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2000/06/17 07:00:00 GMT+2

De Rovira a Múgica

Mientras Álvarez de Miranda actuó como Defensor del Pueblo, tuvo como adjunto primero -o sea, como segundo suyo- a Antonio Rovira.

Dada la provecta edad de don Fernando, resulta innecesario decir que Rovira fue, para casi todo el trabajo diario de la Oficina del Defensor, el primero de a bordo. Tan sólo en algunos grandes temas, caso de la Ley del Catalán, quedó al margen. Sospecho que deliberadamente al margen.

Concluido ya el mandato de Álvarez de Miranda, durante los meses que el cargo ha estado sin cubrir, Rovira ha actuado como Defensor del Pueblo en funciones.

¿Han oído ustedes quejas de su trabajo? Me costaría creerlo. Lo he seguido de cerca, en especial en todo lo relativo a los presos y a los inmigrantes. Ha sido impecable.

Rovira es un hombre singular. Singular, quiero decir, en este país. Ha trabajado mucho y bien, pero con total discreción. Y ha sido rigurosamente apartidista.

De estar en el lugar de Aznar, yo no habría tenido duda alguna: habría confirmado a Rovira como Defensor del Pueblo. Por una razón elemental: es tonto tratar de arreglar lo que ya funciona bien.

Pero la política profesional cuenta con servidumbres que no tienen nada que ver con el servicio a la ciudadanía. Así que Aznar ha puesto en la calle a Rovira y ha nombrado para el cargo a Múgica.

Hace apenas unos años, yo no conocía a Antonio Rovira de nada. El aprecio que ahora siento por él se debe estrictamente al modo en que le he visto trabajar. A Enrique Múgica, en cambio, lo conozco desde siempre. Era de la pandilla de uno de mis hermanos mayores, allá en nuestra común Donosti. Nos hemos relacionado de tanto en tanto, y siempre me ha tratado con deferencia, y hasta con cariño.

Dicho de otro modo: que tendría buenas razones personales para dar a Rovira por bien despedido, y a Múgica por bien nombrado.

Pero no puedo.

Múgica es hombre de partido. De la cabeza a los pies. Me importa una higa que se haya dado de baja en el PSOE: hay condiciones que se llevan en la sangre. ¿Oyeron su discurso de aceptación del cargo? Una proclama antinacionalista. Visceral. Política a raudales.

Múgica entiende demasiado las penurias del Estado. Fue ministro de Justicia. No hace falta recordar lo que le pasó con los presos de los GRAPO. ¿Con qué autoridad va a buscarle ahora las cosquillas a la Administración?

Con la promoción de Múgica, Aznar ha hecho una hábil jugada política, pero ha asestado una puñalada trapera a la Oficina del Defensor del Pueblo.

Y a la defensa del pueblo.

Javier Ortiz. El Mundo (17 de junio de 2000). Subido a "Desde Jamaica" el 12 de julio de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2000/06/17 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: psoe pp el_mundo aznarismo 2000 preantología álvarez_miranda enrique_múgica antonio_rovira aznar defensor_del_pueblo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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