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1997/01/15 07:00:00 GMT+1

Ciscar

The New York Times dedicó casi una página al fenómeno Macarena. Más modesto, quisiera yo dedicar esta columna al fenómeno Ciscar, cuya cantinela también suscita el irrefrenable deseo de corear «!Aaaagh!».

El señor Ciscar acaba de afirmar muy serio que el actual Gobierno manipula los informativos de TVE y RNE, lo que le parece propio de franquistas: algo absolutamente intolerable.

Procediendo de él, la acusación carece de interés político: sería absurdo discutírsela; es como si Karadzic denunciara al Gobierno bosnio porque no le trata bien.

A cambio, considerada como materia de análisis clínico, su crítica presenta un innegable atractivo. Es una manifestación psicopatológica de rara perfección. Suelta eso sin apercibirse del ridículo en el que incurre, lo que demuestra que está convencido de que RTVE, cuando los suyos ocupaban el Gobierno, era de lo más objetiva y neutral. ¿Qué puede producirle una tan aguda incapacidad para percibir la realidad? No lo sé. En todo caso, debería hacérselo mirar. Quizá lo coja a tiempo y tenga cura.

El PSOE ha efectuado un muy minucioso cómputo del tiempo que los informativos de RTVE dedican al Gobierno y al PP, por un lado, y al PSOE, por el otro. Considera que el desequilibrio es escandaloso. Dudo de que la diferencia sea mayor que la que existía a la inversa en tiempos de García Candau. Pero el criterio del tiempo, de todos modos, es sólo uno, y ni siquiera el más importante. Lo decisivo es lo que se hace durante ese tiempo. Los mismos dos minutos pueden servir para resaltar la frase más feliz del personaje que sea, enfocándolo por su ángulo más favorable, o, por el contrario, para dar cuenta de la observación más tonta de las que haya hecho, retratándolo por el lado y con la iluminación que más acentúe su parecido con el conde Drácula. En este arte -el arte de la manipulación-, Jordi García Candau y María Antonia Iglesias no tenían rival. Incluso conseguían que el propio Ciscar, de aspecto preocupantemente cadavérico, no pareciera recién desenterrado por Juan Alberto Belloch.

Yo no sé si los actuales directivos de RTVE son contrarios a actuar así, o si será que todavía no han aprendido a hacerlo, pero el hecho es que, por lo menos de momento, no están aplicando esas técnicas cuando informan de las andanzas del Gobierno y de la oposición. A lo cual hay que añadir un hecho decisivo: que tampoco está nada claro que el PP salga ganando con la exhibición pública de algunos de sus líderes. Más bien cabría decir todo lo contrario. Si el señor Ciscar no estuviera en sus particulares nubes, se felicitaría por la aparición en pantalla de algunos miembros del Gobierno, incapaces de suscitar ningún sentimiento que no navegue entre la desconfianza y la antipatía.

Ciscar ha lanzado otra acusación no menos contundente, dirigida directamente contra Aznar. Afirma que el presidente es «un mediocre». Pero ahí no diré nada. Admito que, en materia de mediocridad, él tiene que ser todo un experto.

Javier Ortiz. El Mundo (15 de enero de 1997). Subido a "Desde Jamaica" el 13 de febrero de 2013.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1997/01/15 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: císcar 1997 rtve felipismo aznarismo el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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