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1994/01/26 07:00:00 GMT+1

La huelga va a ser útil

Guardo fiel en la memoria la imagen, vista en el No-Do a comienzos de los 60: el general Charles de Gaulle en el balcón; abajo, una ingente multitud de franceses y pied-noirs -un millón, dijeron- gritando a voz en cuello «Algérie, française!, Algérie, française!», reclamando que Argelia siguiera unida a la metrópoli, y el presidente de Francia que se dirige a ellos y les lanza un rotundo y solemnísimo «Je vous ai compris!» (¡Os he entendido!). Fue el delirio: ¡el general estaba de su parte!

Unos pocos meses más tarde, Charles de Gaulle inició en Evián conversaciones con los líderes del FLN argelino. Tras de lo cual, Argelia accedió a la independencia.

Yo era a la sazón un crío, pero el suceso me marcó: descubrí que los gobernantes, incluidos los de los Estados democráticos, tienen una fantástica capacidad para faltar a la palabra dada y para mentir con el mayor de los desparpajos.

Me fue inevitable recordar este episodio en la tarde del pasado 6 de junio, cuando Felipe González, recién informado de su victoria electoral, anunció urbi et orbi, casi con las mismas palabras que De Gaulle en Argel: «¡He entendido el mensaje!». Pensé para mí: «¿Qué Evián nos tendrá reservado éste?». Ahora ya sabemos que su Evián era doble: por un lado iba a pactar con Miquel Roca, y por otro -o por el mismo, según se mire- con Aznar.

Créanme, que es la voz de la experiencia la que escribe por mi pluma: jamás se tomen en serio las promesas de los gobernantes. No es forzoso que sean mentira, pero lo son con pasmosa frecuencia.

Ahora el Gobierno dice y repite que, ocurra lo que ocurra con la huelga general de mañana, no variará su política ni un ápice. Si solamente lo hubiera afirmado un ministro, o si lo hubiera dicho de pasada, pensaría que tal vez fuera cierto. Pero lo han dicho tantos y tantas veces que sólo puede ser mentira. Si se creen obligados a aparentar tanta firmeza -di de qué presumes y te diré de qué careces-, es que se sienten débiles. Escucho a muchos que argumentan que la huelga no va a servir para nada «porque ya el Gobierno ha dicho que no la tendrá en cuenta». Mi tesis es la contraria: dado que el Gobierno insiste en esa idea, es que está asustado.

González está asustado. Pero no sólo. También se siente cansado, desanimado, harto y triste. No se habla con casi nadie, considera que está rodeado de incompetentes e intrigantes -lo cual es una gran verdad- y se sabe rehén de CiU, obligado a hacer una política en la que no cree. Sólo le falta que, con las elecciones europeas a un tiro de piedra y con el partido hecho una jaula de grillos, una buena huelga general erosione aún más su ya menguada base social.

Les doy cita para el día después de la huelga. Si González pretende que el paro ha sido un fracaso y que a él no le ha afectado, es que la legislatura va a ser cortísima.

Javier Ortiz. El Mundo (26 de enero de 1994). Subido a "Desde Jamaica" el 26 de enero de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1994/01/26 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: preantología 1994 felipismo francia huelga argelia de_gaulle el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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