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2005/08/10 07:00:00 GMT+2

Cosas de la incompetencia

Cuando EE.UU. y la URSS rivalizaban ante el mundo para exhibir sus adelantos científico técnicos y postular la superioridad de sus sistemas económicos, sociales y políticos respectivos, desplegando cual pavos sus plumajes para llamar la atención sobre los atractivos de los distintos modelos de civilización que representaban, los detalles de escaparate se cuidaban al máximo. Había que mostrar los encantos. No podían permitirse fallos que los dejara en ridículo. Tenían que apuntarse más y más éxitos, costara lo que costara. Y costaba, vaya que sí. La carrera espacial, sin ir más lejos, suponía una partida muy considerable de los presupuestos de ambos estados.

Se hundió la URSS, EE.UU. se quedó sin rival con el que competir, la Federación Rusa renunció a mantener ningún pulso digno de ese nombre y ambos gobiernos, cada uno a su nivel, relajaron por completo sus esfuerzos de cosmética y relaciones públicas. ¿Para qué iban a mantenerlo? Estados Unidos no tiene ya por qué convencer a nadie de los atractivos del sistema capitalista: no hay ningún otro que se presente como alternativa. En cuanto a Rusia, la mera idea de que pretendiera convencer a nadie de la superioridad de su actual sistema económico social produce risa.

El resultado de la dejadez y el abandono de ambos lo hemos visto escenificado a la perfección en el plazo de pocos días. De un lado, EE.UU. y la chapuza de su Discovery, al que tuvieron que hacer bricolajes sobre la marcha y cuyo aterrizaje hubieron de retrasar por algo tan sorprendente y tan insólito como que hacía mal tiempo. Del otro, Rusia y su batiscafo atrapado en el mar de Bering, rescatado -qué humillación- por un robot submarino británico.

Lo de EE.UU. tiene una explicación que equivale a una denuncia: los dirigentes de Washington han desplazado una parte muy sustancial de la vieja partida presupuestaria de la NASA para reforzar todavía más la industria armamentista. En vez de volar ellos al espacio, prefieren que otros vuelen por los aires. Lo de Rusia, por su parte, no es sino otra muestra más de lo que ocurre allí con todo: los nuevos zares están desmantelando y vendiendo por piezas los restos del Estado soviético en beneficio de sus fortunas personales. Esa gente sólo se acuerda del Estado cuando piensa en Chechenia.

No necesitado ya de superarse el uno, imposibilitado de superarse el otro, el mundo se desarrolla por su lado más lóbrego y cruel.

¡Quién me iba a decir a mí que acabaría echando de menos la competencia!

Me oponía a la imposición de las leyes de la libre competencia, salvajes, implacables. Propugnaba su sustitución por normas ponderadas, ajustadas a las necesidades sociales.

Ha sucedido todo lo contrario. La competencia ha desaparecido y su lugar ha sido ocupado en parte por la imposición, en parte por la incompetencia.

Javier Ortiz. El Mundo (10 de agosto de 2005). Basado en el apunte La incompetencia, publicado un día antes. Subido a "Desde Jamaica" el 6 de mayo de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/08/10 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: capitalismo el_mundo usa 2005 urss comunismo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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