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2003/07/12 06:00:00 GMT+2

Cultos, zafios y mediocres

No me extrañaría lo más mínimo que el ministro de Exteriores francés fuera -sea- un mal bicho. Pero se expresa en un francés que da gusto oírlo, y salpica sus intervenciones de referencias literarias e históricas muy bien traídas. No cabe duda de que es un hombre inteligente y culto, además de refinado y elegante.

He seguido el rastro de la política francesa desde hace casi 40 años. Puedo certificar que Dominique de Villepin no constituye ninguna rareza. En el gremio de la política gala menudean los dirigentes de todas las tendencias capaces de construir discursos sólidos, e incluso brillantes, impecables.

Entiendo bastante peor el inglés que el francés -me pierdo muchos matices- pero, por lo visto y oído en algunas sesiones de la Cámara de los Comunes que he seguido por televisión, me da que el nivel británico tampoco es nada malo. Los diputados dominan la esgrima parlamentaria. Son maestros en el manejo de la ironía y el sarcasmo y traban unas polémicas francamente admirables.

Vayamos a la Italia actual (a la actual, digo). La irrupción en el Poder de la recua de advenedizos que capitanean Berlusconi y Bossi, amén de amalgamar más aún la política y los negocios -que por allí nunca han andado muy lejos-, ha instaurado un estilo zafio, faltón y perdonavidas de desenvolverse en la vida pública. Han introducido en la polémica política los métodos propios de las peleas de taberna. ¡Qué lejos están de los tiempos en los que Giulio Andreotti podía quejarse del estilo imperante en la política española dejando caer su célebre «Manca finessa»! No se quejaba de que hubiera corrupción -¿cómo hubiera podido quejarse él de eso?-, sino de los modos un tanto toscos que se estilaban por aquí. Europa ve ahora a los dirigentes italianos y no se lo cree: Berlusconi llamando nazi a un diputado alemán que aludió a los problemas que tiene el primer ministro italiano con la justicia, el vicesecretario de Turismo, miembro del partido de Bossi, apuntándose a todos los tópicos habidos y por haber sobre los turistas alemanes que visitan Italia, viéndose obligado a presentar la dimisión por bocazas...

Acabemos el recorrido en España. Aquí, los principales dirigentes políticos ni construyen excelentes discursos, ni se lucen en la esgrima de la polémica, ni son pendencieros, ni son broncas, ni se comportan como chulos. Son, sobre todo, aburridos. Sus discursos resultan inconexos, burocráticos, sin la menor chispa. No destacan en ningún aspecto, ni para bien ni para mal. Si se enfadan, se nota porque levantan la voz, no porque lo que dicen tenga el más mínimo punch. No son nada que merezca especial mención. Sólo alcanzan el máximo en un campo: en el de la mediocridad.

Puesto que parece inevitable que el fruto de su actividad acabe volviéndose una y otra vez contra los sufridos ciudadanos, digo yo que por lo menos podrían arreglárselas para entretenernos. Pues ni eso.

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (12 de julio de 2003). Subido a "Desde Jamaica" el 13 de enero de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/07/12 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: villepin francia diario 2003 italia berlusconi | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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