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2000/10/18 07:00:00 GMT+2

Aznar en el tramo final

Dicen quienes frecuentan al personaje -no es mi caso- que Aznar quiere culminar su paso por la Presidencia del Gobierno con el logro de un objetivo ideológico al que atribuye la mayor importancia: el resurgimiento del nacionalismo español.

El jefe del Gobierno sostiene que, desde 1977, la Historia de España se ha visto lastrada por infinitas concesiones y renuncias ante los nacionalismos periféricos, lo que ha generado una especie de complejo de inferioridad en los españoles de pura cepa.

Cree llegada la hora de reconducir eso. Fuera lo centrífugo, venga lo centrípeto.

La consecución de esa meta pasa necesariamente por el embridamiento de los dos nacionalismos más poderosos que existen por estos pagos: el catalán y el vasco.

Al catalán piensa librarle batalla en su terreno favorito: el económico. Nada de mayores facultades recaudatorias, basta ya de transferencias: esto son lentejas, y si quieres las comes, y si no las dejas. Y si rabia, que rabie, que para algo está la mayoría absoluta.

La meta pretendida en el caso del nacionalismo vasco es aún más ambiciosa: se trata, pura y simplemente, de hundirlo. ¿Ni agua? No; agua a presión: política, mediática, a todas horas, a raudales. Hasta que se ahogue. ¿No querían soberanía? Pues ahí tienen soberanía: la del pueblo español, ejercida en las urnas y delegada en don José María Aznar, que es quien ordena y manda.

El jefe del Gobierno sabe que buena parte de la población española ve con buenos ojos una política de ese género.

Yo también lo sé. Pero no me gusta.

Esa solemne reapertura del sepulcro del Cid con aires de jacobinismo tardío no se adapta a nuestra realidad. Gustos personales al margen, el hecho es que la delicada unidad existente entre los pueblos de España soporta rematadamente mal las imposiciones.

Añoro los años en los que Aznar, carente de la mayoría suficiente, hizo de la necesidad virtud y emprendió su tan aireado viaje al centro. ¡Ah, aquellos tiempos en los que hablaba catalán en privado y pactaba con el PNV hasta el horario de las misas! Álvarez Cascos se llevaba estupendamente con el PNV, el estilo concreto y sin perifollos de Rato encantaba a CiU y el camaleónico Arenas, con el concurso más sincero de Pimentel, iba con los sindicatos hasta la cocina.

La mayoría absoluta ha tirado todo eso por la borda. Nefasta constante: aquí no hay mayoría absoluta que no apareje desastres.

Ya tenemos a otro presidente de Gobierno que se prepara concienzudamente para morir de éxito.

Javier Ortiz. El Mundo (18 de octubre de 2000). Subido a "Desde Jamaica" el 22 de octubre de 2011.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2000/10/18 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: españolismo javier_arenas españa cataluña pimentel nacionalismo pnv aznarismo 2000 preantología euskal_herria ciu rato euskadi álvarez_cascos aznar el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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