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2009/04/24 08:55:56.729000 GMT+2

Sucedió en Bil'in

Ocurrió el pasado 17 de abril. Tres días antes de que los representantes europeos abandonaran la Conferencia Mundial sobre el Racismo (Durban II) en un desaire calculado y teatral, un grupo de manifestantes de la ciudad cisjordana de Bil'in se manifestó delante de la verja que separa a los civilizados de los animales de granja y que pronto acabará convirtiéndose en un muro de hormigón. Como llevan haciendo cada viernes desde hace cuatro años, protestaban contra la usurpación del 60 % de sus tierras y sus medios de vida por los asentamientos israelíes y la verja. Como cada viernes, los soldados israelíes del puesto militar que se encuentra justo detrás de la verja volvieron a divertirse disparando y amedrentando.


Tres días antes de que los gobiernos europeos mostraran su indignación por la mención de Israel como un "gobierno racista", una granada de gas lacrimógeno alcanzó al activista Bassem Ibrahim Abu Rahma, de 30 años de edad, provocándole una herida mortal. Moriría poco después en el hospital de Ramallah donde lo habían evacuado. Cuando los soldados se enteraron de lo que habían hecho, preguntaron a los manifestantes que aún tenían el coraje de acercarse a la verja: "¿quieren más gas?". Sus compañeros grabaron la escena, que luego se ha difundido por internet. Las imágenes son duras pero ilustrativas del goteo cotidiano de humillación y muerte en la Palestina ocupada, de la arrogancia de los soldados israelíes. Y desmienten la versión del gobierno israelí de que se trataba de una protesta violenta.

 

Bassem Abu-Rahma con Uri Avnery, del movimiento pacifista israelí Gush Shalom, en otra manifestación contra la verja y el expolio de tierras palestinas. A la derecha: poster homenaje a Bassem.

La desvergüenza con la que actúan los soldados del Tsahal, en Gaza o en Cisjordania, y la indiferencia, cuando no complicidad, de quienes se indignan ante la menor crítica del gobierno israelí, beben de la misma fuente colonial: la negación de la misma condición humana a los pueblos que no se dejan someter. En palabras del entonces ministro de guerra británico (1919) y luego responsable, como ministro para las colonias (1921), del mandato sobre Palestina e Iraq durante los años 1920 -parece mentira-, el humanista Winston Churchill: "Soy muy partidario de usar gas venenoso contra las tribus incivilizadas. El efecto moral sería tan bueno que la pérdida de vidas podría reducirse al mínimo. No es necesario usar solamente los gases más mortíferos: pueden usarse gases que provoquen grandes molestias y que podrían diseminar el terror aunque no dejara efectos graves y permanentes en los afectados.

A la naturalidad con la que se asume, de manera inconsciente o consciente, este razonamiento, contribuye sin duda la institucionalización, en el sistema político interestatal de soberanías asimétricas (y, añado, en legislaciones nacionales como la migratoria) de la desigualdad natural que se supone que existe entre quienes afirman guiarse por las Luces de la razón y quienes son acusados de seguir las emociones o las tinieblas de la barbarie. Esto, y no otra cosa, es lo que denunció Mahmud Ahmadinejad el pasado día 20 durante la Conferencia Mundial contra el Racismo, ante el significativo aplauso de la mayoría de los presentes.

Irán no destacará por el respeto de algunas de sus minorías. La retórica antiimperialista del presidente Mahmud Ahmadinejad oculta su papel colaboracionista en la ocupación de Iraq. Y es cierto que el presidente iraní ha empleado en ocasiones argumentos negacionistas o antisemitas en su enfrentamiento dialéctico con "los sionistas" (término con el que engloba al Estado de Israel y al lobby que le apoya en Estados Unidos y Europa). Nada que ver, de todas formas, con el negacionismo occidental acerca de la tragedia palestina: no hay ocupación ni apartheid, solo un problema emocional de odios e incomprensiones seculares que se resolverá cuando los indígenas aprendan cuál es su papel en el mundo.

Propagandas aparte, hay que recordar que desde la creación de Israel Irán (o Persia) nunca ha iniciado un conflicto armado con sus vecinos, aunque en ese periodo haya sufrido un golpe de estado a manos de la CIA (1954) y una cruenta guerra de ocho años apoyada por los Estados Unidos (1980-1988). Jamás ha atacado Israel, siendo a menudo más aliado que enemigo. El único problema es que Irán es la única potencia regional de la zona que no se somete a los dictados de Tel Aviv o Washington. Pintar a Ahmadinejad como un nuevo Hitler (decepcionante Steve Bell) y a Irán como la Alemania nazi es una broma de mal gusto.

