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2001/01/03 06:00:00 GMT+1

El 3%

El PP y el PSE-PSOE presentaron ayer de manera conjunta en el Parlamento de Vitoria una propuesta para reformar la Ley Electoral Vasca, recientemente aprobada, y subir del 3% al 5% el porcentaje de votos necesario para obtener representación parlamentaria en cada uno de los tres territorios de la Comunidad Autónoma.

Los portavoces de ambos partidos trataron inicialmente de explicar su iniciativa recurriendo a fórmulas retorcidas e indirectas: que si la rebaja del 5% al 3% que estableció esa Ley «no está justificada por una necesidad compartida por las fuerzas políticas», que si «no está avalada por un consenso amplio que la haga creíble»... Pero pronto se restableció el recio estilo directo que los caracteriza y se explicaron por la brava: Leopoldo Barreda (PP) y Rodolfo Ares (PSE-PSOE) admitieron que lo que les molesta de la rebaja en cuestión es que puede acrecentar la representación parlamentaria de EB-IU («un supuesto partido de izquierdas en vías de extinción», según la no muy amable calificación del representante socialista).

Que el nuevo porcentaje puede beneficiar a EB-IU, y probablemente también a Eusko Alkartasuna, está claro. Y que eso interesa al PNV, también. Pero lo que ni el PP ni el PSOE pueden negar es que ese beneficio se deriva del hecho de que el 3% permite una más acertada representación de la voluntad del electorado. Se acerca más a la representación proporcional pura. Nadie regalará nada a nadie: como mucho, se les restituirá parte de lo que hasta ahora les venían robando.

La institución de porcentajes mínimos de representación supone una limitación de la democracia, generalmente justificada en nombre de la necesidad de conseguir parlamentos «gobernables». Se alega que la proporcionalidad pura favorece que los parlamentos se llenen de pequeños grupos, y que un parlamento repleto de grupitos, cuando no de diputados aislados, es un caos.

Digo yo que, de ser un caos, no lo será ni más ni menos que la sociedad a la que representa. Si uno de cada cien ciudadanos piensa de un modo determinado, tiene derecho a que uno de cada cien diputados represente su punto de vista, ¿no? Pues no. Nuestros demócratas gobernabilistas, que son más gobernabilistas que demócratas, han impuesto que sólo los pesos pesados de la política tengan la posibilidad de hacerse oír.

Esa opción, discutible en todo caso, lo es doblemente en la actual Euskadi, donde la rebaja del porcentaje mínimo necesario no generará ningún caos: sólo mejorará la exactitud de la representación proporcional. No introducirá más partidos en el Parlamento Vasco: se limitará a asignar los escaños con más fidelidad a los votos recogidos en las urnas.

Al sistema electoral vasco no le viene nada mal un plus de proporcionalidad. Bastantes problemas acarrea ya que las tres provincias -los tres «territorios históricos», como por allí se dice- elijan el mismo número de parlamentarios, cuando sus respectivas poblaciones son descaradamente desiguales. Para sacar un diputado en Vizcaya se requiere como tres veces más votos que para lograrlo en Álava. Y en Guipúzcoa, como dos veces más. Lo cual, teniendo en cuenta cómo es el voto de Álava -la más derechista y la más españolista de las tres provincias-, acarrea una distorsión apabullante del sentir político del conjunto de la población de la comunidad autónoma.

Así que casi mejor si se dejan de mandangas.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (3 de enero de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 16 de abril de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/01/03 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: diario 2001 euskal_herria euskadi | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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