razones que la motive, dará cuenta de la incapacidad de los dirigentes europeos para ilusionar a la población en sus tejemanejes.

No hago propaganda de nada. Tampoco quisiera criticar la campaña de los que propugnan el «No». Que cada cual obre conforme mejor le parezca. Yo me limito a abrir alguna vía complementaria de reflexión.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (3 de febrero de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 25 de noviembre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/02/03 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: apuntes 2005 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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