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1993/11/06 07:00:00 GMT+1

El apoyo de Fidel

Fidel Castro ha dicho a la consejera de Comercio del Gobierno vasco, Rosa Díez, que en vísperas de las recientes elecciones españolas él estuvo a punto de pedir el voto a favor de Aznar, con la esperanza de que, dada la mala imagen que tiene por estos pagos, eso aportara ayuda a Felipe González.

La afirmación me ha sumido en un profundo estupor. Porque, si nos atenemos a su propia lógica, él no debería reconocer públicamente que pensó en ayudar a González: eso perjudicaría a su defendido. Más concretamente: si Castro cree lo que Rosa Díez asegura que le ha dicho, el único modo eficaz que tendría de apoyar a González es no admitiendo que quiere hacerlo. Con lo que hemos de llegar a la conclusión de que, al exhibir ahora su simpatía por González, Castro demuestra que su verdadero deseo es perjudicarlo. O sea, que quiere apoyar a Aznar.

Descartada la posibilidad de que Castro estuviera de guasa y a Rosa Díez se le pasara el detalle, parece forzoso preguntarse por las razones que han podido llevar al mítico comandante a cambiar su actitud hacia Felipe González de modo aparentemente tan radical.

Así de entrada, se me ocurren dos hipótesis. La primera es que, en los sinceros esfuerzos que realiza para ir adaptándose paulatinamente a los hábitos de las democracias occidentales -que la propia Rosa Díez afirma haber constatado en persona-, Fidel Castro se haya dado cuenta ya de que lo que se dice en época electoral no tiene por qué coincidir para nada con lo que se hace una vez pasadas las elecciones. Esto explicaría que callara en junio lo que reconoce ahora. Tomadas sus palabras en clave occidental -por emplear la jerigonza de nuestros políticos cursis-, se podría deducir de ellas cualquier cosa: que Castro apoyaba a Felipe González y le sigue apoyando, o que le apoyaba antes pero ahora ya no, o que no le ha apoyado nunca. O sea: daría igual lo que dijera.

Pero no hay que descartar que Fidel Castro se haya enojado de verdad con González y que su declaración de simpatía de ahora sea un método pérfido de vengarse de él. Recuerden ustedes que el presidente español envió el verano pasado a Carlos Solchaga a Cuba para que formulara un diagnóstico de la situación económica de la isla. Imagínense por un momento que el Gobierno cubano se tomara en serio el dictamen de Solchaga. O, aún peor: que, por pura ignorancia de las facultades depredadoras del personaje, llegara a aplicar alguna de sus recomendaciones. ¿Qué de especial tendría que después de semejante atrocidad Castro deseara el total hundimiento de González?

Pero también en esto el viejo comandante evidenciaría su total alejamiento de la realidad. Porque, mientras él sigue especulando con la oposición González-Aznar para ver a cual de los dos perjudicar con su apoyo, ellos ya han tomado la decisión de aunar sus fuerzas para perjudicarse solos.

Javier Ortiz. El Mundo (6 de noviembre de 1993). Subido a "Desde Jamaica" el 15 de noviembre de 2010.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1993/11/06 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: 1993 el_mundo fidel_castro cuba aznar felipe_gonzález rosa_díez | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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