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2001/06/10 06:00:00 GMT+2

Fútbol es fútbol

Según uno de los infinitos principios de Peter, «todo lo que es susceptible de corromperse acaba corrompiéndose».

¿Acaba? O empieza.

Hace tiempo que el fútbol profesional lo ha tenido todo a su favor para nadar en mares de corrupción.

¿Alguien cree que es casual el altísimo porcentaje de empresarios que llegan al fútbol procedentes del ramo de la construcción? Desde hace ya la intemerata, la construcción ha sido el paraíso del dinero fácil, de los pagos y los cobros en negro, de las comisiones ilegales y del papeleo falso. Si los buitres de la construcción se han visto atraídos por el fútbol, es porque el gremio del balón les ha venido permitiendo alcanzar gran notoriedad gracias al despliegue intensivo de ese género de habilidades.

Pero una cosa es dar por hecho que el fútbol español de elite está corrompido –básicamente porque con esa gente al frente no podría no estarlo– y otra, muy distinta, contar con los medios para demostrarlo. Mientras los estafadores se cubrieran mutuamente las vergüenzas, era muy difícil romper su ley del silencio.

Ha sido necesario que sus intereses respectivos entraran en grave conflicto para que la realidad soterrada empezara a aflorar a la superficie. Ha llegado el final de la Liga, algunos han visto que las malas artes de otros hacían peligrar su puesto en la Primera División, o sus posibilidades de ascender a la esa categoría de privilegio –«de Honor», la llaman, los muy caraduras–, y han optado por romper la baraja. El asunto de los pasaportes falsos es sólo una muestra de lo que esa gente es capaz de hacer. Y la actitud cómplice de la Federación Española de Fútbol, que sigue empeñada en llamarse andana, sólo un ejemplo de hasta qué punto las autoridades deportivas pueden comprometerse en el encubrimiento de los delitos más descarados.

Supongo que acabarán arreglándoselas para taparlo todo. Que alguien convencerá a los díscolos de que sería un error acabar con la gallina de los huevos de oro. Que hoy por mí, mañana por ti.

Pero me divierte pensar lo que podría ocurrir si no fuera así y la directiva de algún equipo, ya definitivamente encabronada, decidiera emular a Sansón y morir con todos los filisteos. Tal vez el tinglado se viniera abajo. Sería estupendo.

Aunque probablemente el primero que no se lo perdonaría sería el propio público, que parece disfrutar mucho con la estafa.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (10 de junio de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 6 de junio de 2010.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/06/10 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: diario 2001 fútbol | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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