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2005/12/08 06:00:00 GMT+1

El dolor de España

Dos centenares de personas de relevancia en el mundo de las artes y las letras han suscrito un manifiesto en defensa del Estatut catalán.

Por los párrafos que he leído del escrito en cuestión, parecen inclinarse más bien por la posición del PSC (dicho sea sin más intención que la meramente descriptiva).

Me ha llamado particularmente la atención un párrafo en el que los autores del manifiesto afirman que «no hay motivo para que nos duela ni España ni Cataluña». Problemas de concordancia al margen, la frase me ha chocado porque, intentando -supongo- defender un tratamiento relajado y racional de los problemas de la organización territorial del Estado en lo relativo a Cataluña, acaba por afirmar algo que dudo que ellos mismos sientan de verdad. En todo caso yo no lo comparto en absoluto. Porque, lo que es a mí, sí que «me duele España» (digo, por retomar la expresión unamuniana que ellos mismos emplean). No me duele desde dentro, como a mi contradictorio coterráneo, que se sentía español «hasta de profesión». Me duele que sea como es y que se empeñe en serlo incluso a costa de otros.

Depende, claro está, de qué entendamos por «España». Si nos referimos al espacio geográfico reconocido internacionalmente con ese nombre, incluido el heterogéneo grupo humano que lo habita -sin más, en tanto que realidad fáctica-, entonces ni me duele ni me deja de doler. No podría hacerlo. Lo que me duele es el agresivo rumbo político, ideológico y hasta sentimental que ha tomado una parte llamativa de su población, empeñada en afirmar su identidad colectiva en el menosprecio, cuando no en la negación, de otras identidades colectivas que quisiera desdibujar, despersonalizar y absorber.

He empleado muy adrede el adjetivo «llamativa», porque no sé qué importancia cuantitativa -qué magnitud proporcional- tiene ese sector de la población española. Constato lo mucho que se hace notar, lo envalentonada que está y el eco amable y complaciente que encuentra en buena parte de los medios de comunicación.

Tengo para mí que eso ha sucedido porque la izquierda española, la que se identifica como tal, se ha acoquinado y ha cedido a la derecha «el peso de la calle».

En esas condiciones, me duelen «las dos Españas», por unir a Machado y Unamuno. Me duele la España de la derecha histórica e histérica, porque me zurra y me hace daño, y me duele la España «de la rabia y de la idea», a la que quiso servir don Antonio, porque apenas hace nada por calmar mi dolor con el bálsamo de su razón y su rebeldía.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (8 de diciembre de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 15 de noviembre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/12/08 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: españa apuntes cataluña 2005 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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