Pero el diagnóstico que hizo Ahmadinejad sobre el racismo es correcto: la discriminación está institucionalizada en el sistema internacional, empezando por la propia existencia del Consejo de Seguridad. Los privilegios legales traducen la superioridad de unos y la desigualdad.

"¿Cómo podemos esperar justicia y paz si la discriminación está legalizada y el origen de la ley está dominado por la coerción y la fuerza, en vez de por la justicia y el derecho?

La coerción y la arrogancia son el origen de la opresión y las guerras. A pesar de que hoy en día muchos de quienes practican el racismo condenan la discriminación racial en sus discursos y eslóganes, unos cuantos países poderosos se han arrogado la autorización de decidir por otras naciones sobre la base de sus propios intereses y de su propio criterio. Y pueden fácilmente ridiculizar y violar todas las leyes y valores humanitarios, y así lo han hecho.

Muchos se quejan de que Ahmadinejad, en plena campaña electoral en su país, haya "reventado" la Cumbre, provocando y saliéndose de los temas del encuentro. Sabemos que el boicot empezó antes de que aterrizara en Ginebra. Y la cuestión israelí constituye una piedra de toque del racismo institucionalizado y, por tanto, del doble rasero. Israel es un Estado basado en postulados racistas y al que las potencias occidentales han otorgado patente de corso, como ha quedado en evidencia durante la última masacre en Gaza. Que los representantes europeos abandonen indignados la sala de conferencias por las palabras de Ahmadinejad mientras negocian mejorar un acuerdo de asociación con un Estado que somete a los palestinos a una ocupación brutal, que bombardea territorios ocupados y países vecinos, y que cuenta con un gobierno integrado por fascistas como Avigdor Lieberman y asesinos como Ehud Barak es la última demostración de lo poco que pueden aportar al tema objeto de la conferencia.

En Bil'in mataron a un pacifista. Y en buena parte del mundo entendieron perfectamente las palabras de Ahmadinejad.

Escrito por: Samuel.2009/04/24 08:55:56.729000 GMT+2
Etiquetas: unión-europea israel iran racismo movimientos-sociales palestina onu | Permalink | Comentarios (3) | Referencias (0)

Comentarios

Clarificador y preciso como siempre. Gracias Samuel.

Escrito por: Martín.2009/04/24 13:37:22.233000 GMT+2

Creo que este planteamiento es importante.
He sostenido varias veces que si bien Israel es indudablemente un estado colonial, la magnitud del problema que generó la sostenida represión y posterior  destrucción de los judíos de Europa, y el hecho de que fuese hasta cierto punto imposible convencer al pueblo judío (o no interesase hacerlo) de volver a establecerse en su legítimo hogar, esto es, los lugares de los que fueron masivamente deportados, justificaba el derecho de retorno a Israel. De hecho, soy defensor, como tu mismo, del derecho de tránsito y establecimiento de la gente dónde considere más oportuno. Pero  lo que no puede defenderse de ningún modo es la fundación de un estado étnico con ciudadanías, privilegios y derechos de primera y de segunda o tercera o ninguna categoría.
Por ese motivo, el enfoque adecuado me viene pareciendo éste: en Israel lo que existe hoy es algo bastante parecido al Apartheid sudafricano, y con las mismas razones y argumentos hay que combatirlo. Y del mismo modo que luchar contra el Apartheid no significaba querer la expulsión de los afrikaans de Sudáfrica, oponerse a la forma estatal de Israel no tiene nada que ver, por lo menos en mi caso, con pretender la expulsión de los judíos de Palestina. Creo que el símil puede ser muy útil como leitmotiv y no hacen falta las adherencias ideológicas que acostumbran a enturbiar la cuestión (que si Israel es un agente americano en Oriente Medio, que si lo otro, que si lo de más allá): sencillamente nos oponemos a un estado racista.

Escrito por: Fransmestier.2009/04/25 10:23:17.440000 GMT+2
http://vestigis.wordpress.com

Completamente de acuerdo, Fransmestier.

Escrito por: Samuel.2009/04/25 11:57:33.584000 GMT+2
www.javierortiz.net/voz/samuel

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