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2005/09/03 06:00:00 GMT+2

Cosas que pasan

El desastre del sur de los Estados Unidos -que ya empieza a parecer una tragedia con todas las de la ley, como las que suceden en los países pobres de solemnidad- presenta aspectos que tal vez sea excesivo calificar de positivos, pero que resultan, al menos, aleccionadores.

Buena parte de la población del mundo adinerado -comparativamente adinerado- vive instalada en la más fría indiferencia hacia los padecimientos de millones y millones de humanos física y afectivamente lejanos, sólo rota por esporádicos accesos caritativos. Se diría convencida de lo que denuncia la sarcástica expresión francesa: «Cela n'arrive qu'aux autres» («Eso sólo les sucede a los demás»).

-Hay una hambruna de mil pares -le dices a cualquiera de ellos.

-Ah, sí, algo he oído. En África, ¿verdad? ¡Pobrecitos! -te responde.

Y sigue a la suyo.

Aunque eso no es lo peor. Más grave es cómo ve al resto del Universo, cual si fuera un tablero de ajedrez cuyas fichas cupiera sacrificar para el buen desarrollo de la partida.

-Tiene razón el presidente -te suelta el Smith de turno-. Si Afganistán representaba un peligro para nosotros, había que ir allí y meter en cintura a esa gente. De acuerdo: ya sé que a veces los nuestros se equivocan y bombardean donde no deben. Pero los daños colaterales son inherentes a las guerras. ¡No cabe hacer tortillas sin cascar huevos!

Y a otra cosa.

Sólo empiezan a darse cuenta de que las balas y las bombas matan de verdad cuando la contabilidad de las guerras se hace con muertos y heridos cercanos.

Aunque la cercanía también admite grados.

Es un asunto de círculos concéntricos.

En el extremo más alejado se sitúan los extranjeros de última categoría: negros africanos, aborígenes del Amazonas y cosas así. Luego vienen los extranjeros que, por razones variadas, merecen alguna atención, aunque sin pasarse: árabes susceptibles de convertirse en terroristas, ex soviéticos desestabilizadores y demás. En el último estadio de lejanía -de cercanía- aparecen los que, por esas cosas del mundo de hoy, tienen pasaporte del primer mundo, aunque sus pieles se hayan curtido en el subdesarrollo.

En los EEUU tienen muy clara su clasificación: los afroamericanos, por delante, y las diversas clases de latinos y demás coloreados, haciendo cola. Por orden de llegada.

El huracán, animado con las facilidades proporcionadas por la pobreza y la discriminación, ha dado un golpe brutal en el mismo corazón del confort sudista (*). Nosotros sabemos que el primer mundo está habitado por muchos terceros mundos, pero buena parte de los norteamericanos no lo sabían. Lo acaban de comprobar. Y han visto con horror la verdadera cara de sus autoridades, sintiendo hasta qué punto pueden ser insensibles, e incompetentes, y demagogas, y rastreras.

En Nagasaki ya lo sabían.

En Bagdad también. Y en Kabul. Y en Panamá, y en Santo Domingo, y en Chile. Y en tantos otros lugares del mundo.

Ahora lo saben también en Nueva Orleans. Qué duros, qué amargos, qué terribles puede ser los aprendizajes.

¡Si por lo menos fuera verdad eso de que la letra con sangre entra!

(*) ¿Habéis probado el Southern Comfort? Una bebida asquerosa. Yo compré una botella por la triste razón de que soy un mitómano, y sabía que Janis Joplin se había ido al otro barrio haciendo un cóctel con ese licor de tropecientos grados y no sé qué fármacos. Lo compré, lo probé y me arrepentí al punto. Sabe a rayos.

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¿Alguien sabe por qué el magistrado titular del Juzgado Central número 5 de la Audiencia Nacional, que acaba de citar a varios integrantes de EHAK y al secretario general de LAB para tomarles declaración como imputados por presuntos delitos de integración o de colaboración con banda armada, se hace llamar Grande-Marlaska, con guión y con K?

Yo lo ignoro, y a fe que me gustaría conocer el secreto de tan singular pretensión, porque lo cierto es que Grande-Marlaska no es un solo apellido, sino dos (el de su señor padre y el de su señora madre, que él ha unido «por exigencias del guión», como las celtibéricas del destape) y porque el nombre de familia de su señora madre es Marlasca, con C de Rubalcaba, y no con K de Rubalkaba.

Me pregunto qué habrá llevado a don Fernando a repudiar sus naturales Grande y Marlasca para unifikarlos en ese Grande-Marlaska tan Grande y tan Marlaska. ¿Quizá el mismo afán que le ha movido a tratar de empurar a los promotores del Partido Comunista de las Tierras Vascas (o EHAK, con K de Marlaska) y al secretario general de LAB, con L de Loquesea?

Tal vez convenga no olvidar que el juez Grande está sustituyendo en el Juzgado Central de Instrucción número 5 al juez Garzón. No hay que descartar que los miasmas del vedetismo se hayan instalado en los conductos del aire acondicionado del local.

Cual los de la legionella, que también provocan diarrea.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (3 de septiembre de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/09/03 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: apuntes 2005 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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