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1996/04/15 07:00:00 GMT+2

14 de abril: 65 años

El 14 de abril de 1931 aún me faltaban casi diecisiete años para nacer. Vivía sólo como proyecto lejanísimo de una maestrilla y de un funcionario muy jóvenes que se acababan de conocer en San Sebastián.

Todo eran proyectos entonces. Los que habían izado la bandera tricolor en el ayuntamiento de Eibar, pioneros de la República, tan sólo tenían proyectos. La inmensa multitud que abarrotó pocas horas después la Puerta del Sol, en Madrid, no sabía sino de proyectos.

España no era una unidad de destino en lo universal, como se apresuró a proclamar un señorito vocinglero de Madrid. No era una unidad. Tampoco pintaba nada en lo universal. Pero tenía destino.

Solo que espantoso. Tardó cinco años, dos meses y cuatro días en toparse con él. Y fue una horrible carnicería que duró tres años y abrió un túnel de cuatro décadas de piedra, duras, interminables.

Los de mi edad no vivimos la II República, ni la guerra. Pero las tuvimos siempre muy cerca. En los relatos de las primeras esperanzas. De los sueños de libertad. De la libertad. Y en el amargo recuerdo posterior del hambre, de la muerte. Una muerte que seguía bien visible en nuestra infancia, corporizada en los carceleros del franquismo: viva Franco, arriba España, niño, canta más alto, que no se te oye, venga, voy por rutas imperiales, quiero alzarme hacia Dios, montañas nevadas, a ver, más alto, más alto, canta.

La República era para nosotros el no-Franco, la anti-España, y si esa miseria material y moral que nos ofrecían era España, qué menos que ser anti. Ergo viva la República.

Fuimos creciendo. Nos hicimos mayores. Y empezamos a estudiar lo ocurrido. Y descubrimos que si ellos habían sido lo que seguían siendo -repugnantes liberticidas-, los nuestros tampoco podía decirse que se hubieran comportado como prodigios de bondad e inteligencia. La falta de bondad nos inquietó menos: también nuestro odio estaba a flor de piel. Pero los errores, la ceguera política y la estupidez no los perdonamos. Cómo íbamos a perdonarlos, si nos tocaba penar sus culpas. Cambiamos de consigna: abajo aquella generación, mal, muy mal aquella República que no supo conservar la libertad hasta nosotros.

No sé qué pensarán los jóvenes de ahora. Los que frecuento no creo que sean muy representativos. Pero me da que, si por estos pagos no hay demasiados monárquicos de convicción, tampoco deben abundar los que consideren que la forma de Estado republicana cuenta con virtudes particulares. Es asunto de mera racionalidad: nadie debe tener derecho a un cargo público por razones de cuna. A partir de lo cual, todo sistema político tiene una tendencia poderosísima -a veces realmente invencible- a ser un asco perfecto, redondo, total.

Ayer, 14 de abril. Sesenta y cinco años. ¿Sólo Historia?

La Historia es una pesada losa que los pueblos cargan sobre sí.

A unos les impide correr. Pero a otros apenas les deja andar.

Y renquean. Como el nuestro, que va a trancas y barrancas.

Javier Ortiz. El Mundo (15 de abril de 1996). Subido a "Desde Jamaica" el 14 de abril de 2011.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1996/04/15 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: república 1996 preantología españa franquismo guerra_civil el_mundo | Permalink | Comentarios (2) | Referencias (0)

Comentarios

Gran elección, una vez más

Escrito por: Quique.2011/04/14 13:27:13.488000 GMT+2

Sigue admirándome la capacidad de Javier para detectar lo fundamental dentro de una vasta realidad y de ponerlo de relieve de la manera mas sencilla  y precisa.

Escrito por: kala.2011/04/14 14:19:30.500000 GMT+2

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