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2003/03/24 06:00:00 GMT+1

La interpretación de los sueños

Contaba anteayer el padre de un amigo -hombre no sólo lúcido y culto, sino también presto a salir a la calle, si hace falta- que se había topado en medio de la manifestación del viernes con un chaval anonadado por la violencia de la intervención policial, de la que por lo visto se había llevado una parte. Se puso a hablar con él. El crío se quejaba de lo mal que está todo y de la falta de alternativas. Él trataba de hacerle ver que oponerse es ya un principio de alternativa. Hasta que el chaval le dijo: «Bueno, sí que hay una alternativa. ¿Sabes quién puede arreglar esto? ¡El Rey! ¡Porque es español!».

Perplejo tanto ante la solución personificada como ante el razonamiento, el padre de mi amigo, hombre paciente, se puso a explicar al chaval que eso de ser español es una mera circunstancia que no añade ni quita ni un gramo de espíritu crítico ni de presencia ética ante la realidad. «No sé si se quedaría con algo», terminó, con una sonrisa.

Yo tampoco lo sé. No sé si los miles y miles de jóvenes -y no tan jóvenes- que están saliendo estos días a la calle con tanta fuerza como rabia en tantas y tantas ciudades aprenderán algo de la experiencia que están viviendo. Y si eso valdrá para algo. No sé si estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo movimiento social a escala internacional o si todo esto no es más que un mero accidente de recorrido, y que dentro de nada la mierda global volverá a taparlo todo con su manto de mediocridad y telebasura.

Es muy difícil -si es que no imposible- descifrar la hondura y la trascendencia de los hechos del presente. Lo ha sido siempre. Lee uno ahora cómo interpretaban lo que tenían delante de las narices nuestros más preclaros predecesores, desde los que se lanzaron al asalto de La Bastilla hasta los que derribaron el Muro de Berlín, y se da cuenta que, destellos de genialidad al margen, ninguno acertó a predecir las repercusiones finales de los movimientos en curso. Ni siquiera cuando se suponía que ellos mismos los dirigían. Ha habido sucesos de enorme aparatosidad que luego se han quedado en nada, y otros aparentemente menores que acabaron teniendo una importancia decisiva. Del mismo modo, aquello que tenía todas las trazas de apuntar en cierta dirección se volvió finalmente en la contraria, o en una tercera, sin relación alguna con las que parecían estar en liza.

Admito mi perplejidad. Y me doy cuenta de cuan fácil es que los sueños se metan de por medio e interfieran en la frialdad del análisis: ¡quisiera uno tanto que estuviéramos en el inicio de una nueva era de crisis y resistencias!

De modo que no sé nada.

Miento. Sé una cosa. Sé que apenas anteayer no había prácticamente nada que interpretar. Ahora, por lo menos, suceden cosas. Eppure si muove!

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (24 de marzo de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 8 de marzo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/03/24 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: 2003 diario violencia manifestación aznarismo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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