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2003/09/24 07:00:00 GMT+2

Aznar, teórico y práctico

Oí anteayer el discurso de José María Aznar en un foro internacional reunido en Nueva York para analizar las raíces del terrorismo.

El jefe del Gobierno español negó la mayor, rechazando que se hable sobre las raíces del terrorismo. Dijo a los reunidos que es un error conceder importancia a las causas de los actos de violencia terrorista. «Hay que desmitificar la idea misma de causa», sentenció. Para él, sólo han de tenerse en cuenta los efectos. En consecuencia, lo único que hay que estudiar es cómo acabar con los terroristas.

Los otros destacados intervinientes -Annan, Chirac, Chrétien, Lula da Silva- dedicaron sus intervenciones al enunciado del foro, examinando las realidades que explican -no que justifican, por supuesto- la existencia del terrorismo y planteando la necesidad de superar las situaciones de injusticia, frustración y sufrimiento que pueden contribuir a que surjan y obtengan cierto respaldo social tales o cuales fenómenos de violencia política organizada.

Nadie se tomó el trabajo de responder a la tesis de Aznar. Por delicadeza, supongo.

El presidente español partió de un sobreentendido falso. Dio por hecho que, cuando se trata de terrorismo, todo el mundo habla de lo mismo que él. Y no.

Por el sentido de sus palabras, se deduce que él considera terrorismo todo acto de violencia política realizado por quienes no actúan bajo la autoridad de un Estado. Pero ésa es una simplificación inaceptable. En primer lugar, porque, si el terrorismo fuera eso, quedaría excluida la existencia del terrorismo de Estado.Y en segundo término, porque, si toda violencia no legitimada por la autoridad de un Estado fuera condenable, quedaría anulado de un plumazo el derecho a combatir los regímenes tiránicos.Lo primero contradice el Derecho internacional. Lo segundo, el sentido mismo de la justicia (y, ya de paso, la propia doctrina de los Padres de la Iglesia católica).

Si más allá de la autoridad de los estados no hubiera violencia justa, ninguna revolución podría ser justa. ¿Cómo tomar posición ante una revolución sin examinar sus causas?

Incluso aceptando que Aznar no pretenda que su criterio valga para juzgar el curso general de la Historia, es obvio que su mera aplicación a la realidad actual obligaría a romper relaciones con los muchos gobernantes del mundo que han llegado al poder manu militari, contando con las autoridades establecidas únicamente para pasarlas por las armas.

Es sorprendente que Aznar se crea con autoridad para dar lecciones sobre terrorismo al resto de los líderes del mundo. Porque tampoco puede decirse que su tosquedad como teórico se vea paliada por sus éxitos como práctico.

Todos sus colegas internacionales saben que ya hace siete años que prometió que en seis habría acabado con ETA.

Debería darse por contento con que no se lo recuerden.

Javier Ortiz. El Mundo (24 de septiembre de 2003). Basado en un apunte publicado el 23 de septiembre y titulado también Aznar, teórico y práctico. Subido a "Desde Jamaica" el 11 de abril de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2003/09/24 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: el_mundo 2003 brassens chirac nueva_york lula terrorismo aznar aznarismo annan | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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