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2005/04/24 06:00:00 GMT+2

La dictadura del relativismo

En el discurso cumbre de su campaña electoral al Papado, Joseph Ratzinger, ahora Benedictus XVI -le hago la gracia del latín, porque me cae bien (el latín)-, lanzó una diatriba muy curiosa, en la que arremetió contra lo que llamó «la dictadura del relativismo».

En realidad la emprendió contra muchas más doctrinas que él pintó como altamente peligrosas para el orbe presente. Citó, entre otras, el marxismo y el colectivismo. (Me pregunto de dónde se habrá sacado el nuevo Papa que el marxismo y el colectivismo tienen mucho peso en el mundo de hoy. Para mí que a este hombre le pasa lo que algunos nos reprochan a otros: que se quedó anclado en los sesenta.)

En todo caso, la más curiosa de sus condenas es la que dirigió contra «la dictadura del relativismo».

Se trata de un enunciado conceptualmente imposible. Es -volvamos a los latines- una pura contradictio in terminis. Por las mismas podía haberse metido con el dogma del antidogmatismo. O con la dictadura de la libertad. O con la oligarquía democrática.

Quienes nos sentimos espontáneamente inclinados hacia el relativismo tendemos a considerar que no conviene considerar las ideas y los comportamientos de los humanos conforme a un patrón universal único. Muchos fenómenos que a algunos nos resultan extravagantes, o incluso aberrantes, se explican -aunque no se justifiquen- a partir de su vinculación con tradiciones culturales que nos son ajenas.

De ahí, por ejemplo, que muchos muestren un cierto grado de tolerancia con respecto a las prácticas imperantes en la estructura de poder del Vaticano, que, dada su neta oposición a la igualdad entre los sexos, a las libertades de expresión, de asociación y de culto, al sufragio universal, et cætera, no pueden por menos que ser tenidas por radicalmente opuestas a los principios teóricos que asientan las sociedades civilizadas modernas.

Benedictus XVI debería sentirse muy agradecido al relativismo imperante, gracias al cual el Estado que él encabeza se viene librando del repudio general de los demócratas.

Es cierto, de cualquier forma, que, como todo en este mundo, el relativismo también puede ser excesivo. He visto que hay opinantes supuestamente progresistas que relativizan las inclinaciones ultras del nuevo Romano Pontífice y dicen que no hay que descartar que cambie de orientación. Se apoyan en argumentos tan vaporosos como que es un hombre de temperamento modesto, tirando a cordial y poco dado al oropel. ¡Pues no habrá habido dictadores así! Son perfectamente capaces de saludarte con una mano mientras con la otra firman tu sentencia al Averno.

Lo cual me trae al recuerdo otra curiosidad digna de mención: el Vaticano sigue sin declarase incompatible con la pena de muerte.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (24 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/24 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: benedicto_xvi iglesia vaticano apuntes 2005 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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