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1999/11/20 07:00:00 GMT+1

Hacienda son ellos

Jamás he leído a ningún columnista que se meta con la Agencia Tributaria. Se ve que temen que el Fisco los ponga en su lista negra, en plan vengativo.

Yo no. En primer lugar, porque figuro en tantas listas negras que una más, total, me da ya lo mismo. En segundo término, porque no me importa tampoco que repasen mis ingresos cuanto les dé la gana.

Lo cual no lo digo por chulería, sino sinceramente: quiero tributar todo lo que me corresponda. Por una razón harto simple: sé que hay viejos que necesitan cobrar sus pensiones, y enfermos que deben ser atendidos en los hospitales, y niños que conviene que vayan a la escuela, y trenes y carreteras que hace falta construir... En fin, que hay muchas necesidades y, si los que ganamos un sueldo digno no nos retratamos, pues de qué.

Me pone de los nervios la gente que saca un pastón y hace trampa. Que no me vengan con el rollo de que el Estado emplea mal lo que recauda. Lo que ellos dejan de pagar no se detrae de lo que el Estado despilfarra -del avión espía ése de Defensa, por ejemplo: 6.000 millones tirados a la basura, tiene narices-: se prorratea.

Sentado lo cual, voy a despotricar contra esa Agencia Tributaria que tan bien le viene a Josep Lluís Núñez y tan mal a mí.

Va la Agencia de marras y me presenta en mayo una propuesta de liquidación provisional (una paralela, que le dicen) por importe de la tira. Consigna que, si no estoy conforme, he de aportar pruebas. Respondo que cómo se puede demostrar que uno no ha cobrado lo que no ha cobrado. Le da igual. Tengo que averiguar por mi cuenta de dónde se ha sacado el disparate. Presento las pruebas. Silencio. En septiembre me manda otro papel: afirma que, como no he alegado nada (!), tengo que pagar, además, un recargo.

Contraataco, ya muy cabreado. Respuesta surrealista: es que la oficina de la Agencia que me corresponde ha cambiado de sede y se le han extraviado muchos papeles. ¡Magnífico! Decisión final, después de casi siete meses: «Se (sic) aprecia manifiesto error en el acto administrativo». Ah, pues qué bien. Y el tiempo perdido, y el susto que me han dado, ¿de dónde lo deduzco? ¿Lo paga Se?

No habría escrito sobre esta experiencia malhadada mía si no fuera porque, a fuerza de dar la vara a todo quisque con ella, me he enterado de que los marrones de este tipo son muy frecuentes.

Hacienda es el único órgano de la Administración autorizado a invertir la carga de la prueba: no tiene que demostrar que tú has hecho algo mal; eres tú el que debes probar que has obrado bien.

Es perfectamente antijurídico. Y odioso. Rematadamente odioso.

Javier Ortiz. El Mundo (20 de noviembre de 1999). Subido a "Desde Jamaica" el 29 de noviembre de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1999/11/20 07:00:00 GMT+1
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