Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

1995/08/12 07:00:00 GMT+2

Esto no tiene vuelta de hoja

Aranguren, Alvarez de Miranda y ayer, por fin, Javier Solana. Dejando a un lado la hojarasca retórica de cada uno -abundante en el filósofo, pobre en el Defensor del Pueblo, ridícula en el ministro-, los tres han venido a decir lo mismo. Y apuntado hacia lo mismo. Los tres están de acuerdo en que hace diez o doce años ETA mataba mucho, París no colaboraba y hacía falta cortar con esa situación como fuera. O sea, con los GAL. «A todos nos gustaría no haber pensado aquello, o que aquello no hubiera ocurrido», lloriquea el presidente de turno de la Unión Europea. De modo que admite que él lo pensó.

Me conozco bien el fondo de su pensamiento. Ellos parten de que los GAL, con independencia de que estuvieran integrados por éstos o los otros, se apoyaron en un amplio entramado de complicidades. Que los GAL fueron posibles porque, mientras ellos mataban, los partidos de oposición no decían nada ni interpelaban a nadie, la Prensa no investigaba ni denunciaba nada y a la opinión pública le importaba una higa cómo murieran los de ETA, con tal de que murieran. «Todos estuvimos comprometidos con aquello de un modo u otro -vienen a decir-. Es posible que fuera un error pero, considerando las circunstancias, cabe entenderlo».

Y de ahí a la propuesta política: mejor olvidar de una vez por todas aquel episodio, volver la página y pasar a ocuparse de otras cosas.

Pues no.

Por todo. Para empezar, porque la descripción del escenario es falsa: hubo políticos que sí interpelaron, periódicos que sí investigaron y denunciaron -a veces jugándosela, todo sea dicho- y sectores de la opinión pública que sí se indignaron por el modo en que se estaba matando a los de ETA... y a los que no eran de ETA pero pasaban por allí.

Esa realidad -constatable: las hemerotecas existen- permite extraer dos conclusiones. Primera, que la complicidad no fue ni mucho menos unánime. Y segunda, que en aquellas circunstancias ya había quien tenía claro que ningún buen fin puede alcanzarse con métodos criminales. Porque la suciedad de los métodos acaba por envilecer el objetivo pretendidamente noble. La experiencia lo ha confirmado más que de sobra: no tardaron nada los cruzados de los GAL en ponerse a combinar atentados, secuestros y torturas con estafas y chanchullos.

No es que algunos no queramos volver esa página del pasado. Es que no se puede. La misma mano ha escrito en esa misma página muchas más cosas. No cabe separar los GAL del resto de la corrupción. No cabe darles un trato aparte, independiente de todos los otros procedimientos indecentes que esa misma mano ha puesto en marcha para acaparar, controlar, manipular.

Los GAL no son una página. Son sólo un párrafo. La página es el felipismo. O acaba el felipismo o seguiremos en las mismas. Eso sí que no tiene vuelta de hoja.

Javier Ortiz. El Mundo (12 de agosto de 1995). Subido a "Desde Jamaica" el 4 de septiembre de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1995/08/12 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: 1995 el_mundo felipismo gal lópez_aranguren solana preantología álvarez_miranda terrorismo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)