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1996/01/12 07:00:00 GMT+1

De hombrías, jueces, periodistas y bien nacidos

Felipe González va a seguir confiando en Pepe Barrionuevo, por muy procesado que esté. Dice el presidente en funciones que él cree plenamente en la «hombría de bien» de su ex ministro. ¡Qué suerte la de Pepe, que no es mujer! De haber pertenecido al «segundo sexo», a González se le habría quebrado la razón básica de su confianza: las mujeres, por definición, carecen de hombría.

Ya ven ustedes, qué degeneración: se empieza organizando los GAL, matando y secuestrando, y se acaba ejerciendo de machista ramplón.

Es como la otra bobada ésa -tan del gusto también de González-, de los «bien nacidos»: «Todo español bien nacido...», «Ningún español bien nacido...». Pura retórica joseantoniana. ¡Un socialista que condena por la cuna! Habría que contestarle recordándole la vieja canción de Jacques Brel: «Hijos de burgués o hijos de apóstol, / todos los niños son como el vuestro. / Hijos de César o hijos del arroyo / todos los niños son como el tuyo».

Ay, las trampas del lenguaje. Cómo ponen en evidencia al vendido que ya no acierta ni a camuflarse, porque ha olvidado cómo se supone que debería ser.

Jaime Mayor Oreja ha elaborado la ponencia política del Congreso del PP. Un papel que -toma narices- pilla permanentemente al PSOE por la izquierda.

El futuro ministro de Interior de Aznar canta loas a «la Prensa». Afirma que «los periódicos» -así, en mogollón- son majísimos. Unos encantos, como quien dice. Gracias a «los periódicos» se ha descubierto casi toda la caca del felipismo.

Más miserias del lenguaje.

¿Qué es eso de «los» periódicos? ¿Se refiere a todos? Un mínimo respeto por la estadística le obligaría a asumir la tesis contraria: en esta profesión que es la mía, la inmensa mayoría de los medios -y de sus empleados- son de un servilismo feroz, a toda prueba.

Habla del papel crítico de «la Prensa». Paparruchas. La Prensa, en general -diarios, revistas, radios, televisiones-, se dedica en cuerpo y alma a hacer coros amables al solo que canta el Poder. Los cuatro desgraciados que desafinamos en ese concierto -¿he escrito cuatro? ¿No me habré pasado?- somos la excepción. La regla es la contraria.

Ocurre tres cuartos de lo mismo con los jueces. Dicen por ahí que «los jueces» están poniendo en aprietos al Gobierno. Díganme el nombre de esos jueces tan valientes. Hagamos una lista de ellos. Por cada uno de los que me señalen ustedes, les daré yo el nombre de otros cinco, de ringorrango igual o superior, que están dispuestos a sentenciar cuantas veces haga falta que González, González, González es cojonudo, como González no hay ninguno, porque González les puede proporcionar un cargo vitalicio, si es que no se lo ha regalado ya. Y si González quiere que sea secreto que hoy es 12 de enero, la Sala o el Sala de turno dictará, muy solemnemente, que no es de Justicia revelar a los cuatro vientos que hoy es 12 de enero, porque eso podría contribuir a la victoria de los enemigos de España.

Qué jueces ni qué jueces: los críticos son un puñadico y el de la boina. Y los demás -me refiero a los que anidan en la cumbre-, buitres con el carnet en la boca.

Me lo decía anteayer el juez Joaquín Navarro, cuya prosa está mirando con lupa la Comisión Disciplinaria del Consejo General del Poder Judicial, por si no fuera todo lo disciplinada que debería:

-No sabes cuánta gente hay que tiene callos en las manos y en las rodillas. En las rodillas, de arrodillarse, y en las manos, de aplaudir.

Pero sí lo sé. Los conozco bien. Los leo y oigo a diario. Hasta veo cómo ponen en lista de espera sus callosidades, por si dentro de dos meses hay cambio de amo y se impone hacer genuflexiones y batir palmas en una nueva dirección.

Reconozco que llamar a las cosas por su nombre puede resultar deprimente. Que anima mucho más imaginar que existe el famoso «cuarto poder», y que la Justicia vela para que el equilibrio de las instituciones nos proteja finalmente de la arbitrariedad. Pero no es verdad: ellos lo dominan prácticamente todo. Y -pequeños accidentes de recorrido al margen- se preparan para dominarlo aún más. Y aún mejor.

El ruido de fondo que ensordece esta sociedad proviene de un disco rayado. De un disco producido por un sello inconfundible: La Voz de Su Amo.

Javier Ortiz. El Mundo (12 de enero de 1996). Subido a "Desde Jamaica" el 16 de enero de 2013.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1996/01/12 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: joaquín_navarro el_mundo mayor_oreja felipismo 1996 felipe_gonzález barrionuevo aznar | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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